De camino al salón de los ancianos, buscaste en los innumerables anuncios pegados en os postes o en los carteles de la ciudad, no todos decían lo mismo: Cartas de amor, amenazas, peticiones extrañas, propuestas indecentes, recompensas por gatos perdidos.... Hasta que diste con el de los enanos: Un esquema dibujado en carbón de 3 enanos. Una vieja,una joven y un joven, los rostros se parecían bastante a los de Orsik,Viet y Diesa. Se ofrecía recompensa por ellos, 100 m.o y un objeto de Adbar. El rey en persona lo ofrecía!
Al llegar al salón de los ancianos, casi perdiéndote en el laberíntico mercado, un corpulento guardia con una lanza en la mano y una espada enfundada te recibió.
- Ya no hay audiencias, largo de aquí.
4 Khes, Año 2 de la era de la alianza.
Tarde, Frío y Despejado.
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EL interior de la posada era diferente al resto que hubieran visitado. Era un gran salón, con innumerables adornos de todo tipo. Desde espadas ornamentadas, hasta pedestales con gemas u objetos raros. Y cada adorno tenía su propia historia.
Un hermoso jardín adornaba una esquina, matorrales con flores exóticas, traídas desde muy lejos, incluso desde las selvas de las lejanas selvas de Chult. Sobrevivían al inclemente clima con ayuda mágica. Una pequeña cascada caía desde lo alto hasta el jardín, produciendo un sonido suave y relajante. Aquí no se escuchaba el bullicio común de las gentes comunes.
Aquí llegaban nobles y gente de renombre a relajarse y a tratar temas importantes, mientras un bardo de fondo recitaba hermosos poemas y baladas, acompañado del sonido del laúd y la flauta en tonos suaves y armoniosos.
Una hermosa camarera se acercó a la mesa, donde estaban Aniel y Diesa.
-CUalquier deseo aquí se cumple, ¿tienen algún deseo en particular?
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- Precio de habitación privada pequeña: 2 m.o
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Pues esto es una conversación que sigue, supongo que no tiene sentido que intervenga hasta que finalicen
@Diesa: Orsik ya no está con Vater, el mediano cogió otro rumbo
Furioso, Orsik se encaminó rumbo a la posada, pero apenas había dado unas decenas de pasos después del primer recodo que se detuvo y volteó la mirada hacia atrás. ¿Qué acaecía? Nada, y ese era el problema. Vater no estaba ahí, no le había arrojado un hueso contra la cabeza ni le había gritado "enano-testarudo-cabeza-hueca", ni siquiera le había dado un coscorrón o amenazado con arrojarle una terrible maldición…
Nada de nada; y eso estaba mal, muy mal. ¿Acaso Vater no estaba interesado en llegar a un acuerdo? ¿Eso era todo? ¿Ni una palabra ni un gesto? Solo un silencio ensordecedor.
Entre los enanos se solucionaban los problemas "a lo enano": a los gritos, con amenazas y maldiciones, y si acaso eso no era suficiente… Golpes de puños. O mazazos, si fuera necesario. Pero las discusiones siempre terminaban frente a una jarra de cerveza, entre bromas y brindis.
Al menos era así en Adbar; y recordó cuando un "intercambio de opiniones" entre dos amigos comenzó a los gritos, continuó entre ásperas amenazas y terribles maldiciones y concluyó con un enano tuerto y otro manco festejando por otros cien años de amistad. Por supuesto, Orsik nunca había discutido hasta empuñar el hacha, pero a los gritos sí. Diesa arreglaba todo con gritos y coscorrones; Viet con bastonazos; Bromm con amenazas y maldiciones; Harnoth siempre terminaba a un tris de desenfundar el hacha; y el Rey, bueno, ese era otro tema...
El enano regresó sobre sus pasos, e iba a encarar al mediano, otra vez. A reclamarle que gritara, maldijera, golpeara o lo que fuera, pero que no se quedara quieto y mudo como una estatua. Como si aquello no importara, como si la amistad que había entre ellos no existiera… Porque eso hacían lo amigos, ¿no? Orsik volteó en la esquina y se metió en el callejón en el que, momentos antes, había dejado a Vater y su mascota… Pero no los encontró.
Orsik se rascó la cabeza, preocupado. El mediano se había esfumado sin dejar rastro, ¿a dónde había marchado?
No había un cartel, y desde la calle no podía observarse su interior. Pero qué duda cabía, un altorrelieve con la imagen de un enorme dragón labrado sobre la piedra daba cuenta de la posada, con elegancia y discreción. Para Diesa detenerse frente al umbral del Dragón Danzante fue transportarse más allá de los sentidos a un mundo de ensueño, como cuando era muy niña. Luego, cuando traspusieron las puertas, ¡Por Sharíndlar!, los aromas vegetales, los delicados acordes del laúd y el rumor de las aguas eran un agasajo en sí mismos.
Como era de prever, era una posada poco concurrida y muy discreta, con amplio espacio entre una y otra mesa. Diesa contempló el amplio recinto y escogió una mesa junto a la rumorosa cascada, estratégicamente emplazada tras una florida enredadera. Allí, al reparo de miradas y oídos indiscretos, ocupó una silla frente a la paladina. Entonces recogió su capucha descubriendo su rostro y se quitó el abrigo de piel, pero recogió su pañuelo y aspiró un poco del diminuto frasco. En esta ocasión no tanto como para provocarse una retahíla de estornudos, solo lo suficiente como para lucir un aspecto congestionado, nariz enrojecida, ojos irritados y llorosos.
Aunque no era una experta en intrigas, toda una vida en palacio le había dejado algunas enseñanzas, y había aprendido que nunca era bueno rehusar una mirada. Así que encaró a la camarera con naturalidad y esbozó una media sonrisa ante aquel "Cualquier deseo aquí se cumple, ¿tienen algún deseo en particular?"
—Que sea Viet quien me despierte por la mañana —exclamó (deseó con el corazón y con el alma) y, luego, solicitó una infusión de menta —Es excelente para los resfríos —apuntó.
Esperó que Aniel hiciera su pedido y, cuando la camarera se fue, rebuscó entre sus pertenencias y extrajo papel, un tintero y pluma, y cera grana para lacre. Luego, con discreción, extrajo un diminuto envoltorio de su bota y lo abrió. Ante los ojos de la paladina, relumbró un argénteo anillo con el símbolo de la Casa Járbromm y las iniciales D.J.
—El gran Járbromm ofrece 100 monedas de oro, un objeto de gran valor (¡quién sabe!, tal vez consigas tu armadura enana) y su "gratitud" —sonrió, irónica. —Es una larga historia, de la que sé muy poco porque el mismo Járbromm se encargó de ocultarla. Viet sabe la verdad, fue por ella que lo supe. Y ahora ella está en peligro. Pero dijiste que no me dejarías sola en esto... —susurró.
Entraron en la posada y recordó su infancia y juventud, la vida la había tratado bien en Argluna, y la habían educado correctamente como se esperaba de una dama, pero ella no queria ser una dama sino una servidora, una servidora del Dios Tyr y así lo hizo cuando cumplió los años en los que sus padres permitieron inscribirse en los paladines de Tyr, desde entonces la vida en Argluna no había cambiado mucho, seguía siendo una noble, así que el trato siempre era adecuado a su categoría. Y ahora estaban en aquella posada en la que al parecer por el precio era exclusiva de nobles y tanto Diesa como ella lo eran, así que se comporto como debía ser.
Mire a la camarera después de que Diesa pidiera y cuando le toco el turno dijo:- Hmmm, tráigame algo suave, sin alcohol, se lo dejo a su elección, que por otro lado seguro que es expendida.
Cuando la camarera se fue a por lo que la habían pedido siguió escuchando a Diesa y al terminar digo:- Amiga, mi palabra la cumplo siempre, por eso no debes dudar, pensé ayudarte en cuanto me dijiste que tenias un problemas sin saber de cual se trataba, así que me da igual la recompensa, suficiente recompensa tengo con tener una compañera como tu, si es que lo quieres ser.
Hago una pausa y continuo:- Deberíamos coger una habitación grande para estar las dos juntas por lo menos, no quiero dejarte sola ahora que se lo que ocurre y que estas en peligro.
Hago otra pausa y termino diciendo:- Pero comprenderás que tengo que ir a dar la noticia de los Kobols, una vez informado me gustaría acabar con ellos, pero si nuestro camino nos lleva por otro lado no te contrariare, lo que si te digo es que nuestra separación del grupo si quieres que sea así, debe ser después de la búsqueda de la niña, cuando doy mi palabra la cumplo hasta el final, por lo tanto debo ir a salvar a la niña. Espero que vengas conmigo y una vez terminado ese asunto tu dirás a donde nos dirigimos.
Cayo justo cuando volvía la camarera...
Diesa escuchó con atención a la paladina y asintió a sus palabras. Comprendía que quisiera ir a fuerte Olostin al rescate de la niña, pero había algo que Aniel no tenía en cuenta. O acaso sí...
—Concuerdo en que rescatar a la niña es imperativo, y una obligación. Los enanos respetamos la palabra empeñada, pero es mi deseo que esa niña se reencuentre con el abrazo de su padre... Y no con la noticia de su muerte — afirmó, y recogió el anillo cuando descubrió en la mirada de Aniel que regresaba la camarera, pero continuó hablando: —Sirves a Tyr, como yo sirvo a Sharíndlar. Entonces comprenderás que no puedo ignorar sus mensajes, y la Clemente me envió un claro mensaje.
Hizo una pausa mientras la camarera le servía la infusión de menta, y luego la bebida a Aniel. Una vez que la camarera se retiró, prosiguió:
—Viet está en grave peligro y, conociéndola, puedo asegurarte que no solo ella. Dustier, Agarot y toda la caravana está en grave peligro y sus vidas penden de un hilo. Ahora bien, ignoro si esto acaece por hechos inherentes a aquellos páramos... —dijo y, bajando aún más la voz, añadió: —O por la maldición... —Bufó, y bebió un sorbo de la infusión. — Es una larga historia, pero si vas a comunicar lo acaecido en el paso comunica también que los "fugitivos" que busca el rey Járbromm están bajo tu cuidado, y que una misiva ya fue enviada a Adbar esta misma tarde. Y no estarás faltando a la verdad, porque eso es lo que deseo que hagas por mí. Que le comuniques al Rey que Diesa Járbromm se encontraba hoy en Eternlud y que partió al alba rumbo al camino que bordea los Páramos Eternos y el Bosque Argénteo.
Meditó un instante las siguientes palabras, carraspeó aclarando su voz y declaró:
— Ignoro qué quiere el Rey de mí. Quizá solo desea conocer mi paradero; quizá quiera devolverme a Adbar; quizá me maldiga y niegue mi nombre como con mis... — Hizo silencio y su rostro ensombreció. —No importa eso ahora. Lo importante es que retiren esos carteles que cuelgan en las puertas de la ciudad, y quizá en el mismo fuerte Olostin. Tampoco sé como supo el Rey que me encontraría por estos lares, pero habrá muchos que quieran atraparme; y no solo a mí... —corrigió. —También a Orsik y a Viet. Y algunos lo harán con muy aviesas intenciones. Es importante que no les digas mi verdadero nombre. Si Járbromm no lo hizo, tampoco tú. Para el Consejo, soy Diesa EscudoDorado.
Finalmente derramó una profunda mirada sobre la elfa, y susurró:
—Primero escribe esa misiva al Rey. Luego te acompañaré ante el Consejo de Ancianos. Y ante el comandante de la Legión Argénteada. Debes convencerlos de que envíen soldados a buscarlos. O iré sola—afirmó. —Encontraré a Viet y a la caravana, sea como sea...
La negativa del guardia parecía contener también un mensaje oculto, "No nos importa las tonterías de un halfling", así que hizo una muesca con los hombres, dio media vuelta y se retiro con desazón... en el camino intento platicar con su kobold, le contaba de como llego a Argluna y de que en su pueblo natal (un pequeño poblado mediano cerca de Yálanzhar) tenia muchos primos, intento así ver si obtenía alguna respuesta de parte del reptiliano, Vater sabia que esas criaturas oprimidas no eran ni mejores que cualquier humano, pero habían sufrido el estigma que los precedía, y por lo tanto el mediano se esforzaba por intentar intercambios fluidos y bilaterales con el mismo.
El mutismo del kobold era mas fruto de su propia ignorancia del idioma y de una actitud sumisa propia de un ser oprimido... pero aun así era mejor eso que el orgullo de un enano cabeza dura que había crecido con su cabeza en un pozo, su reclamo era propio de un amigo enojado...
Su camino estaba designado, se dirigían al Dragón Danzante, esperaba allí encontrar a los enanos y a la semielfa, mas esperaba que Garath también este allí, pues necesitaba que le tradujera algunas cosas para Ketips...
Vater deambuló de nuevo por las calles de aquella gran ciudad junto a su amigo (¿o mascota?) reptiliana, disfrazada con una larga túnica cosida para humanos y que al reptil le quedaba volando, como un monje vestido con túnicas de gigantes. Observó como el cielo naranja y desprovisto de nubes iba cambiando sus colores, dando paso al ocaso y a unos colores que empezaban a tender al púrpura.
Atravesó el umbral de la puerta del Dragón Danzante, lo recibió un gran salón con muchas decoraciones y adornos de todo tipo, el que más llamaba la atención era un altorrelieve de un dragón labrado sobre la piedra desnuda.
Un hermoso jardín adornaba una esquina, matorrales con flores exóticas, traídas desde muy lejos, incluso desde las selvas de las lejanas selvas de Chult. Sobrevivían al inclemente clima con ayuda mágica. Una pequeña cascada caía desde lo alto hasta el jardín, produciendo un sonido suave y relajante. Aquí no se escuchaba el bullicio común de las gentes comunes y las mesas se encontraban separadas entre sí lo suficiente como para asegurar discreción.
El mediano tardó unos instantes en escrutar el gran salón de iluminación pobre pero agradable y observó la mesa donde se encontraban sentadas la paladina y la Enana. Ellas también lo divisaron. Vater llegaba de afuera con frío, cabizbajo y con los hombros encogidos, no parecía especialmente feliz, como se lo solía ver. No encontrar a Garath (y a Orsik) no ayudó mucho en su ánimo.
Aniel por su parte, más perceptiva que su compañera, se percató de que un sujeto las observaba fijamente, permanecía sentado en un taburete cerca al jardín, pero no realizaba ningún movimiento.
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Ocaso, Frío y Despejado.
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Enhorabuena Vater, ha subido de nivel...... Siendo así, les daré acceso a la escena de Level-Up para poder subir de nivel. Les agradecería, si pudieran ayudarme con Diesa que ando alcanzado de tiempo en estos días.
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El mediano entro en la taberna con cuidado y recaudo primero, asombro y curiosidad luego, el nivel de lujo de ese lugar logro maravillarle, estaba tan estupefacto por las flores y la cascada que su figura llamaba mas la atención que la del monje mal disfrazado, fue nada mas que este último, quien tiro de los pantalones de su amo apuntando hacia la mesa en la cual estaban las unicas personas que el kobold conocia, fue por suerte que el los descubrio, justo antes de que el mediano se meta de lleno en la fuente como si fuera una ninfa regresando a su estanque...
Cuando reacciono, el mediano se incorporo, tirando de su chaqueta y acomodando su camisa, mostrando un perfil desentendido, totalmente a destono de la imagen que habia presentado apenas entro... tocio dos veces, sin pensarlo palmeo al reptil por su intervención, no se percato en ese momento, pero el reptil se sintio reconfortado, casi maravillado por la muestra de afecto, la muesca de su rostro parecia una sonrisa, pero la poca higuiene bucal y sus dientes afilados le daban un aspecto aterrador y grotesco.
Mediano y kobold entonces, caminaron hasta la mesa, el reptil corrio una silla, ofreciendosela a su amo, ahora intentaba ganarse de alguna forma el favor de su amo, Aniel y Diesa miraron desconfiadas el acto. Vater no comprendia nada todavia, su mirada estaba fija en la cascada y los adornos florales.
Finalmente, carraspeo y dijo, mostrando una templanza que le era completamente ajena: ¿Tienen algo de tomar o tendre que buscar agua de la fuente?
Aprovechando que Vater aun no se había acercado la digo:- Si es lo que quieres así sera, mas si os persiguen Orsik no debería andar solo por hay, en cuanto te encuentres con el debes decírselo. Ahora escribe esa carta, y cuando la termines, la mandamos y vamos a informar al consejo de sabios sobre el camino y sobre tu captura.
Hago una pausa y miro otra vez a Vater y a la criatura, que esta suelta y con unos ropajes que disimulan bastante bien su naturaleza, ya que sino ahora mismo estaría muerta y Vater seguramente igual, noto la inteligencia del mediano en disimular, y el libertinaje en hacer lo que considera mejor, ya que no me ha echo ni puñetero caso en todo lo que le dije al entrar.
Centrándome en Diesa la digo:- Diesa, amiga, cuando salgamos de aquí me tienes que contar lo de la maldición y todo lo que sepas, te podre ayudar mas y pedir ayuda a mi Dios si se todo lo que tu sabes, Si vamos hacia atrás perderemos tiempo, pero no me gustaría dejarte sola en esto, Se que Viet es muy importante para ti y es la que tiene todo el conocimiento de lo que paso, por lo que es muy importante, Y sabes que te acompañaría, de echo si esto me lo hubieras contado antes de dar mi palabra a aquel hombre de que encontraría a su hija, me tendrías a tu lado. Ahora he dado mi palabra, y mi palabra es ley, si la doy haré todo lo que pueda para conseguirlo, por lo que en este momento me encuentro dividida, mas mi primera palabra fue hacia el hombre, por lo que seguiré el camino hacia el fuerte. SI tienes que ir a buscar a Viet, tendrás que ir con cuidado y acompañada de alguno de los compañeros, pero si decimos que te estoy custodiando y después no vamos juntos... los dos podemos tener problemas, yo por haberte perdido, lo que realmente te convertiría en una fugitiva ante todo paladín de Tyr y defensores de la ley y tu por que si te acompaña la guardia para eliminar el problema y no me ven, querrán cobrar la recompensa. Piensa muy bien lo que vas a hacer y si no seria mas conveniente esperar a estar los tres reunidos conmigo y mandar esa misiva después de haber encontrado a la niña?
Vater seguía ensimismado con la fuente, aun así, me calle y espere a ver que decidiría Diesa ahora que sabia lo que haría y que consecuencias podría tener esa carta prematuramente enviada si nos separábamos.
Vater noto la imagen tiesa de Aniel por un momento... ¿hablan de los enanos fugitivos, o que? Ese Orsik me ha tirado con un vagon de mierda antes de irse solo por su cuenta... dijo finalmente a modo informativo mientras se sumergia en un cuerno de vino...
Enfrascada en la conversación, Diesa no descubrió al mediano hasta que este se detuvo frente a la fuente y se inclinó hacia las aguas que se derramaban sobre la misma. Y, por extraño que pareciera, fue la salvaje alimaña la que impidió aquel despropósito. La enana ni siquiera tuvo tiempo de emitir palabra alguna, apenas un leve ademán señalando a los recién llegados. Ademán que la paladina no advirtió (o quizá sencillamente ignoró) porque continuó hablando sin reserva alguna, ante el desconcierto de Diesa. Pero fue breve, brevísimo, su estupor. Pronto recompuso el gesto y, con una sonrisa ladeada, musitó:
—Comprendo…
De pronto se sintió sola en una ignota ciudad, muy lejos de su hogar. Entonces habló Vater, con ese desparpajo tan común en él, y terminó colocando la piedra última, la que sellaba una cruda realidad: estaba sola, aterradoramente sola, y sin sus compañeros. ¿Dónde estaba Orsik? Miró al mediano y comprendió que él había visto el cartel, sabía que la buscaban y… Entrecerró los párpados y, mientras se limpiaba la nariz con el pañuelo miró discretamente en derredor. Recién entonces se percató de que alguien los observaba. ¿O la observaba? A ella, una fugitiva por la que se pagaba una fuerte suma en oro y… Cerró los ojos y pensó, pero su cabeza era una intrincada maraña de sentimientos y temores.
Tras una pausa, volteó la mirada hacia la elfa. ¿Se había dado cuenta de que las observaban? ¿Habría escuchado algo aquel sujeto? Era harto difícil desde aquella distancia, hablaban bajo además, pero…
De reojo, miró a Vater. Había discutido con Orsik, y el enano no había regresado aún. ¿Qué había acaecido? Un escalofrío le recorrió la espalda, ¿dónde estaba Orsik?
¿Y qué había acaecido con Viet? Aún confiaba que Agarot estuviera con ella, pero estaban en peligro. Dustier lo estaba, y toda la caravana. Sharíndlar se lo había comunicado y ella no podía desoír aquel mensaje.
—Comprendo —repitió.
Era la hora de que sus caminos se separaran, y quizá era mejor así. Solo esperaba que la noticia no se esparciera como el agua en medio de la tormenta. Ya no contaba con la paladina. Aniel partiría hacia Olostin en busca de la niña y Diesa partiría hacia el Bosque Argénteo tras el rastro de los carromatos de Dustier.
Tras el rastro de Agarot.
En busca de Viet…
Aniel había dicho más de lo necesario delante de Vater, y el mediano conocía su condición de fugitiva. Pensó que de poco le serviría andar con rodeos, así que dijo:
—Así será entonces. Iré en busca de los carromatos y tú partirás hacia el fuerte. No te comprometeré, me entregaré a la voluntad del Consejo. Járbromm busca a Viet también. Les diré que sé dónde se encuentra, y que es imperativo buscarla de inmediato, antes que sea demasiado tarde. O tal vez… Tal vez hay emisarios del Rey en la ciudad, o un embajador de Adbar que se encarga de las negociaciones. Primero averiguaré eso. —Miró a Aniel. —Viet no puede pagar con su vida por mi causa. Ni Orsik. Buscaré a Orsik y me entregaré. Entonces buscarán a Viet y nos enviarán a Adbar. Ante el Rey. Pero antes…
Tomó la pluma y las cuartillas que había dejado sobre la mesa y susurró:
—Necesito que envíes estas misivas por mí. No utilices mensajeros. Estos se extravían en el camino, o son asaltados. En Adbar utilizamos cuervos o búhos. Son mucho más rápidos, más discretos y fiables. Seguramente hay cuervos mensajeros en la ciudad. Las misivas deben ser enviadas a Adbar y al monasterio de los xhalornor en Sundabar. Pero debes cerciorarte que así sea hecho, ante tus mismos ojos. Y si acaso algo me ocurre, sabrán dónde buscar…
Y mientras escribía las misivas, le preguntó al mediano:
—¿Dónde fue que te separaste de Orsik?
El mediano todavía estaba ensimismado en la fuente, aunque claramente sus pensamientos estaban en otro lado, la discusión con Orsik tomaba otros matices ahora que veía a Diesa, se preguntaba como podían entenderse los enanos, como podían ser tan testarudos, por que eran fugitivos y como podía su amigo poner en duda el valor de su amistad, una nube de dudas y sombras se elevaba en la cabeza de Vater, haciendo que se ensimisme en sus pensamientos, mientras mas pensaba, mas quería hundir la cabeza en su cuerno, el mediano nunca había sido del tipo alcohólico, pero su malestar era manifiesto ahora.
El contraste ahora tenia toques de comedia, un mediano malhumorado y un kobold servicial y atento, era digno escenario de algún poema de camino, Vater evito responder a Diesa, solo quería respuestas, no mas preguntas, se dejo llevar por su vaso y la sutil musica de la cascada que inundaba el aire, nunca se percato del hombre con la mirada fija en ellos...
El enano se perdió en aquel intrincado laberinto de callejuelas, regresó sobre sus pasos una y otra vez y se internó en el mercado. Pero no encontró al mediano por ningún lado. Entonces se encaminó a los establos donde se encontraban los ponis que había escogido para Diesa y para él y pactó la entrega para las primeras luces del alba y embolsó la diferencia. De regreso, pasó por la botica y compró los implementos que Diesa necesitaba para las curaciones.
Las luces del día trocaban en cálidas pinceladas ocres y púrpuras anunciando la pronta llegada de la noche. Pero el enano insistió un poco más en su infructuosa búsqueda, hasta que los callos de sus pies reclamaron un descanso.
Entonces se encaminó hacia el Dragón Danzante, cuando a la vuelta de un recodo escuchó dos voces, una áspera y otra algo atiplada, dando cuenta de una noticia que dejó sin aliento al enano, y tieso como una estatua de piedra.
Por lo que decían los guardias habían encontrado a una endemoniada criatura escondida en una carreta. Aquella criatura había conseguido huir, pero habían capturado al sujeto que la había introducido a la ciudad. Ahora, media docena de guardias y algunos preocupados ciudadanos requisaban cada recoveco en busca de aquel escurridizo demonio.
¿El kobold? ¿Acaso habían encarcelado a Vater?
Cuando las voces se alejaron, Orsik salió de su escondite y echó a correr rumbo a la posada...
- Diesa, Vater, no miréis, pero hay un hombre que observa sentado desde un taburete desde cerca del jardín., dijo en voz baja mientras pensaba que hacer, luego digo a Diesa:- Bien, enviare esas misivas, mas si encuentras Viet, seria bueno que vinieras con ella y el hombre que quiere reunirse con su hija, ya que así nos volveremos a encontrar y podría ayudarte mejor.
Después de eso dijo otra vez:- Vater siéntate donde mi posición, que se ve bien al tipo y observa su reacción cuando me vaya. Y por cierto, no dejes suelto al Kobold o tendremos muy serios problemas. Voy a ir al consejo de ancianos a comentar lo de la banda del BugBear.
- En cuanto regrese me contáis que ha pasado y veremos como actuamos.
Aniel espero un momento a ver si le decían algo mas y cuando estuvo seguro que no habría mas conversación, al menos con ella se fue en busca de los ancianos.
Ni te molestes asintió apesadumbrado el mediano, ya hemos ido hasta el Salón de los Ancianos continuo mientras volcaba el contenido de su cuerno con desden no dan más audiencias por hoy, así que sea lo que sea que tengan que entregar en su intrincado secreto enanil... afirmó con amargura tendrá que espera hasta mañana terminó de decir eso, con una mirada increpante hacia Diesa. La situación le sabía amarga, así como también su ignorancia, había viajado para buscar respuestas, no para sumergirse en secretismos de fugitivos
Vater, no conoces mi capacidad de persuasión, ademas, debo intentarlo. pero antes de marcharse uso el sentido divino por si alguien en esta posada pudiera ser un problema, o una bendicion.
vamos a ver si esa persona es algo especial, aunque seguramente no me pitaran los oidos jejejejeje
—Secretos enaniles — carcajeó, sarcástica. Y se olvidó de aquellos ojos que la observaban, del Consejo de Ancianos, de...
Diesa estaba hasta la coronilla de "secretos enaniles", y el mediano se creía con derecho a increparla. ¿Quien era? ¿Su padre? ¿Su hermano acaso?
(Un buen día te despiertas y descubres que... ¡Toda tu maldita vida es una mentira! Desde tu mismo nacimiento solo mentiras. Tu padre, una mentira. Tus hermanos, otra menrira. Hasta el mismo Orsik..., pensó.)
Apretó los dientes y aguantó las ganas de gritarle a todo Faërum su furia, su impotencia, su tristeza. Apretó los dientes y aguantó las lágrimas que pugnaban por derramarse y el miedo que le hacia rechinar los dientes. Y aunque jamás lo admitiría, estaba asustada como una niña que busca el brazo ausente de su madre. Al fin y al cabo, apenas tenía dieciséis años y estaba muy lejos de su hogar.
Orsik. ¿Dónde se había metido el enano? (Ya debería estar de regreso, pensó.)
Hizo una larga pausa, y...
—¿Dónde fue que te separaste de Orsik? —preguntó, otra vez.
Fue entonces cuando un torbellino irrumpió en la posada. Era Orsik, con los ojos desorbitados, agitando los brazos como aspas y un balbuceo incoherente. El enano barrió la posada con una rápida mirada y corrió hacia la clériga.
—¡Diesa! —exclamó, y miró receloso hacia las otras mesas, y se inclinó hacia la enana y murmuró: —En el mercado, atraparon a Vat... — Sus ojos se toparon con la silueta del mediano. — Vat...—
Atónito, no daba crédito a sus ojos. —Va... —Volteó la mirada y vio al kobold. —V... —Recompuso el gesto, se mesó la barba,carraspeó y encaró a Diesa, otra vez: — Eh, decía que... En el mercado atraparon a va-varios sujetos, sí, eso; y los guardias estaban buscando a un... —Y miró de reojo al mediano. —No importa. Ya hice el trueque: los ponis estarán disponibles antes del alba como me indicaste; y compré los ungüentos y emplastos que me encargaste —dijo, ya recompuesto.
Mientras buscaba a Vater, había escuchado las noticias de un incidente y había creído que era Vater a quien se habían llevado los guardias y que la "endemoniada criatura" que estaban buscando era el kobold. Pero se había equivocado, Vater y la lagartija gozaban de buena salud.
Diesa sorteó el palabrerío de Orsik y frunció el ceño:
—¿Y por andar husmeando en el mercado es que te retrasaste? — regañó a su amigo, y tironeó de su barba. —Me tenías preocupada.
—Pero, Diesa, ¿qué culpa tengo? ¿No eres tú la que dices que uno no debe preocuparse, sino ocuparse?—
—Entonces siéntate y escucha —le ordenó.
El enano obedeció.
—Nos vamos en busca de Viet. Pero ahora coge la pluma y el tintero — ordenó. — Serás tú mismo quien informe al Rey —susurró muy bajo,ante el desconcierto del enano.
—¿Qué ocurre con Viet? ¿Está en problemas? ¿Y qué escribiré? No somos, tú sabes...
—La caravana toda —corrigió: —Viet, Agarot, Dustier y todos los demás. Sobre lo que escribirás, déjame pensarlo...
Diesa ordenó sus pensamientos y sus prioridades: salvar a Viet de lo que fuera se alzaba sobre ella, plan en marcha: iría personalmente en su busca. Segundo, salvar a Orsik de la furia del Rey...
—Diesa...
Jajaja, si la camarera no es alguien"especial", esta partida es una mentira. ¡Concede deseos! ¿Querés a alguien más especial? xD