Partida Rol por web

Minsk, muestra una vez más su habilidad con la espada. El filo de su arma atraviesa la garganta de la criatura, la cual, empieza a balbucear sangre por la boca. Cuando el elfo decide, su espada corta la cabeza de la largatija. (muerto). El resto de Asabis se asustan al ver semejante barbaridad. Presa del pánico, huyen y se escapan entre la malezas del bosque gritanto atemorizados. Cada una de ellas va por un punto diferente, haciendo así que su captura sea mas dificil para sus posibles perseguidores.

La lluvia apaga las llamas de la última criatura en escapar, que rápidamente echa correr hacia la parte superior del bosque.

El Valletano decide hacer un intento glorioso y muy bondadoso por su parte, pero cuando llega al punto de destino, ve y siente como no hay esperanza alguna para salvar la vida de Alaren. Tiene demasiada sangre por todo su cuerpo y de un costado de su boca sale un hilillo de sangre. Está muerto.

Empieza a llover mas intensivamente que en un principio. Y se avecina una buena tormenta para este nuevo día..

El elfo, orgulloso de su proeza, sin embargo, apenado por la muerte del semielfo, se dirige hacia Querelar lenta y sobriamente. Sus ropas se mecen al viento y se hacen pesadas por la lluvia, las gotas de agua chocan contra su cota de mithril, pero, a pesar de la ventisca, su caminar es firme cual soldado en batalla.

-Demosle un entierro digno, y cojamos todos los libros que podamos de su biblioteca- dice serio- sería una pena que esos libros llegaran a manos de monstruos y que los utilizaran para hacer hogueras, en Aguasprofundas se los entregaremos a alguna gran bibllioteca para que puedan ser aprovechados

 Querelar asiente, susurra unas palabras y ayudado por Minsk llevan al semielfo hasta su casa. Cuando la lluvia afloja lo entierran.

Lleváis a Alaren cogido entre los dos, hasta la casa del Ermitaño. Allí se puede apreciar sus incontables heridas y profundas rajas que le han propinado esas nauseabundas lagartijas. Una tormenta se avecina con sus truenos y relámpagos por el horizonte, sin embargo la lluvia empieza a aflojar un poco y aprovecháis ese instante para enterrar al semilefo en un patio de la parte trasera de la casa.

En el interior de la choza, sus libros, son muy antigüos y la mayoría son de alquimista. No tendrían mucho valor en estos días, aunque quien sabe.

Aquellos Asabi abandonaron el lugar como cobardes, lo extraño es que escaparon en la misma dirección que os indicó Ujaset para que encontrarais su refugio. Ya habéis perdido algo de tiempo, enterrando al viejo y echando un vistazo a sus libros, y llega el momento de tomar una opción.

 Terminando de escurrir sus ropajes mojados Querelar mira a su compañero.

 - Tengo la corazonada de que encontraremos a esos asesinos en el cubil de la esfinge. Como estás, te sientes con fuerzas para ir?

 Mientras dice eso, el humano busca por los estantes de la cabaña provisiones, embutidos, confituras, frutas, carne salada o ahumada...

Ves lo que le hice a ese asqueroso lagarto? dice Minsk señalando a la cabeza del lagarto tirada en el suelo, pues eso mismo les pasará a esas criaturas que nos atacaron.

Minsk coje su equipo y empieza a caminar hacia la cueva de la esfirge

 Querelar avanza detrás de Minsk, con su arco presto, y una flecha encocada por si hubiera cualquier alarma estar preparado.

 - Sabes que tipo de bestias son estas? No estoy seguro, pero no me han parecido kóbolds...

Parecían lagartos, pero, puede que fueran ellos los que atacaran a la estirge, al fin y al cabo, no podemos fiarnos de lo que diga un espíritu. Aunque ahora que lo pienso, se parecen bastante a los kobolds...

Os tomáis el tiempo necesario para recoger los libros del viejo, buscáis una sabána para meterlos ahí y hacer un improvisado cesto para transportarlos más fácilmente. Mientras el elfo hace esto, Querelar se dedica a recoger todo lo que sea comestible de la cocina; Hay queso, pan con buena miga, carne ahúmada y algo de verduras.

Tras esto, salís en la misma dirección por la que escaparon los reptilianos.

Tras una hora y medio de camino por la senda embarrada y solitaria os acercáis al campamento del Torreón. De camino hacia allí véis relámpagos en el horizonte, además de los alrededores del bosque, también se puede apreciar como algunos mamíferos salen a disfrutar de la lluvia y encontrar algo de comida, como conejos o jabalíes. Pero en general, todo el camino hasta el Torreón se hace un tanto intranquilo por esta lluvia y estos fuertes vientos.

 Una vez repartido y ajustado el nuevo peso, el viaje prosigue, pasando por el torreón donde sobreviviero a los trasgoies, con cirta morbosidad da un vistazo para ver si los cadáveres siguen allí.

Los cadáveres de los goblins siguen en su sitio, alguno de ellos están siendo devorados por una manada de cuervos. El campamento y la fogata están completamente desbalijados, como si alguien les hubiera dado un vistazo. El cadáver del "Orco Jefe" no está en su sitio..

Pasando el campamento, a unos cien metros de distancia, hay una ladera de una colina cubierta de hierba. Por esa ladera percibís una estrecha senda que es mas que probable que conduzca a la cueva que os indicó Ujaset en la Posada de Valerio.

 Querelar comenta, señalando la senda.

 - Ese parece el camino. Mejor vayamos ahora que aún no estamos al mediodía y si tenemos que salir, les hara menos gracia siendo a plena luz del día, si es que deja de llover...

 El humano prosigue la marcha dirigiendose hasta el sendero.

Seguís por la senda. Con forme váis subiendo por la ladera, percibís la entrada de una pequeña cueva cubierta de hierba. La entrada tiene una anchura de diez pies -3 metros- y después se extiende en una zona de veinte pies de anchura, con un techo de unos treinta pies de altura.

La cueva está oscura.

El elfo, traspuesto y pensando en sus cosas, se reactiva al ver que ya han llegado a la entrada de la cueva. Con la espada en una mano, y una antorcha, encendida, en la otra.

Una vez dentro, hace una seña on la mano a su compañero para que entre a la cueva

 Querelar avanza con el arco presto con una flecha encocada y otra entre los dientes. Avanzando a un lado de Minsk, agudizando su vista en la penumbra más allá del resplandor de la llama de la antorcha.

 Pit i collons!

 - Precaución.

Justo al penetrar en la cueva y gracias a la luz que desprende la antorcha del elfo, distinguís como una pequeña figura os ha detectado. Rápidamente y aparentemente asustada, gira por un diminuto recodo, perdiéndose de vuestra vista..

Sigues con la vista a la silueta que intenta esconderse tras girar el recodo. Te das cuenta de que es un Kobold, muchas veces has visto estas tipicas criaturas y tus ojos no ten engañan lo mas mínimo.

La criatura está arrinconada y solitaria, cubre su cuerpo con sus brazos mientras gimotea. Parece más que asustado...

 Querelar pone una mano e el hombro de Minsk, y le hace una seña para que espere.

 - Algo no va como debería. Espera un momento.

 El humano da un par de pasos adelante mirando a la figura temblorosa del kobold. Y le habla en un idioma estraño. (Dracónico).

Spoiler (Mirar si se comprende el dracónico.):