Partida Rol por web

La maldición del Mithril

El asentamiento

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20/09/2010, 21:25
Director

Diciembre 2770 de la Tercera Edad

Habían pasado algunos pocos meses desde que Smaug irrumpiera abruptamente en las vidas de los enanos, obligándoles a huir desde la Montaña Solitaria a las Colinas de Hierro guiados por su rey Thrór que había sobrevivido al funesto ataque. Aquel trágico año ya tocaba a su fin, y los supervivientes esperaban obtener una nueva vida en el asentamiento de las Colinas de Hierro. Donde, desde el año 2590 de la Tercera Edad, un joven enano llamado Grór gobernaba tras haber fundado un prospero asentamiento enclavado en lo profundo de la montaña.

Grór ya era un enano viejo, sus barbas canosas ya contaban con doscientos siete largos años cuando los supervivientes de Smaug llegaron al asentamiento. Él mismo sabía qué era huir de un dragón, puesto que él había llegado allí tiempo atrás huyendo de uno. Cuando un dragón de frío invadió las Montañas Grises obligando al pueblo de Durin a escapar de allí. Por aquel entonces buena parte de los enanos siguieron a Thrór a las estancias de Erebor, mientras Grór marchaba con sus seguidores a las Colinas de Hierro, manteniendo la amistad y favoreciendo el comercio y la fluidez de riquezas entre ambos reinos enanos.

Por todo esto, pero sobre todo por que nunca dirán de un enano que no fue hospitalario con nadie y menos aún con los de su propio pueblo, Gróg y su hijo Náin, y todos los enanos de aquel asentamiento los trataron con cordialidad, como si de hermanos se tratara. De hecho Gróg era hermano de Thrór, que había reinado a los viejos enanos mucho antes de que todo aquello ocurriera, cuando vivían en las Montañas Grises.

Cavaron en la roca nuevas estancias para los supervivientes y aunque eran pequeñas por lo menos podían disfrutar de algo de intimidad. Los alimentaron y les dieron trabajos en las minas de hierro para sacar metales para que pudieran pagar todo ese préstamo que se les hacía. Y no es que fuera que los enanos fueran poco caritativos, de buen grado les hubieran dado su casa misma sin chistar. El caso era que ocurría que ningún enano de los supervivientes que se preciara aceptaría algo sin trabajar a cambio por la bondad y caridad que habían recibido.

Debido a esto el número de mineros se incremento. Era aquel un trabajo duro, pero los enanos lo hacían como nadie. No se limitaban a cavar en la roca haciendo un agujero. No. Ellos le daban forma, hacían paredes, galerías, columnas… y todo con la factura de las mejores manos de toda la Tierra Media.

Ocurría también que muchos herreros que habían sobrevivido a Smaug no podían ejercer su oficio, ya que en este asentamiento ya contaban con herreros suficientes. También ocurría lo mismo con los exploradores que se encargaban de buscar nuevas vetas en las profundidades de las cavernas. Por lo que todos los herreros y exploradores de Erebor no tuvieron más remedio que dedicarse a la minería, trabajo donde nunca sobraban manos.

Era un tranquilo, día. Muchos de los supervivientes habían sido reorganizados a nuevos turnos y ahora se juntaban unos cuantos en la posada de Dain el Manco, tras una intensa jornada laboral. Estos supervivientes no se conocían de antes pero que si que se habían visto en alguna ocasión o habían cruzado sus caminos allá en Erebor. Era fácil reconocer a un superviviente de Smaug, aquellos que habían visto el fuego del dragón tenían otro tipo de mirada marcada por aquella tragedia reciente.

La posada de Dain el manco era un lugar hospitalario y agradable, un punto de reunión acogedor donde podían relajarse, escuchar historias y beber buena cerveza de barril para los mineros que trabajaban las duras rocas de las Colinas de Hierro. Su dueño y también el encargado de la posada, Dain, era un minero que perdió un brazo en una expedición por culpa de un derrumbamiento imprevisto. Desde entonces, con el dinero que había recaudado dirigió su vida a algo más tranquilo, una taberna.

 

Notas de juego

Erebor = La Montaña Solitaria.

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20/09/2010, 23:30
Fingar Cubremartillo

Fingar miraba el pico. No era el suyo, sino que lo había recogido de una de las salas en la última galería excavada. La parte metálica poseía una hendidura que, con un sólo golpe, abriría la herramienta en canal. Pensó que podría "martillearla" en la forja, repararla, en alguno de sus escasísimos y efímeros ratos libres. Tras volverla a examinar, dedujo que no tenía solución alguna. De momento la jornada de trabajo había terminado.

Mientras retrocedía por las galerías observaba como otros hermanos daban una curiosa forma, y con cautela, a algunas columnas formadas, obras de arte en potencia, mientras que otros, ayudados de pequeños andamios y maderos tallaban con cinceles relieves en las alturas de las mismas.

Continuaba caminando con la cara ennegrecida, pensando en esos relieves en piedra y cómo poderlos trasladar al metal o qué formas elegir. Pronto pudo oír las carcajadas dell viejo Dain procedentes de su taberna... ¡qué bribón! Poseía una cerveza inigualable, Fingar lo sabía, de la misma calidad que su amable corazón.

Tras limpiarse la cara con sus gruesos dedos, el enano empujo la puerta de la taberna, se tocó los bigotes de manera grotesca. Algunos le miraban al tiempo que le saludaban. Finalmente, saludó al tabernero, pidió una cerveza y se sentó en una de las mesas.

¡Por las barbas de mi padre, cuánta gente hay hoy! -dijo en un tono feliz-. Dime Dain... ¿sabes de algún trabajo como herrero? Es menester que no olvide mi oficio, pues hasta los más duros nos apagamos como una antorcha bajo el agua ¡Ja Ja Ja!

 

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21/09/2010, 00:24
Dain el Manco

Dain recordaba a aquel joven enano de haberlo visto en días anteriores. Sabía que era uno de los refugiados de Erebor. Aunque como era menester nada comentó sobre ese asunto. 

Buenas noches maese Cubremartillo. Saludó limpiando una jarra para el joven. Uno de los talentos de Dain era que siempre recordaba los nombres de sus clientes durante largos años, aunque tan solo estuvieran en su posada una noche. ¿La lleno de espumosa? Bromeó. Lo cierto es que aquí en este asentamiento lo que sobra son herreros. Hoy día en lugar de ir al herrero a arreglar nuestros utensilios va a venir el herrero a nosotros vendiendonos su servicio. Los parroquianos que seguían la conversación rieron ese comentario.

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21/09/2010, 02:35
Halin Sombrágil

 Halin ya llevaba un buen rato en la taberna.

Hoy había empezado su trabajo antes que los demás, tuvo que adelantarse a comprobar que una galería que hacia tiempo que no se usaba estuviera en condiciones para ser retomada y poder seguir trabajando el túnel. Una vez exploradas las galerías y los túneles se retiro para dejar a sus hermanos enanos que siguieran con el trabajo mientras Halin se dirigía a otra sección de los túneles para echar una mano ahí dónde fuera necesaria.

Ahora después del cansado día de trabajo se estaba homenajeando con una buena cerveza. Hoy había preferido sentarse solo cerca de la chimenea a dejar volar sus pensamientos mientras perdía su mirada en las borboteantes llamas de la hoguera. Sumido en sus pensamientos acariciaba unas muescas de su preciado yelmo, que había pertenecido a su Bälin su padre; un gran enano que no sobrevivió a la huída de las montañas.

Apenas reparo en la llegada de Fingar, al cual le dedico una breve mirada de reojo. Aunque no lo conocía muy bien, había coincidido con él en alguna partida minera.

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21/09/2010, 05:27
Kâmdur Nagredog

 Nagredog hacia ya rato que habia acabado su turno, sinembargo el agerrido enano, habia permanecido en su puesto durante un buen rato mas. Cuando todos marchaban, el se sentaba en la oscuridad, imaginando como seria el nuevo hueco que habian encontrado. Mentalmente tallaba bolutas, canales y adornos en las columnas, imaginaba los techos ricamente esculpidos y frisos, todo deberia estar lleno de frisos, contando historias, incluso las penalidades de su pueblo.

Cuando ya hubo pasado casi una hora, se dirigio un dia mas has la posada de Dain el manco. Ese lugar se habia convertido en un punto de reunion, ademas su cerveza era excelente. Una vez estubo en la puerta de la posada, cogio aire profundamente y la cruzo. Una vez dentro, saludo a todos, pidio una cerveza y se sento en la primera banqueta que vio libre.

- Buenas hermanos, parece que al fin acabo la jornada - dijo intentando parecer cordial. En el fondo todos sabian que no era muy hablador, que en ocasiones era algo extravagante, incluso rozando la obsesion. Sentado espero a que Dain le trajera su cerveza, mientras observaba a su compañeros.

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21/09/2010, 09:39
Batum

Acabó la jornada en las galerías para Batum, había pasado todo el día en ellas picando piedra y más piedra, quería immaginar que esto sería temporal ya que lo suyo era el manejo de las armas en combate y no el uso de armas enfrentadas a la montaña, su padre siempre se lo decía, las montañas son invencibles, siempre acaban ganando.

Batum había perdido varios de sus mayores compañeros en la huida desde Erebor, él necesitaba la gente, el sentirse querido y valorado, por lo que desde su llegada a las Colinas de Hierro, había frecuentado la posada de Dain el manco, un gruñon bromista que tenía una excelente cerveza.

Aquella noche no sería diferente, Batum entró por la puerta y se acercó a la barra, la cual golpeo con fuerza dando varios golpes .- Buenas noches a todos! a falta de tener cabezas que aplastar en una bonita batalla por la noche, tendré que quedarme aquí bebiendo alguna jarra, nadie tiene un mejor plan? .- Batum rió y saludo al manco, siempre le había gustado hacer entradas llamando la atención .- perdón por el escandalo Dain, pero es que hoy vengo con ganas de pasarlo bien.-

 

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21/09/2010, 11:09
Fingar Cubremartillo

Otra vez "me la ha clavado"... pensó Fingar.

Vale, vale, entendido entendido Dain, jaja, -hacía aspavientos ridículos con las manos para salvar la situación.

Cuando comenzó a degustar la deliciosa cerveza, Fingar vio como varios hermanos volvían de la ardua tarea encomendada. Sin duda bien podrían reconocernos por el placer de evadirnos  y la diversión, mucho más que por nuestras hermosas galerías. Uno de ellos parecía tener ganas de realizar una incursión, aplastar orcos malnacidos o sin duda, hacerse amigo de los elfos ¡Locura!, pensaba Fingar.

Bien era sabido que sus hermanos de Hierro les habían acogido tiempo atrás, con la pretensión de crecer, no ser fieras en sinuosas batallas. Excavar era nuestro cometido... ¡Y descansar con varias pintas en el estómago después!

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21/09/2010, 12:43

Tras finalizar la dura jornada de desprender rocas de la pared de la galería, se dirigió a la posada de Dain.

Cuando abrió la puerta le dijo a Dain - ¡Dain ponme una jarra!, que ya a media jornada mi tripa decía tu nombre. Mientras se acercaba a la barra y se relamía los labios con solo el aroma a cerveza que desprendía la posada. Y Cuando se acerco a la barra -¿Qué a pasado hoy que ni se puede entrar de tanta gente? Mirando al alrededor extrañado.

 

 

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21/09/2010, 14:42
Dain el Manco

¡Shathur! Exclamó Dain al entrar otro de los nuevos. ¿Esque tanto dudas de mi habilidad como escanciador que te extraña que mi posada se llene?

No te preocupes amigo, mi habilidad sigue siendo igual de mala. ¡Jojojo! Han cambiado los grupos de mineros y ahora hay mucha más gente, en este turno han puesto a la mayoría de los refugiados. Y bueno... dijo señalando a grupo de rechonchos enanos con la nariz roja a causa del vino. Estos son mis más fieles parroquianos.

Dain sirvió jarras de su buena cerveza a todo el que se la fue pidiendo, en jarras que el mismo se encargaba de limpiar. Y cuando el barril que usaba se terminó, no tardó en entrar con otro para continuar sirviendo. La gente comenzaba a animarse por el efecto del alcohol.

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21/09/2010, 15:14
Fingar Cubremartillo

Fingar, que había oído las palabras casi a voces entre Dain y ese enano llamado Shatur, elevó su cerveza en su puño en alto, elogiando la última frase del tabernero.

Nosotros también seremos fieles -dijo intercediendo en la conversación.

El ambiente era dichoso, todos los sabían. Fingar Cubremartillo anhelaba oir alguna de las historias de su nuevo refugio, en esta etapa de su vida. En las minas se cuentan muchos chismes, pero son cosas de enanos y rumores acerca de elfos y gente grande... Pero jamás había escuchado, en ese sitio, alguna leyenda típica, un suceso histórico o simplemente burlesco, que les alegrara un trago tras otros.

Dain, apuesto a que muchos mineros te cuentan fantasías de allá en las grutas, en las minas, o simplemente vagos recuerdos debido a sus estados de sana embriaguez... ¿verdad que sí? -Fingar buscaba tan sólo algo de conversación y saber más acerca de las Colinas del Hierro y su interior.

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21/09/2010, 15:34
Halin Sombrágil

  Aunque con aire distraído Halin Sombrágil, atendia con discreción a esas conversaciones que le parecian mas interesantes o simplemente mas divertidas y entretenidas.

Igual que Fingar, el tambien anhelaba oír alguna historia de alguna aventura o algo fuera de la rutina diaria, así que casi insconscientemente asintió al oír las palabras del enano.

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21/09/2010, 16:20
Batum

.- Parece que la llegada de Smaug te va hacer rico Dain! o es que hemos asustado a nuestros hermanos locales o tengo visto a la mayoría de la gente de por aquí.-

Al observar un poco el local y viendo que la mayoría de gente era refugiados y al escuchar las palabras del hermano sin pelo en la cabeza .- Venga Dain, cuentanos alguna historia de las Colinas de Hierro y así nos podamos sentir como uno más, que eso es lo que deseamos todos! .- subi mi jarra hacía arriba.- Brindemos por nuestro nuevo hogar!

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21/09/2010, 15:54
Dain el Manco

A Dain le gustaba contar historias y ser el centro de atención en su taberna más que cualquier otra cosa del mundo. Claro que conozco historias. Por aquí han pasado muchos enanos y todos tienen historias que contar. Recuerdo la de un viejo borrachín que solía frecuentarnos con sus visitas durante muchos años, se llamaba Brorin Barrilhondo. Era un enano rechoncho y aún de baja estatura entre los más bajos de los enanos. Su apellido le venía al pelo. de todos es sabido que los enanos no tienen apellido hasta que lo ganan y su padre lo ganó a costa de ser el mejor maestro cervecero de las Colinas de Hierro, era el que suministraba a mi taberna y ganó buena fortuna vendiendola fuera de los dominios de Gror. Sin embargo, su hijo Brorin, lejos  de continuar con la tradición familiar y continuar con su honroso apellido para evitar perderlo, hizo honor a este de otra forma. Era el enano que más bebía de toda la Tierra Media. Dain echó a reir y sus viejos parroquianos rieron agusto y brindaron por Brorin Barrilhondo entre gritos de jubilo y coros.

Pobre Barrilhondo... Dijo Dain recuperando la compostura tras las sonoras carcajadas que él y sus amigos habían protagonizado. Recuerdo que me decía: "¡Eh Dain! ¡Halagame con otra cerveza de mi padre que tengo la jarra más vacia que una cueva de trasgos cerca de un campamento enano!" Cada día que entraba por esa puerta podías oirle decir la misma frase una y otra vez. No era muy listo ni ingenioso, y todo su ingenio se reducía a la misma frase. Pero llegando el final de la jornada su frase acababa convertida en un sin sentido: "¡Eh Jarra! ¡Halagame con otro trasgo de cerveza que tengo la cueva más vacía que un Dain cerca del campamento de mi padre!".

Tras unos segundos de risotadas Dain se quedó en silencio durante un rato, dejando de reir. Y sus amigos hicieron como él. ¡Por Brorin Barrilhondo! Dijo alzando su jarra propia y la finalizó de un trago. Lo mismo hicieron sus fieles parroquianos de siempre.

¿Y tú? ¿qué me dices? Dijo dirigiendose a Fingar. ¿Cual es la historia de tu apellido?. Apuesto a que hay una buena detrás de ese nombre, ¿eh Cubremartillo?

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21/09/2010, 16:50
Kâmdur Nagredog

 Nagredog brindo a la salud del que debio ser un buen enano, ese tal Barrilhondo. La historia era realmente graciosa, carcajada tras carcajada, cerveza tras cerveza, la lengua de Nagredog se iba soltando. Todas las noches le pasa igual, el raro Nagredog se tornaba richarachero pinta tras pinta tras pinta. Poco a poco cogia confianza.

- ¡¡Si Cubremartillo, dinos que mazo tapabas!!- gritó animado por los bozarrones y carcajadas. Tras la hitoria que habia contado Dain, Fingar tenia que esforzarse para entretener al grupo. Siempre habia pensado que no habia nada como una buena jarana al acabar un dia de trabajo.

La posada estaba realmente llena y no era de extrañar, dada la calidad de la cerveza, y como no del buen Dain, manco como estaba, aun era capaz de servir a la perfeccion la mejor jarra de cerveza y de entretener con sus palabras al mas exigente de los publicos. Su posada no era una maravilla en cuanto a manufactura, Nagredog la habia estudiado muchos dias, solo, mirando cada rincon frente a su jarra. Conocia esa posada bien, al menos la parte que le interesaba, la roca.

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21/09/2010, 17:21
Halin Sombrágil

 Al final Halin acabo riendo con los demas enanos al oír las historias y al final acabaó brindando con la muchedumbre. La verdad que no siempre tenia que estar alerta y en sigílo, menos aún en la posada de Dain. Aprovechando el cambio de foco en la conversación, Halin apura su cerveza y hace unas señas a Dain.

- Dain, sirveme otra espumosa, tanta historia me esta dejando la jarra vacía! Jajaja.

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21/09/2010, 17:36
Fingar Cubremartillo

No entendía la ligereza con que algunos hermanos hablaba de el llamado El Dorado con tanto desparpajo y poca determinación.

Dain se dirigía a Fingar sonriente. Miraba su cerveza, la cual estaba por la mitad. Seguía sonriendo al tiempo que cavilaba algo, recordaba algo.

¡Cierto! -comenzó elevando la mirada al tabernero-, ningún enano es merecedor de lo que tiene si no actúa valientemente, o con honor. Mi padre no tenía apellido. Fui yo quien me "labré" ese apodo. Él era herrero, de profesión, como yo gracias a él, y desde siempre me gustó dar forma a esbozos de protecciones y armaduras que tenía en mi mente, o los que él me transmitía desde la suya. Siempre trabajaba sólo en mi forja, pero una vez, allá en Erebor, le pedí a mi padre que me ayudara a forjar un arma para un asunto de suma importancia fuera de nuestros dominios. Tras hacerlo y cumplir rápidamente con mi cometido volví a casa. A partir de ahí surgieron los problemas.

Al llegar, agradecí enormemente la ayuda a mi padre, pues la empresa había sido llevada a cabo con éxito. Mi padre, un enano ya anciano y entrado en años, me confesó, en respuesta, una verdad que apenas valía el pago del agravio al que acudí: en presencia de la estirpe de Thrór, confesó que había añadido en la forja del arma, sin que apenas me diese cuenta, el Brillo Gris.

Tras una pausa continué, y bebí, un poco apesadumbrado.

Entre las raspaduras de los diamantes más preciados de Erebor, unido al oro y la plata de nuestras cavernas, mi padre había añadido fragmentos de Mithril en la fundición y forja. En esos momentos comprendí el gran resultado de la empresa que con presteza llevé a cabo.

El problema era que, pese a que éramos felices y prósperos en nuestro reino, en esa época la codicia nos inundaba bajo la montaña, y, casualmente, algunos almacenes del Mitrhil (en realidad pequeñas extracciones) habían sido robadas en la última cámara en la roca. Algunos enanos afirmaban haber visto caer carretas y sacos a los abismos por algún descuido, pero las desapariciones, por pequeñas que fueran, eran cada vez más frecuentes.

A raíz de la confesión de mi padre, comenzó a aflorar un resentimiento hacia él... y hacia mi. A tal grado llegaron los rumores y tantos "distintivos" recibíamos a nuestro paso que llegó a los oídos de Thrór, hijo de Dáin. ¡Creían que habíamos robado metal maravilloso! La guardia personal del rey, tras la situación más que evidente, decidió inspeccionar todas las rutas de las cavernas durante largo tiempo. Despues llegaron a nuestros aposentos, en las cavidades profundas. Ahora el agravio había sido descubierto... Mi padre... su aposento... -Fingar balbuceaba ahora.

Bajó su cabeza. Su cerveza ya estaba acabada y la apartaba con la mano dejando espacio para tumbar en cualquier momento su cabeza y pensamientos sobre la fria mesa... no precisamente por el efecto del alcohol.

Mi padre... había... robado las muestras de Mithril con las que hicimos el arma, mi "Martillo"... ¡Yo no lo podía creer hasta que...!

Hubo un silencio embarazoso.

Luego tuve que... vagar...
el agravio... pero...
y Thrór hijo de Dáin...yo no... tuvo.. no pudo...

Las últimas palabras eran inconexas y mal pronunciadas. La voz del enano se afligía y descendía en sonido a medida que pronunciaba cada cosa...  Fingar no finalizó su historia, para pesadumbre de algunos (o de todos)..., parecía que su historial no mostraba a un enano muy ejemplar. No obstante, su historia no parecía corresponder con la reputación que su nombre llegaba a conmemorar...
 

Notas de juego

El Dorado = Smaug

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21/09/2010, 19:09
Kâmdur Nagredog

 La alegria que momentaneamente habia florecido en el corazon de Nagredog, enseguida se vio apagada. El relato de Fingar, lejos de ser una agradable historia, un cuento divertido, con afan de amenizar la velada, se habia tornado en una triste historia. Contó como su padre era un ladron, o al menos eso habia entendido Kâmdur. 

Era algo deshonrroso, robar uno de los bienes mas preciados por cualquiera de nuestro pueblo, el metal de metales. Por lo que Nagredog entendio, el arma de Fingar estaba hecha de Mithril. Instintivamente la mirada del cantero busco tal arma. Sabia que la guardia real las llevaba, pero eran objetos codiciados por el resto de enanos. Orgullosos de poseer el conocimiento de forjado de tales armas, de ser los unicos capaces de arrancar tan preciado metal de las entrañas de la tierra. Para luego ser robado...

La mirada perdida en el infinito, hacia a Nagredog imaginarse la situacion...

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21/09/2010, 20:05
Dain el Manco

El silencio en la posada fue sepulcral. Todos cayaron para escuchar la historia de Fingar, y nadie se atrevió a decir palabra alguna tras semejante confesión. Fingar estaba alicaido, sollozando con la cabeza casi sobre la barra de la taberna del Manco.

Tranquilo. Dain fue el primero en romper el silencio. Apoyó amistosamente la mano que le quedaba sobre el hombro del enano para darle animos. Tú no eres tu padre.

Miró alrededor. Algunos murmullos comenzaron a elevarse en el ambiente después de que Dain rompiera el silencio sepulcral.

Eres valiente. Dijo después. Pocos, aún entre los enanos, confesarían tal deshonra. Pero tu no tienes la culpa de que ocurriera. ¡Qué nadie hable mal de este enano en mi presencia! Advirtió al resto.

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21/09/2010, 21:06
Fingar Cubremartillo

Volvió a mirar a Dain. Fingar agarró su jarra vacía y se levantó. Y mirando al suelo, junto al tabernero le susurró algo que sólo él pudo oir. Despues se acercó a la barra como para pedir algo, pero sin hacerlo. Esperando a la nada...

Notas de juego

el comentario es para el director.

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21/09/2010, 21:07
Fingar Cubremartillo
Sólo para el director

No Dáin... ojalá yo hubiera sido mi padre. -susurró el enano.