Partida Rol por web

Después de la demostración de valor por parte del experto, ya no tenía dudas, iría yo también. Asentí las palabras de Brandon. - Sí, tienes razón, continuemos hasta ver donde nos lleva esto, y además, tengo ganas de saber más. - La verdad es que sí, nunca fui demasiado curioso, pero para esto, que desafiaba toda lógica y hasta cuentos, sí. No sabía que podíamos encontrar pero quería ir.

No quería ser menos que Joana o Brandon, incluso hasta Rose parecía animarse, o eso creí por su mirada, así que yo también me puse el traje. - A ver como se pone esto. - Me fue un poco complicado por la textura. - Parece un traje de buzo. - No se cuánto tarde, pero me lo puse, y sí, tenía ganas de cruzar.

Esto ya está, ¿no? Pues voy, no tengo intención de quedarme fuera.- Revisé que lo tenía todo en su sitio y eché palante se dice esperando a recibir la dichosa descarga para comprobar de primera mano si es tan light como había dicho Fish.

Nadie se quiso quedar atrás, ni siquiera el policía – A la mierda, fuese lo que fuese lo de la explosión para cuando llegue ya será tarde... - Se vistió a toda prisa y pasó con vosotros.

Brillaron “los fuegos artificiales”, aquellos arcos eléctricos fueron saltando de un en uno, y había ocurrido lo que el técnico había dicho. Como un golpe y que el neopreno pareció ponerse rígido por un momento, pero nada más.

Ya estabais todos al otro lado. Cada vez caían más cenizas y cada vez estaba más oscuro. El agente comenzó a toser – Espero que encontremos pronto sea lo que sea. Por cierto ¿Alguien trajo una maldita linterna?

- Yo no- respondí al agente. - Pero tiene razón, movámonos deprisa, pero con cuidado. No sabemos si habrá más arcos eléctricos como el que acabamos de atravesar, así que no mantendría puestos los trajes hasta llegar al centro de esto. Estoy convencida de que debe haber algo allí o no estaría tan protegido.

Fue un alivio que todos pudiésemos cruzar sin problemas y de una pieza. - Vaya, funcionó. - Comenté cuando al recuperar el aliento y casi sin creérmelo. No tenía demasiada fe en que funcionase, por suerte me equivoqué. El tema de la linterna, fue un descuido que no contaba nadie. - Ni yo, joder. - Fue una putada, la noche se acercaba y pronto sería como buscar una aguja en un pajar, más cuando no teníamos ni puñetera idea de lo que estábamos buscando.

Habrá que darse prisa, así que vamos. - Era lo único que podíamos hacer. La sensatez de Joana era de agradecer porque ya tenía intención de quitármelo. Era muy molesto, y daba calor. - Sí, tienes razón, será mejor continuar con esto puesto, por si acaso. - No tenía mucho más que decir a la situación, quería acabar cuanto antes. Antes de que se vaya de madre.

Sea lo que sea, tiene que estar en el centro digo yo. Fijo que los pilares hacen de barrera a su alrededor. - Era de las pocas cosas que estaba seguro, y todavía tenía la duda de si extraterrestres o el gobierno, puede que hasta una organización que le chifle investigarnos como ratas de laboratorio.

Seguisteis caminado, el humo parecía una espesa niebla y teníais la sensación de estar respirando hollín. De hecho teníais que respirar al doble de velocidad normal para intentar sacar algo de oxígeno.

- Oh Dios mío ¿Éste es el el fin? - Rose agarró la mano de Adrien y no la soltó aunque seguía su velocidad para no entorpecerlo.

El policía no paraba de toser y se comenzó a quedar rezagado – Seguid, seguid, no podéis esperarme... Ya os seguiré - Aunque dudabais que lo fuese a hacer

Vuestro corazón también latía deprisa y la adrenalina se iba acumulando - ¿Qué hacemos, nos separamos para intentar abarcar más terreno? - Preguntó Brandon intentando aportar algo que fuese de utilidad  

Mis pasos en aquella especie de densa niebla se me hacían cada vez más pesados, mi respiración lenta y nada silenciosa. Rose iba a mi lado, aunque no sé muy bien si era ella la que me arrastraba a mí en lugar de al revés. - Ufff, joder, será mejor que no nos detengamos. - Y dicho esto parece que el madero sí, se quedó atrás. Y al ritmo que yo iba no faltaría mucho para que le siguiese.

Aguanta Rose, estoy contigo. - Le dije a la pelirroja, sin embargo, dudaba que yo que pudiese continuar a aquel ritmo. Saber que tenía a la chica conmigo me hizo conseguir fuerzas, que fuesen suficiente sería otro cantar. 

La idea de Brandon me pareció buena. - ¿Nos dividimos en dos grupos o en tres? - Pregunté como sugerencia. Después empecé a toser de forma escandalosa a la vez que mi ritmo bajaba. Teníamos que darnos prisa, por las cuenta de nos traía.

Me escocían los ojos y la garganta. Me tapé la boca y la nariz estirando la camiseta y eché de menos mis gafas de laboratorio. Adrien propuso que nos separásemos, era buena idea.

- Ok, separémonos de 2 en 2, quien encuentre algo que grite. Ben, ¿tú conmigo?

Adrien comenzó a acusar el ambiente irrespirable. El chico se resistía a detenerse. Pero se encontraba cada vez peor, le quemaban los pulmones, el cansancio se le acumulaba en cada uno de sus músculos.

La pelirroja lo cogió ahora del brazo y el paso de ambos se volvió más lento que los del resto.

La idea fue aceptada con rapidez, Adrien y Rose. Brandon, Rachel y el técnico y el último grupo formado por Joana y Ben. Fue al poco y en este grupo donde sucedió el milagro. Ante ellos apareció una extraña silueta que al acercarse un poco más tomó forma definitiva.

Se trataba de una especie de roca negra, con forma de cubo casi perfecto de aproximadamente un medro cada lado, en su parte superior, en el centro de esa cara, había una llamativa esfera de color blanco que resplandecía de forma intermitente.

El aire era cada vez peor, prácticamente todos tosíais y sentíais el sabor del hollín en la boca.

¡Al fin! Casi no podíamos más, ojalá pudiésemos desactivar esa cosa, como pensábamos. Si no, moriríamos todos sin remedio bajo la cúpula. Grité lo más fuerte que pude entre toses para llamar al resto mientrs Ben y yo nos acercábamos al cubo negro y la esfera resplandeciente.

-¡AQUÍ, VENID TODOS!¡LO HEMOS ENCONTRADO!

Busqué una buena piedra alresçdedor. Iba a reventar esa cosa brillante.

Decir que me molestaba que fuese Rose quien me arrastraba era lo de menos, mi respiración se volvió cada vez más lenta, y dolorosa, era como tener fuego dentro. - Lo..siento. - Dije en un murmullo que se perdió por el camino. Al saber que era una carga, intenté reunir fuerzas, o sacarlas de donde fuese, quería avanzar, sobre todo porque si me paraba Rose lo haría también y podría resultar caro, pero aún así tentador. Me fallaban las fuerzas y mis movimientos se hacían cada vez más torpes.

Al menos la idea de dividirnos fue aceptada, y sirvió de algo. Al escuchar el grito de Joana me dirigí hacía aquella dirección. - Vamos. - Dije con el aliento entrecortado mientras mi mano apretaba la suya como si buscase de alguna forma el contacto, como si eso me aliviase.

YA VAMOS. - Grité como pude para que la científica pudiese escucharme.

La situación era de urgencia. Pero habíais encontrado algo. ¿Sería la solución?

Ben se acercó a curiosear aquello, al tiempo que Joana localizaba una piedra de unos dos kilos de peso. Al poco llegó el técnico, Rachel y Brandon.

Aunque no era el tiempo de andar con meditaciones, puestas en común y discursos. La doctora golpeó con todas sus fuerzas la parte brillante y... Nada, fue como golpear roca con roca. Brandon musitó un – Mierda ¿Y ahora?

Adrien se sintió desfallecer y tubo que sentarse en el suelo, pero había conseguido llegar cerca de aquella “piedra negra”, pero Rose no estaba mucho mejor. Sacó un par de pañuelos de tela del bolso y le tendió uno a Adrien – Descansa – Le dijo la pelirroja.

Golpeé esa cosa con todas mis fuerzas...y nada. Era frustrante. No sabía cómo acabar con aquéllo, y estaba segura de que era el origen de la cúpula, lo que la hacía permaneces sobre nuestras cabezas, ahogándonos.

- No se me ocurre nada más. Pero hay que desactivar esta cosa. - Empecé a mirar bien toda la estructura. No creía que fuese a encontrar un interruptor...pero por si acaso. Además, comencé a deslizar mis manos, por si había algo oculto a la vista que se notase al tacto.

Ya casi no me enteraba de nada de lo que estaba a mi alrededor, fue difícil llegar a acercarme, y no paraba de toser cada vez más de forma escandalosa. No teníamos mucho tiempo, y si pronto no hacíamos algo, la pringaríamos. Por supuesto no quería acabar así pero la esperanza se agotaba rápido, más cuando Joana fue incapaz de mover la esfera, idea que también se me ocurrió, era la más sencilla.

Agradecido, cogí el pañuelo de Rose y lo usé pronto, quizás no me aliviase mucho, pero era mejor que nada. - Gracias. - Contesté escuetamente, decir cada palabra me era doloroso.

La tierra. - Dije entre toses mientras intentaba de mala manera arrastrarme hasta acortar la distancia con esa cosa palpando como podía cada centímetro de tierra con la mano libre, la otra la usaba para tapar mi boca. Joana tanteaba la figura, yo haría lo mismo con el terreno del alrededor, con suerte encontraríamos lo que nos hacía falta o una puñetera pista.

A Adrien, aunque le costaba, trató de colaborar. Con aquellas breves palabras y más con sus gestos, Rose, Raquel y él mismo se pusieron a cavar con las manos, y con cualquier cosa que les pudiera ser de utilidad.

Joanna, decidida se puso a palpar la figura, pese al riego que conllevaba tocar algo desconocido. Y es que, en algo que nadie había caído era en la posibilidad de que saltara un rayo como de aquellas columnas. Pero también era cierto que la situación era desesperada y había que correr riesgos.

Pero en cuanto Joanna tocó la esfera blanca sintió como una sacudida y se quedó rígida, tensa - ¿Joanna? - Preguntó Ben. Al cabo de unos segundos sus manos se movieron y sacudió la cabeza parpadeando con un incredulidad.

En esos breves segundos...

Nada más tocar la parte blanca sientes de algún modo como tu mente viaja a otro lugar, es lo más extraño que has sentido nunca. Pero es como si dejaras de estar en el bosque, y te encontraras en una gran sala vacía.

¿Vacía? No del todo. Allí sientes la presencia de alguien más, de pronto sobre ti, o mejor dicho, sobre tu consciencia se inclinan un par de... ¿Cabezas? Extrañas, es un poco borroso, pero jurarías que aquellas grandes cabezas te miraban con curiosidad. Aquello no era humano, ni siquiera terrestre. Intentaste levantar las manos pero tu cuerpo seguía en el bosque, al hacerlo las separaste de aquel objeto y la “conexión” se perdió. Tras un breve mareo volviste con tus amigos.

Parpadeé unos segundos hasta volver a orientarme. Estaba allí, en el bosque, con mis amigos, rodeada de humo, y con esa cosa brillante frente a mí.

- Esto...ha sido extraño. Al tocar la esfera me he visto en una habitación. Y no estaba sola: había 2 seres observándome...debían de ser...¡extraterrestres! - No acababa de creérmelo aún-. Chicos...esto parece una película...Pero creo que todos deberíamos tocar la esfera y ver si logramos convencerles de que nos dejen en paz.

Probablemente para ellos fuésemos como un experimento con un hormiguero...pero no nos quedaba otra opción.

Era frustrante, no conseguir nada, se me iban las fuerzas y en poco tiempo no podría hacer nada. Como una jodida cuenta atrás. Podía sentir que estaba metiendo un pie en el otro barrio y cuando dejara de moverme sería mi fin. Pero no tenía intención de tirar la toalla tan pronto, mientras pudiese hacer algo lo haría.

Rose y Rachel siguieron mi idea, no sabía si serviría pero menos es nada. Por otro lado Joana seguía seguía con la aquella extraña bola brillante, y de pronto estaba rara. - ¿Joana? - Apenas pude llamarla por su nombre con tanta tos.

Al poco volvió en sí, no entendí nada de lo que dijo, ni de lo que había pasado, pero tampoco perdería el tiempo en preguntar, simplemente lo haría. Quizás era la solución a nuestros problemas y ya era tarde para dar marcha atrás, solamente había un camino, y yo al menos pensaba tomarlo.

Intenté arrastrarme con las fuerzas que me quedaban, acercarme a esa cosa y...tocarla. Si tenía sentido no lo vi, tampoco era mi máxima preocupación, lo haría y punto. No estaba del todo seguro, pero creo, creo que llegué a tocarla, sentir el tacto tan raro.

Ojalá fuese creyente para rezar, nunca vi que sirviera de algo las oraciones, especialmente ahora, pero nunca se sabe.

Las toses por el humo seguían y se convertían en ataques de tos. La garganta se resecaba con rapidez y alguno comenzó a sentir el metálico sabor de la sangre. Además los ojos de todos ya lagrimeaban por la falta de oxígeno.

Joanna tenía una teoría tras el infructuoso intento de romperla, algo había experimentado al tocar la parte brillante. Uno a uno, menos el policía que había quedado atrás, todos pusieron su mano en contacto con aquel artefacto.

Al tocarlo Adrien sintió lo mismo que había sentido la doctora, que de pronto se encontraba en otro lugar, un espacio oscuro, con la sensación de que era un sitio cerrado.

Sentisteis la presencia de vuestros compañeros, era extraño pues sólo veíais los rostros, no el resto del cuerpo. Pero allí había alguien más. Un par de rostros más voluminosos de la cuenta. Pero como borrosos, un par de formas oscuras en lo que sería la frente. A modo de un par de grandes ojos almendrados. Y un gran orificio en la parte superior. No hablaron ni produjeron sonido alguno. Era algo grotesco, pero de algún modo percibíais curiosidad en aquellos rostros y… ¿Burla tal vez? Quizá no erais más que un juego. O más bien un juguete, aquella idea se formó en vuestra mente ¿Telepatía? ¡Se estaban divirtiendo con vosotros!

Fuese lo que fuese, no había que olvidar que la vida de todo el pueblo posiblemente estuviese en sus manos, un paso en falso y sería el fin. Pero quizá con el paso acertado…

Aunque estaba indignada con aquellos seres que parecían jugar con nosotros, intenté controlarme. No quería hacerlos enfadar y que nos aplastasen como podríamos hacer nosotros con unas hormigas. Me dispuse a intentar comunicarme con ellos, tal vez pudiese hacerles ver que nuestras vidas valían algo y que estaba en sus manos salvarnos. No sabía si me entenderían, pero había que intentarlo.

- Hola-me presenté-. Mi nombre es Joana. No sé si está en sus manos, pero este campo de fuerza que rodea nuestra ciudad está a punto de acabar con nuestras vidas y las de nuestras familias y amigos. ¿Pueden hacer algo al respecto? ¿Por favor? No les hemos hecho nada...

Aquel extraño cambio me hizo perderme, no sabía donde estaba, ni por qué, ni qué se supone que tenía que hacer. Era todo tan surrealista. Para colmo no estábamos solos, había dos seres aún más extraños que todo lo anterior, si es que eso era posible. Si de tanto toser tenía garganta machacada, la cabeza le iba a la zaga.

Me quedé mudo, intenté abrir la boca un par de veces para hacerme oír, pero no pude decir nada, sabía que lo que tenía que decir tenía que ser importante. Un paso el falso y entones sí que visitaríamos el otro barrio con billete de solo ida. Aún necesitaba recomponerme un poco, un poco nada más, no podía permitirme tomarme mucho más tiempo.

Por suerte Joana, que era la que más energía tenía habló primero, eso me animó.- ¿Qué es lo que queréis de nosotros? - Pregunté dubitativo. Dejé de lado las dudas existenciales y por supuesto me mordí la lengua, quería echarles en cara el sufrimiento que nos habían causado, pero también cabía la posibilidad de que no fuesen ellos, eso y que la vida de todos pendían de un hilo que se iba a romper en cualquier momento. - Chester´s Mills, ¿por qué y cómo podemos quitar la barrera? Nos está matando....por favor. - Al final más que una petición fue un ruego. Si estaba en mi mano salvar aquel lugar que me vio nacer, lo haría. Tenía a mi padre, a Rose, y a mis amigos.

Nunca imaginé que aquel lugar me importase tanto, y su gente. Ahora solamente podía cruzar los dedos para que la solución estuviese a nuestro alcance, por nuestro bien.