Partida Rol por web

¿Pero que coño hace Sebas? ¿Acaso sabe algo que ellos no?  Que cabrón!, su innata curiosidad la insta a perseguirle gradas abajo, pero... ¿y si su presencia hace que Sebas no cuente lo que sabe? Si eso pasara y Ernesto se enterase la mataría, eso seguro. Y entonces, ¿que debía hacer? Aquella situación no le gustaba nada, se sentía desorientada.
De pronto recordó las palabras de Ernesto, era hora de tomar decisiones. Alargó la mano hacia Sebas tratando de alcanzarlo.

La oscuridad de la sala impedía ver más allá de los grupos, no podía ni ver ni adivinar si alquién más era consciente de lo que se veía venir, pero en una idea de humildad reflexionó que si el lo estaba viendo seguro que habría otros viendo aquellos extraños ojos dirigirse al grupo de Ramiro.

Por un momento notó que algo se movía cerca, tal vez el olor conocido o tal vez la cercania le indicó que era Selina, por lo que se paró y le dirigió una mirada para comprobar si quería advertirle de algo. Le susurró:

- Gallega esto parece que se anima, ¿venis a verlo de más cerca? - Aunque sabía que la oscuridad haría que no viese le echó una sonrisa para animarla mientras volvía a moverse

-OK. dijo en un susurro. No se veía nada a su alrededor asi que alargó la mano para mantenerse a poca distancia de Sebas, al parecer él había visto algo y tal vez así descubrieran algo interesante que acallase de una vez su curiosidad.

No es nada facil no obstante. A pesar de los sentidos aumentados de ambos, caminar por una grada en la total oscuridad, esquivando a los que ya estan, tiene su dificultad. ¿O seria mejor bajar y seguir por el centro?

De todos modos deben darse prisa... Los ojitos ya casi estan ahi.

Alguien tiene ganas de hablar con los chetos en lo oscuro. Esto puede ser bueno.

Selina continuó a través de las gradas. El paso era lento procurando no caerse, pero a fin de cuentas era el camino más rápido.
Alargó una de las manos buscando la cercanía de Sebas, no porque tuviera miedo o se sintieras insegura, si no porque ambos estaban en esto. Y, a decir verdad Selina no sabía muy bien que era lo que estaban intentando seguir.

Sebas presentía que no debían perder ni un segundo así que atravesó las gradas, tomando la mano de Selina, le susurró

- Vayamos por acá...

Moviéndose con cuidado se acercó al lugar donde parecía que se hablaba algo.

Con pasos sorprendentemente agiles, ambos logran mantenerse en la grada y avanzar en la oscuridad, tomados de las frías manos. Un gesto de unión extraño, si se quiere, pero a la vez que practico muy reconfortante. En especial considerando que ninguno de los dos está muy seguro de lo que están metiéndose.

Faltan pocos metros y por fortuna no se tropiezan con nadie, aunque sienten cerca la presencia de los otros miembros de la manada en un primer momento. Pero luego está el espacio vacío entre los dos grupos y entonces...

Entonces los ojos verdes giran a un lado. Mirándolos fijamente. Los han descubierto.

Y algo en esa mirada no parece feliz de vuestra intervención en lo que sea que este pasando.

Al notar que la atención de aquellos ojos se centra en él y en su compañera, Sebas se para y se queda quieto a la expectativa de lo que suceda, a la vez que le susurra a Selina:

- Creo que no somos bien recibidos en ese lado, lo mejor será quedarse a la espera a ver que sucede. A ver* si oímos algo desde aquí, me temo que acercarnos más no es muy inteligente.

Selina se para en seco al ver aquellos ojos verdes mirándoles fijamente. Antes de eso ni siquiera sabía muy bien qué seguían, simplemente había seguido a Sebas presa de su curiosidad.
Pero ahora ya no tenía tanta curiosidad, ¿o sí?. No sólo por aquella profunda mirada que destacaba en la oscuridad si no por quién se habría atrevido a romper las normas. Se lo habían dicho muy claro, nada de poderes, y aún así allí estaba  ese alguien mirándoles.
De pronto de paró a pensar, ¿ y si quería hablar con los jefes y ahora no decía nada por temor a ser descubierto?, si Ernesto se enteraba de que habían ahuyentado a alguien... en fin; lo mejor era no seguir adelante con esto.

La mirada no obstante se queda quieta en vosotros. Como estimando que van a hacer.

Parece que la sugerencia de Sebas es la más prudente, visto la rabia que transmiten esos ojos.  Puede que ni siquiera debieran haberse acercado. Pero ahora ahí están.

Hay una tensión palpable, que recuerda a los duelos de pistoleros que todos habrán visto alguna vez en esas absurdas pelis de vaqueros, y se resumen en quien dispara primero. Solo que acá no son las armas las que resuelven las cosas. Y a todo esto… ¿Que están haciendo los chetitos, que no lo notan al transgresor?

Impresionado por esos ojos que se quedan fijos en él, el malkavian suelta la mano de Selina y levanta las manos en señal de rendición y para indicar que no piensa participar en lo que sea que la bestia que hay detrás de esa mirada pretende.

Desde ese momento Sebas se quedará callado, quieto cual columna griega a la espera de acontecimientos.
 

En un movimiento me alzó de mi asiento. ¡¿Qué carajos?! ¿Por qué en vez de dirigirse al escenario, al Che, aquellos ojos verdes van en dirección contraria, subiendo las gradas, en dirección a Ramiro? ¿Qué tienen que decirse esos dos? ¿Acaso el ser misterioso este y el maldito de Ramiro están detrás de todo este asunto? Siento como la rabia se apodera de mi ser como un manto que me asfixia. No puedo reprimir la irritación que siento, las ganas que aumentan cada vez más de lanzarme sobre esos dos y partirles la cara a puño limpio. Si algo me retiene son mis ansias de saber la verdad, mi manada, oculta en cualquier parte, incluso muerta, ¡y qué estos malditos saben dónde está!

Selina se detuvo detrás de Sebas, no porque tuviera miedo, si no porque no quería decir ni hacer nada que pareciese una amenaza. Si montaba una pelea aquí Ernesto acabaría con ella y eso no entraba en sus planes.
Esperó para ver la siguiente reacción del portador de aquella extraña mirada.

Un sonido apagado. Como algo blando pero pesado cayendo.

Al instante la figura deja de mirarlos y se centra en algo delante de él. Rápidamente sube las gradas con grandes zancadas!

El verde se trastoca en un furioso amarillo. Lo que sea que va a hacer… no estará bueno. Al menos para su objetivo.

Es llamativo, pero nadie de los chetos dice nada, ni grita alarma. ¿Sera la sorpresa? ¿O quizas por otra cosa?

De repente, sin previo aviso, la figura deja de mirar en esta direccion, y se centra en algo delante de él. Rápidamente sube las gradas con grandes zancadas!

El verde se trastoca en un furioso amarillo. Lo que sea que va a hacer… no estará bueno. Al menos para su objetivo.

Y no cabe duda que estos son de la grada donde yacen los esbirros de Ramiro. Pero quizas no vaya a hablar como sospechabas...

Era hora de tomar una decisió, y había que ser rápidos, no podían pararse a pensar en lo que estaba bien o mal. Pero dos cosas la hicieron decidirse, la primera esa insaciable curiosidad suya que a menudo la ponía en problemas y, la segunda pensar que tal vez aquella mirada fuese uno de "los suyos" que había captado algo inmperceptible para ella. Selina comenzó a subir por las gradas tratando de seguir a la figura de los ojos felinos.

Es rápido, y a diferencia tuya el ve claramente donde pisar en las traicioneras gradas… Más fácil que seguirlo es continuar por la misma donde estas, buscando interceptarlo primero.

Y el/la lo nota, puesto que por un instante mira en tu dirección.

Pero su objetivo esta en otra parte… 

Sebas nota el movimiento de su compañera ,que hasta ese momento había estado dándole la mano, hacía la grada. Por un momento se sintió asustado por aquella mirada, pero viendo que ella se arriesgaba decidió moverse hacia la grada pero por un camino diferente que Selina, para asegurar que almenos uno de los dos llegaba a la destino al que parecía dirigirse aquella bestia.

El extraño al que siguen es muy rápido, y Selina tiene miedo de ir tropwzando con todos los presentes en su persecución, piensa, que tal vez lo más sensato.Si es que había algo sensato en aquella situación, sería continuar caminando por la misma grada por la que iba, tratando así de interceptar al desconocido.