Partida Rol por web

De pronto, Amílcar recuerda que lleva unos cuantos viales de agua bendita. 

-Eso tiene que se malo, malo para un muerto viviente.

Así que el arquero saca un frasco del morral y se lo lanza a aquel inmundo.

Gnart repite su ágil ataque con la misma eficacia que en las veces anteriores. Amílcar arroja el frasco de agua bendita, que quema los huesos del lich. Niguel blande la dragonlance de Huma y se arroja contra el muerto viviente con la convicción de todo el poder de los dioses del Bien. Y este este ataque que resulta mortal. 

El Traidor grita con la desesperación más profunda sabiéndose derrotado. Su máscara de calavera cae al suelo y deja de emitir el fulgor negro de energía negativa que emitía. El lich cae al suelo entre espamos y, tras un grito final, su cuerpo se convierte en polvo. Por un momento os parece ver su alma, un sombra cancerosa y negra, ardiente de odio, antes de ser arrastrada más allá de la isla de Quinar y del Portal. El silencio vuelve a envolveros mientras os miráis unos a otros.

-¡Rápido, Níguel!--azuza el arquero abanasinio a la sacerdotisa de Kiri Jolith mientras hace un gesto en dirección a la maga elfa--No aguantará mucho más.

Luego el nómada de las llanuras se acerca al compañero caído para colocarlo con mucho cuidado en una postura más digna.

-Otro buen hombre que muere por los caprichos de los dioses...

Incluso antes de pensar en finalizar su conjuro de agrandamiento, Niguel avanza hacia la elfa mientras revuelve en su mochila hasta sacar una de las varitas de curación que, lamentablemente ha tenido que usar demasiadas veces

Apenas llega a su lado se arrodilla, su nueva altura es demasiada como para simplemente inclinarse y toca el cuerpo de la maga mientras pronuncia la palabra de activación

Al ver que, pese al resplandor azulado que demuestra que el conjuro ha funcionado, la elfa no se levanta, por lo que vuelve a tocarla una y otra vez con la varita hasta que esta recupera la consciencia - Supongo que deberías seguir cantando - le comenta, intentando bromear, mientras vuelve a utilizar la varita de curación - Tu ocupate de eso y yo de curarte. A ti y luego a los demás -  

Al ver como Amilcar acomoda el cuerpo de Razz le propone - Quizás podamos usar la lagrima para evitar que este sea su fin. Solo que no creo que sea buena idea sacar ninguna de ambas de esos nicho hasta que pase lo que tiene que pasar -

Una vez Quivalen se recupera, el espíritu de Kayleigh sigue usando su cuerpo para completar el cántico. Cuando canta la nota final de la canción de la Cantora del Dragón, las Lágrimas de Mishakal resplancdecen con una luz azul brillante. Líneas de líquido azul  se dibujan sobre los muros de la Tumba siguiendo los grabados y tallados. El mismo brillo luminoso rodea las dos puertas y se abren hacia adentro en silencio.

Todo se detiene, resistiendo ante la repentina ola de divinidad radiante por una fracción  de segundo, como un golpe de rayo cortando a traves de la oscuridad. A continuación, con una exhalacion y exultancia, el brillo explota en incontables motas centelleantes que se elevan hacia el cielo a toda velocidad. El cráneo de cabra de Chemosh, en su momento dominante, está ahora rodeado por sus compañeros en las estrellas del cielo. Con la conclusión de una memoria dolorosa apartada para siempre, las tres lunas de la magia aparecen llenas en el tapiz celestial eclipsando la pálida luna del tradior y desprendiendo su pripia luz sobre el Cementerio de los Dragones.

Los espíritus guardianes del reino vuelan sobre la Isla de Quinari, levantando sus voces espectrales en una jubilosa unión. Su canción es inmediatamente familiar, un eco la música de la Cantora del Dragónpara celebrar el retorno del Domo de la Creación.

Quivalen nota como vuelve a tener completo control de su cuerpo.