Partida Rol por web

Yo estoy listo para partir, pero abisanos con tiempo cuando lleguemos, no quiero que nos embosquen. Luego se dirige hacia Querelar y le dice... Traduceseló

 Después de traducir a Jaalask lo de que avisar con tiempo, la pequeña expedición e pone de marcha de nuevo. Querelar avanza con el arco en las manos, con una flecha suelta en la cuerda.

El dragoncillo hace un gesto afirmativa, indicando que ha captado la traducción del Valletano. -Jrrrjjjrr- Ruje al caminar los primeros pasos. Su intención acercaros lo máximo posible al campamento, y en la medida de lo posible que no seáis detectados.

El bosque, oscuro y tétrico, como si de un cementerio natural se tratase, había cambiado su aspecto y, tras los últimos pasos, la maraña de zarzas y espinos que ocultaban el serpenteante camino que transcurría entre pequeños pinos había dado lugar a espacios abiertos, salpicados por grandes troncos de enormes chopos, hayas y encinas, cuyas copas, apenas visibles en lo alto, formaban un techo que dejaba pasar, aquí y allá, los rayos de un sol distante, creando un bello juego de luces y sombras.

El sendero, ahora ya libre de toda maleza, se mostraba iluminado, como invitando a recorrerlo y dejarse llevar allí donde el decidía.

Váis guiados por un pequeño Kobold, que aparentemente se ha ganado vuestra confianza. De pronto el sendero termina para dar paso a un claro del bosque. Desde vuestra posición véis a varios Kobolds al lado de varias fogatas y tiendas, parece que están cocinando algo en el fuego. Están bailando y desfilando como si celebrasen algo en particular. También se aprecia una comadrjea terrible atada a uno de los troncos de un árbol cercano.

Sólo un par de miembros están vigilando por los alrededores..

Creo que ya lo tengo...dice minsk mientras se esconde esconde detrás de el árbol de al lado.
Nos cobijaremos tras esas rocas de ahí en frente, y desde allí dispararemos y nos esconderemos Querelar y yo, mientras tanto, Jaal se subirá a éste árbol y vigilará que no nos ataquen por la retaguardia...
dice en común, para luego pasar al élfico.
ten la espada bien a mano, como ya te he dicho antes, no me fío de que siga con nosotros cuando todo comience, puede que huya, dejándonos solos. Primero dispararemos a a comadreja, los dos, luego, los kobolds son cosa fácil... pero lo que me preocupa es que o veo a su jefe... ¿donde estará?

 Querelar arrebujado enla capa y medio agazapado, arco y flecha en mano, mira la escena.

 - Imagino que será aquel con pinta de guerrero.- Dice apuntando con la parte superior del arco.

 Luego traduce en dracónico a Jaalask, lo que tiene pensado hacer y las posiciones que tomarán. También pegunto si Oppol es el que parece un guerrero.

Jaalask observa detenidamente la escena que tiene a largos metros de distancia, quizá demasiado para su visión en la luz. Aún así puede apreciar que el líder no se encuentra en la manada. Lo que no duda en comunicarlo en un imperfecto común.

-Oppol no estar, Oppol no verse aquí..-

Eso le da que extrañar al pequeño dragoncillo, que no duda en hacer caso a los dos aventureros. Trepa por el tronco del árbol y se sitúa en la alto de una firme raza. Desde allí, otea el claro del bosque en busca de su jefe, pero parece que no está. -No ver a Jefe..- Susurra desde lo alto.

Las dos criaturas que están vigilando siguen a lo suyo, el resto continúan festejando.

Pues vamos a empezar con la fiesta...

Minsk se adelanta hacia las piedras que hay delante suyo coloca su carcaj en el suelo, carga una flecha en su arco compuesto, y apunta hacia uno de los guardias, para intentar darle en el pecho, sin embargo, la flecha se le cae en los pie sy la goma elástica se mueve sin disparar flecha alguna

 Querelar tras tomarse su tiempo dispara la flecha hacia el cetinela máspróximo, acertándole, haciendo emanar su sangre de la herida, mientras por el rabillo del ojo ve como Mink no tiene tanta suerte.

El elfo puede llegar a precipitarse a la hora de la emboscada, quizá demasiado y eso le juega una mala pasada. Se acerca a unas rocas que salen de la hierba y sin pensarlo dos veces, lleva su mano al carcaj previamento dejado al suelo. Lanza la flecha y es tanto su ridículo que él mismo se queda atontando por ese fiasco.

El Valletano observa la situación del elfo, y no logra explicarse que le ha pasado a su compañero. Copia los pasos de Minsk, pero este si que consigue acertar a su objetivo. La flecha perfora al reptil y este cae al suelo al instante.

El compañero de vigilancia se da cuenta de lo ocurrido y va a socorrerle, o al menos eso parece, echa unas miradas hacia los exteriores del bosque, intentando averiguar que es lo que ha ocurrido. El resto de kobolds y criaturas siguen con la fiesta.

Lo único que hace Minsk es quedarse mirando la flecha que se le ha caido al suelo, cada vez más furioso.

En sus ojos se puede ver la la ira ardiente, que Querelar sólo había visto cuando le arrancó la cabeza al lagarto, habiéndole partido el cuello, separando la cabeza del resto del cuerpo.

Casi un siglo de entrenamiento... ¿para esto? ¿nunca más...? nunca más...

 Querelarse agazapa un poco más mientras apunta de nuevo hacia el otro centinela y flasssshhh, su flecha sale en su dirección, pero no llga a alcanzar al reptiliano.

El ruido de los Kobolds se escucha desde vuestra posición, lo que están festejando posiblemente sea el botín que robaron a la esfinge, o quizá simplemente están festejando que han matado a una criatura mágica que saca más de dos cuerpos a cualquier criatura reptiliana que permanece ahora mismo en este bosque.

Minsk se queda pensando y maldeciendose a si mismo tras su error cometido.

Querelar por su parte trata de agazaparse tras las frondosas ramas del árbol e, instantes después vuelve a descontar un flecha de su cárcaj. El proyectil silva muy cerca de la posición del kobold vigilante, lo que le hace girarse para averiguar de donde ha venido la flecha. En vez de alertar a los demás kobolds, véis como se agazapa por la zona hasta esconderse del todo, aprovechando las condiciones del terreno.

No le véis..

El elfo empieza a sentir de nuevo sus frágiles dedos, así como todos sus sentidos deseando que esta vez no le fallen.

Minsk saca otra flecha, la deposita entre sus dedos, y tras haber acariciado delicadamente el lomo de su arco, murmura.

Corelon, dame destreza para que no erre en mi tiro

Acto seguido, coloca una flecha lentamente en la cuerda, y tras un exhaustivo apuntamiento dispara...

La flecha recorre el espacio entre el arco y el objetivo en unos segundos, y va a clavarse en la garganta del kobold, atravesándola de un lado a otro.

 Dónde se ha metido el condenado! No lo veo!

 Tras buscar y no encontrar al centinela, apunta de nuevo y dispara hacia uno de los que están de festejos. La flecha surca el aire hasta encontrar el cuerpo escamoso del desdichado y penetra en él, ausándole una profunda herida.

Jaalask sigue en lo alto del árbol, vigilando y avistando los alrededores en busca de una emboscada. Del kobold vigilante no se sabe nada.

Por parte de los aventureros, ambos vuelven a tensar una flecha en sus arcos. El elfo es el primero esta vez en demostrar que su anterior fallo habí sido tan solo producto de la casualidad y de la mala suerte. Su proyectil vuela preciso y recto hasta introducirse en el cuello de uno de los kobolds que estaban festejando. Querelar, segundos después, busca también a un objetivo, lo encuentra. Entonces suelta sus dedos y sale una flecha que no tiene nada que envidiar a la del elfo, pues también consigue quitar la vida a uno de esos kóbolds.

De pronto, todos los kobolds que estaban festejando se dan cuenta de lo ocurrido y corretean de un lado a otro, los tres kobolds restantes se introducen en sus tiendas, probablemente para protegerse y cojer su armamento. La comadreja empieza a ponerse nerviosa y tira con fuerza para romper la cadena que le tiene apresada contra el tronco.

 Querelar, viendo como se han escondido los lagartos en su tienduchs y viendo a la bestia como intenta escapar, se desplaza de forma que deja a tiro a la bestia y le suelta una flecha.

Minsck recarga una flecha en su, hasta ahora preciso arco, y apunta a la comadrejra, a la que sin ningún pudor dispara, esperando tener la misma suerte que antes.

En el lomo de la comadreja va la flecha a clavarse profundamente, quedando la flecha encajada en su interior