Partida Rol por web

El tacto de mis orejas derritiendose entre mis dedos y la sangre fluyendo a través de ellos, hace que me caigan unas lágrimas de mis ojos y empiezo a sozollar. Por desgracia apenas percibo el sonido de mis llantos lo que provoca que me derrumbe todavía más en la desesperación y termine por llorar del todo, llamando la atención de mis dos compañeros sobre mi.

Ninguno de los dos hombres te conforta. Hund está más preocupado por su compañero y por sí mismo, ocupándose mientras lloras de alzar a Grind e intentar que reaccione. Su estado es grave, tanto como el tuyo a decir verdad. Seria igual si te quedaras a morir aqui arriba, apenas tienes fuerzas. La idea del descenso es inalcanzable.

En eso, el thenita interrumpe el llanto que te embarga con una patada a tu costado. No duele tanto como cabría esperarse, parece que se ha contenido. Pero te sacude sin dudar.

-Espabila de una vez! +exclama Hund… o eso parece. Aunque vez su rostro congestionarse al alzar la voz, te llega apagado el sonido+ Tenemos que bajar de esta maldita montaña! Hay que volver a donde estaban las jodidas cuerdas!

Lo recuerdas. Las cuerdas que tendieron ayer para las partes peliagudas. Con ellas bajar... es otra cosa. Ponerse a salvo... Todavia queda una debil esperanza.

El golpe que recibo de Hund hace que me olvide de mis orejas y me centre lo suficiente en la situación. Me recompongo como puedo y le digo:-Tienes razón, no sé que me ha pasado, habrá que cargar con Grind. Venga que te ayudo.

Me levanto del frío suelo y paso uno de los brazos de Grind por detrás que me cabeza, lo levanto y empezamos a andar.

El camino a las cuerdas es lento y extenuante. Grind debe ser apoyado por los otros dos, y en el estrecho espacio de las cimas montañosas, no hay demasiado lugar para eso.

Finalmente no obstante, desandan lo bastante para encontrar las cuerdas. Las lanzas han sido vueltas a clavar hace poco y de hecho, uno de los otros hombres está ahí. Alza la mano al verlos, saludando, mientras se sacude el frio.

-La encontramos!+exclama, sin prestar atención al daño que los tres tienen.+ Esos diablillos habían tapado con nieve la entrada solo a unos decenas de metros más arriba. Vulg bajo a informar y regresar con el resto del grupo, y los otros dos la vigilan, pero yo me quede a esperarles… ¿Cómo estuvo la noche?

El hecho de ver a otro de los thenitas, me alegra un poco, pero me alegra más ver las cuerdas para descender al campamento. Cuando alcanzamos la posición de las cuerdas, el thenita nos habla pero como no lo escucho del todo lo único que me parece oír es estuvo y noche. 

Con la mano que tengo libre de cargar a Grind me aparto el pelo hacia atrás para mostrar donde debería tener las orejas y ya no estan:-Una noche fresquita.-digo con sarcasmo-si quitamos el hecho de que he perdido las orejas y que ahora escucho menos y que Grind casi se nos muere dos veces. Pero no hemos pasado mala noche. 

-Ahora bromas aparte Grind y yo necesitamos curas urgentes ya que todavía no queremos morir. Nos ayudas a bajar-lo?- le digo al thenita que estaba de guardia.

Parpadea mirándolos bien y casi se hecha a reír al verlos tan malparados. Vaya con estos… Sus labios se comprimen mientras evalúa que es mejor. Grind se portó como un imbécil y lo merece, el cuervo no importa… y Hund se ve bien.

-No se… +cavila+ Si nos cruzamos con los que tienen que subir será un lio. ¿Por qué no esperan en la cueva? Ahí no pasaran frio y bajaran mañana. O es que no tienes aguante además de orejas!+esto último alzando la voz en tu honor...

La expresión de ese thenita mofándose no sólo de mi, sino de un compañero y hermano de armas, me sentó peor que perder las orejas. De no ser por que estaba ayudando a Hund a sostener a Grind, le habría propinado una patada en las pelotas y lo habría empujado montaña abajo. 

Me guardé mi orgullo aún sabiendo de la mofa y le dije en voz baja a Hund:-Vamos a la cueva y dejemos que Grind descanse y creo que tu también lo necesitas. Nos giramos para encaminarnos dirección a la cueva y le dijo entre susurros al thenita que estaba de guardia:-Luego te pillo.

Difícilmente la mirada del guarda pueda calificarse de asustada por esa última frase. En todo caso suelta una breve risa, meneando la cabeza negativamente. Pero rápido queda atrás. Ahora lo importante es refugiarse

Sabiendo dónde mirar, es otro tema.  Ciertamente los thenitas también se ocuparon de poner lonas para marcarla. Tal como dijera el otro, solo se encuentra unas decenas de metros más arriba de la que infortunadamente visitaron primero. En la altura y la rugosa cara de la montaña, la diferencia es inapreciable.

Adentro les espera un modesto fuego hecho en la nieve con palos de los que habían traído y bosta seca. Los dos guardias les miran, pero no hacen comentarios. Adentro del refugio la diferencia de temperatura parece de otro mundo, y enseguida comienzan a entrar en calor.

En tanto, puedes ver al fondo el oscuro portal que habían venido a buscar… y notas que ya no hay hielo tapándolo. Esta libre el acceso. Salvo por las lanzas interpuestas, apuntando a la oscuridad...

Al ver el fondo de la cueva, me viene a la imagen la pared de hielo y suelto indignado:-Maldita y asquerosa pared helada.

Dejamos a Grind en el suelo con cuidado y me siento delante de la hoguera mirando hacia la oscuridad del hueco de la cueva, suelto un comentario al aire, sin esperar respuesta alguna:-Me gustaba más cuando estaba la pared de hielo.-vuelvo a la realidad y les digo a Hund y Grind:-Será mejor descansar, mañana nos espera un día bastante duro.

Nadie parece discutir tal idea. Grind se acomoda bien junto al fuego y se tumba. Hund trae algo de agua. Los otros dos les pasan unos trozos de carne grasosa, resecos pero comestibles… Algo es algo.

Duermen algunas horas, hasta que finalmente los despierta el regreso del gracioso “guardia”. Al parecer, la otra tropa no lograra llegar arriba hoy. Tendran que guardar entre los 6 la entrada por una noche más. O 5, descontando al herido grave.

Queda algo de leña y esas toscas raciones. Agua no falta gracias a la nieve derretida. Lo que cuenta es aguantar. Pero mirar hacia aquel pozo de oscuridad, dentro del cual se adivinan a veces los chispazos de esas luces verdes, como estrellas… es tenso. Lo mejor sera dividir las guardias, dos horas para cada uno...

Cojo un pedazo de carne que me ofrecen los dos guardias thenitas y algo de agua fresca para "echarlo abajo" y recuperar algo de energía. Descansamos un poco hasta que aparece el thenita que estaba esperando en las cuerdas al otro grupo:-parece que pasaremos la noche aquí al final. pienso mientras sigo observando la inmensidad oscura que hay más allá del fuego. 

Los thenitas comentan que habrá que hacer guardias de dos horas hasta el amanecer, para vigilar que no salga nada de la pared de la cueva, además de las lucecitas verdes que se ven:-Yo haré la segunda guardia, si nadie tiene objeción.-digo al resto del grupo.

Nadie parece quejarse. Hund tomara la que te sigue, y los soldados que estaban de antes las demás. El único exceptuado, Grind, se acurruca sobre si mismo y no dice nada. Pero su orgullo herido se lamentara mucho de esta inutilidad.

Lo que queda es intentar descansar. Logras dar una cabezada hasta que te toca. La guardia de un pozo oscuro es muy poco agradable. Si algo sale no lo veras hasta tenerlo encima prácticamente, y los juegos de luces con la sombra dan lugar a posibles sobresaltos. Mirar a la sombra es mirar a los propios miedos, en alguna forma…

Por fortuna no sucede nada y puedes despertar a Hund para acostarte luego, con la esperanza de que el sueño se prolongue hasta el amanecer. Ha sido un día agotador… Pero apenas has conciliado el sueño, cuando sientes un golpe en el costado. El guardia está haciendo lo propio con todos.

-Acabo de ver una de esas luces verdes moviéndose…+informa nerviosamente en tono bajo mientras salen de su ensueño entre gruñidos y bostezos…...

la guardia ha sido de dos horas únicamente pero han parecido más, contemplando la oscuridad. Tras las dos horas, despierto a Hund para hacer el cambio de guardia y volver a descansar. Apenas empiezo a dormirme cuando Hund me despierta y dice que algo se ha movido, una de las luces verdes se ha movido, dice. Me levanto frotándome los ojos y el costado que me ha golpeado y observo las luces verdes.

Hund no miente.  No tras unos momentos contemplando la oscuridad.

Algunas luces, no todas, se desplazan perceptiblemente, cambiando de lugar en suaves curvas y lineas, ninguna igual a otra. No parecen acercarse ni alejarse, aunque en ese sentido las perspectivas son inútiles. Lo mismo daría calcular cuán lejos están las estrellas a simple vista.

No obstante, el que se asoma de sus compañeros e hizo la primera guardia, solo deja escapar un bostezo y masculla, volviéndose a donde estaba acostado.

-Estás viendo cosas… no molestes. +murmura en tono adormilado.

Veo que algunas de ellas si que se mueven pero, no sabría decir si es mi mente que me juega una mala pasada o es el cansancio. le hago un gesto a Hund para que se calme y me acerco para observar mejor, pero la oscuridad no me deja ver mas allá de mis narices y no consigo ver nada. Vuelvo a donde esta Hund y le digo:-No he visto nada por lo que alarmar-se, pero me quedaré despierto por si vuelve a pasar y haremos guardia juntos.

Hund frunce el ceño, increedulo.

- Pero, ¿es que no veis como se mueven?

Al no encontrar mucho apoyo en sus propios compañeros, y solo mediano en el cuervo, masculla por lo bajo algo ininteligible. Seguidamente va a la apertura y toma una lanza de las apostadas en la misma, asomándose a la oscuridad. Ya verán estos…

Veo como la cara de Hund pasa de algo parecido a miedo a enfado cuando nadie excepto yo, y no es que me tengan en muy alta estima, le apoya. Se levanta y se acerca a la caverna oscura y coge una de las lanzas y se adentra en la oscuridad. 

-Pero qué haces, no es buena idea entrar ahí!!- le grito a Hund con la esperanza de que alguno de los que estan medio dormido se despierte y me ayude a detenerlo.

La esperanza es una luz pero estos hombres solo están interesados en el calor, concretamente el de la pequeña fogata y de las pieles con que se cubren. Ni siquiera el que se levantara a comprobar la palabra de Hund hace amago de ayudar, sino que cierra los ojos, extenuado por el día.

Entre tanto, el mosqueado guardia avanza en las tinieblas con cuidado y la lanza al frente, desapareciendo de la vista escasos segundos tras pasar el portal… ¿Que vas a hacer?

Menudo insensato, meterse ahí dentro, entre toda esa oscuridad y sólo para demostrar que tiene pelotas. No pienso seguirlo, me quedaré a hacer guardia hasta que vuelva.