Partida Rol por web

En la taberna, la única figura conocida es el viejo Ogmha. Las relaciones con el no son las mejores desde que Drusilla abrió su burdel, el cual es indirectamente competencia de su posada. Pero por suerte, ella no expende bebidas, y la clientela de soldados es bastante para mantener a ambos locales en buena forma, asi que tampoco es un enemigo.  Solo te saluda con un cabeceo formal, indicando la barra.

También están sus hijas, repartiendo bebidas o bien caricias, en las faldas de distintos soldados; todos con el escudo de los Parren. Estos ocupan cada mesa del local, el principal motivo por el cual te invita a la cercanía. No se ven otros parroquianos, ni siquiera los habituales del pueblo...

-¿Que le sirvo, sargento?

Drussilla refunfuñó entre dientes. - Bueno, al menos mantén a los hombres atentos. No quiero terminar como la puta de Bronn ni nada por el estilo. Giró un poco molesta y avanzó unos metros, pero luego se frenó. Que la Fortuna te acompañe Marcus Pandinus. Vuelve vivo y victorioso, o muere en el intento. Continuó su camino rumbo a la celda de la jóven.

Marcus esperó esa reacción, no se sintió decepcionado, pero sobre todo, se sintió aliviado porque no hubiera protestas o indicios de motín. Satisfecho, desbandó a sus hombres para que descansaran ya que partirían al amanecer del día siguiente.

Se acercó a Drussilla, la cogió por ambos hombros y asintió - cuida del descerebrado de Gaheris ¿quieres? - le dijo con una sonrisa y le besó la frente con la clara intención de marcharse a mentalizarse en solitario.

Tras aquel curioso gesto de cariño, los dos se separaron para seguir sus deberes.

Marcus en verdad tenía poco que hacer, por lo que pudo recogerse en sus pensamientos un cierto tiempo. Los hombres ya tenían su equipo de batalla desde la mañana, debido a los acontecimientos que supuestamente serian la flor del dia… y habían salido tan truncados. Por ende, solo debían empaquetar sus morrales, dejándolos prestos para partir la siguiente jornada.

Lo mas complicado en todo caso era preparar un par de carros con suministros que necesitarían en la macha, como enseres, comida, y otros, tarea para la que debía emplear a los mismos soldados ya que apenas quedaban sirvientes en el castillo, pero no era algo que requiriese de total supervision.

Pronto llego una novedad sin embargo que le saco de su descanso: un trió de golpeados soldados que volvían del poblado. El cabecilla era un arquero, quien pronto se presento ante el.

-Capitán. +saludo+ Lamento informarle que somos lo que resta de los rezagados. El resto murieron o desertaron.

Tras aquel curioso gesto de cariño, los dos se separaron para seguir sus deberes.

En el caso de Drusilla, estos se componían íntegramente por ocuparse de la fierecilla que había desatado el caos hoy. La joven había sido encerrada en su cuarto por Gaheris, quien coloco la traba pertinente. Sin embargo, al llegar la arquera, con el tierno beso de Marcus todavía tibio en la frente, encuentra que la misma esta corrida casi hasta salirse. Un fino trozo de madera, parte del astil de una flecha, se desliza por el insignificante hueco que hay entre la misma y el marco de la puerta, empujándolo milímetro a milímetro.

Drussilla frunció el ceño desconcertada por el cerrojo hasta que descubrió el ardid de la jóven. Sonrió y sin hacer ruido le indicó a Gaylor que esperase en el pasillo, unos cuantos metros mas atrás, en la oscuridad. Se paró cerca de la puerta y apoyó su hombro contra la pared. Dejaría que la joven fiera abriese la puerta.

- Tu tienes alguien que te ame? Una fina voz apareció en su cabeza. El calor, el polvillo rojo, el sudor volvieron a su memoria. Muchos años atrás, a muchísimos kilómetros de distancia de allí, otra Drussila, una esclava aún, cuidaba a una niña prisionera. Esa niña le había regalado las primeras caricias tiernas que ella recordara...

Hoy volvía a tener que cuidar de una prisionera, aunque parecía que sería bastante diferente. Mientras esperaba que el cerrojo se terminara de correr un poco de aquel pasado volvía a su mente. Sal en la boca. No solía pensar mucho en ello. La mayor parte de esos años habían sido puro dolor y lágrimas. Sus ojos volvieron a humedeserse un poco. Pero luego recordó su gran victoria sobre Danro, recordó su nueva vida, recordó el respeto que se había ganado y sonrió. El cerrojo estaba a punto de dejar la puerta abierta.

Mientras Gaylor, sorprendido solo un poco por el silencio, aguarda tras una columna, el pasador finalmente termina de descorrerse con un ligerísimo chasquido seco y luego el aleteo vacio de la madera cuando ya no encuentra nada…. La puerta no se abre de inmediato sin embargo, sino que pasan unos segundos previos.

Finalmente, no obstante, rota con suave cuidado hacia adentro, entreabriéndose cauteloso. Un ojo asomado es lo primero que divisa Drusilla, y desde luego la dueña de aquel orbe también la ve. Esto hace que la niña se detenga ahi, solo con una rendija justa abierta.. Le queda mirando fijamente.

-… Jm. +murmura desde su refugio detrás de la puerta al ver el plan frustrado. Pero enseguida recompone el animo ironico; no por nada ha pasado tardes y tardes discutiendo con Tayla.+ ¿Nunca te enseñaron que es de mala educación hacer esperar? Deberías haberte anunciado. . 

Drussilla sonrió.- Me gusta jugar... todo eso del gato y el ratón y bla bla... Observó detenidamente a la niña. Casi habían muerto por culpa de ella hacia pocas horas.

- Puedes irte si quieres... yo no te detendré... claro que tendrás que pasar por Gaylor. Y luego por los dos centinelas que custodian la entrada al pasillo. Ahh también la pequeña guardia personal del Lord y los 200 hombres que están en el patio. Dicho sea de paso, no creo que estén muy contentos contigo luego de lo de esta tarde... Sabes cuantas personas inocentes murieron por tu berrinche? La voz de Drussilla fue pasando de irónica a enfadada.

 Miro al tabernero y le pregunto amablemente:

 - Por ahora nada, gracias, tal vez más tarde. ¿Ha visto a Kara o alguien de su familia?.

Si pensaba que con la mención de los guardias la asustaba, Drusilla no entendía nada. Mejor así. Con una media sonrisa aspera, lady Clifton replico, sin moverse un ápice ni para abrir ni para cerrar:

-¿Cuántos murieron cuando atacaron las tierras de mi casa? No solo de mi familia o de los soldados o criados, sino también del pueblo que incendiaron. ¿Cuántas mujeres violadas o niños abandonados? Que hipócrita eres al quejarte…

El tono sarcástico no deja lugar a dudas que no lamenta nada; todo el caos que provoque es un ojo por ojo.

Menea la cabeza, indicando con un ligero movimiento a la clientela.

-Ni un alma se asoma mientras estén las visitas. +replica en tono bajo y cauteloso+ Habria cerrado pero no quedo otra que atenderlos… cuando llegue ya estaban dentro con mis muchachas.

Toma una jarra de madera, ensanciandola de la espita de una cerveza casera que suelen tener en la zona; no es excelente ni de nobles pero si de sabor fuerte.

-Tendrá que esperar o ir golpeando puerta a puerta. Probablemente se escondió con algún amigo. Pero si no esta en la plaza debe sentirse contento. La mayoría de… las muertes, se dieron ahí. ¿Qué hara el Lord con las familias de esa gente? Eso es lo que debe preocuparle, sargento. El pueblo estara alborotado un buen rato.

 Medité unos instantes, antes de preguntarle, con interés:

 - ¿Sabes en casa de quienes buscarían refugio?. ¿Quienes son sus amigos por aquí?.

 Esperaba que me diera alguna pista por donde empezar.

- Los inocentes son siempre eso, inocentes, mas allá que estén en las tierras de tu familia o las de Swift, no aumentes el número de viudas innecesariamente. Y no seas idiota y al menos cuídate tu misma. Que piensas que te harían los soldados al agarrarte? Violarte es lo de menos... se de lo que te hablo...

La ofuscación de Drussilla pasó rápido. Por un segundo sus ojos se humedecieron, sabía lo que era una turba de soldados borrachos sobre ella. No era mas que una niña que había perdido todo.

- Estas enojada, quieres venganza, y está bien que así sea, pero todo su tiempo. En este momento casi todo lo que puedes intentar pondrá en peligro tu propia vida. Entonces aguarda. Yo misma perdí todo una vez y tuve que ser paciente, ser inteligente, saber cuando callarme y cuándo obedecer.

Se encoje de hombros. Todo el mundo se lleva bien dentro de todo en Maizal y puede ser cualquiera quien les diera una mano, más a una muchacha embarazada. 

-Tu suegro es granjero, asi que... Talvez algunos de los carniceros o verduleros. Puede que si escaparon del pueblo, llegaran al molino de Rundig. O quizas tu mujer fue con alguna partera.

Sabrias cual visita si estuvieras mas atento a ella, pero no es el caso. Oghma te deja la cerveza como una cortesia y se va a hacer una ronda entre los soldados, fijandose que esten contentos y sobre todo, se moderen con sus niñas...

 Decido probar con el molino de Rundig. Tal vez tenga suerte y se encuentren allí, salgo del establecimiento y cojo mi caballo para ir inmediatamente, tras asegurarme de que nadie me siga...

Quiero que se de orden de búsqueda y captura a los desertores... bajo la pena de muerte si se resisten o latigazos si cooperan... esto no puede quedar así... respecto a los muertos, que los incineren con honores, fueron unos valientes presa de una turba inmisericorde - sin más, despidió al informador y se marchó a sus aposentos a preparar todo lo necesario para partir mañana al alba con Lord Bronn.

Tras abandonar puedes regresar a tu caballo y emprender macha, pero no tienes la suerte de pasar inadvertido. De hecho, pronto notas que dos de los soldados abandonan el grupo y te siguen, con cierto disimulo (básicamente, aparentando una ronda)

Mantienen una distancia prudente, unos 30 metros, y miran a los alrededores, pero su andar va demasiado encaminado detrás de ti para ser coincidencia. En las despobladas calles de Maizal, solo sus pasos y los tuyos resuenan fuerte por la calle, quizás acompañados por los ecos de la fiesta y por los vagos sonidos de otras patrullas (las verdaderas) que rondan el lugar.

 Me encamino en dirección al castillo, con un trote suave, para que no parezca que me he dado cuenta de que me siguen, en busca de apoyo. Aunque estoy seguro de que podría con ellos, no conviene iniciar una escaramuza, donde podrían unirse más a la refriega. Tal vez si ven que me dirijo al castillo, desistan y se vayan...

Frunce el labio en una mueca desdeñosa.

-No me vengas ahora con simpatías y lastima. Mi tiempo de esperar ya ha pasado y estoy dispuesta a las consecuencias.  +replica secamente, para luego bajar el tono una octava cuando prosigue+ ¿Tu lo estas? Me hablas de lo que harán los soldados conmigo. Pero, ¿crees que los campesinos se olvidaran de lo que paso hoy? ¿De donde crees que saque mi flecha?

Muestra una sonrisa llena de odio, acorde a la mirada repentinamente brillante. Pero no es un brillo sano el que anida en ella. Casi babea cuando pronuncia.

-Ya no tengo nada por que vivir, pero puedo asegurarte que vosotros no lo tendréis tampoco. Espero que nos violen juntas, con la estúpida perra de Tayla, solo para oírlas gritar antes de morir...