Partida Rol por web

Tras recoger vuestras cosas, partís de Vintiver con la bendición de Tarl Dale. Éste le consiguió a la elfa una armadura de cuero ligera y una daga, además de unas raciones para el camino.

Eshara os explica que de camino a las ruinas donde se esconde el engendro se encuentra el campamento de su pueblo. Está a dos días de camino más o menos, y espera averiguar algo más de lo que ocurrió.

Salis del pueblo y avanzáis por el camino. Justo antes de llegar al sendero que se interna en el bosque, los arbustos de la linde se mueven...

      Decepcionado por ver, una vez más, como la plebe solo muestra valentía ante los que son más débiles que ellos, emprendo el camino con expresión resignada y malhumorada... Los elfos que me acompañan parecen ser un mejor ejemplo de valentía y caridad, aunque claro... también eran sus semejantes. Dirigí una mirada a la sanadora, y finalmente sonreí... al menos, aquí estábamos dos humanos, arriesgando nuestras vidas por unos seres que, por lo general, nos odian y desprecian.

      Justo cuando íbamos a introducirnos en el bosque, un extraño movimiento en los arbustos capta mi atención, haciendo que mi mano viaje con rapidez hasta el pomo de la espada.

Ah, bendita astharte, de vuelta al bosque, un bosque letal como el solo pero bendito bosque a fin de cuentas, lejos de turbas que deseaban hacerse unos zapatos con la piel de uno sin pedir permiso ni nada....

Marwina encabezo la marcha, introduciendose en la espesura, que era como su segundo hogar, aunque dejo que su acompañante elfa como ella, les guiara por todo el recorrido; estos eran los terrenos de su clan y de las bestias del hijo de la venganza, la prudencia nunca estaba de mas...

Parece ser que todos nos giramos al escuchar lo mismo: un sonido tras los arbustos. Cogí el bastón con ambas manos y lo crucé en frente de mi cuerpo a la defensiva preparada para lo peor...

Los ruidos corresponden a varios aldeanos que han intentado sorprenderos. Lo que no os extraña es que sea Coalan, el herrero que comandó la muchedumbre con la que tuvisteis que lidiar en la posada, el que guie a este grupo también.

Son 4 hombres armados con palos, menos Coalan que va con una maza y su mandil de cuero.

Imdordiel casi salta del susto al ver que sus compañeros empiezan a reaccionar ante algo que el no ve. ¿le habrán fallado sus sentidos?
Perdon por la tirada. he leido despues que las tiradas iban en el mapa. He tirado tb en el mapa, total :20

Los tipos salen de su escondite y se ponen en medio del camino, enarbolando unos palos y en actitud defensiva, como esperando a que intenteis pasar para deteneros...

Vaya... volvemos a vernos. ¿Venís para uniros a nuestra expedición y hacer algo útil de verdad por Vintiver?

      El tono de voz estaba cargado de ironía y desprecio. La mano no se apartó ni por un momento del pomo de la espada sin llegar a desenvainarla, sin embargo, sí que embrazé el escudo con firmeza y lo dispuse frente a mí en actitud defensiva.

Si queréis acompañarnos a la caza de engendros tenebrosos, sois bienvenidos. De lo contrario, apartaros del camino, no es mi deseo que nadie salga herido.

No gracias. No queremos ir al bosque. Y tampoco que os llevéis a esa perra...

Antes de daros cuenta, Coalan corre hacia Darren y le golpea con una fuerza increible en el brazo del escudo, dejandoselo adormecido. Después afianza los pies y se prepara para defenderse de vuestros ataques...

      A pesar de estar preparado, la carga suicida de Coalan me pilló totalmente por sorpresa con un golpe totalmente inesperado. En un intento de responder, le dirigí un tajo con la espada al tiempo que la desenvainaba, un golpe al azar que buscaba mas aumentar las distancias que un intento claro de herir.

La espada de Darren parece estar bien afilada, pues ha salido manchada de sangre del cuerpo de Coalan. El mandil ha evitado la mayor parte del daño, peor aún así la herida le duele y le hace apretar los dientes.

—¡Darren! —gritó Tayza preocupada echándose por detrás de el caballero—.

Se apoyó en sus brazos y una tenue luz azulada iluminó disimuladamente la zona, estaba conjurando un hechizo de sanación que ayudara al joven guerrero a soportar más golpes, aún no estábamos curados cien por cien de la batalla en la granja y no podía dejar que los aldeanos me vieran hacer magia.

El aldeano que quedaba retrasado se lanza contra Imbrodiel, pero éste esquiva fácilemente su débil intento por golpearle.