Partida Rol por web

Habéis cumplido con vuestro deber como agentes de vuestra tribu. Entregasteis  una suma de dinero para los agentes en Rookroost. Esta ciudad es bien conocida entre su gente como un buen lugar para conseguir las mejores espadas y armas para sus disputas con distintos países.

Os halláis sentados en el templo de Zilchus ante  una compañía de bandidos ávidos de botín. Éstos toman el pequeño cofre mágico que habéis traído y convocan a un semielfo de aspecto nervioso.  Éste ha estado mirando a su alrededor con inquietud desde que llegasteis,  coge un pergamino de un estuche que cuelga en su cinturón y murmura por un momento. El cofre aumenta de tamaño sobre la mesa y se abre violentamente. Está lleno de de oro. Los bandidos resoplan tranquilos, llenando sus manos de monedas con avidez. El semielfo conjura  otro hechizo y  dice: "Es real, no sólo Oro de los Necios".

El intimidado empleado de los bandidos os presenta un documento sellado donde se contempla el recibo del último envío de armas que se realizará a Marsakeer por el río Zumker. Vuestro trabajo se ha completado y es el momento de buscar un lugar para descansar en esta mal reputada ciudad.

Al salir del templo, veis al mago semielfo caminando unos pasos por delante de vosotros con indudable nerviosismo. De repente, sus posesiones y documentos caen al suelo ante él y trata de recuperarlos desesperadamente, mirando con ansiedad a su alrededor.

Miro a mis compañeros y hago una señal al más perspicaz (Ingrid? Sabrala? mejor a las dos :P). Algo como mirarlas y mirar a los objetos que se le han caído al semielfo con un movimiento rápido de los ojos.

Entonces me acerco al semielfo y simulo que le ayudo mientras intento desviar su atención con una conversación:

¿Necesita ayuda? A nosotros tampoco nos vendría nada mal. Buscamos un buen lugar en la ciudad donde descansar y mojar el gaznate...

Mi intención es que alguno podamos ver algo de las posesiones y documentos que ponen tan nervioso al semielfo.

Después de asentir al disimulado gesto de Helden, la exótica mujer albina se aproxima rápidamente hacia el nervioso mago semielfo para ayudarle a recoger las cosas del suelo.

-¡Menudo desastre! Bueno, no te preocupes. Te echaremos una mano--comenta Ingrid sonriendo amablemente.

Junto a la bárbara de la escarcha, Suka comienza a husmearlo todo con suma curiosidad.

-¡Sniff! ¡Sniff! ¡Sniff!

Lo cierto es que ni la cariñosa loba ni la esbelta druida se sienten cómodas en el entorno urbano de Rookroost. Los atestados y malolientes tugurios, los opresivos muros del templo de Zilchus o los taimados mercaderes, por no llamarlos contrabandistas sin escrúpulos, con los que han cerrado el trato del cofre pertenecen a un mundo muy distinto al suyo. Por fortuna, el trabajo ha concluido satisfactoriamente y pronto podrán regresar al norte para perderse de nuevo por sus frondosos bosques nevados.

Al salir del templo y ver al semielfo tropezar no puedo sino reirme un poco - Estos estudiosos son todos iguales siempre tropezando con sus propias tunicas mientras miran para el cielo - y me extraño al ver a Helden hacernos un gesto y acercarse a ayudar - Pero que pasa aqui Helden ya estamos con tus buenas intenciones de nuevo, ¿acaso vamos a ayudar siempre a todo el mundo?. Vamonos a tomar una cerveza caliente y a comer algo que estoy agotado del ultimo viaje-

No sabes exáctamente qué son sus documentos, pero ves al semielfo muy nervioso, no desea que miréis nada de lo que lleva. Divisas algún que otro plano y notas toscamente escritas a mano.

Al percatarse de la ansiedad que está sufriendo el mestizo, Ingrid le devuelve enseguida los papeles que ha recogido del suelo y trata de sonsacarle el motivo de su agobio sin muchos rodeos:

-¡Eh! ¿No nos recuerdas o qué? Acabamos de entregaros la mercancía ahí adentro. ¿Acaso piensas que vamos a robarte? ¡Ja, ja, ja! ¡Venga, hombre! ¿Qué te pasa? ¿Estás bien?

Incluso Suka parece entender las palabras de la druida, pues de inmendiato deja de olisquear las cosas del mago y se queda mirando con la cabeza algo ladeada al semielfo.

Estoy esperando a que postee el resto para indicar la reacción del semielfo, en cualquier caso gracias por animar esto. xD

Fenestir mira con desprecio sin disimular al semielfo , si es tan debil como para no cuidar de sus propios papeles no merece ni un mínimo de tiempo por parte de la joven bárbara .

Va dejadlo y vamos como dice Stumred a tomar una cerveza .

La torpeza del conjurador me hace esbozar una sonrisa socarrona, cuando observo las acciones de mis compañeros Helden e Ingrid me extraño un poco al desconocer sus intenciones, mientras hablan con él observo a mi alrededor a ver si su tropezón ha llamado la atención de alguien más, pero sin alejarme mucho del grupo.

 Salgo del antro con agrado, no me gustaba la compañía de aquellos "comerciantes" con los que cerramos el trato, me toma unos instantes el comenzar a caminar junto a mis compañeros y observar el gesto de Helden en dirección al nervioso semielfo.

 Rápidamente, observo a mi alrededor con atención, intentando percatarme de si alguien que está observando al mago con un poco más de interés que lo habitual, mientras me acerco con paso relajado al hombre en cuestión y me pongo de cuclillas frente a él.

 Oh si -  digo mientras esbozo una sonrisa y recojo algunas de sus pertenencias, demorándome un poco en entregárselas y observándolas un poco con ligereza, disimulando falta de interés en ellos - Sería muy amable de su parte si nos pudiera indicar un agradable lugar para tomar un descanso en esta ciudad - mis palabras son afables y nunca dejo de dar miradas a las cosas recogidas - ¿Es usted de este lugar? Quizás podría ponernos al tanto de lo que sucede por aquí, ya sabe, siempre es bueno saber que sucede alrededor de uno - añado con un guiño - 

El joven mago semielfo se puso aún más nervioso por la presencia de Suka, cuando ésta se retiró pareció calmarse un poco.

- Muchas gracias por vuestra ayuda, lo siento pero soy forastero como vosotros. Si me disculpáis, tengo asuntos muy importantes que resolver. Mi más sincero agradecimiento.

Mallon trataba de ser todo lo amable que la situación le permitía. No os es difícil adivinar que considera sus documentos muy importantes. Tras recogerlo todo y ordenarlo rápidamente, el semielfo reanuda su camino con mucha prisa.

Intentas guardarte alguno de los documentos aprovechando todo el caos originado, pero al parecer el semielfo se da cuenta de que has intentado mirar más allá de lo que el decoro debería permitirte.

- ¡Ey! Suelta eso, son documentos privados.

Dice Mallon tras percatarse de que Sabrala ha intentado leer uno de sus documentos. Después sigue su camino.

Comento al grupo:

-¡Qué caracter tiene el amigo!-

Mientras lo veo marcharse pienso lo poco que le valdría frente mi espada, lo que me genera una ligera sonrisa.

-A la llegada me he fijado en un buen sitio, "El Palacio de la Guardia", no queda muy lejos de aquí. ¿Qué opináis?-

El semielfo mostraba un nerviosismo y recelo por sus documentos que despertó mi interés, aunque en estos momentos mi prioridad era un buen descanso.

- ¿Alguien más siente curiosidad por ese extraño tipejo? ¿Deberíamos seguirle, o nos acercamos a ese "Palacio de la Guardia" que suena tan bien?

- Los papeles no van a saciar mi sed asi que mejo vayamos al garito ese - comento mas animado ahora que mis compañeros van a secundar mi idea de ir a comer y beber .

Fenestir permanecia distraida pero la mala contestación del debilucho semielfo la hace volver de repente .

A mi esos tipejos endebles que se las dan de chulos me cabrean , vamos a seguirle ,a ver de donde saca esa chuleria . Dice la joven olvidando de repente su sed y dejando que su parte mas salvaje y clasista se revele .

Asintiendo con la cabeza al tiempo que acaricia el lomo de la dócil Suka, Ingrid se muestra de acuerdo con la exploradora:

-Sí, a mí tampoco me ha sonado nada bien y creo que deberíamos seguirlo.

-Por supuesto, eso no implica que tengamos que ir todos obligatoriamente--concede la esbelta druida volviéndose hacia el enano de las montañas--Si queréis, luego podemos reunirnos con vosotros en ese antro del que habláis.