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La Ira de los Justos - La incursión de la Herida del Mundo

1-1b. En la superficie

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22/03/2014, 00:03
Narración

Dado que la plaza se había convertido en un caos de sangre, fuego y escombros, la bocacalle por la que Liliana había escapado nada más empezar la vorágine no parecía ir a permanecer segura demasiado rato. Los ciudadanos de Kenabres corrían desesperados por sus vidas mientras a sus espaldas los edificios reventaban bajo los puños de los colosales demonios, tan descontroladamente que Liliana tenía que hacer verdaderos esfuerzos por evitar que la arrollaran y poder seguir corriendo. El suelo no dejaba de tambalearse y las grietas en aparecer en los caminos y calzadas. Por aquí y por allá aparecían garras que atrapaban tobillos incautos y los arrojaban a las profundidades, criaturas aladas que arrastraban consigo a sus víctimas y demonios bestiales que destrozaban todo lo que quedaba a su alcance entre risas estridentes.

Liliana tropezó y cayó al suelo. Uno de los guardias de la ciudad se detuvo a su lado y le tendió la mano. Era un joven semielfo de rasgos atractivos y juveniles, con el terror marcado en el rostro.

-¡Cuidado! ¡Vamos, levanta! Si no, te van a arroll...

Antes de que pudiera acabar la frase, un demonio de piel roja se lanzó sobre él como aparecido de la nada y lo sacó de su vista, cayendo ambos tras una montaña de escombros. Riendo sin parar, le destrozó la cota de mallas de dos garrazos y empezó a arrancarle el pecho a tiras, chapoteando en su sangre entre carcajadas. El guardia aún gritaba cuando el demonio se echaba encima sus intestinos como si fueran collares.

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22/03/2014, 00:27
Kale

-¡No te pares! -dijo una voz mientras algo tiraba de su brazo-. ¡Hay que correr! ¡Tenemos que buscar un lugar seguro para todos!

Se trataba de una mujer vestida con el uniforme de la guardia que, o bien no había visto el tormento al que sometían a su compañero, o había decidido ignorarlo todo hasta encontrar ese lugar seguro.

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22/03/2014, 01:08
Liliana Drauss

Todo ocurrió muy rápido. Demasiado rápido.

Allí estaba ella: lejos de casa, de la verde Andoran donde había crecido, vestida con prendas extrañas que no eran suyas y rodeada de gente a la que no conocía, atendiendo un evento cuyo significado no era capaz de comprender del todo. Pero tampoco podía quejarse tanto: los oficiales de la cruzada habían sido muy amables hasta el momento, y ese conjunto de armas y armadura que le habían dado en gesto simbólico le sentaban extrañamente bien. Y no le quedaba más remedio que estar ahí: tras el gran éxito que fue Iomedae me llama, su épica novela corta sobre un joven que se alistaba a las cruzadas mendevianas, no había vuelto a sacar un libro tan popular, y sus fondos iban disminuyendo rápidamente. Shelyn no volvía a inspirarla. Mandarla aquí para que escribiese una secuela para su único éxito literario había sido la última jugada desesperada ingeniada por sus editores para sacarla del pozo.

Y en lugar de eso la habían mandado al mismo Abismo, o eso parecía.

Había perdido su cuaderno, en el que estaba anotando todo lo que veía y creía que podría servirle para escribir luego, y su pluma favorita en la confusión inicial. Pero ni se acordaba de eso. Tampoco tenía tiempo para pensar, se movía por puro impulso de supervivencia.

Vio el horrible destino que acaeció al guardia que intentó ayudarla, y luego otra guardia la levantó y dijo que debían buscar un sitio seguro para todos.

 

Ellas dos.

En ese momento se dio cuenta de que seguía vistiendo coraza y guanteletes, y una capa azul de cruzado con capucha, y que de su espalda colgaban un escudo y una gran espada.

Oh dioses... Oh, no, dioses... Se habrá creído que soy alguien competente...

Detuvo esa corriente de pensamiento. Correr. La mujer había dicho correr. Eso era bueno. Alejarse de ese horror era algo que podía hacer. ya habría tiempo de aclarar cosas luego.

-¿Ha-ha-ha-hacia donde? -dijo con un extraño brote de tartamudeo, causado por el pánico.

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22/03/2014, 11:43
Kale

-¡No lo sé! -exclamó la guardia sin dejar de tirar de su brazo-. Tenemos que poner a salvo a todo el mundo, tenemos que hacer algo, tenemos que...

La muchacha era más joven de lo que parecía a simple vista. Aunque vestía la armadura con más comodidad que Liliana, tenía el rostro cetrino y los ojos abiertos e inundados de horror y pánico. Quizá en primera instancia le hubiese parecido su salvadora, pero ahora estaba claro que no tenía mayor idea que la escritora sobre qué hacer o cómo. Señaló hacia el oeste con un dedo tembloroso.

-¡Al templo! ¡Al templo de Iomedae! ¡Ella nos ayudará!

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22/03/2014, 15:09
Liliana Drauss

Durante el trayecto hasta Mendev, Liliana había estudiado un poco sobre el país y la ciudad donde se alojaría, Kenabres, e incluso había consultado varias veces un mapa de la misma; pero, a pesar de tener buena memoria, ahora mismo no era capaz de recordar nada sobre mapas ni direcciones, ni tampoco sabía muy bien dónde había terminado después de escapar de la plaza a toda prisa antes de que ésta se hundiese bajo sus pies.

Así pues, si esta otra chica sabía dónde estaba el templo de Iomedae, Liliana no debía despegarse de ella ni un segundo.

¡Claro! En el templo... Allí estaré a salvo. Allí estos monstruos no me podrán alcanzar, ¿verdad? Iomedae nos protegerá.

Mientras hacía esta reflexión, su mano se cerró inconscientemente alrededor del collar de plata con el símbolo de la diosa (una espada con una aureola dorada alrededor de su guarda). Tenía que concentrarse en un objetivo inmediato, olvidarse de todo lo demás y pensar sólo en eso; y ahora mismo, seguir a esa chica hasta el templo de la Heredera parecía la mejor opción.

-T-t-tu primera. Te sigo. ¡Vamos!

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22/03/2014, 17:27
Narración

La guardia echó a correr, escudo en mano, cuidando de que Liliana no se despegase demasiado de ella. El griterío era ensordecedor. La gente iba y venía como una maraña humana sin ninguna inteligencia. A veces se oían gritos que advertían del peligro en el frente y el sentido de la marabunta cambiaba. Otras veces, las bestias demoníacas que los perseguían los obligaban a correr más deprisa. Los terremotos y las grietas interminables en el suelo, los escombros por todas partes y los muertos hacían de recorrer el no tan largo trecho hasta el templo una tarea hercúlea.

Las puertas del templo se veían tan cerca que el corazón de Liliana se llenó de regocijo. Pero, antes, un demonio gordo y asqueroso les cortó el paso. Estaba aterrorizando a un anciano que sujetaba a un infante en brazos y trataba de espantarlo con su bastón. El demonio, riendo, le arrancó el bastón de las manos y lo tiró al suelo.

La acompañante de Liliana desenvainó la espada y, gritando a pleno pulmón, se arrojó sobre el demonio.

- Tiradas (3)

Notas de juego

Empiezas tú, si quieres participar.

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22/03/2014, 17:38
Liliana Drauss

No habían sido las únicas que habían pensado buscar refugio en el templo, por supuesto; más gente se fue acumulando a su alrededor en esa dirección. Liliana no soltó el colgante en ningún momento, y a medida que avanzaban, sentía como si la plata se fuese volviendo más cálida. Otra persona más cínica hubiese deducido que era por el contacto con la propia piel, pero para ella, era una señal de que iban por buen camino.

Cuando parecía que ya estaban a salvo, un obstáculo se alzó en su camino: un ser abisal horrible, cuya mera visión hizo que la escritora empezase a temblar. Estaba ocupado jugando con un anciano y un niño. Y detrás de él, las puertas del templo estaban tan cerca...

No sé... quizá... quizá puedo rodearlo sin que me vea. No puedo hacer nada. ¡Yo ni siquiera debería estar aquí! ¿¡Qué puedo hacer yo en esta situación!? ¡Nada, sólo...

Su línea de pensamiento fue interrumpida con brusquedad por un dolor leve pero agudo. Se había puesto tan tensa que había apretado su collar con demasiada fuerza y, cuando abrió la mano, un hilillo de sangre le resbaló por la palma hasta la muñeca. Se había pinchado con la punta de la pequeña espada de plata.

Pero... nunca he estado en un combate de verdad...

Otra gota de sangre resbaló desde la herida.

¡De acuerdo, de acuerdo! Ay...

Desenvainó espada y escudo de su espalda y echó a correr a la vez que su anónima acompañante. Pronto descubrió que apenas era capaz de alzar una espada tan pesada con una mano, y que debería dejar el escudo si pretendía atacar, pero de momento le serviría para detener una acometida de la bestia. Se interpuso entre el ser del Abismo y aquellos a los que atormentaba, con el escudo alzado frente al pecho, y la espada en el costado, con la punta contra el suelo. Estaba aterrorizada. Pensó que se le quebraría la voz, pero le salió con una nitidez y un volumen sorprendentes, que no se correspondían con cómo se sentía por dentro en ese instante.

-¡BASTA! ¡ESTÁS ANTE EL TEMPLO DE LA DAMA DEL VALOR! ¡ATRÁS, BESTIA!

Notas de juego

Liliana se mueve entre el demonio y el anciano. Lleva escudo, por lo que su CA es un punto más alta de lo que pone en la ficha (pero no puede atacar con la espada bastarda con una mano, pues no tiene la dote necesaria para ello).

A pesar de la buena tirada de iniciativa, no me la veía siendo la primera en actuar de verdad en un combate, así que he optado por hacer esto xD

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22/03/2014, 18:33
Narración

El demonio sonrió, nada intimidado por su baladronada. Dirigió un garrazo a su cuello; Liliana estaba demasiado tensa como para levantar el escudo en el momento indicado y sintió las uñas demoníacas desgarrándole la carne y los tendones. Aprovechó que trastabillaba para clavarle la otra garra en el hueco de la axila. 

La guardia se colocó a la espalda del demonio. Vociferante, lanzó un tajo vertical desde la nuca a la rabadilla, pero el demonio ni se inmutó a pesar de que la sangre había brotado.

- Tiradas (7)

Notas de juego

10 pg de daño.

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22/03/2014, 18:46
Liliana Drauss

Las garras del demonio la zarandearon de un lado para otro, e hincó la rodilla en el suelo. Se estaba mareando por el dolor, o quizá por la pérdida de sangre, o de puro terror. Quizá era debido a todo un poco.

¿Es esto... lo que querías que hiciese?

Sacudió la cabeza. No podía rendirse, porque ahora mismo no tenía nada que perder. Dejó caer el escudo, que solo hacia que estorbarla, y cerró ambas manos alrededor de la espada bastarda. Mucho mejor. Así podía blandirla. Aprovechando la leve distracción que provocó la otra mujer, Liliana se levantó mientras lanzaba un tajo ascendente, pero el dolor de las heridas hizo que fallase y casi cayese de lado.

Rezó por que por lo menos el anciano y el niño se hubiesen puesto a salvo mientras agarraba la espada con fuerza e intentaba mantenerla levantada entre el demonio y ella.

- Tiradas (1)
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22/03/2014, 18:58
Narración

El demonio giró sobre sí mismo y mordió a la joven guardia por encima de su escudo. Los dientes rozaron su rostro provocándole un feo arañazo que sangraba sin parar. Ella contraatacó con una estocada directa, pero tampoco le hizo ningún daño.

- Tiradas (4)

Notas de juego

Kale sufre 2 de daño.

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22/03/2014, 19:04
Liliana Drauss

Por algún motivo, quizá porque ya la daba por muerta, el demonio se giró y atacó con contundencia a la otra mujer.

Ni siquiera le he preguntado su nombre...

Cerró los ojos, inspiró, y soltó el aire lentamente. Tenía que centrarse. Quizá aún podía hacer algo aprovechando esa distracción. Sin darse tiempo a dudar, con las fuerzas que le quedaban, lanzó una estocada contra la espalda desprotegida del demonio. La carne abisal humeó en contacto con el hierro frío, pero no logró hundir mucho el filo debido a lo débil que se sentía.

- Tiradas (2)
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22/03/2014, 19:18
Narración

El demonio rugió de dolor. De su boca surgió una nube nauseabunda que flotó sobre sus cabezas. Apestaba a azufre, a corrupción, a podredumbre. Respirarla era espantoso. La guardia, tosiendo como estaba, trató de clavarle la espada a través de la nube apestosa, pero no logró alcanzar al demonio.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Stinking cloud DC 11

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22/03/2014, 19:27
Liliana Drauss

Liliana estaba demasiado aturdida de por sí para verse molestada por la nube, pero sus movimientos se estaban volviendo lentos, y el demonio logró apartarse de su tajo.

- Tiradas (2)
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22/03/2014, 19:31
Narración

El demonio volvió a atacar, enfurecido, pero Liliana encontró las fuerzas en alguna parte para parar sus garrazos y absorber los golpes con la armadura nueva. La otra chica intentó aprovecharse de ello, pero era incapaz de acertar al demonio por las horribles toses y arcadas que le provocaba la nube apestosa.

- Tiradas (4)
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22/03/2014, 19:35
Liliana Drauss

El efecto de la nube había tardado en ser percibido, pero ahora la estaba afectando por completo. La cabeza empezó a darle vueltas, y le costaba respirar en ese hedor infernal. Sufrió una arcada, pero pudo contenerla, aunque solo podía pensar en salir de ese humo nauseabundo.

-¡Tenemos que salir de aquí! -le gritó como pudo a su compañera de armas, para luego cojear hasta salir de la nube apestosa.

- Tiradas (1)
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22/03/2014, 20:12
Narración

Mientras las dos chicas se retiraban del combate entre toses y nauseas, el demonio las persiguió intentando matarlas. Liliana sintió que le rayaban la coraza por la espalda.

- Tiradas (3)
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22/03/2014, 20:21
Liliana Drauss

Liliana levantó la espada como pudo, intentando detener los golpes del demonio mientras se recuperaba un poco de las náuseas.

- Tiradas (1)
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22/03/2014, 20:39
Narración

El demonio no dejó de perseguirlas atacándolas, pero erró todos sus intentos.

- Tiradas (2)
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22/03/2014, 20:43
Liliana Drauss

Liliana aguantó como pudo la lluvia de golpes, e intentó rodear al ser para que tanto ella como su acompañante pudiesen alcanzarle, pero el golpe de la escritora no logró hacer mella en la dura piel del demonio.

- Tiradas (1)
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22/03/2014, 20:49
Narración

La acometida de Liliana sirvió para que el demonio fallase su ataque contra su compañera y ésta atinara a clavarle la espada en el brazo. Ahora, atravesado hasta el hueso, sí que aulló de dolor.

-¡Hijas mías! -dijo una voz a su espalda-. ¡En el nombre de Iomedae, sanad vuestras heridas!

Sintió el toque de una mano en su brazo y cómo las heridas de su cuello se cerraban y dejaban de sangrar. La energía volvió a llenarla por dentro. ¡Por fin tenía una oportunidad! Estaba muy cerca de la puerta del templo y sentía la presencia de Iomedae infundiéndole valor y dándole ánimos para acabar con aquella aberración abisal.

- Tiradas (4)

Notas de juego

Liliana, te curas 3.