Partida Rol por web

 Querelar sonríe.

 - Ya me gustaría tener en mi haber una historia como esta, beneficiarse a una reina.- Silba catalogando la gesta.- Debió ser un picaruelo d emucho cuidado en su momento, jajaja.

-El anciano al que hablas es un semielfo camarada. No subestimes tampoco la longevidad de un semielfo, pues largos años he corrido ya querido amigo- Parece que el té le ha sentado divinamente. Con precaución se levanta de su mecedora dejando la taza de té sobre la mesa.

-Hejehe. Creéme que era un moza muy picaruela humano, y además no se le veía muy enamorada del Rey. Pero bueno, las mujeres ven cientos de joyas y las pierdes para siempre. En fin..- Apura las últimas gotas ya de pie y os indica que le sigáis. Seguidme, la última caja de vino que tengo la tengo a buen recaudo. Es el mejor vino ¿sabéis? y no podré venderlas a menos de diez piezas de oro por botella queridos amigos..-

Con la ayuda de un cayado mueve sus pies hasta llegar a la cocina..

 Querelar lo acompaña, ofreciendose a cargar con la caja.

 - Si es e lmejor vino, seguro que vale sus 10 po la botella, Valerio os lo pagará, en verdad le sacaís de un apuro. Parecía muy excitado ante la noticia de la cena de hoy.

Al ver que querelar empieza a hablar de dinero, Minsk se lanza a su lado y le susurra, no hables de dinero tan pronto, si tenemos suerte, incluso podemos irnos sin pagar

El viejo ermitaño entra en la cocina. Una cocina bastante rústica a simple vista y bastante limpia a pesar de ser un hombre anciano el que la cuida. Tiene una mesita redonda pegada a una pared y debajo de esta hay una alfombra roja. -Si, ese Valerio llevá meses en la ruina.-

Alaren se acerca a la mesa para hacerla a un lado y retirar la alfombra. Mientras lo hace os mira de reojo, como si no se fiase demasiado. Y levanta con esfurezo una trampilla que queda al descubierto. Baja por la escalerilla mientras observáis como baja y al instante suelta un grito agudo y lastimero.

-¡Mis cosas! ¡Mis cosas!...esos ruidos de anoche... malditos topos-
 

No me diga que ya no tienes vino, y que al gran archimago que se beneficia a reinas y es perseguido por reyes le an robado !que desgracia¡. dice en tono sarcastico, y ahora supongo que tendremos que recuperar vuestras cosas ¿no? La que se nos viene encima

El anciano desde el interior de la trampilla os reclama:

-¡Corred!. Bajad, bajad.... malditos bichos. ¿Cómo puede ser que me hayan robado?..-

Por allá abajo escucháis como Alaren maldice a los ladrones que han debdio de asaltar su casa la ncohe pasada. -¡Daos prisa!-

Que te decía? no hay que fiarse un pelo de esta gente, le dice a querelar, mientras anda lentamente (pero com mucho estilo) hacia donde se encuentra el ermitaño, moviento la cabeza de un lado a otro como si estubiera negando algo

 Querelar salta hacia abajo, con cuidado,contemplando la escena, con una meno en la empuñadura de la cimitarra.

Bajáis al pequeño sotano:

Está vacío, y en la pared Norte hay un túnel excavado. Mide un metro de ancho por uno de alto. Valerio está en la entrada del túnel intentando buscar alguna huella o algo por el estilo.

Minsk se pone a buscar cualquier cosa que pudiere encontrar en el sótano vacío, pero está tan despistado que no se preocupa mucho en buscar minuciosamente- Que me dices Querelar ¿ves tu algo?

 - Esto está oscuro, dejadme que lo ilumine un poco.

 El valletano pronuncia unas palabras arcanas. Luminis Esferum. Y abre la boca como si exhalara anillos de hmo, pero en lugar de humo crea unas esferas de luz, cuatro veces, como burbujas de jabon flotando en el aire. Luego con unos gestos de la mano orienta estas por la sala, flotando cerca de las paredes, hacia el abujero, derramando luz en la oscuriad.

 - Creo que veo algo... que es eso?- Dice desenvainando la cimitarra.

Gracias a la luz que suelta el Valletano podéis distinguir el túnel con claridad. 

El tunel avanza mas o menos recto, descendiendo ligeramente. Hay mucha tierra removida, y gracias a la luz se pueden distinguir pequeñas huellas en el suelo. Mide unos ocho metros de longitud y parece ir a parar a una cueva natural.

El anciano se queda anonanado al ver las luces mágicas que salen de la boca de Querelar. -Malditos jovenes, son mas de lo que aparentan..- Sin dar demasiada cuenta de ello, hecha un ligero vistazo al interior del túnel.

-Yo no veo nada extraño. ¿Cómo han podido hacer algo así sin que me de cuenta?..- Se pregunta al ver las huellas, dejando paso al humano que desenvaina su cimitarra.

 Querelar avanza, con seguridad, cero en mano, acercando una de las esferas hacia las huellas, mirándolas de cerca.

 - El abujero conduce a una caberna natural, lo abrieron de la caberna a la despensa... diría que se tratan de un par de humanoides pequeños, trasgos, kóbolds tal vez... y también hay huellas de un humanoide de nuestro tamaño, aproximadamente...- Da un vistzo al anciano.- Parece que tiene vecinos.

 Mira a Minsk y luego al anciano.

 - Por algún acuerdo podríamos ir a dar un vistazo a ver si encontramos algo.

Creo que ésto no se ha echo solo en un día, creo que no tiene usted muy buen oido, seguramente llebaran semanas cavando antes de que lo descubrieras Minsk le hace un gesto con la mano a su compañero, diciendole buen trabajo con la mano

-Malditas criaturas cobardes, se aprovechan de un anciano sordo. ¿Pero quién habrá podido ser?. Se queda unos segundos pensativo, pero parece que no tarda mucho en dar con la clave. ¡Maldito Bastardo! seguro que fué él. Por su mente trata de pasar lo que estuvo hablando hace tres días con un curioso personaje. Hace algunos días alguien llamó a la puerta, me dijo que estaba interesado por todas las cosas antigüas que yo poseía: Vinos, pergaminos, guantaletes, armas... todo de hace mas de veinte lustros-

El anciano se detiene, no está para estos trotes así que, solo tiene como ayuda a dos forasteros. -Ir a dar un vistazo por favor, os daré algunos de esos regalos, el que queráis pero tenéis que ir a dar un vistazo por favor- Alaren se saca un mocador de unos de sus bolsillos se suena la nariz. Parece que tiene algo de alergía a la cantidad de polvo.

 Querelar asiente.

 - Sea pues, iremos a por ellos, esero que no stén muy lejos. Vayamos.

 Sin más el humano, con cimitara en mano se adentra en la oscuridad, con las luces danzantes flotantes por delante.

Minsk, sin mucha conviccíon, sigue a Querelar por la excabación, en busca de los trastos de un viejo senil semi-humano

Querelar, manda una de tus luces aquí atras, para iluminar la retaguardia.

Con el estoque en mano, avanza preavido