Partida Rol por web

Porque desde niña le han enseñado unos modales y retirar la mano habría estado de mala educación, pero no le gusta que se tomen esas libertades. Esas cosas son para damas de la alta sociedad, no para una bibliotecaria. Es más, si piensa que a ella le interesa más la galantería que la inteligencia o lo intelectual, está equivocado. Deja que David haga lo que tenga que hacer, pero su lenguaje corporal no es, que digamos, el adecuado para esa muestra de galantería.

-Será lo mejor.

Sale del coche tras los demás y se dirigen al camión. Por suerte para ellos no está vigilado... o los nazis son muy confiados o muy descuidados. Coge una de las lámparas y deja a un lado todo lo demás*, aunque un kid de herramientas de arqueólogo no le vendría mal. Tras pertrecharse, entran en la en la tumba.

Se queda maravillada por los grabados de las paredes y se queda atrás, estudiándolos y dejando el mundo de lado para sumergirse en los misterios de otra época tan lejana. Acaricia el disco solar con sus múltiples brazos que traen luz al mundo y que caen sobre dioses y faraones. Increíblemente conservado a pesar del tiempo, aunque la pintura un poco desconchada.

-Es impresionante - dice sin hablar para nadie -. Sin duda, esta muy bien conservado... - dice mientras continua el camino.

No sabe si están los demás con ella o ya se han adentrado más, pero no teme perderse porque es un pasillo recto sin pérdida.

Sophia parecía fascinada, por lo que tuve que llamarle la atención, diciendo en voz baja.- Shhh. Atenta, o acabarás como la última vez, frente a uno de estos.- Dije señalando la zona donde provenían las voces. Saqué mis pistolas y fui de forma cautelosa a mirar si estaban distraídos o algo por el estilo. La idea era matarlos de forma sigilosa, sin tener que usar las pistolas.

Rick toma uno de los subfusiles; "ella debería coger el otro, hasta ahora sin duda se ha mostrado como la más capaz", piensa mientras echa una ojeada a Anne Sophie. Bajándose de un salto del camión, ayuda a acuchillar las ruedas; "al menos esta vez no escaparán, como hicieron en Nepal".

El frescor del subsuelo refresca los sentidos de Lobo, embotados por el calor de los últimos días. Avanzando pegado a la pared se sorprende de que aquí abajo crezca de esa manera el líquen: "al fin y al cabo, estamos en un desierto". Cuando escucha las voces de los dos soldados alemanes se agacha ligeramente, en un gesto instintivo, y alzando la mano indica a los compañeros que avanzan detrás que se detengan. A continuación susurra:

-Deberíamos tratar de rodearlos; seguramente tendrán compañía, y no sería buena cosa que dieran la alarma.

Rick se acerca a Maddie y le pasa el subfusil.

-Deberíamos ir dos de nosotros mientras el resto nos cubrís; si la cosa se pone fea usa esto. Confío en que seas comedida -añade esbozando una ligera sonrisa-.

Miré extrañamente a Rick.- Lo soy en su justa medida.- Dije con mi seriedad característica. Yo solo necesitaba un par de pistolas o mis propias manos para ser letal.- Bien, demos un rodeo.-Acto seguido me dispongo a dar un rodeo agachada para pillarlos totalmente por sorpresa.

Rick y Anne dan cuenta de los guardias con limpieza y rapidez. Al fin y al cabo son profesionales...

Una vez "despejado" el camino, os hacen señal al resto para que avancéis.

Echáis un vistazo en el interior de la tienda. Parece ser el "centro de operaciones" de Zimmer bajo la tutela del Grupo de Thule (reconocéis los sellos de dicha organización). Sobre una mesa de estudio, se apilan multitud de documentos sobre las últimas investigaciones que ha llevado a cabo el profesor. La mayoría d elas anotaciones, a modo de diario de campaña, hacen referencia a los sucesivos hallazgos de las llamadas "llaves de, Séneca": los estuches que permitirán abrir la cámara del tesoro. Zimmer menciona su frustración debido a que resultará imposible leer los textos en latín que, si la leyenda es cierta, contienen los estuches en su interior. De abrirse, el aire destrozaría el pergamino antes de que pudieran ser traducidos.

También os llaman la atención unos voluminosos ejemplares (antiguos y en diversas lenguas, algunas muertas) que Zimmer guarda en la tienda. Los libros hablan de la mítica tumba de Ramsés y de los tesoros que en ella se encuentran. Los ejemplares no sólo son auténticos, sino que, a juzgar por los sellos con los que han sido marcados, proceden de la mismísima biblioteca Vaticana.

Entre las ropas y maletas personales del profesor Zimmer encontráis un retrato de familia, parcialmente consumido por el paso del tiempo. En él se puede reconocer a un joven profesor Zimmer acompañado por dos niños: por un lado, un muchacho de unos catorce años y una mocosa de apenas cinco.

Una vez que ví como los dos alemanos eran despachados al momento, me fijé especialmente, y sin saber porqué, en la foto de Zimmer. Era realmente jóven, y una foto de tales característica no se la suele llevar uno a su trabajo (sobre todo si es un laboratorio o una tumba) y menos si vas en busca de un tesoro. ¿Su familia tal vez? Ese tío debería ser un sentimentalista, o un fanático. A decir verdad, me estaba extralimitando en mis pensamientos, pues aún no sabíamos a ciencia cierta (aunque fuera raro) si Zimmer no habría sido secuestrado y obligado a descubrir todo aqu...

Fu entonces cuando ví el sello de Thule.

Menuda sabandija -murmuré-, y no andan lejos. Hemos de llegar hasta ellos y averiguar más sobre los estuches, aparte de recuperarlos...

Casi choca con Anne cuando va a buscarla para que esté atenta. Suerte que le llaman la atención porque habría sido capaz de meterse en el campo de visión de los soldados antes de que los demás pudiesen hacer nada para impedirlo. Tras hacerse cargo sus compañeros de los dos guardias apostados en la tienda y decirse muchas veces que no mire los jeroglíficos que adornan las paredes, entra en la tienda.

Una tienda donde se encuentra todo el trabajo que el señor Zimmer ha estado haciendo en la excavación, seguramente aprovechándose del señor Hollister III para encontrar las llaves y así abrir la Cámara Real. Se acerca a los libros y los ojea por encima para encontrar información que se les haya pasado por alto.

Además... es buena en eso. Teniendo en cuenta que es bibliotecaria y es capaz de encontrar información relevante en cualquier libro.

Estar en ese lugar me resultaba fascinante y, a pesar de saber los peligros que corríamos, no podía dejar de contemplar y manosear las antiguas piedras y los grabados que nos encontrábamos al paso. Pero claro, no todo iba a ser un camino de rosas, así que no me extrañó ver el lugar protegido por un par de nazis, aunque no resultaron ser ningún obstáculo ya que, tanto Anne como Rick, dieron buena cuenta de ellos. Desde luego estábamos bien protegidos con esos dos.

Fui directa hacia los documentos que se encontraban sobre la mesa así como los libros que desperdigados por la tienda. No había ninguna duda al respecto, el emblema de la Sociedad Thule era bien visible, algo que me produjo un escalofrío sobre todo al recordar sus locas teorías de racistas recalcitrantes.

Así que lo que buscan son los tesoros de la tumba de Ramsés, por eso necesitan los estuches...

- Es cierto, no podemos permitir que sean ellos los que abran la cámara del tesoro.

Miré por encima del hombro del señor Blair la foto del joven Zimmer, preguntándome si aquellos serían sus hijos, y si sería por ellos precisamente que el profesor estuviera ayudando a aquellos canallas.

Después de mostrar su cara de desprecio hacia mi galantería, no tuve otra opción que dar un respiro y mirar para las excavaciones. Sin lugar a dudas la tenía en el bote ya que no quitó la mano.

Después salí del coche siguiendo a Sophie como un perrito faldero y examiné el camión cogiendo una de las linternas que había en su interior, lo demás ni lo toqué, nuestros hombres de armas sabrían cómo utilizarlo.

Cuando me paré al lado de Sophie para ver aquellos discos solares, le susurré tú también eres impresionante.Después me separé Sin lugar a dudas los egipcios siempre le han gustado jugar a ser dioses, y todas sus obras están construidas con este fin, impresiona de verdad pero es que es una tumba para un dios.

Cuando vi que Sophie seguía demasiado cerca a los guardaespaldas la cogí por la cintura espera no debes ir tan cerca. Depues de ser avisados por los guardaespaldas para seguir y ver que habían dado buena cuenta de los nazis, vimos la amplia documentación que tenía Zimmer, sobre los estuches, la tumba sus riquezas, información recogida nada menos que del Vaticano y en latín.

Vaya vaya no sabía que la iglesia estaba metida en ésto. Dije arqueando la ceja a modo de aquí pasa algo raro.

Después de mostrar su cara de desprecio hacia mi galantería, no tuve otra opción que dar un respiro y mirar para las excavaciones.

Después salí del coche y examiné el camión cogiendo una de las linternas que había en su interior, lo demás ni lo toqué, nuestros hombres de armas sabrían cómo utilizarlo.

Cuando me paré al lado de Sophie para ver aquellos discos solares, Sin lugar a dudas los egipcios siempre le han gustado jugar a ser dioses, y todas sus obras están construidas con este fin, impresiona de verdad pero es que es una tumba para un dios.

Después de ser avisados por los guardaespaldas para seguir y ver que habían dado buena cuenta de los nazis, vimos la amplia documentación que tenía Zimmer, sobre los estuches, la tumba sus riquezas, información recogida nada menos que del Vaticano y en latín.

Vaya vaya no sabía que la iglesia estaba metida en ésto. dije arqueando la ceja a modo de aquí pasa algo raro.

Miro a los presentes.- Menos cháchara y vamos a lo que vamos.- Necesitábamos primero recuperar el objetivo, luego podían leer y hacer lo que quisieran. Avancé un poco para ver si podía alcanzar a ver a Zimmer... de paso le di una patada a uno de los cuerpos inertes nazis.

Abandonáis la estancia de las cuatro columnas y avanzáis por el pasillo que desciende al corazón de la tumba de Ramses. Observáis los techos, ricamente decorados con escenas de la Duat. De pronto os topáis con un obstáculo imprevisto: una trampa abierta en el suelo ocupa prácticamente toda la anchura del túnel. En el fondo de la trampa se levantan estacas aceradas que suben casi hasta el nivel del suelo.

Los nazis han intentado pasar antes que vosotros y han activado la trampa: ¡varios cuerpos se hallan suspendidos empalados entre las estacas!.

Niega con la cabeza al ver que han activado una trampa. Zimmer no está haciendo bien su trabajo en cuanto a moverse por una tumba que, indudablemente, está llena de trampas. Pero bueno, es lo que se merecen los saqueadores de tumbas: morir como pinchitos morunos.

Se acerca al borde de la trampa para estudiarla. Alguna forma debían de tener los egipcios de cruzarla en caso de activarla mientras la estaban construyendo. Mira hacia las paredes. Normalmente suelen haber símbolos que indican el lugar de la trampa.

-Creo que cruzar de una forma u otra será muy peligroso.

Sophie examina detenidamente la trampa. Mucho ha leido sobre ellas; fosos, muros móviles, maldiciones, peligros biológicos... un amplio abanico sin duda, pero claro, una cosa es la teoría y otra la práctica...
Tras un minucioso escrutinio, Sophia da con algo: la pared de la izquierda, la del reborde, está adornada por un bajorrelieve que representa varias escenas de la vida y costumbres egipcias. En todas ellas hay un elemento que se repite; el sol.

Tras examinar detenidamente las imagenes, la bibliotecaria da con la clave: Las imagenes del Sol, que se repiten a una distancia más o menos uniforme, son orificios del tamaño de una mano humana destinados a servir de asidero. Es posible cruzar caminando sobre el pequeño reborde mientras se usan los orificios a modo de apoyo.

Aunque esto facilita las cosas, no deja de ser bastante arriesgado...

-Mirad - dice con una sonrisa, señalando hacia los soles.

Sabía que esos soles son importantes. Para los egipcios el sol era lo más importante así que es evidente que esa consecución de soles entre los grabados son importantes. Es una forma de ayudar a seguir el camino y solo destinada para aquellos que tienen los conocimientos necesarios.

-Por aquí podríamos cruzar. Cruzaré para ver si al otro lado hay alguna forma de desactivar la trampa.

Mete la mano en uno de los soles y pone el pie en el pequeño borde, deseando que su torpeza no se haga presente en ese momento.