Partida Rol por web

Tras andar casi una hora por un desdibujado sendero que Valerio os indica, llegáis hasta una destartalada cabaña. Las contraventanas están cerradas, pero de la chimenea sale algo de humo, indicando que o bien hay alguien en su interior o bien se acaba de ir.

Los alrededores están lleno de maleza del bosque. Ramas, troncos y árboles medios quemados dibujan el paisaje que véis. Más adelante, justo al pasar la cabaña, se ve un pequeño barranco que se escucha el caminar del agua del río por allá abajo.

La puerta de la cabaña está cerrada y de su interior así a primeras no se escucha nada.

 Durante el camino el joven valletano comenta a su nuevo compañero d eviaje Minsk.

 - Tendríamos que ir más bien compaginados Minsk, sinó es provable que terminemos en problemas. Antes cunado nos internamos en el campamento e ignoraste el comentario que te hice respecto a dar un vistazo a los alrededores fué algo temerario, en ese caso no pasó nada, pero podría tratarse de una emboscada. Sería mejor ir los dos en el mismo sentido. Eso no significa que hagamos lo que diga cualquiera de los dos, pero por lo menos hablarlo.

Si das rodeos alrededor de la ciudad, la gente de la ciudad te puede considerar hostil, algo que nos podía meter en problemas, a demás, ningún enemigo consideraría que entraramos directamente a la ciudad , es algo que se llama factor sorpresa. dice Minsk minetras camina, hasta pararse en la puerta, y llama con tres fuertes golper, tum tum tum... ¿hay alguien ahi? Requerimos de tus servicios sabio ermitaño.

 Querelar mira nada satisfecho a Minsk pero resuelve tratar el tema más tarde, mientras carraspea a la espera de recibir al ermitaño.

Pasados unos segundos, no hay respuesta tras llamar a la puerta.

 Ahora es el human el que da la llamada en la puerta. Un tanto más sonoros.

Tras las incansables llamadas de ambos, al fin escucháis como alguien os abre la puerta desde el interior de la vivienda. La puerta se entorna y el ermitaño asoma un poco la cabeza. Su aspecto es de un anciano de más de cien años al menos. Lleva una larga barba blanca que impide que se le pueda ver su rostro, además porta unas pequeñas gafas muy antiguas con lentes amarillentas mostrando dos ojos pequeños. Un gran sobrero verde no se despega de su cabeza.

-¿Quién diablos se atreve a.. Parece que el anciano no ve muy bien debido al paso del tiempo, hasta que se da cuenta de que dos individuas están enfrente de su puerta. Ohh, así que vosotros sois lo que me habéis despertado de mi siesta. Largo de aquí, no quiero hablar con intrusos..-

El anciano esconde la cabeza tras la puerta y se dispone a cerrarla..

 Querelar responde:

 - Comprendo que no quiera hablar con un par de intrusos, pero e lcaso es que estamos aquí en nombre de Valerio, resulta que tiene una cena inesperada y muy importante esta noche y nos pidió que acudieramos a vos para compraros bebida, según nos ha dicho un vino fantástico, digno del mejor de los banquetes. Y aquí nos teneís.-Sonríe el hombre de tez oscura.

 Dice mientras interpone su bota reforzada entre la hoja de la puerta y el marco de la pared.

El anciano no puede cerrar la puerta, y a pesar de que lo sigue intentando una y otra vez no se da por vencido. -¡Fuera de aquí!. Soy un archimago y puedo haceros mucho daño, asi que.. cuando esucha el nombre de Valerio para de forcejear con la puerta ¿qué?, ¿mi amigo Valerio?-

El viejo finalmente os abre la puerta por completo y os hace un gesto para que paséis al interior. -A ver he empezado por ahí miserables. Dice alegremente. No hos quedéis ahí y pasad..-

 Querelar brinda el paso a Minsk y entra tras él.

Minsk pasa a la casa, agachando la caeza a modo de reverencia,- perdón por la indiscrección- dice- mi nombre es Minsk, y como ha dicho mi compañero, Valerio nos envía para llevar algo de vino para una inesperada fiesta, en la que intervendrá la nobleza, por lo que necesitamos un buen vino, y no hemos podido sino acudir a usted, espero no haber molestado.

 Querelar, en un segundo plano da un vistazo por el interior de la choza, sin moverse, en silencio.

La cabaña os resulta muy acogedora. Tiene varias estanterias repleta de libros antigüpos, el mueble es de pulida madera y también contiene algunos adornos. Un frondosa mesa esta justo enfrente de vosotros, con sus alimentos; Tiene un trozo de pan bastante grueso cortado por la mitad y buen trozo de queso, manteca, y algunos alimentos mas, que dirias que es carne recien hecha -aunque parece que este algo seca-. Además a vuestra izquierda, veís una chimena encendida y unas escaleras que bajan. Pasaís por completo al interior y el viejo os dice:

-Pasad, pasad y cerrad la puerta si sois tan amables. Suelo tener esto manga por hombro, es lo que tiene vivir solo. El anciano se acerca hasta la mesa para coger un cazo lleno de agua y lo lleva hasta la chimenea que lo coloca encima de unas rejillas para que se caliente el líquido.

¿Queréis un poco de té?- Pregunta después de toser como un anciano.

-Gomph, gomrh.. cof, cof.. sentáos, sentáos y enseguida os sacaré el vino. Pero antes necesito tomarme mi medecina..- Dice invitándoos a sentaros en la mesa.

Por mi parte si, en realidad me gustaría beber cualquier cosa caliente, dice mientras se levanta a inspeccionar libros, observando los títulos, a ver si algun le llama la atención. ¿Medicina?¿ es que está usted enfermo?

La verdad es que los libros de Alaren son tan antigüos y tienen tanto polvo que seguro que deben de ser tan aburridos que ni si quiera os interesan. -He. ¿Queréis dejar de pisgonear por mi casa?. ¡Sentaos y estáos quietecitos!-

Dice como advertencia para intentaros meter miedo, pero realmente lo único que os da es un poco de pena. -Os he dicho que soy un archimago y podría convertiros en pescado frito ahora mismo jejeje El anciano no deja de quitar la mirada del fuego y se saca unas hierbas de uno de sus anchos bolsillos. Estas hierbas las mezcla con el agua que se está calentando sobre la chimenea, desprendiendo un gran aroma cuando entra en ebullición. ...Son hierbas, hierbas curativas muchahos. Las necesito para aguantarme con vida y no morir hasta que le devuelva a ese malnacido su merecido...-

En sus ojos se reflejan las llamas del fuego -aunque no las véis- y por ese tono de voz parace que tiene ganas de vengarse de alguien.

 Querelar permanece de pié, escuchando al anciano, de brazos cruzados, a la altura del pecho, apoyado en una pared. De dónde sacará el vino el viejo este, no he visto viñedo alguno, y a él no lo veo elaborando vinos.

Al escuchar la voz del anfitrión, Minsk se sienta en una silla, y espera a que el ermitaño acabe su labor,no es mi intención indiscuirme en sus asuntos, pero, ¿quien es aquel al que quiere darle su merecido?

El anciano coge un trapo de tela ennegrecido que está al lado de la chimenea y coge el caldero que dejó que se calentase con el fuego. Gracias al trapo no se quema y anda hacia la mesa para servir tres jarritas de té hirviendo. El aroma es exquisito.

Carraspea -Joven elfo, uno siempre tiene problemas en esta vida y tarde o temprano tiene que cobrarse la venganza ¿no?. Debajo de su espesa barba oculta una sonrisa cuando termian de serviros el té. Es el propio Conde Everlund, ese hombre me deserró de sus Tierras por beneficiarme a su reina en su propio reino hace ya algún tiempo. Se enteró y el maldito Rey cornudo me desterró. Le dije que esto no acabaría aquí y eso es lo que pienso hacer.. ¿Os lo podéis creer? maldito viejo carcamal-

Vuelve a toser energicamente y seguidamente alivia la tos con un sorbo de su té. Este anciano parece tener como aquel que dice mucho ruido y pocas nueces.

Si eres un archimago, deverías saber que los elfos son muy longevos, por lo tanto, seguramente, tendré unos cuantos años mas que ustes caballero, Dice ocultando su propia curiosidad para no hace pas preguntas