Partida Rol por web

El cabalgar junto a la diligencia se hace monótono, pero no tanto como debe de pasarse en su interior. Dejar atrás las montañas me alegra, no habrá muchos indios por aquí abajo, o por lo menos los veremos venir con más facilidad. Al principio Peter se le veía con ganas de alejarse, pero ahora parece que se relaja, casi podemos relajarnos todos. Ansiaba dejar la diligencia y seguir mi camino, era dinero, pero no me terminaba de gustar.

La tranquilidad con la que va transcurriendo esta fase del viaje es tal que no os percatáis de que un jinete se os acerca como una centella. Una nube de polvo le va persiguiendo y elevándose hacia el cielo azul.

Disfrutaba de la paz del momento, el sol me calentaba el rostro, una agradable sensación tras el rocío de la mañana. Los indios comenzaban a ser un recuerdo que se alejaba, por desgracia las esperanzas de la chica también. Mi caballo acompasando mis movimientos, producía un movimiento que provocaba un poco de somnolencia, tanta que apenas llego a ver una humareda que con un poco de esfuerzo puedo ver que va detrás de un jinete a la carrera. saco el revolver de su funda mientras me acerco a la diligencia, para que no me distinga fácilmente el jinete misterioso.

-¡Eh! -Exclamó el conductor mientras golpeaba la parte delantera de la diligencia para alertar a sus compañeros. -Vienen intrusos.- Aclaró al tiempo que tiraba de las riendas y tomaba el arma.

Los golpes del viejo Pete hacen que el sheriff O`Bannon se despierte y se asome a mirar por la ventana. La polvareda que va levantando el jinete es considerable pero aún así consigue distinguir el simbolo que lleva en la parte trasera de la silla demontar cuando éste pasa a vuestro lado como alma que lleva el diablo.

- Eh, es un jinete del Pony Express. Dejedlo tranquilo, hombre. - Dice el sheriff y se vuelve a acomodar en su asiento bajandose el sombrero para darse sombra en la cara y poder dormirse otra vez.

-Joder- Maldijo el anciano conductor mientras volvía a bajar su arma. -Estos salvajes le ponen a uno demasiado alerta. Podríamos haber evitado que esas cartas llegasen a su destino además de haber matado a ese joven.

Se volvió a retirar el sombrero para mesarse los cabellos, sus dedos al acabar aquella operación estaban perlados por el sudor que poblaba su cabeza bajo su sombrero ya cochambroso a esas alturas de la vida. Tras volver a ajustárselo y comprobar que no había ninguna sorpresa más en el horizonte. Volvió a poner a los jacos en marcha.

-Venga, acabemos con esto cuanto antes.

- Muy bien, menos mal que es sólo un jinete, de todas formas podría haber algo más ahí delante.

Agudizo la mirada en busca de cualquier otro jinete que nos pueda poner en aprietos, pero no consigo distinguir a nadie más, de todas formas no enfundo la pistola y me sitúo tras la diligencia para ocultarme de su vista y que sea una sorpresa si alguien pretende que los sorprendidos seamos nosotros.

Cuano el viejo Pete les puso en alerta por que alguien se acercaba Roy se preparó para iniciar una nueva lucha. Tomó su escopeta y la apostó contra la ventana para usarla cuanto antes. Pero entonces el sherif que estaba a su lado les tranquilizó descubriendo para su sorpresa que era un jinete del Pony Express.

Más tranquilo bajó su arma y la dejó a un lado a mano, por si la volvía necesitar.

- Me alegro que no sea un indio o una manada de búfalos- dijo recordando los anteriores hechos.

El jinete no hizo ningún caso a las llamadas ni a los gestos de que se detuviera que le pudisteis hacer y continuó su camino casi como si no estuvieseis allí.

Como la noche se echaba encima vuestro decidisteis pasar la noche allí mismo. La noche fue tranquila y serena. Así pudisteis descansar cómodamente y con el amanecer desmontasteis el campamento y después de almorzar frugalmente os pusisteis en camino.

El paisaje por el que marcháis es una pradera inmensa. Todo lo que se ve en cualquier dirección que miráis es hierba y más hierba. Parece que no tiene final.

No había pasado una hora cuando a lo lejos veis que se levanta una polvareda.

-¿Otro cartero?- Preguntó ya asqueado el conductor mientras intentaba escudriñar en la lejanía para ver si reconocía la silueta que se aproximaba a toda velocidad. A aquellas alturas del viaje empezaba a estar cansado de estar en un permanente estado de alarma por aquellas tierras. Nunca había viajado tan al oeste y aquello empezaba a hacer mella en el ánimo.

El día comenzaba bien, al cabo de un tiempo tanta pradera comenzaba a hastiarme, sin duda que sería un terreno formidable para la cria de ganado, pero para nosotros sólo era un inmenso mar verde.

La monotonía era algo tediosa, pero parecía que a lo lejos se alejaba algo, otro jinete, una manada de búfalos o incluso un grupo de asaltantes. No teníamos mucha suerte, así que volvería a parapetarme tras la diligencia por si acaso.

- No lo se Peter, espero que sea otro de esos jinetes, no creo que tengamos tanta suerte otra vez. 

Al escuchar las palabras tanto de Pete como de Jack, Roy se asomó por la ventana de la diligencia y observó la polvareda que se levantaba en la lejanía.

Preocupado siguió mirando sin saber qué lo podría causar, aunque no creía que un solo jinete fuera el causante de aquella polvareda.

- No sé qué demonios puede estar causando esa polvareda, pero no creo que un único jinete pueda levantar semejante nube de polvo- pensó en alto el caza recompensas sin dejar de mirar la nube de polvo.

Tyler iba despreocupado mirando el aburrido paisaje por la otra ventana. Cuando las palabras de los demás le hicieron cambiarse de bancada para mirar a la vez en la dirección que le señalaba Roy.

Aunque no era necesario que le señalasen mucho, la polvareda se veía con claridad sobre la amarillenta hierba que alfombraba el paisaje.

- Son dos jinetes y van a gran velocidad pero estos no son del Pony Express. - Descubrió el sheriff a Roy. – No tienen buena pinta.

Ves como se acercan por el mismo camino que llevaba el correo del Pony Express dos jinetes a gran velocidad, no tienen ninguna insignia ni nada que los reconozca como representantes de ninguna empresa ni cuerpo policial.

Van en la misma dirección que el correo y bastante más rápido que él.

- No Roy, tienes razón, son dos jinetes a la carrera que siguen en la misma dirección que el chico del Pony Express. No parecen agentes de la ley ni nada por el estilo, quizás persigan a ese pobre. Quizás deberíamos pararlos a preguntar, no me dan buena espina, quizás sean salteadores, quien sabe.

Compruebo que la pistola esté en condiciones y completamente cargada, vuelvo a ir tras la diligencia pegado a ella, no me verán hasta que no estén encima.

Roy miró nuevamente la nube de polvo y se encogió de hombros. El hecho de estar tuerto le causaba problemas a la hora de discernir lo que había en la lejanía, por lo que no quiso poner en duda lo que veían sus compañeros.

- Bien. Creo que el trabajo que hacen los del Pony Express es impresionante y muy valioso, así que echémosle una mano a ese muchacho- coincidió Roy con sus compañeros.

El sheriff se giró hacia Roy y le miró con curiosidad. - ¿Y qué estás pensando exactamente, Roy? - Preguntó bajando los pies de la bancada opuesta.

No terminaba de ver si aquellos dos jinetes serían problema suyo o no.

Roy se quitó el combrero, se rascó la cabeza y luego se lo volvió a colocar mientras miraba a los dos jinetes que se acercaban.

- Pues pararles preguntarles que por qué tienen tanta prisa y despistarles dándoles una dirección equivocada...no sé, así, por lo menos, le damos más tiempo al muchacho. ¿Qué os parece?- preguntó a sus compañeros.

-Mira que os gusta buscar problemas- Musitó El viejo Pete mientras tomaba a Enriquetta, su viejo fusil fiel y fiable. Entonces se lo puso en el regazo.

-Si lo buscan van con un día de retraso-. Confirmó -Sin embargo viene bien ver otra cara fea que no sea la vuestra. Hagamos que se detengan. Por si acaso estad atentos.