Partida Rol por web

Observo de reojo a Javiera sentándose casi al frente mio. Al parecer ni me estaba notando, lo cual podía ser porque me ignoraba o porque no me había reconocido. Pensé en cuando la vi en el auto, estaba segura de que sabía quién era, pero tal vez me había equivocado, solo estaba mirando a la Gangrel que caminaba al rededor del auto. ¿Tanto había cambiado mi apariencia en mis 15 años de vástaga? Pensé en mis mutaciones Gangrel, pero se supone que no podían ver nada de eso bajo mi gabardina, además de mis dientes de ratón.

Mi tren de pensamientos se vió interrumpido por la Brujah cuando preguntó sobre la misión. Dejé que la otra conteste primero, a ver qué podía descubrir que no supiese. Pero la chica parecía mucho más perdida que yo, y eso que yo había llegado a Buenos Aires la noche anterior. Torcí la boca inconcientemente, en señal de compadecimiento. A pesar de que ser Brujah practicamente la ponía en mi lista negra, especialmente si estaba en el grupo de Yuste, no pude evitar lo que probablemente era un reflejo de una emoción que tenía cuando humana, por lo que respondí a Javiera para informar a la otra de qué ibamos.

-Según me dijeron, vamos tras un Gangrel que nos contactó. Según él, tiene un refugiado con información del Sabbat.- Eso era todo lo que sabía, practicamente, pero servía para contestar. -¿Y a ustedes?- Y con eso me refería a Javiera, ya que la otra no sabía ni dónde estaba parada. Casi parecía Caitiff.

Javiera se inclino hacia delante, con sus codos sobre sus rodillas, y guardando su celular en no de los bolsillos de su chaqueta larga, estaban igual, ambas, porque descartaba a Laura, la pobre estaba ahí en la misión de su vida sin saber que pasaría.

- igual que tú Sarah - responde, era raro, las tres presentes tenían acentos distintos, Javiera, chileno, Laura, mexicano, y Sarah, un español agringado - parece que el Sabatt ha decidido volver a dar señales de vida y estaremos en un trabajo de vigilancia, como el de aquella noche, - miró a Sarah, no sabía cómo la había pasado, pero estaba viva eso es lo que cuenta.

- Laura ¿sabes usar armas? - directa y al callo, debía saber si esa chica iba a ser de ayuda o no, sabía lo que podía hacer Sarah, así que no se preocupó por preguntar.

Qué. Chingados. Acaba. De pasar. Aquí.

Miro a Javiera, luego a la chica de la gabardina, luego a Javiera, luego a la chica de la gabardina, luego a Javiera, y por dentro mi mente se ha quedado en blanco.

- Amm…

Acababa de salir de una de tantas asambleas del grupo. La próxima semana daban el fallo sobre si se iba a declarar a Peña Nieto como presidente constitucional, y pese a saber en el fondo (muy en el fondo) que pasaría, habíamos hablado en términos de “y si” en lugar de “cuando”.

Yo estaba sentada en el suelo, jugando con una caja de gises, grande, de esas que con cuatro llenas una caja de zapatos. Recordaba que la discusión varío hacía “que hacer en caso de granaderos” si se aparecían en plena protesta. Alguien propuso bombas molotov, pero lo callaron: nada les encantaría más a los medios. La oportunidad perfecta para acusarnos de vándalos.

- En lugar de bombas molotov tira esto a la voz de “¡órale, putos!” – exclamé en voz alta, fingiendo que lanzaba la caja cual balón de rugby... y la caja resbaló de mis manos, con suficiente impulso para golpear a un marihuana que dormía oculto en un arbusto.

- ¡¿Órale putos, qué?! ¡¿Órale putos qué?! – exclamó poniéndose de improviso de pie.

Y así, amigos míos, fue que empezó mi primera pelea callejera en plena plaza, la primer vez que me topé con un vagabundo que estaba hasta arriba, sin mencionar el descubrimiento de los beneficios de una buena patada en los…

- Creo que me las podré ingeniar.

Al parecer Javiera si me recordaba, lo cual podía ser malo. La verdad, hubiese preferido que no tenga memorias de mi, pero se ve que le dejé una impresión ya que incluso recordaba mi nombre. -Bueno, tiene sentido. Intenté matarla.- Claro que matar tal vez no era la palabra. Más bien la ataqué nada más, pero ella no lo debió haber visto así.

En cuanto a la misión, era bueno saber que la Toreador me había dicho la verdad. No es que desconfiara de ella, fue la única que me dio un buen recibimiento en Buenos Aires, pero en esta vida una nunca sabe, más aún con los Toreadores.

Y sobre la chiquilla... la verdad no sabía que pasaba por su cabeza en el momento que se quedó callada un segundo pensando, pero su respuesta no me inspiró mucha confianza. -Por suerte los Brujah son luchadores natos. Tal vez la falta de armas no le resulte tan dificil de manejar.- Pensé en mis propias herramientas. A lo mejor podía proveerle yo de una, si las cosas se ponían feas necesitariamos toda la ayuda posible, pero primero tendría que probar que podía confiarle algo así.

Mientras hablan, el suave rugir del motor comienza a oirse. Poco a poco, la nave abandona el muelle. Por las ventanas del saloncito observan las darsenas pasar con lentitud mientras hablan, aunque apenas unos momentos despues son superadas. Solo queda la negrura del Rio de la Plata. 

El yate se desplaza con calma. No es un bote de carreras ni intenta serlo. Ademas, el lujo interior no va con la velocidad, aunque claro lo importante esta sujetado. Hay televisores lcd tanto en el salon como en los cuartos, un equipo de musica general, portatiles... Los lujos de una casa (una muy ideal) dentro del reducido espacio. Seguramente la nevera no estara desprovista, dentro del estandar vampirico de alimentacion. Para todas, es una experiencia nueva, y no necesariamente tan comoda como todo el mobiliario sugiere. 

Nadie dice nada durante un incomodo silencio, hasta que Antonia baja. Se la ve distendida. 

-Tu ghoul parece bastante util, Laurita...+sonrie, estirando los brazos dentro del pequeño saloncito.+ Enseguida entendio lo basico. Igual despues me pondre al timon, cuando estemos mas dentro de donde vamos. No es muy lejos, pero seria todo un bajón si encallaramos... De no haber inconvenientes, en algo mas de una hora deberiamos estar llegando al Falso Sueco.

Se sienta junto a Javiera, o mas bien deberia decirse casi encima, acariciando su cabello.

-Es la primera vez que te invito, ¿no? A que es bonito... +mira a las demas, repartiendo la sonrisa a las 3 por igual, incluso a Sarah.+ Espero todas lo disfruten... Ahora solo seria cambiarnos y ponernos los bikinis para tomar la luna. Pueden poner musica si quieren, aunque la coleccion de dvd y cd esta hecha a mi gusto.

Mientras habla desenfadada sobre pasarlo bien, va quitandose un bretel de su vestido, revelando abajo un pequeño bikini negro que combina con su blanca y tersa piel.

Recibe con un abrazo a Antonia, rodeandola con sus brazos,  y apoyando su mano en su hombro helado, la chica no escatima en sus mimos para con ella, y eso era agradable, Antonía se hacia querer, y aunque no entendía el concepto de espacio personal, ya no podía apartarla, así que jugó con uno de sus mechones, y miró, su cabello claro,   para soltarla cuando ella se paró para quedarse con el traje de baño.

Javiera también se puso de pie y sacó su abrigo, y  luego soltó las tiras de su vestido para quedar con un bikini negro, con algunos brillos en el corpiño, cerró los ojos y respingó un poco la nariz, no entendía muy bien ese juego de Antonia, pero le daría en el gusto, simple.

- ¿vamos chicas? - les preguntó a las otras en un tono solemne.

Y así, amigos míos, es como el valor de usar un trikini rojo se ha esfumado tanto como toda líbido cuando Mercedes me explicó el sexo vampírico...

Glup!

Miro de vuelta al refrigerador, aun recordando como me quedé cuando vi la dotación de sangre e inconscientemente aun esperaba poder coger una inocente coca-cola. La forma de actuar de Javiera y Antonia me recuerda al trío Gregorio-Mercedes-VampiresaAnónima. Y claro, hay que confesarlo, me hace recordar la manera brillante de enojar a Mercedes y ganarme en mi primera salida al mundo vamípírico una probable enemiga mortal (¿o inmortal?) por no disimular que me gustó como Gregorio me pasó los labios por el cuello.

- Haz lo que quieras de él, solo que no acabe en el fondo del mar que si no mi sire me mata...

Abandono mi semi-forzada postura y me pongo de pie, sacando valor. Acabo de notar que mis acciones más temerarias siempre son precedidas por un momento de timidez, o en los últimos días, pánico. Saber de pronto que en lugar de solo conocer a otros miembros de la comunidad vampírica en realidad voy a una probable misión suicida no ayuda mucho.

Me sorprendí al escuchar que la que parecía la más novata de nosotras tenía un ghoul. Si apenas parecía saber de qué iba ser vástago. -Tal vez está más preparada de lo que parece. Quizá incluso sea más antigua de lo que creí y está jugando.- Pensé con desconfianza.

Después de eso, Yuste y Javiera empezaron a desnudarse, a lo cual yo levanté una ceja. -¿Planean ir así? No esperarán que las acompañe en su juego, ¿o si?- Estaba empezando a sonar como una Toreador, pero esto era demasiado incluso para un Gangrel. Además, no creo que a las Brujahs les guste ver las deformidades que escondía bajo mi gabarnia. Detalles de mi clan. -Ahora que lo pienso, ¿cuándo fue la última vez que me saqué mi gabardina?-

Me acerco a la heladera y abro para agarrar un aperitivo. -Si ellas se dan gustos, supongo que no tendrán problemas en que yo haga lo mismo.- Pensé con malicia. Probablemente a Yuste no le agrade que yo me tome la sangre de su barco. Pero eso no me detendría.

Sarah al parecer no vino preparada como las otras dos chicas... En todo caso, a Antonia no parece molestarle que se sirva, despues de todo dijo que disfrutaran del yate como gustasen. La heladera tiene un interesante mix de sangre fresca con productos humanos, como champagne y bocaditos de chocolate. Curioso. 

Entretanto la Gangrel decide que hacer a continuacion, Javiera y Laura, la una ya desvestida y la otra no, suben a la cubierta con la primogenita. Normalmente seria de bronceado, pero huelga decirlo, esto escapa a las posibilidades de un vastago... En su lugar, la delicada mujercita las lleva adelante, a proa, donde pueden tenderse. El cielo esta nublado intensamente por el Este, pero no es asi del otro lado, y la luna encuentra por donde colarse. Tendiendose comodamente justo en el centro, directamente sobre el polimero de la nave, se ve a Antonia muy relajada mientras permite que la luz blanca le bañe su palida y atractiva piel.

-Ahh... Tranquila, pequeña.+comenta entretanto se acomodan y sus ojos estudian a ambas bellezas+ Tampoco se trata de ser demasiado crueles con la servidumbre. Quitate el vestido y relaja tus pensamientos.

Se quedó cerca de Antonia, de hecho se la llevó del brazo por la cubierta, complaciendo a su traviesa amiga, pero su mente estaba en otro lugar, estaba atenta al aire, y si este traía en cada movimiento algún aroma que la pusiera en alerta. La vampiresa entornó los ojos mirando hacia la orilla,  como si olisqueara la polvera o el olor a muerte y claveles de uno de los suyos, pero nada, la noche parecía calma como tantas otras, y la luna serena recorría la bóveda negra de a noche bonaerense. 

- si pequeña - le dijo, se atrevió a llamarla así, no podía saber su edad, pero quizás, ella podría ser su madre, si hubiera tenido un hijo- un ghoul puede ser un aliado formidable, nuestros ojos durante el día, velo como tal, como un amigo con el que compartes una relación de mutua colaboración - le sonrió de medio lado, no podía evitar pensar en el profesor Barros con Alfredo, y ella misma con Carlos, aunque Carlos no estuviera bebiendo de su sangre.

Sería más fácil si Mercedes me hubiera ahorrado el espectáculo, aunque vuelvo a lo mismo, nada puede ser más perturbador que la charla vampírica sobre los pájaros y las ovejas. Un día me vengaré.

De pronto me dí cuenta: ¡mierda, ya van dos veces que pienso lo mismo... en menos de un minuto!

Ya antes de ser vampira de pronto me abstraía en mis pensamientos. El desgraciado metro se fue de largo más de una vez, haciendome caminar o conseguir algún medio de transporte disponible en el rompecabezas vial y todo por mis distracciones, pero de allí a pasar todo el día en un constante monólogo con ocasionales tintes filosóficos comienza a ser alarmante.

En un intento por cerrar mi mente me llevo las manos a la chaqueta, comenzando a bajar el cierre para ir dejando mi trikini al descubierto. Tengo que mirarme a mi misma por unos instantes, aun acostumbrándome a la idea.

- Aun me pregunto sobre lo que adquieren los ghouls, mi sire me explicó algo pero lo que entendí es que básicamente se drogan con nuestra...

¡Pum!

Alzo la cabeza y reflejada en el agua, la luna. Deformada por el oleaje. Brillante, de un blanco espectral, puro, más allá del cielo espiritual sobrevalorado de los católicos.

Sin darme cuenta estoy observándola como si fuera hombre lobo a punto de una transformación (¿existirán también?).

Ese pensamiento trivial me hace volver a la realidad, de manera tan súbita como con la cual salí. Parpadeo varias veces, inconsciente de que ya nisiquiera he hecho el intento de respirar. Era solo una luna, ¿a qué me absorbió tanto? Solo una estúpida luna. Tan nítida y hechizante que mi mundo se redujo a ella, incluso pese a estar en medio de una conversación.

Un desvio de la cabeza. Un simpre movimiento ligero, casi insignificante, la nimiedad de haber alzado la cabeza tras quitarme la chaqueta para buscar a Javiera y sin darme cuenta la distracción acaba de elevarse a la quinta potencia.

- ¡¿Que mierdas le pasa a mi mente?!

Mientras Yuste y sus dos Brujah se desvestían yo me había acercado a la borda y me puse a contemplar el agua, esperando que algo suceda y haga pasar el tiempo más deprisa. -Los vampiros no deberiamos ser capaces de navegar así, según los mitos.- Pensé al acordarme de la novela de Drácula. Era increible como los humanos siempre nos tuvieron presentes, solo que ligeramente equivocados.

Fue entonces cuando escuché una exclamación a mis espaldas. -¡¿Que mierdas le pasa a mi mente?!- Era la voz de la que aparentaba menor edad de mis tres "compañeras". Di un suspiro antes de darme vuelta (bueno, fue más como abrir la boca y cerrarla ya que no respiraba) y preguntarle a la Brujah. -¿Hace cuánto que fuiste abrazada?- Si bien no pude evitar un poco de agresividad en mi voz, pues no me agradaba que se rompa el silencio de una noche así (o que hagan que nos escuchen), intenté que mi pregunta sonase lo más benigna posible.

Su rosada lengua acaricio el delicado labio superior, mientras miraba a la neonata y cruzaba los brazos tras la cabeza. Les dejo hablar sin decir nada, escuchando, hasta el pequeño estallido.

Recien entonces intervino, haciendo crujir con suavidad los nudillos de su puño izquierdo, para luego estirar la palma. Desde su punto de vista los dedos se abrian en arco contra la gran luna, tapandola, a la vez que quedaban envueltos en un leve fulgor blanquecino. El astro en la mano. 

-Shh... tranquila.+intervino suavemente, no porque temiera que peleara, sino simplemente para recordarle a la neonata donde estaba. Un yate no era el mejor lugar para un frenesi emotivo, y este era ademas uno caro...+  Aunque la pregunta no es improcedente... ¿Cuantos años tienes, pequeña?

Ahora sí que acabo de meter no una, cuatro patas. Miro a Javiera, buscando inconscientemente apoyo, sintiéndome de pronto como una niña nueva en un colegio lleno de pipopes mientras solo es una becada.

En otras palabras, un cerdito rumbo al matadero.

- Amm...

La expresión de mi cara, que si pudiera estaría roja, más los segundos que tardo en responder ya harían sonar la alarma de cualquier submarino nuclear, pero si algo faltaba para delatarme tenía que ser mi propia mirada evasiva, aun buscando refugio en la vampira que me había demostrado simpatía y sin saber si la iba a conservar tras esto. Mi mirada cambia a disculpa, casi igual que con Mercedes tras Gregorio y su estúpido y sensual tango.

Estúpido y sensual Gregorio... ¿A donde me fué a llevar? ¿Qué, no solo creyó que no era importante aclarar a que clase de entrenamiento iba, si es que esto es un entrenamiento, aparte no les dijo?

Como puedo saco la voz, sabiendo que mínimo ante la misteriosa chica de la gabardina iba a firmar mi muerte.

- ¿Puedo responder en días...?

Javiera estaba distraída, viendo las luces de la ciudad a lo lejos, y como el tono lechoso de ella interrumpía la salida de las estrellas, sin embargo la pregunta de Sarah captó su atención y llevó sus ojos hacia la chica que era interrogada. Pobre chica, parecía perdida, asustada, como ella lo estuvo durante esos días en que no entendía que le pasaba, aunque ella tuvo dos semanas en donde le enseñaron casi todo lo necesario para entrar en ese mundo de las sombras.

- llevas algunos días tan solo, ¿no? - le pregunta y se acerca a ella - necesitamos saber si te enseñaron a usar tus habilidades como vástaga, vampiresa, para saber si podemos confiar en ti, o serás solo la carne de cañón de esta misión - la frialdad propia de los abogados,  no muy lejana a la frialdad de los vampiros.

¿Carne de cañón? ¿Aparte de todo voy a ser el peón al cual arrojarán cual episodio de Game of Thrones, o mejor aun, cual chivo a la hoguera? Bien, ahora sí que voy a matar a Gregorio, no importa que tan buen bailarín sea... ¡me va a oír! ¡Y Mercedes también!

Pese a mi último pensamiento, el instinto primario de la defensa personal acude. Ese instinto primario que cuando alguien me ataca me hace levantar la barbilla, erguir la espalda y echar los hombros hacia atrás, pese a no estar en mi mejor momento.

- Sé lo básico - Afirmo - Apenas lo básico, pero como humana tuve una vida muy activa. Soy de México, DF, ¿no les dijeron?

Al oir la respuesta de la neonata pensé que tal vez mentía, pero pronto descarté esta posibilidad. Si bien era cierto que lo había barajado desde que la conocí, o era muy buena actriz o definitivamente no era una antigua haciendose pasar por chiquilla. -Todos los viejos vástagos que conocí actúan con aires de superioridad.- Recordé, un comportamiento que no encaja con la joven.

Aunque era un respiro saber que no se trataba de alguien con experiencia fingiendo, tampoco podía decir que me sentía comoda con una pequeña que no podía contar su tiempo como vampiro en una medida más grande que los días. -¿No se supone que se necesitan semanas para finalizar la transformación?- Me pregunté mentalmente. A lo mejor ella todavía ni categorizaba como una "vampiro". Javiera tenía razón, seguramente la habían mandado como carne de cañón por si acaso, pero me sorprendía que Yuste no se hubiese molestado hasta ahora en fijarse los antecedentes de su grupo.

Las afirmaciones de Laura -(Laura, ¿cierto?)- no eran muy tranqulizadoras. Si bien yo, que trabajé junto con la policía en mis tiempos de humana en USA, sabía que el sur del muro era bastante duro, no estaba segura de que se compare con la vida de los no-muertos.

Por suerte para ella, era una Brujah. Y ese clan viene por defecto con armas bastante utiles para una neonata que va en su primera noche de misión. -¿Sabes usar tus disciplinas?- Le pregunté. Por mis años de pelear contra ellos en Santa Fé, sabía que sus poderes incluían potencia, celeridad y alguna otra disciplina que no había deducido aun, por lo que si su respuesta era positiva, empezaba con un abanico de tácticas básicas más amplio que el mio.

Mientras conversan en tono tenso, mas al saber lo novata que es la nueva chica, el barco se aleja de las luces de la ciudad para irse aproximando a las islas del delta enfrente. Son un perfecto reverso de la iluminada urbe, es decir grandes extensiones de arboles, marjales y arena, totalmente a oscuras salvo por los reflejos verdosos que perfila la luna sobre la misma.

Con bastante pericia para un novato, el ghoul de Laura las va enfilando donde Antonia le indicara, siguiendo los instrumentos del lujoso yate. De ves en cuando su mirada pasea por las mujeres reunidas en la cubierta, en especial las 3 que han consentido en privarse de sus ropas para que la luna las acaricie. Sin embargo no se le escapa ningun silbido o comentario libidinoso, limitandose a hacer su tarea y reservando cualquier idea para si mismo.

Antonia se muerde una uña, sin intervenir en la conversacion. No obstante su mirada picara parece que ya sabe el derrotero de la misma, y una sonrisa taimada adorna sus labios rosados. Poco despues, se levanta, indicando que debe tomar el relevo en el timon, ahora que van a entrar al delta en si.