Partida Rol por web

Alan regresa a la posada de Mary Stone a comer algo y a descansar un buen rato

Regresas a la posada Stone. Al avanzar miras atrás y ves al sinsustancia Charlie Jr hablando con Jason, mientras que Mycroft ya no se ve, y Gordon parte hacia la taberna.

Cuando llegas a la posada y entras, ves a Mary en el mostrador, medio recostada sobre él, fumando con desgana.

Aún tiene la mano sobre el auricular del teléfono.

Cuando te mira, suspira con resignación, se pone en pie, y apaga el cigarrillo, para acto seguido encender otro.

-Bueno, ya ha visto las delicias de Yokelville. Espero que no lo hayan asustado demasiado. Por lo general, tampoco se dedican a apalear a todo el que venga de fuera. Habitualmente, con ignorarlos les basta- da una profunda calada a su cigarro, y te señala el comedor- Puede pasar. La carne estará ya fría, pero bueno, hice la comida para hace dos horas.

- ¿Y siempre han sido así o la afición a los linchamientos es algo reciente?- Pregunto al tiempo que enciendo un cigarrillo antes de encaminarme al comedor. Antes de entrar le dedico a la señorita Stone una de mis radiantes sonrisas. - La carne fría estara bien, si la ha hecho usted con sus manos seguro que será una delicia.

-Bueno, he de ser sincera que es la segunda o tercera vez desde que vivo aquí, que veo uno- da una interminable calada, mientras te acompaña al comedor- Vamos, estoy hablando de en años y años. Hacía bastante que no veía un linchamiento, y también es que parecía que se lo estaba buscando. Si es un delincuente de la zona, sabrá que este pueblo en concreto no es el más hospitalario con los recién llegados. Es una locura venir a robar aquí, además, somos todos pobres, ¿qué esperaba poder encontrar?.

En ese momento, os parece sentir que llaman a la puerta. Debe ser alguno de los demás huéspedes.

-Ahora mismo regreso, caballero, siga comiendo, que les voy a abrir.

Sale a toda prisa, y te deja almorzando. Pese a estar fría, y a haberse quedado un poco dura tras reposar dos horas, al primer bocado te das cuenta de que la carne preparada por Miss Stone debía de ser una delicia, y que ha sido ua lástima no haberla probado recién hecha.

Sientes a Miss Stone hablando fuera, tranquilamente, aunque como no hablan muy alto, a priori no distingues las voces, salvo la de Mary.

En cuanto comienzo a oir las voces me apresuro a ir a escuchar lo que dicen, bien atento para que cuando se acerquen pueda volver a mi silla y fingir que no me he movido.

Escuchas alto y claro la conversación. Tu agudo oído de detective, tan entrenado en estos menesteres, no te decepciona, y talmente parezca que estén hablando con un micrófono, porque lo escuchas como si lo tuvieras a tu lado.

Nos hemos acercado a curiosear, no es común ver a alguien con coche en este pueblucho y este auto rojo nos ha llamado la atención. ¿Es suyo?

¿No era esa la voz de Jason Strawberry?

En absoluto no es de ningun miembr de mi familia....O al menos de un miembro de mi familia con el cual tengo una estrecha relación como la que tnego con mi padre o mi tio.

-Y bien señor ¿que hacemos ahora? los demas están ocupados y nosotros creo que poco podemos sacar de este coche salvo el recnocimiento de que es un coche excelentemente cuidado por su dueño y realmete nuevo.

Y ése parecía el sobrino de Mycroft Mallard, Charlie Jr.

Las respuestas de Miss Stone no las percibes con claridad.

Tras escuchar la conversación me apresuro a volver a mi asiento a terminar de comer.

Tendré que investigar ese coche rojo mas tarde. Quizá pertenecía a Mallard o lo alquiló. Habrá que forzarlo. 

Miss Stone aparece de nuevo por la puerta, apaga el cigarrillo, y se coloca a tu lado, de pie.

-Son dos de los huéspedes, el joven Mallard y el señor Strawberry. Desean acudir a la cafetería del pueblo. Tras ella hay un coche aparcado, que yo pensaba que era de miss Dosantos, la dueña del bar, pero ellos sospechan que puede ser el de Charles Mallard. Voy a acercarlos a toda prisa con mi coche, no me ausentaré mucho. Cuando termine de almorzar, deje los platos ahí, que en cuanto regrese recojo, y siéntase libre de deambular por la casa a placer.

Se da la vuelta y sale corriendo. La sientes remover cosas donde el mostrador de la recepción, quizás recogiendo su bolso y su abigo, y sale con los dos huéspedes.

-En marcha, caballeros. De paso, aprovecharé para ir a la compra...

Te quedas solo en la posada, terminando de almorzar.

Cuando terminas de almorzar, y te dispones a subir a tu cuarto para descansar un rato, sientes unos pasos en la recepción de la posada. Parece que alguien ha entrado.

Con un suave roce de la palma sobre el bolsillo confirmo que el revolver sigue en su sitio. Toda precaución es poca.

Despacio vuelvo sobre mis pasos y bajo las escaleras con paso tranquilo. Me encamino a la recepción silbando una alegre tonada.

Al llegar abajo, ves que un hombre enfundado en una gabardina espera por Mary, frente al mostrador de recepción. No te cuesta mucho disinguir al policía que habías visto antes, el hombre que se había llevado al hospital al malherido y apaleado ladronzuelo de antes.

Al verte descender las escaleras, sonríe, y extrae una pitillera de su gabardina, ofreciéndote un cigarrillo.

-¿Hay alguien más en la posada?- dice, para luego añadir en un susurro- Detective Rowlandson.

Con una cinica media sonrisa en los labios cojo un cigarrillo y lo acerco a mis labios. Enciendo un fosforo y le doy fuego antes de encender mi propio pitillo y dar una profunda calada. Dejo escapar el humo lentamente disfrutando del momento antes de hablar.

- Estamos solos agente Lombard. Le agradezco que no me delatara cuando me vio en la ciudad. Cierto grado de anonimato es importante en mi actual trabajo.-

Recordando que la señorita Stone me autorizó a deambular por la casa a mi antojo, le indico con un gesto que me siga y me dirijo a la cocina. Allí me quito la chaqueta y la dejo sobre una silla. Despues acerco otra silla y le invito a sentarse.

- ¿Un café? Le ofrecería una copa pero supongo que estará de servicio ¿Como me ha reconocido? no esperaba que alguien me conociera en este pueblo.- Digo al tiempo que busco un cenicero. Una fumadora tan compulsiva como Mary Stone sin duda debe tener uno en cada rincón de la posada.

- Lo cierto es que tenía en mente acercarme a la comisaría a ver si tenían alguna pista de la desaparición de Charles Mallard. Me ha ahorrado usted el viaje.- Sonrío dando otra calada larga para dejar que el humo se escape lentamente de mis labios entreabiertos.

-Jamás le habría delatado- comenta, cordial- En cuanto le vi, presentí que estaría de servicio. Cosa que desde luego no me extrañó del todo. Siempre he pensado que en este pueblo de mala muerte sucedían cosas extrañas últimamente...

No termina la frase, por acompañarte a la cocina, escuchando lo que tenías que decirle tú.

-No, gracias, ni café ni nada. No puedo pararme mucho, sólo he venido a hablar con los huéspedes, con la excusa de venir a tomar declaración. Y le he reconocido...- continúa, intentando contestar a todo lo que has comentado- Porque dentro de la policía es usted toda una celebridad. Es para mí un auténtico placer poder estar aquí, ahora mismo, charlando animadamente con un detective de renombre. Y sobre Mallard...- se quedó pensativo por unos instantes- Es curiosísimo. Le conozco, le he visto en algunas ocasiones, y también le advertí de que NO se pasease con tanta calma por el pueblo, block de notas en mano, y cámara a la espalda. Este pueblo es... Es... Bueno, es extraño, aunque no se puede decir que haya sido así siempre...

Te parece sentir pasos en el exterior. Diríase que dos personas acaban de entrar en la posada. Por sus voces, reconoces perfectamente a Jason Strawberry y Charles Mallard Jr. Están, en estos instantes, en la recepción.

Llegáis a la posada. Mary aún no ha regresado de hacer la compra, como pensábais.

Al entrar, mientras estáis en la recepción, pensando si tomar algo antes de subir, o si acceder a vuestros dormitorios directamente para echar una siesta reparadora antes de la cena, os preguntáis dónde estará el detective, pues debe de estar hablando con Rowlandson, dado que aún no ha salido del hospedaje. O eso, o está esperando en alguna de las dependencias por la llegada de Mary...

Charlie estaba muy callado, dicen que el que calla otorga, pero tal vez él lo llevara demasiado lejos, tal vez estuviera en una fase de duelo, tal vez comenzara a aceptar que su tio Charlie habia muerto, todos los indicios apuntaban a ello, y todos los indicios apuntaban a un horrible asesinato, sin embargo, son tantos los asesinatos sin resolver por tantísimos motivos, este solo sería uno más, una desaparición de las miles que tenia en sus archivos la policia americana de 1920.

Me voy a la barra, a sabiendas que Miss Stone no está entro y me sirvo un café yo mismo, me gustaba el café, la cafeína apenas me hacía efecto, pero despertaba en mis papilas una agradable sensación, más aún en la taza de porcelana, caliente, en este frío hivernal.

¿Quieres un café también Charlie?

Habia visto que ni mucho menos le molestaba le tutearan ¿Pasaría igual con Mycroft? No iba a probarlo, pero el joven Charlie parecía algo más informal, lo cual era de agradecer pues Jason no era de quienes les gustaba guardar la compostura ante estirados snoobs ¿Donde habrá ido ése tipo?

En repuesta al ofrecimiento contesto con un breve:

-Por supuesto.

-Bueno, salgamos, acabo de oír llegar a dos de los huéspedes, y sería sospechoso que no saliésemos a conversar con ellos. No se preocupe, su verdadera profesión seguirá siendo un secreto, señor Rowlandson. Y a fin de cuentas, también quería hablar con el resto, así que será mejor salir.

El detective abandona la estancia, dirigiéndose hacia el comedor, donde se encuentra también el minibar,y donde han acudido los recién llegados a servirse una copa o una taza de café.

En cuanto entráis en el comedor a serviros algo, aparecen por la puerta tras vosotros, procedentes de la cocina, el detective Lombard y el señor Rowlandson, quienes parecían venir charlando animadamente.

-Muy buenas, caballeros- dice el policía al entrar- Me había aproximado precisamente con el objetivo de hablar con ustedes.