Partida Rol por web

Todo había sucedido tan rápido, mientras aún estaba investigando las posibles conexiones con los dioses-lagarto, cuando de repente las estatuas cobraron vida y se cebaron con su equipo.

-*Moradin nos proteja*

Con el paladín caído en el suelo y el resto de sus compañeros, los que no habían sido... petrificados... Dangmar no tenía muchas más opciones que unirse al combate. Aunque, con todos ellos ya trabados, el paladín en el suelo y los demás incapacitados, no estaban sobrados de manos, y cuanto más tuvieran mejor. Con esto en mente, se acercó al caballero para poder recuperarle al reino de los vivos y despiertos, sujetando en su mano del escudo el saquillo que contenía las piedras preciosas.

-Alton, Alton. Tenemos necesidad de tí.

Dijo, vertiendo algo de arenilla sobre él, dejando que los dones de los dioses se vertieran sobre el afortunado paladín.

Antes de que lo pudiera pensar, el vigía tenía cerca a él a una de las malévolas estatuas. No podía disparar así con su arco, entonces decidió sacar el estoque de Risiel para enfrentar al enemigo junto a Kroner y su lobo. El ataque combinado de los 3, sin duda, debía ser mas efectivo.

-¡Dalla! ¡Retrocede!- le dijo sin mirarla, ya que tenía que tener toda la atención delante, donde esas armaduras mágicas y demoníacas buscaban terminar con ellos.

De reojo pudo ver cómo volaban Anton y Gonkar, pero ahora había cosas más importantes que ellos dos. Sólo esperaba que resistieran...

-¡Tempus!- gritó, para luego murmurar unas palabras mágicas que hicieron que en el pecho de la armadura apareciera una marca de Tempus que brillaba sólo para él -¡Por la Gloria!-

Sentía la magia recorriendo su cuerpo, y supo que Lady estaba con él. Levantó el espadón como si no le pesara en sus manos, mientras se movía con la soltura propia de la letal combinación de magia y técnica. El primer golpe descendente hizo saltar pedazos de la armadura a la altura del pecho, envueltas en chispas, pero era extraño golpear algo que no tenía carne, que no sangraba. Golpeó de nuevo, desde otro ángulo y otro lugar, y las placas saltaron con violencia mientras el espadón hendía con furia las armaduras imponentes. Para el tercer golpe, hacia las piernas, Kroner estaba seguro que un gigante se hubiera rendido o al menos advertido que el enemigo que tenía frente a él estaba hecho para luchar con él. Lo que no estaba seguro era de si esas armaduras podían razonar siquiera...

Dalla asistió a la proeza de Kroner, que desintegró a uno de los guardianes por toda la sala con una combinacion de golpe devastadora. La hechicer nunca lo reocnocería pero sus pezones se endurecieron un poco al ver a su compatriota despedazar a aquel constructo terrorífico.

Luego, Dalla devolvió su atención al que quedaba y, sacando un puñado de manteca conjuró uno de sus hechizo favoritos. Un par de pasos arcanos sobre la mano de la manteca y la superficie del suelo bajo la armadura se volvió resbaladiza como el hielo.

El ataque inicial de los guardianes había comenzado de manera muy violenta. Elden ataco con fiereza junto a su fiel compañero de pelaje banco pero poco pudieron hacer contra el guardián el cual aprecia esquivar sus golpes con soltura. Momento que aprovecho con acierto Kroner golpeando en tres ocasiones con violencia y furia, reduciendo a uno de ellos a un amasijo de hierro.

Dangmar se movió presto y lanzando un conjuro curativo trajo de vuelta a Alton del mundo de los sueños recobrando el conocimiento. Fuerte Ostia! - exclamo sorprendido el paladín al ver su escudo partido en dos.

Dalla descalza sobre el frio suelo profirió unas palabras mágicas invocando uno de sus conjuros preferidos, - grasa-  un película resbaladiza capaz de cubrir un área y hacer caer a quien estuviera sobre ella. El único guardián que quedaba en pie se disponía a partirlos por la mitad cuando piso en falso cayendo con estrepito sobre el resbaladizo suelo, clavando su enorme espadón en el último momento sobre el baldosando suelo. Aferrándose a este con fuerza, mostrando allí donde deberían estar su ojos, dos puntos rojizos  que brillaron con intensidad.

Gonkar intento atacar con su lanza al guardian pero poco pudo hacer, la película de grasa le impedia acercarse más. Cabreado comenzó a insultarlo con el mejor reportorio del que disponía: Hijjo Puuttaas, cagon tu estirpee. Gonkar hacer tras tras por detrass.

A pesar del éxito inicial y la alegría que había embargado a los héroes al ver cómo había caído el enorme ser, poco duro transformándose en una mueca horrenda ya que de algún modo en el siguiente asalto la armadura infernal es capaz de levantarse con soltura, además veis que una especie de energía mágica de tono rojizo se mueve con rapidez ondulando a través del aire desde donde había caído el guardián de la lanza hasta el del espadón, absorbiéndola en un instante cambiando su armadura -  le salen púas del tamaño de espadas cortas y parece ser mas gruesa,- pero no es Gonkar su objetivo prioritario a pesar de encontrarse a unos pasos, sino el gigante de sangre iluskana que ha derrotado a uno de sus pares. Sus rojizos ojos brillan ahora con más intensidad fijando a Kroner como su objetivo principal. Se diría que parece más poderosa aún. Con una velocidad de rayo cae sobre el iluskano en busca de venganza asestando dos espadazos que hubieran matado a un ser corriente, desviando el primer ataque la hoja ardiente de Slayer y esquivando el segundo con un movimiento de piernas aprendido tiempo atrás en sus años de montaraz,  saltando chispas al golpear el suelo arrancando baldosas adoquinadas y esquirlas que volaron en todas direcciones golpeando a Elden y a su lobo sin causarles daño alguno.

Alton se levanto y agradeció la desinteresada ayuda del buen enano. Gracias Maese Dangmar. Luego trago en seco cuando vio la escena del ataque del guardian sobre Kroner.

Por suerte para Kroner, vio venir el golpe, y pudo esquivar y bloquear ambos ataques. La magia que corría por sus venas hacía que sus reflejos fueran superiores, y ahora tenía que usarlos para la ofensiva. El chamán de Tempus del clan siempre decía: "si mataste a tu enemigo, no tienes por qué ponerte a la defensiva". Y eso aplicaría, aunque utilizando la astucia que había aprendido en la Legión.

Desvió la hoja negra del guardián, y con sólo el pensamiento pudo poner la marca mágica en el pecho de la nueva amenaza. Con el espadón en posición alta, descargó todo el peso de la hoja sobre uno de los hombros de la armadura mágica, y saltaron chispas cuando entraron en contacto los metales. Hizo un juego de pies para colocarse hacia un costado, y con el envión del movimiento golpeó hacia las costillas... si tuviera unas. El fuego crepitaba, y aprovechando la grasa que había a su espalda, llevó todo su peso hacia la punta del espadón, intentando empujarlo hacia atrás.

Los golpes de Kroner impactaron con precisión y arrancaron trozos de armadura, realmente el Iluskano estaba bendecido por los dioses, pero esta vez su rival parecía extrañamente mas fuerte. Intento empujar a la enorme estatua pero esta aguanto bien la embestida del Montaraz, golpeándose con las púas de la armadura haciendo saltar chispas sobre su coraza. 

Dalla dió un paso atrás y se sacó un par de estrellas de su capa. La maga las sopló por encima y luego las arrojó hacia el constructo. Las estrellas se transformaron entonces en proyectiles de energía púrpura que se estrellaron contra el guardián.

Aquella criatura parecía superior a cualquier otro enemigo con el que alguna vez se hubiera enfrentado, salvo por el Linche, pero ahora no tenían la ayuda de un Angel que le hiciera frente. Había que confiar en Kroner y su la fuerte magia que provenía de su espada. 

Sin embargo, Elden no deseaba quedarse de manos cruzadas. Se fue al ataque junto a su lobo, tratando de ayudar a Kroner a terminar con la temeraria criatura.

Dangmar permanecía pasmado viendo el despliegue de fuerzas que allí se estaba llevando a cabo entre sus nuevos compañeros de aventuras y el guardián de aquel sacrílego lugar. Los golpes de Kroner sin duda habían sido contundentes pero en esta ocasión la magia de Dalla unida a la arriesgada maniobra de Elden y su lobo consiguieron acabar con el guardián  no sin antes recibir su fiel compañero al entrar en el área de amenaza un espadazo del ser demoniaco antes de ser destruido, causándole una fea herido al huargo de pelaje blanco que con un aullido cayo malherido sobre el frio suelo.

El peligro pareció desvanecerse de súbito, dejando a los héroes algo confundidos.  El altar estaba a unos pocos pasos....

Todo había terminado.

Dangmar, que estaba cerrando filas, considerando que sus habilidades hubieran sido más útiles como apoyo en esos momentos (un paladín casi muerto le había dado esa impresión) se mantuvo conservando el lugar hasta que la última bestia cayó. Asintió con alivio pero no retomó de inmediato posición de descanso sino que inspeccionó quiénes parecían estar más heridos.

-Mmmmm. Parece que no hay más enemigos -dijo, dejando claro que la palabra "parece" era importante ahí- Todos los que hayáis sido heridos, acercaos que inspecciones vuestras heridas antes de continuar. La bendición devina no es un recurso del que abusar, pero...

...pero era mejor usar los dones que dejar que varios murieran en el próximo encuentro. Ya habían visto la clase de sorpresas que había allí, y no iba a confiar en un templo maligno, y menos en un templo maligno que en su día tuvo TANTOS recursos.
 

Kroner, al ver caer a la última armadura como un amasijo de metal retorcido, suspiró de alivió, mientras que al mismo tiempo su orgullo parecía rellenarse como sus jarras de cerveza en la taberna de Filo del Invierno. Habían derrotado rápidamente a esos enemigos que parecían muy superiores. Tempus estaría contento.

Sin soltar la hoja, mentalmente le avisó a Lady que ya no hacía falta la aceleración mágica. Cuando ésta dejó de correr por sus venas y músculos, sintió como si de pronto tanto la armadura como la espada y todo su equipo se volviera tan pesado como aquellas pruebas del clan en donde había que sostener árboles cortados y lanzarlos... pero triplicado.

Hincó la rodilla en tierra, mientras que su respiración se volvía agitada. Usó la espada para sostenerse, e intentaba que la respiración se acomodara. Se sacó el yelmo, con muchísimo esfuerzo, y cuando lo terminó de hacer, poco a poco sus músculos comenzaron a responder de nuevo, con normalidad. Suponía que llegaría el día en que se acostumbraría a esos efectos de la magia.

-¿Qué... dijiste?- preguntó mirando al enano, a quien no había podido escuchar con claridad.

Y cuando lo hacía, pudo ver los restos de piedra (¿del muchacho?) y a Bofrund a lo lejos.

-Dalla... Dalla... hay que hacer algo por Bofrund, tienes que saber qué hacer con él, ¿no es cierto?- dijo incorporándose y poniéndose el yelmo de nuevo -¿Ese era Garren?- preguntó mirando los restos, que no presagiaban nada bueno -¿¡Gonkar!? ¿Estás bien?- preguntó mirando al mediano.

En su porte había combatividad, temple... pero su voz transmitía tristeza. Es verdad que no hacía mucho tiempo que conocía al enano, pero habían vivido muchas cosas juntos, compartido muchas historias y sentires. Era un enano más comunicativo que otros, probablemente por su profesión, y él se había permitido expresar más cosas con él.

Un sonido como el de un armario completo de menaje de cocina cayendo al suelo resonó por toda la habitación cuando la armadura viviente se desplomó bajo el ataque combinado de los compañeros. Dalla apretó el puño, entonces, al haber conseguido superar un verdadero desafío.

La adrenalina aún recorría su cuerpo cuando miró a su compatriota, Kroner, y se dió cuenta del precio que había tenido que pagar por su increible ofensiva. Un fuerte calor le arreboló las mejillas al verlo tan vulnerable, tan agotado... pero entonces sus palabras la sacaron de su estado de excitación.

-Bofrund... me temo que nadie puede hacer nada por él, de momento. Se necesita un magia muy poderosa para deshacer la magia que lo mantiene petrificado. Para el pobre Garren... ya ni siquiera queda esa esperanza -dijo bajando la cabeza.

Ella se acercó y lo ayudó a levantarse, sujetándolo de uno de sus poderosos brazos.

-No es momento de llorar sus pérdidas, Kroner. Debemos continuar. Por ellos, por la gente del pueblo que espera allá abajo y puede estar quedándose sin tiempo...

Después, Dalla se juntó con Dangmar y examinó el altar.

La batalla había terminado, pero las perdidas habían sido significativas. Elden se acercó a su lobo para revisar su herida, se veía bastante dolorosa. -Vamos. Te pondrás mejor. Nuestro amigo Dangmar te puede ayudar con esa herida.- le dijo a su compañero animal, mientras lo animó a moverse cerca al clérigo del grupo. -Puedes ayudarlo?-

Una vez su lobo pareció estar mejor, el vigía no pudo evitar centrar la mirada en la destruida estatua de Garren, en verdad le apenaba mucho escuchar las palabras de Dalla, no se podía hacer nada por él. -Su tío no va a recibir esta noticia de buena manera. dijo encogiendose de hombros.

-Porque estarían estos guardianes resguardando este lugar? En realidad esto tiene algo que ver con los zombis que atacaron el pueblo?-Elden tenía la impresión de estar un poco perdido, tal vez estaban buscando en el lugar equivocado. Fuera como fuese, se acercó al altar para ver si encontraba algo que le diera una pista de la verdadera razón por la que estaba tan custodiado este lugar.