Partida Rol por web

Mientras que todos intentaban recordar los datos que habían memorizado sobre la enorme mole de la Mortis Thule, Adenoriel había empezado a buscar algún cogitador que funcionara en mayor o menor medida, con la esperanza de poder obtener algunos datos de situación o cualquier otra cosa.

Todos estaban destruídos, congelados, oxidades, como si llevaran milenios expuestos al espacio exterior y diversas atmósferas cercanas; pero entre ellos había uno que tal vez, solo tal vez, permitiera acceder a algún tipo de función.

Mientras los cuatro Marines Espaciales miraban al pecio sorprendidos y puede que hasta impresionados por su presencia, el Escudo Negro pensó sobre lo que recordaba del "Mortis Thule". Todo Hermano de la Deathwatch que se encontraba con dicho pecio tenía una Orden Permanente y de prioridad absoluta de abordarlo y realizar un profundo estudio y mapeado del mismo, procurando, eso sí, salir de él pronto para no arriesgarse a quedar atrapados en la disformidad dentro del pecio.

Muerte giró la cabeza para mirar hacia sus compañeros y el herido Capitán de Vigilia. Todos estaban malheridos en mayor o menos medida y una investigación de esas características podía ser altamente peligrosa... Pero eran Adeptus Astartes y hasta que no estuvieran muertos, ellos aún cumplirían con su misión.

- ¿Cómo abandonaremos el pecio, Hermanos? - preguntó.

  - No lo se... pero antes de hacerlo habría que encontrar alguna forma de comunicar nuestra posición a la Deathwatch y comunicar la posición del Hermano Capitán Polyos. - Bolverk se acercó al Hermano Capitán con una idea en mente. ¿Quizá la servoarmadura del Hermano Capitán tuviera algún tipo de baliza de emergencia? ¿Algún tipo de dispositivo que pudiera comunicar con otros Hermanos de la Deathwatch? 

-Yo tampoco sé como lo abandonaremos-dijo Salaphael-pero es nuestro deber abordarlo y mapear todo lo posible. Aunque me temo que no será una tarea sencilla. Este pecio ha sido el hogar, a lo largo de los siglos, de muchos tipos de xenos, así como de traidores... Y dudo que, en estos momentos, no albergue ningún inquilino. Deberíamos prepararnos para la lucha, hermanos.

Adenoriel se acercó a el cogitador que estaba en no tan mal estado, y entonces se dio cuenta de que había unos cables conectados. Bajo un montón de chatarra asomaba un brazo y una cabeza a la que se conectaban todos esos cables. 

Era Kavant Irae, el segundo al mando que había prometido sacarlos de la disformidad. Lo que le aplastaba era todo el aparato tecnológico que le sujetaba al techo a modo de garfio. Al acercarse alzó la mista y miró al tecnomarine.

-Creo que conseguí sacarles -dijo con la voz pastosa llena de líquidos y sangre- pero el precio fue demasiado alto. Me alegro verlos vivos, señor. Todos los cogitadores están estropeados, he intentado copiar toda la información que he podido en mis rollos de memoria. Este es mi último servicio, señor, deberá de acceder a la información que hay en mi cerebro, pero eso quemará todos mis implantes de memoria. Deberá copiarlos con velocidad, señor.

Adenoriel observó todo aquello con gesto desapasionado. Buscó de aquí para allá hasta que finalmente dio con lo que buscaba. Para su sorpresa, se trataba del segundo al mando, unido en sagrada comunión a la nave. Le sorprendió que siguiera con vida, pero sabía que su destino estaba adherido al de la nave, sin ella, él jamás podría sobrevivir.

Escuchó a sus hermanos en segundo plano y se irguió. Solo asintió ante las palabras de Salaphael. Su misión había cambiado de manera drástica y estaba muy por encima de todos ellos, incluyendo el capitán de vigilia - no sabemos cuanto tiempo tendremos, pero vamos a cumplir la sagrada misión que la Deathwatch siempre tiene para esta situación... es una suerte que haya aparecido ante nuestras narices. Salaphael, prepara al Capitán para ser transportado, intenta mejorar su estado - le pidió, que no ordenó. No tenía nada que decirle por ahora a sus otros dos hermanos de batalla, pues pronto se centró en el segundo de la nave - y nos sacaste, buen trabajo... que el Omnissiah te guíe y te guarde - le dijo de manera solemne mientras recitaba cánticos en tichna lingua bendiciendo su fuerte espíritu... necesitaban la información, y la sentencia a muerte de ese noble hombre ya estaba más que dictada. 

Todos parecían estar de acuerdo en que iban a subir a ese pecio para cumplir con su sagrado deber. La única discrepancia es si intentarían hacer algo primero o no, como había sugerido Bolverk por ejemplo. A Muerte le parecía bien esa idea, para que al menos la Deathwatch supiera de ellos y de su situación. Pero la cuestión era si siquiera existía esa posibilidad.

Además de...

- Una pregunta más importante, Hermanos, es cómo cumpliremos la misión con el Hermano Capitán en este estado. Incluso aunque el Hermano Salaphael consiga mejorar su estado... - dijo antes de que el Tecnomarine lo mencionara.

Pero es que algo había llamado la atención de todos antes: encontrar a Kavant, el segundo de a bordo, que antes se había quedado a solas en el puente para ver si era capaz de sacar la nave de la Disformidad. Y lo había conseguido, sin lugar a dudas, dando un gran sentido a su sacrificio. Pero ahí no había acabado, mostrándose dispuesto a hacer una última cosa por los Adeptus Astartes y en nombre del Emperador.

- Sus actos le honran, segundo. Que el Emperador le proteja.

   - Sus actos serán recordados y las generaciones venideras cantarán sus hazañas. - Aquella era la manera en que Bolverk despedía y honraba a Kavant. Había servido fielmente y no solo eso, había servido hasta el final. Bolverk se asomó para echar una ojeada al pecio. Sabía lo que debía hacer y lo que se esperaba de ellos. Pero tenían un problema que aún no han solucionado. - Hermano Adenoriel, ¿hay algún modo de lanzar un mensaje con nuestra posición? El Padre de Todas las cosas quiera que una nave imperial lo recoja y recoja al Capitán de Vigilia. - Preguntó a Adenoriel, de nuevo, para dejar zanjada aquella posibilidad, pues el lobo espacial no destacaba en el uso de la tecnología, por ello confió en la habilidad y el conocimiento del Hermano Tecnomarine. Si él decía que no podía hacerse, es que no podía hacerse. ¿Y llevarse al Capitán Pollyos con ellos? Les retrasaría y pondrían en peligro la vida del Capitán. No obstante, más alternativas no tenían... - También podemos llevar al Capitán con nosotros. Sea lo que sea, no debemos dejarlo atrás.

-Gracias por su servicio. Cumplió usted con su deber, descanse en paz-dijo Salaphael, con respeto en la voz. Les había sacado, y había sobrevivido hasta aquel mismo momento, ofreciéndoles finalmente algo que necesitaban desesperadamente: información. O, al menos, la posibilidad de obtenerla.

-No estoy seguro de poder hacer algo más por el hermano capitán Polyos en estos momentos. Y, aún siendo cierto que nos retrasaría, ningún hermano será dejado atrás nunca. Sí, correrá peligro, pero su vida, y las nuestras, carecen de importancia ante nuestro sagrado deber, hermanos.  

El segundo al mando estaba muy mal; pero en cuanto se conectó Adenoriel a su base de datos, todo ocurrió muy rápido. Un sistema de protección del mechanicum inició una combustión del servidor, haciendo que el pobre desgraciado empezara a arder desde dentro, eliminando todos los rollos de memoria y datos que pudiera tener. El tecnomarine empezó a copiar una serie de datos; pero a penas logró alcanzar a compiar algo más del 10% de lo que el segundo al mando tenía, pero sabía lo que buscaba y los datos que obtuvieron eran prioritarios en su situación general.

Situación: Desconocida

Supervivientes: Cerca de una docena de posibles supervivientes en las cubiertas inferiores.

Estado de la Nave: Catastrófico.

Comunicaciones: Imposible enviar comunicaciones desde el Atardecer Argenteo; pero se está recibiendo una emisión cercana. De Origen Imperial.

Carga: Armamento y munición astartes para romper un asedio. Estado desconocido. Situado en los almacenes de las cubiertas inferiores.

- Tendremos entonces que ver cómo cargamos con él, Hermano Salaphael. Debemos ser cuidadosos en su traslado para impedir que su estado empeore.- comentó el Escudo Negro, dejando al Tecnomarine trabajar con el segundo de a bordo para obtener la información que pudieran necesitar.

Sin embargo, cuando hacía bastante poco que Adenoriel se había conectado al hombre, este empezó a arder desde el interior, lo que preocupó mucho a Muerte.

- Hermano, ¿os encontráis bien? ¿Habéis podido conseguir la información? - le preguntó. En la situación que estaban, necesitaban cualquier mínimo dato que pudieran conseguir.

En cuanto se conectó a los bancos de memoria del segundo, Adenoriel puso los ojos en blanco y su boca comenzó a moverse con rapidez y de manera espasmódica a la par que sus ojos se movían a un lado para otro. Su cuerpo estaba quieto, tenso, ese tipo de procesos nunca eran fáciles y menos cuando se recibía tanta información de una sentada. Comenzó a echar humo por algunas partes de su cuerpo y pronto cesó todo.

Como si fuera un servidor, su voz sonó sintética, sin ningún resquicio de humanidad, repitió todo lo vital que había recabado...

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Situación: Desconocida

Supervivientes: Cerca de una docena de posibles supervivientes en las cubiertas inferiores.

Estado de la Nave: Catastrófico.

Comunicaciones: Imposible enviar comunicaciones desde el Atardecer Argenteo; pero se está recibiendo una emisión cercana. De Origen Imperial.

Carga: Armamento y munición astartes para romper un asedio. Estado desconocido. Situado en los almacenes de las cubiertas inferiores.

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 Cuando hubo terminado, sacudió la cabeza recobrando el control sobre sus funciones básicas - bien... estamos aislados, perdidos pero con un objetivo en frente. Vamos a rearmarnos en el almácen, a coger todo lo que podamos acarrear, suministros, armas y munición... trataremos de localizar a esos supervivientes, se merecen toda la ayuda que podamos prestarles y ellos mismos nos podrán ayudar a nosotros... el apotecarion de la nave, no se si esta en funcionamiento, pero podríamos localizarlo para buscar una manera de estabilizar al Capitán

La presencia de supervivientes lanzaba un débil rayo de esperanza. Puede que alguno de ellos tuviera algún plan para salir de allí, o algún conocimiento útil... Quizás incluso acceso a alguna nave o algo similar en lo que ellos no habían pensado. Asintió ante las palabras del hermano Adenoriel, aunque no era tan optimista respecto al capitán Polyos, pues hay cosas que ni siquiera el cuerpo de un astartes puede sanar sin suficiente tiempo. 

-Debemos ser rápidos, hermano Adenoriel... La orden de explorar el pecio sigue siendo prioritaria. 

   Cuando el Hermano Adenoriel se conectó, Bolverk adoptó una posición defensiva. Mientras durase su conexión, Adenoriel estaba fuera de combate y en la nave aún podían quedar peligros. Adenoriel habló, con aquella voz que le ponía los pelos de punta al lobo espacial, muy poco versado en los misterios en los que estaba versado Adenoriel, entonces sintió que había una posibilidad. Una posibilidad para salvar a algunas buenas almas, para salvar al Capitán Polyos, y sobretodo para llevar a buen puerto su misión para con la DeathWatch.

   - Bien, Hermanos... pongámonos en movimiento. El Hermano Salaphael tiene razón, la orden sigue siendo prioritaria. Pero está bien que nos armemos, pues no sabemos qué podemos encontrar en aquel pecio. Si por el camino encontramos algún superviviente, o podemos dejar al Hermano Capitán Polyos en el Apotecarión no perderemos tiempo. Si la nave imperial que se está intentando comunicar da con esta nave, puede que haya una oportunidad para los supervivientes. - Entonces se volvió hacia Adenoriel. - Hermano Adenoriel, podriamos dividirnos y así tardaremos menos en hacer lo que tenemos que hacer. - Sugirió, esperando las ordenes del líder de aquella escuadra.

El Kill-Team se puso en movimiento de forma bastante rápida, sin parar a pensar en toda la información que habían obtenido y que podía dar lugar a otros procedimientos puede que más adecuados; pero al menos no estaban quietos y discutiendo en un mismo sitio.

Caminaron por lo que fue una majestuosa nave y ahora era un amasijo de escombros estelares. Los mapas ya no servían y, para variar, tuvieron que rehacer la ruta ante una pasarela destruída o un pasillo hundido.

Estaban en el nivel de el armorium cuando un sonido, un repiqueteo y un ligero zumbido resonaron en la zona. No era algo causado por la catástrofe, o al menos no por parte de la nave; pero ahí estaba. Los sensores mostraron una caída del oxígeno bastante preocupante, puede que en ese nivel hubiera una brecha grande, una salida de esa nave muerta; pero el sonido y el zumbido aún se escuchaban por el aire que quedaba en la zona.

El olor a óxido y a corrupción invadió las fosas nasales de Bolverk incluso con el filtrador de aire del casco puesto. Era algo obvio, algo que había olido en muchos otros lugares de batalla, algo que sabía perfectamente lo que significaba.

Fuera lo que fuera, olía a corrupción del Caos completamente.

   El lobo espacial encabezaba la marcha, pues sus primitivos sentidos le proporcionaban mayores ventajas a la hora de seguir un rastro o notar cualquier cambio en el entorno que pudiera revelarle alguna trampa o emboscada. Siempre atento para evitar encuentros imprevistos. Bolverk aspiraba el aire y al notar un hedor putrefacto y dulzón que, a pesar de los filtros, logró traspasar a sus fosas nasales, paró en seco y siguió olfateando. El penetrante y asqueroso olor recordaba a la más purulenta corrupción, y el lobo gruñó a modo de desagrado.

   - Hermanos, preparad las armas. Esto apesta a corrupción... - Exclamó con palabras mezcladas con gruñidos de repulsión y amenaza. -  Puede haber algo por aquí. Estad atentos.

   Bolverk desenvainó su segunda espada sierra, preparado para combatir en cuanto se presentara El Enemigo, y avisó a sus hermanos para que estuvieran preparados.