Partida Rol por web

Kroner, en cambio, mientras los demás revisaban el altar, quería revisar las armaduras, sus oponentes derrotados. ¿Podía haber algo útil? No lo sabía, pero era botín y se lo merecía.

Luego, vería si la trampa mágica seguía activa, probando con uno de los pedazos de armadura destruida, para buscar los lentes oscuros, y ver de juntar un poco los pedazos del muchacho. Esa estatua, o más bien lo que quedara de ella, se mantendría allí, o se la llevarían a su tío como único recuerdo de su sobrino.

Con Bofrund era otro cantar. No sólo no se podía transportar semejante mole de piedra, sino que además quería encontrar la forma de salvarlo. ¿Estaría aún allí dentro?

-¿Bofrund? Amigo... buscaré la forma de salvarte... Dalla la encontrará... aguanta- dijo muy cerca del oído del enano, mientras le daba unas palmadas en el casco ahora de piedra -Que Tempus te ayude...-

El altart se

El enano se rascó detrás de la oreja con los dedarros, confuso, mirando al lobo

"Vamos. Te pondrás mejor. Nuestro amigo Dangmar te puede ayudar con esa herida"

-Supongo que puedo. Nunca he tenido que curar antes a un animal que no fuera una bestia de carga, pero taumatá debería ser taumatá -dijo, para sí mismo más que para los demás- Sujétalo para que no me muerda, tengo que pasar el umim por su frente y su hocico...

Sacó de su bolsillo lo que parecía una piedra alargada negra similar a un rubí que sacó de una bolsita de terciopelo, y empezó a pasarlo lentamente justo una micra por encima de la frente, el hocico y los ojos del compañero animal: sus heridas empezaron a sanarse casi al mismo tiempo que Dangmar empezó a murmurar entre dientes alguna clase de, sin duda, plegaria. Cuando terminó, guardó la piedra en la bolsa, depositó un pequeño beso en ella y la guardó en el bolsillo de nuevo.

"Su tío no va a recibir esta noticia de buena manera"

-Difícil que nadie lo haga. Ni siquiera se si existe una manera de poder restaurarlo, incluso si arrancásemos la piedra de su carne... en cuanto al templo, es probable. Las deidades malignas se congratulan en rodear a sus templos y a sus sectarios de poderes sobre la muerte: si es efecto del templo, o de alguien escondido en él, o de alguien tratando de aprovechar el poder de este, no sabría decirlo. No sin más información, cuanto menos.

Dangmar sano al compañero animal de Elden, cerrando sus heridas en parte pero quedando aun una siniestra cicatriz que afeaba el blanco pelaje del formidable animal. Kroner apilo los restos del desafortunado pícaro y recogió el equipo prestado por el grupo- las lentes de la noche- poco más descubrió el montaraz al revisar los cuerpos de los gigantes destruidos, la magia ya no fluía en ellos siendo ahora inertes trozos de hierro oxidado. Dangmar junto a Dalla y Elden fueron a investigar el sacrílego altar, al ascender las escalinatas los braseros llameantes volvieron a arder con fuerza poniendo en alerta a los héroes, los cuales llegaron a pensar que serian atacados por una fuerza siniestra, pero nada ocurrió, el erudito enano estudio los macabras calaveras y runas que descansaban sobre el altar de grandes dimensiones intentando descifrar el significado de aquella aberración, Elden por el contrario vio unas ligeras marcas sobre el negro suelo apenas perceptibles para un ojo bien entrenado, estas encajaban con la estructura del altar y parecían haberse producido al deslizar el mismo hacia ese lado. Una entrada, exclamo a su compañeros. Dalla asintió, -Tiene que haber algún mecanismo de apertura por alguna parte.  Kroner llego junto al resto, tras despedirse de Bofrund con la promesa de tráelo de vuelta. Juntos, Dalla y Elden encuentran el mecanismo. Al presionar el botón oculto, la parte superior del altar se desliza hacia un lado para revelar una escalera que conduce hacia abajo.  Os miráis unos a otros y finalmente decidís descender por el ancho pasillo en forma de espiral hasta llegar a una especie de pasillo de 2 metros de ancho y de 10 metros de largo, innaturalmente frío; vuestro aliento cuelga en el aire, y no podéis reprimir que una oleada de estremecimientos os golpee, salvo a Elden el cual parece estar protegido mágicamente contra el frio. Unas cuantas antorchas chisporrotean débilmente. Varias puertas de madera forrada de hierro flanquean el pasillo - 4 a cada lado-, con pequeñas ventanas con barrotes encajadas en ellas. Las puertas conducen a pequeñas celdas. Cuando empiezas a explorar, oís una débil tos procedente del extremo del corredor, y una voz llama: «¡Por favor, ayudadme!».

Cuando se abrió el pasillo por debajo del altar, gracias a los sentidos agudos de Elden, Kroner se adelantó.

-Yo avanzaré- dijo extendiéndole las gafas oscuras a Dalla, que tal vez las necesitara allí abajo -Esperen un momento-

El montaraz, aún más nervioso al tener que adentrarse en la tierra y en aquellas catacumbas tétricas, fue avanzando de a poco. Ahora que Bofrund estaba fuera de combate, tomaría el lugar de avanzada en el combate. Dangmar se lo notaba claramente como un buen combatiente, pero también sus bendiciones eran más importantes, y era mejor mantenerlo a salvo.

No se alejó demasiado, y al ver que no había peligro cercano, retrocedió un poco y les hizo un gesto para lo siguieran.

Ni bien se encontraron con las puertas, a Kroner le hicieron acordar a celdas. ¿Quién tendría a prisioneros tan adentro en la tierra? Malditos...

-¿Escucharon?- murmuró, quedándose quieto un momento -Hay alguien...- y avanzó preparado a cualquier sorpresa, pero rápido para encontrar a la persona que necesitaba ayuda.

Ayudadmmeeee! Exclamo una voz conocida para los héroes. Avanzando preparado con su espadón Kroner llego a la celda donde una persona yacía acurrucada entre orín y olor a excrementos, por su aspecto parecía llevar allí varias semanas. Hendiendo la oxidada cerradura con su espadón, de una patada abrió las puerta y al mirar a su sucio rostro se encontró cara a cara con Otto*. En una celda adyacente escucharon lloros y gemidos de otros pueblerinos, encontrando en esta a 3 aldeanos adultos -malheridos- y a un anciano inconsciente tumbado de lado. Al girarlo y descubrir su rostro observáis que se trata del sabio Mastrom Cleish.* Maldiciendo, Kroner recordó su enfrentamiento con aquel ser que suplantaba a Otto. Un Doppelganger, musito el montaraz. Debería haberme dado cuenta! Era un cambiaformas. Debemos tener cuidado compañeros.

Dangmar y Alton asistían a los heridos, tranquilizándolos y dándoles esperanzas mientras que Gonkar y Elden montaban guardia por si algún peligro salía a su encuentro. Dalla permanecía junto a Kroner extrañada. Cuéntanos Kroner, ¿que ocurrió?

Justo cuando Kronner se disponía a narrar su lucha con el extraño ser en la que fuera la casa de Otto, se abrió la puerta del fondo del pasillo con un sonoro crujido. Una extraña y siniestra voz os invita a pasar. Venidddd! Mi amo os esperaaaa! Os miráis recelosos, sabéis que es una trampa.

Kroner no pudo decir nada, y su ceño se frunció. Volvió a ponerse el yelmo, ocultando su rostro nuevamente, preparado para el combate.

-Luego les cuento...- musitó detrás de aquella protección de liviano y duro mithril.

-¿¡Quién es tu amo!?- gritó el montaraz, más exasperado por aquella aparente educación, cuando todos estaban seguros de que nada "educado" vendría del otro lado -¡Que se muestre!-

Y tomó a Lady con ambas manos, nuevamente colocándose frente a Dalla.

Dalla se alegró al ver a los dos primeros prisoneros.

-Por fin! - dijo la noble. Luego, aquella voz les habló y Dalla se quedó algo confundida.

-¿Qué...? ¿Vosotros sabeis algo de ese líder o de qué está pasando aquí? - dijo refiriendose a Otto y a Mastrom Cleish

La voz de aquel ser alertó a Elden y a su lobo. Parecía una verdadera tontería seguir así no mas. -Tendrás que disculparnos, pero me temo que tu amo será el que se deba mover, si quiere que lo conozcamos.- Elden aún se preguntaba en que lugar debía ubicar el sello que le dio el anciano clérigo. En verdad sería capas de contener todo el mal que había hecho levantar a los muertos de sus tumbas.

-Se encuentra usted bien? Hay alguna forma de salir de acá, alguna ruta alternativa?- pregunto al anciano mago. -La entrada principal de la bóveda se cerró, no sé si es posible volver a abrirla.- dijo con incertidumbre.

Mastrom Cleish se giro y al ver el rostro de Elden el anciano mago pareció recuperarse, incorporándose lentamente cogio las manos de Elden y exclamo con tono de jubilo: Graciassss a los diosessss! Estáissss aquí! señalando con pánico os muestra la puerta que hay al frente y os impulsa a acabar con el mal que allí se oculta. Acabad con ese ser! Nos desangra lentamente!  Destruidloooo.

Elden ofreció su mano al anciano para ayudar a incorporarse. Se veía débil, sin embargo tuvo la fuerza suficiente para ponerse en pié. -Pero que cosas dices? Desangrarles lentamente?- preguntó con claro desconcierto.

El vigía sintió unos pasos aproximarse y de inmediato agarró una flecha para ponerla en su arco y apuntar en dirección de aquellos pasos, mientras su lobo gruñia y mostraba sus fauses hacia esa misma dirección.

Dalla se lanzó sus conjuros defensivos y se preparó para entrar en su puesto.

-Si teneis alguna proteccion magica, es un buen momento para lanzarla.

Todos estaban expectantes, pero Tempus no esperaría.

-Tengan todos cuidado, fui atacado en la villa por cambia formas, así que nos podemos encontrar con cualquiera- dijo el montaraz, sin saber muy bien cómo podían llegar a diferenciarse si se volvía caótico el combate.

Y avanzó. Iba lentamente, atento a su alrededor, y especialmente al piso y cualquier señal de trampa. Se sentía sapo de otro pozo, ya que él se sentía a gusto en la intemperie, en lo alto de la montaña, no en lo bajo de ésta, o hasta debajo de una simple aldea.

Una sala circular de unos 20 metros de diámetro se abre ante vosotros. Unos antorcheros iluminan la estancia al entrar en ella lanzando una llamarada verde e intensa como respuesta a vuestra intrusión, pero nada más ocurre más allá del efecto dramático. Apenas hay mobiliario y lo que queda esta apolillado y carcomido desde hace siglos.  El ser que allí habita no parece ocultarse ante vosotros, ya que parece no teneros miedo. De tamaño similar a un elfo, de piel grisácea y cuerpo extraño con una cara sin forma y unos ojos blanquecinos. Esos rasgos indican que es un dopleganger. Advertís que se encuentra vaciando con delicadeza sobre un pedestal de oscuro mármol,  labrado con una serpiente enroscada a sus alrededor, un vial de sangre recién extraída a sus víctimas. Con un gesto os indica que esperéis! Exclamando: Mi amo ansia sangre nueva y fresca. jijijijijiji! Este mundo esssss tan fressscccooo! Veniddddd, uniosssss a élll!

Elden preparó su arco ante la llegada de aquella extraña criatura.

Se encontró lo que era la criatura que habían escuchado, exprimiendo un vial de sangre arrebatada, como si fuera lo más normal del mundo. Y para él lo era: estaban en sus dominios, donde rendía tributo a sus dioses. Y si no lo detenían y lo invadían aquel seguiría siendo el orden natural de las cosas. Hmph.

Con la mano que tenía el martillo, se la llevó a la boca y la besó, mientras establecía contacto con el colgante del amuleto. Cuando las gotas se sudor establecieron contacto con sus labios, pronunció la Oración del trabajo Honrado por la cual recibirían poder de los dioses enanos. Teóricamente la podrían recibir de otros dioses si reconocían esa virtud, pero uno no se puede fiar en realidad más que de la tradición.

-התעוררי התעוררי

Y pronunciando aquellas palabras, a la vez que trazaba un arco, todos sintieron en su interior algo extraño y revitalizador: la promesa de que la justicia estaba con ellos.