Partida Rol por web

Vayámonos pues, no debemos llegar tarde dice antes de coger sus bártulos y encaminarse hacia la salida

El elfo salvaje y el curioso humano de tez oscura que carga consigo un par de sacos repletos de objetos, salen del Bar dispuestos a ir a buscar un Templo como bien habéis escuchado. Tras ello, Rosita aparece tras Caesar, el cual ha citado su nombre.

-Si querido, ¿necesitáis alguna cosa más?-

Pregunta la posadera un poco menos ajetreada con su trabajo.

Si, si eres tan amable de traerme algo de carne seca te lo agradecería mucho, a mi cuervo le encanta y la verdad es que a mi ya me ha acostumbrado a comerla también. Una vez que le trae las cosas el hechicero busca en uno de sus bolsillos secretos y toma 11 mo, las cuales entrega a la posadera. Toma, reservame esa habitación de anoche que es muy cómoda, no la des a nadie, te dejo pagado por adelantado, cobra de allí también la comida de hoy y una moneda para ti por las molestias. Caesar sonríe y guiña un ojo a

 Una vez temino de desayunar,me levanto de mi sitio...

QUé bueno,gracias Rosita...bueno,compañeros,creo que es la hora de partir,aunque antes,em gustaría visitar al alquimista del pueblo.

Salgo al bar...si alguien quiere acompañarme,podríamos comprar algo de utilidad,no creéis?

Se despierta con un ligero dolor de cabeza entre el lecho de paja. Sus ojos aún no despiertos buscan las botas que el día anterior había dejado previamente colocadas al lado del lecho, primero un pie y luego el otro para quedar completamente calzada. -Hoy es el día gran Pelor. Salvaremos a esos niños..- Orgullosa y segura de si misma, se coloca el yelmo y por último se abrocha la armadura para subir al salón donde le espera su ración de desayuno.

Al llegar parece que están todos sentados y han terminado con su desayuno. -Lo siento, por tardar. Me he levantado con un ligero dolor de cabeza- Hace una sonrisa alegre y torcida, y termina rápidamente con el vaso de leche.

Los otros dos individuos marchan con algo de prisa, parece que tienen algo entre manos. -Yo iré al Templo, a orar y de paso a que nos entregue los mapas Curuvar. Después podremos ir a las tiendas, mediano- Responde a Racalín, terminando de engullir el último bocado con la boca cerrada.

-Bueno, yo estoy lista-

Salís del Bar. Al salir, notáis una brisa fresca y el sonido del mar de buena mañana, que en cierto modo, se agradece tras haber permanecido en el interior de una estancia con tanto humo y tanto olor a muchedumbre. Hay un templo separado de las tiendas, casas y pisos de Aguas Fuertes por un pequeño seto, sólo tenéis que ser indicados por el primer trabajador que se os cruce por vuestro camino. Por suerte no queda muy lejos, a tan solo unos escasos minutos del Bar.

Las paredes cubiertas de enredaderas del templo se alzan por encima de las murallas de la Villa, y la punta de su espira puede alcanzar los cien pies de altura por encima del suelo. El símbolo de una hoja de roble reluce con su propia luz esmeralda sobre la gran arcada que permite entrar en el templo.

Este lugar es terreno sagrado y aquí se respira un silencio fuera de peligros y preocupaciones.

El interior de las paredes está pintado para que parezca el cielo, y la plata principal es una amplia zona dominada por una colina cubierta de hierba en torno a la cual una corona de árboles se mece suavemente en una brisa eterna.

Antes de que podáis deteneros a observar mejor el Templo, se os acerca alguien..

Este nuevo humano porta ropas mundanas y una inseparable espada larga en su cintura. Tiene un par de tatuajes por el cuello, cabello largo oscuro y las dos orejas preforadas por pendientes brillantes.

Está cubierto por una túnica de color rojiza.

-Hola hermanos. Soy Grifo, el dueño del Templo. ¿Qué os trae por aquí?..-

El hechicero se encoje de hombros, después de todo el esperaba partir de inmediato al bosque aun que lo de los mapas tenia sentido por lo que decide acompañar a Methgar... Espera, yo te acompaño... le grita mientras corre para alcanzarla...

Rosita coje encantada el dinero que le ofrece Caesar, la posadera le hace un gesto de seguridad y le reservará tanto la mesa como un buen banquete de comida. Una de las monedas se las guarda entre los pechos, como recompensa por su azaña.

Os despedís del mediano, que parece que el se ha decidido por dar un vistazo a las tiendas.

Tras esto, salís todos del Bar y véis con algo más de detalle los muelles: grandes estructuras de troncos almacena las mercancías de los comerciantes que hacen negocios por la Villa. A estas horas, la gente ya empieza a trabajar ajetreadamente en la zona, llevando barriles y cajas entre los almacenes y los barcos comerciales. Seperados tras estos muelles, como bien sabéis gracias a la noche anterior se encuentra el Templo.

Recorréis el mismo camino y al llegar de nuevo al Templo, observáis que Grifo se encuentra hablando con aquellos dos indiviudos que salieron del Bar antes que vosotros.

Grifo

Curuvar parece ser que no está. Si que percibis a varios eruditos cubiertos con túnicas blancas en un rincón en silencio y orando..

Rosita coje encantada el dinero que le ofrece Caesar, la posadera le hace un gesto de seguridad y le reservará tanto la mesa como un buen banquete de comida. Una de las monedas se las guarda entre los pechos, como recompensa por su azaña.

Te despides del resto, que ellos parece que se han decidido por ir al Templo.

Tras esto, salís todos del Bar y ves con algo más de detalle los muelles: grandes estructuras de troncos almacena las mercancías de los comerciantes que hacen negocios por la Villa. A estas horas, la gente ya empieza a trabajar ajetreadamente en la zona, llevando barriles y cajas entre los almacenes y los barcos comerciales.

Tú te guias con tu mapa y te dirijes hacia la zona de tiendas y mercaderes. Allí puedes apreciar como aún están reconstruyendo los muros que destrozaron los Goblins, además de numerosas paradas de comida, fruta y ropa. Pero ese no es tu objetivo, tu objetivo son las tiendas y ves tres: Una tienda de curiosidades, una herrería y una tienda de cuchillos y dagas.

Si no existiera la casualidad, creeriáis que ese variopinto grupo os está siguiendo. Pero simplemente parece que ha sido fruto de la casualidad el que os volváis ha encontrar aquí, en cualquier caso, esa elfa salvaje preciosa para los ojos de Minsk, otra mujer embutida en una armadura donde solo enseña sus preciosos ojos y ese mago de cabellos blancos que no deja de bromear con su compañera aparecen detrás vuestra justo cuando Grifo os da la bienvenida..

El hechicero se acerca al pequeño grupo que conversa con Grifo, después de todo las palabras del extraño se habían cumplido mas rápido de lo esperado. Ya viste Methgar, va a pensar que lo estas siguiendo, ahora creerá que estas prendada de él jiji... le murmura a su compañera antes de acercarse a Grifo.

Hola señor Capitán, venimos a buscar a ese mago loco, ya sabe, para aquello que tenemos que hacer...

 Querelar saluda con un gesto al que dice ser el dueño del templo dedicado al señor de la naturaleza. Busa con su mirada algún símbulo de su oficio, pero sin esperar mucho dice.

 - Buenos días señor, venimos a la casa de la naturaleza en busca de su gracia.- Hace una pausa.- Me gustaría saber si atendeís a los heridos, con recursos divinos.

 Cuando habla acerca de los heridos, muestra de forma vaga alguna de las heridas que tiene.

 Entro en la tienda de curiosidades...

Buenos dias!!*

Saludos, de nuevo nos encontramos saluda a Minsk y Querelar Buenos días saluda a continuación a Grifo, a la espera de que le conteste a Caesar

-Buenos días caballeros. Curuvar se ha tenido que quedar para charlar sobre un asunto con la Dama de Fuego, la dueña de esta Villa. Pero me dejó algo para vosotros..- Del interior de la túnica extrae un par de pergaminos enrollados con una cinta roja, seguro que se trata de los mapas que os prometió.

Los dos papeles enrollados se los tiende a Caesar y a Methgar instintivamente.

Antes de contestar, Grifo se nota como hace un gesto feo al ver las heridas del Valletano. -Les podría dar un vistazo yo mismo a esas heridas, pero tendremos que subir a la capilla, veremos que podemos hacer. No tiene muy claro que pueda curar esas graves heridas, pero lo último que pierde es la esperanza. Decidme, gran hombre. ¿Qué se os ha perdido aquí por estos tiempos que corren?..-

Pregunta, para asegurarse de no percibir ningún atisbo de maldad en él.

El hechicero observa el mapa para darse una idea de la distancia a recorrer... Mmm, quizá puedas comprar algunas pociones para esas heridas. Dice sin dejar de ver el mapa, como no poniendo atención.

 Querelar saluda con un gesto de la cabeza y una sonrisa a la elfa salvaje y al afortunado del juego de cartas.

 - Sin duda miraré de adqurir algunas para lo que pueda ser, pero si antes pueden sanar mis heridas sin usar pociones, tanto mejor.- Mirando al tal Grifo.- En cuanto al motivo que nos ha traído hsta aquí es por que andamos persiguiendo a un malechor, el jefecillo de una banda kóbold.- Mostrando sus heridas.- Eso es un recuerdo de sus esbirros.

El hechicero no deja de ver el mapa mientras agrega... Kobolds, kobolds, de donde me suena eso?... Claro!!!, pues ahora que lo pienso entonces harían bien en venir con nosotros, también estamos tras ellos, aun que por razones distintas, como sea sería buena idea unir fuerzas no creen? Pese a su aparente distracción el clérigo es bastante cauto para hablar en voz baja....

Misnk, perdido en sus cavilaciones mentales hasta ahora, desde que salió de la taberna, se sorprende al ver al variopinto grupo de nuevo tan pronto, sus ojos se pierden en los decorados del techo en honor a algún dios que ninguno de los presentes en el templo habrá de ver jamás.

¿Kobolds? dice exaltado ¿solo kobolds? su puta madre, pero si hemos matado toda clase de lagartos y trasgoides, lo que más me extraña es que aún estemos vivos

Tras darse cuenta de que no están solos en el templo se va dirigiendo con la mirada a cada uno de los clerigos, haciendo reverencias y diciendo-Lo siento..., la veras es que lo siento de veras, no pretendia perturbar la paz del templo de la naturaleza

Tras percatarse de la mirada de su compañero Querelar, halza los hombros, y pone cara de no saber nada