El Florp dedicó una sonrisa a la Óptima Emperatriz y se despidió también.
- Buena suerte, también, y que Expán esté en los brazos de quienes guardan vuestras fronteras. -concluyó, con lo que sabiendo que Expán era un Dios de la Guerra, podía entenderse que era una suerte de buenos deseos si los Antarianos decidían atacarlos.
No mucho tiempo después de que hubiera acabado el "televisado" encuentro florp, un nuevo personaje apareció ante las pantallas de la galaxia: un arbryl de aspecto recio, duro, serio y bastante militar. Teniendo en cuenta las tendencias pacifistas de su raza, seguramente sería algo así como un asesino en serie de otros mundos, por lo menos.
-Saludos, enemigos. Nuestros análisis tácticos indican que sería más fácil volvernos hacia vosotros que devolver los ataques florp, pero en caso de hacerlo los florp se quedarían con nuestros mundos y ganarían la guerra. No habría un bando orionita vencedor, porque con la fuerza conseguida en nuestros mundos arrasaría con los vuestros. Si, por el contrario, pensáis hacer lo propio y enforteceros a través de la conquista de nuestros mundos, sucederá algo parecido. Los florp son una plaga y hay que controlarla antes de que se haga con el control de la galaxia. No pido ningún pacto, sólo que seáis inteligentes. Fin de la comunicación.
El nuevo líder de los Florp, EX-0 DU-5 (ya conocido como Exodus en algunos círculos), compareció ante las palabras de los Arbryl. Ahora portaba la maza de Expán además de su propia espada, aunque ahora mismo sólo empuñaba el martillo y con una sola mano, más como un símbolo de posición que como un arma.
- Creo que vuestros analistas tácticos conocen demasiado poco del pueblo Florp como para arriesgarse a apostar con respecto a nuestro plan de acción. -replicó el Florp prácticamente convertido en robot, por lo que se veía (o quizás con una exoarmadura terriblemente densa)- Tal y como he prometido al pueblo Indirilio, con o sin un pacto que me ate, no han de temer agresión por parte del pueblo Florp mientras ellos no ataquen primero. Los siervos de Antares, esa raza que al parecer simplemente devora un universo y pasa al siguiente, tampoco tendrían por qué haber sufrido nuestra cólera, y de no haber actuado como lo han hecho y ser simplemente una cuestión de escaramuzas, podríamos haber transigido y buscado la paz con vuestras especies, pero no podemos tolerar la traición abierta, la extorsión y las tácticas taimadas contra toda una especie. -continuó, aunque no pareció salir de sus casillas a pesar de las duras palabras- Quién sabe. Quizás no todos los Arbryl y Cicop estén contaminados por esas actitudes, pero está claro que el único veredicto aplicable, al parecer, es devolveros multiplicado por 12 el castigo que ejerzáis a los Florp, tal como dictan los escritos de Expán. -concluyó con severidad.
Una comunicación llegó a los líderes de las grandes civilizaciones. Lisisi pas Doru estaba sentada en un elegante trono. Al parecer era una transmisión en directo. La líder indirilia miró al suelo antes de empezar a hablar.
- Sin duda, los indirilios hemos sido superados- admitió con mucha dificultad-. Hemos fallado a los gloriosos heraldos de Orión y con ello hemos caído en el más humillante fracaso.
Pese a lo que decía, Lisisi hablaba con cierta fuerza y determinación. Esa indirilia no era de las que se amedrentaban ni siquiera en las circunstancias adversas. Se levantó y se acercó, haciéndose su figura más grande y sus facciones afiladas más visiblemente entristecidas.
- Tan solo deseamos ser perdonados tanto por Orión como por los nuevos amos de esta galaxia. El Palacio bajo las estrellas servirá a los florp.
Acabó con un suspiro y quitándose la máscara, un gesto de sumisión típico de la nobleza indirilia. Desvió la mirada para ocultar su vulnerabilidad.
Había terminado.
De alguna forma, resultó que los Cicop no se adecuaron al 100% a nuestras predicciones, por suerte por defecto en lugar de por exceso. La expectativa de los analistas eran recibir un ataque más, pero probablemente alguna circunstancia adversa para ellos conllevó que eso no se pudiese cumplir. En cualquier caso, habían sido unos rivales dignos.
Ya conocida la supremacía Florp, la Óptima Emperatriz Indirilia admitió la derrota con un porte indudablemente digno. El ser tanto o más robótico que biológico que era EX-0 DU-5, avanzó hacia el centro de la sala y habló.
- Parece que al fin ha terminado. El pueblo Florp sabe cómo disfrutar la guerra, pero también sabe cómo convivir con la paz y entiende la unidad. -comenzó- Lamentablemente, es demasiado tarde para los Cicop. Eran poderosos guerreros, implacables, pero esa misma herencia hacía que no se rindiesen en ninguna situación. Actualmente, los Florp podríamos tratar de imponernos en todos los planetas del sector, pero no es nuestro objetivo. Queríamos viajar y expandirnos, y en nuestra cruzada ya lo hemos hecho, por lo que ahora dictaminamos: todas las especies restantes en ésta galaxia podrán, si se someten al dominio Florp en el sistema, mantener su mundo de origen y otro más, que ayudaremos a colonizar de ser necesario. Yggdrasil sería devuelto al pueblo Arbryl, y Tukai entregado al pueblo Marmóreo. Y en caso de que Orión o Antares no se sientan capaces de aceptar lo que aquí ha sucedido... Confío demasiado poco en cualquiera de dichos bandos, me temo, por lo que los Florp también acudiremos en defensa de quienes hayan aceptado nuestras condiciones. -resolvió.
Fin de la guerra en el sector, sí, pero la maquinaria no se detenía... Los Florp eran un pueblo guerrero, pero eso no significaba que disfrutasen de la simple masacre, aunque sí significaba que sus investigaciones para ser más y más poderosos proseguirían hasta que pudiesen rivalizar con quien venciese la guerra entre las dos grandes facciones.
- Que Expán nos guarde a todos...