Partida Rol por web

La pocima pasa por la garganta del desfallecido mediano, entrando en su sistema... Puede sentirse como sus huesos se sueldan y el vigor vuelve a sus musculos. Pestañea un momento y abre los ojos, traido de vuelta a este mundo.

Tiene como primer vision, el glorioso espectaculo de Aravilar y Bramo cubiertos de mugre hasta las cejas, y mas alla el cielo agundino...

De repente abri los ojos,  sentia como Aravila intentaba despertarme pero no entendia. -Yaaa bastaaa.- Me sente contemplando un momento el lugar y tratando de entender las palabras de aravilar. Lo ultimo que recordaba era el mostruo que ointentaba comerme casi me habia  partido en dos.

Atras de Aravilar se encontraba bramo y cuando se me aclaro el panorama y los olores llegaron a mi nariz.- ¡Qué asco!- Exclamo mientras me levanto y voy caminando hacia la posada. Al rato me di cuenta de que yo tenia mucho más olor y mugre que los dos juntos . Tenia algunos dolores leves pero me encontraba bastante bien, en comparaciòn, al lo mal que llegue a estar hace unos minutos atras-

Bramo se arremanga la túnica. No hay nada que un ciudadano de Aguas Profundas no haya visto antes (y eso dice bastante del bajo listón moral y la depravación local). Urga con su mano bajo su pantalón y saca al fin el tomo mágico de su guarida púbica.

¡Al fin...!

Pelos rizados ornamentan la cubierta... y la contracubierta... lomo, listón para marcar la página y cada espacio entre los folios... De todo el vello que tenía guardado el turmishano, la mitad era aficcionado a la lectura.

Sacudió el libro, y los que más se pegaron fueron retirados pelo a pelo.

¿Eh? Perdón, ¿qué decías, Arávilar?

El clérigo parecía demasiado atribulado como para alegrarse completamente por la reanimación de Lilith, mas no desperdició la oportunidad de contemplarlo como si fuera la última vez que lo haría, a pesar de haber sido empujado a un lado. Supo ignorar el despliegue velludo de Bramo, y aunque en otro momento habría sido algo más que una de sus excentricidades, ya no tenía fuerzas para sentir otra emoción más que la insoportable incertidumbre.

-Tenemos mucho de que hablar- dijo, apremiando al dúo a que ingresara en la taberna con prontitud. -Rápido, tenemos que bañarnos. Parece que vamos a sufrir las consecuencias de tanta peste en no demasiado tiempo. ¡Apresúrense!- exclamó, irrumpiendo en Camas Calientes acompañado de su voz nerviosa y una peste indecible. Se acercó a un empleado, arrastrando los pies.

-Buenos días- saludó, forzadamente, pensando en lo poco que tenían de buenos. -Necesitamos asearnos con suma urgencia. Podemos pagarle- informó, esperando que la nota desesperada de su voz sirviera para apurar al posadero.

Ugh...que asco. +dice tapandose la nariz... Al menos, despues del dekhana transcurrido, los reconoce bajo la capa de mugre, pero les impide el acceso con una escoba.+ No pueden estar asi aqui!Entren por atras, les pondre unas tinas en el patio para que puedan asearse...

el hombre los empuja afuera con la escoba, indicandoles el pasajecillo lateral para que rodeen la posada. Atras, no es un patio como si el final del callejon interior de la manzana, pero salvo algun vecino nadie los ve. Hay un pequeño aljibe para sacar el agua fria, y pronto les traen tres grandes barriles para que usen como tinas... asi como panes de jabon y unas sabanas con que secarse/improvisar tunicas...

Caen entonces en que ninguno tiene ropas de repuesto.

¡Aaaaah...! ¡Las maravillosas comodidades de la modernidad! ¡Un reconfortante baño frío sin necesidad de río, laguna u océano!

Bramo se desnuda sin ningún tipo de pudor. Da la vuelta a la ropa para dejar la parte que estuvo en contacto con su piel del revés, para luego apilarla sobre el suelo y coronar su ropa con un "Tomo I de Ingeniería Mágica Avanzada".

Bueno, Arávilar... ¿Sabes? No te daba por alguien que se preocupara de algo tan profano como oler a limpio. Al ser un religioso pensé que estarías más interesado en el cultivo de tu espíritu en lugar de tu higiene. Supongo que nunca conocemos a los demás lo suficiente.

Empieza a llenar un caldero del aljibe y vaciar agua en uno de los barriles.

Pero antes éramos cuatro, y ahora solo tres. ¿Qué fue de Lewess, Lilith? ¿Sigue con vida?

-¡Esa es la menor de mis preocupaciones!-

Arávilar respondió al borde de la rabia, raspando su cuerpo con un trozo de jabón con toda su fuerza, apretando los dientes y chapoteando estruendosamente. Su tina ya se llenaba de espuma cuando sus compañeros se disponían a comenzar el baño. -No lo entiendes Bramo. Vamos a estar enfermos, muy enfermos, ¡y no tenemos tiempo para eso! Tendremos que ir a un templo a que nos sanen, ¡y da por sentado que tendremos que pagar!- agregó con indignación, como si considerar aquello un servicio y no un privilegio por el que habría que pagar.

Se hizo el silencio cuando el turmishano lanzó la pregunta que el clérigo tanto aplazó. Detuvo su limpieza frenética, aunque no quiso mirar al mediano. Simplemente continuó, más discretamente esta vez.

Me dispuse a llenar mi barril con agua, luego de que los otros dos terminaran. La verdad no me gustaba para nada el olor que tenia pero la pregunta de Bramo me habia dejado algo distraido. Me tarde un poco en recordar lo que habia pasado con Lewes. Antes de empezar a desvertirme.- Se desmayo en el tunel cuando peleabamos con ese monstruo. Se lo estaba por comer cuando lo ataque para que me siguiera. Al final, como me desmaye ninguno se entero de él.

Luego de responder me saque la roma y me meti en la "tina". El agua ya empezaba a ponerse marron pero sinb darle importancia me empeze a enjabonar.-

Bramo guardó silencio. La última vez que Lewess fue visto, estaba con vida. Inconsciente, pero con vida... Así que no guardaba silencio respetuoso por un compañero caído, sino porque la incertidumbre sobre su muerte hacía a Bramo víctima de una broma pesada: tener que volver a las alcantarillas a comprobarlo. A esas horribles alcantarillas de pesadilla y muerte.

Remojó sus pies un poco y se metió en el barreño.

Bueno, Arávilar. ¿Qué es eso de que vamos a enfermar? Tan solo hemos estado en la cloaca una hora, y solo nuestros pies han estado bajo el nivel del fango. Bueno, al menos en mi caso. Y si el monstruo que nos quería comer era portador de infecciones, a mí no me babeado, rasgado ni mordido. Así que, Arávilar, ¿porqué me estás incluyendo en ese "nos"?

Constatar lo obvio siempre suena ruin y borde, pero por una vez estaba siendo grosero a posta. Estaba asustado por la posibilidad de volver a por Lewess, y lo paga con quien no tiene la culpa.

 No tenía ganas de hablar de Lewess. Era un gran amigo mio pero por algun motivo no caia en la gravedad de la situación. Semejante situación donde él murio y yo estuve a punto de hacerlo me provocaba sentimientos conflictivos. Por una parte la felicidad de seguir estandolo pero un temor residual ante lo vivido y por otra parte una inmensa tristeza por el hecho de que un amigo mio ya no estaba.  No podia, o no queria expresarme correctamente. Por eso, lo mejor era bañarse en silencio. 

Lo escueto de la narración de Lilith embargó aún más al clérigo, que se hundió en su baño mugroso un poco más. Las palabras de Bramo le llegaron apagadas, distantes, intrascendentes. Comprendía que los ánimos estaban caldeados, que todos deseaban estallar, elevar un grito desquiciado de reproche al cielo, reclamando el alma de su amigo caído. También comprendió que no sería posible.

-Esperemos que la sacerdotisa se equivoque, entonces- fue su respuesta, antes de sumirse en un sopor depresivo, deseando que su cuerpo se disipara de los Reinos como una ventisca arrastra el polvo, y que su alma se elevase más allá de paisajes astrales hasta posarse en los brazos de Su Señora.

-Esperemos que se equivoque- repitió. -Porque sino, estamos hasta el cuello de mierda- agregó, derramando una lágrima silenciosa, pues sus esperanzas hacia Lewess eran completamente nulas. -Tarde o temprano tendré que contarles, así que será mejor sacármelo del pecho-

-Pude resistir el hechizo de Tessalar, y no caí dormido como el resto. Ahora mismo, no se que hubiera sido mejor. De un modo u otro, me dijo que tendría que pagar quinientas piezas de oro por Lilith y Lewess, cada uno, y mil por la tuya, Bramo, si quería recuperarlos. Le pedí un préstamo a la Dama Wisp, y eso me alcanzo para liberarte a tí. Ahora estamos en deuda con ella, y Lewess se pudre en las alcantarillas de la ciudad. Si tan sólo hubiera sabido que Lilith no había gastado nada de su recompensa...- Su voz se quebró, y su cabeza desapareció bajo el contorno de una tina estrecha, como buscando ocultarse de cualquier mirada.

Es decir, que ahora mismo tenemos una deuda de mil monedas... O concretamente yo tengo esa deuda. Jojojojo... Yo vengo de una familia de mercaderes. ¡Qué dirán mi padre, mis tíos y mis primos cuando se enteren de que estoy endeudado de semejante manera! Jajajaja...

Era la primera vez que Bramo reía, y no estaba en la mejor ocasión para hacerlo.

Bueno, desde mi punto de vista, tengo dos salidas. O huyo de esta ciudad sin pagar la deuda, perseguido por la furia de Quarivian; o recupero el anillo de Lady Wisp esperando que su recompensa sea la condonación de mi deuda. Hay una tercera opción, descartada por las pocas probabilidades que tengo de seguir ese sendero: matar a Tessalar y recuperar las mil monedas que le entregaste.

Vaya, vaya... parece que la idea de morir apestado con pústulas y fiebre recupera un renovado atractivo. No sé si debería terminar de lavarme.

Pero se trataba de una ironía, pues a pesar de sus palabras seguía frotándose la piel con la esponja.

-Te equivocas, Bramo-

El clérigo observaba el cielo, abstraído, pero a la vez atento. -Todos tenemos esa deuda. Llegamos a este trabajo juntos, y si queremos seguir vivos en esta ciudad, así tendremos que mantenernos. Debemos trazar... un plan de acción. Encontrar al ladrón y saldar nuestra deuda con la Dama Wisp-

Arávilar se acomodó dentro de su tina, y aún cabizbajo se restregó el brazo, en un punto donde una persistente mancha de barro parecía especialmente pegada a su piel. No quería saber de que estaba compuesta esa mancha.

-Tengo un presentimiento. Tessalar estuvo vigilando mis pasos con su bola de cristal todo el tiempo. Sabía que había conseguido el dinero de la Dama. Se me ocurrió que... podríamos acudir a las artes arcanas para echar algunas luces sobre este robo. ¿Qué tal se te da la adivinación, Bramo?-

Las palabras de solidaridad de Arávilar eran tranquilizadoras. No estaba solo con su enorme deuda.

¡La duda ofende, semielfo! ¡Claro que sé de adivinación y precognisciencia! Pero... ehrm... Recuerda que el anillo protege a su portador de todo eso.

Bramo dejó colgar los brazos fuera del barreño mientras pensaba.

¿Estás pensando en una serie de conjuros concatenados que nos pongan sobre la pista? Cabalísticamente, podemos formular preguntas a los astros que no afecten al portador. Preguntar si avanzaremos en nuestra investigación si hablamos con tal o cual testigo o si vamos a tal o cual barrio de la ciudad. Pero recuerda: Quarivian ya deshechó esa posibilidad y nos escogió a nosotros. Usar la adivinación será tremendamente caro y de efectividad dudosa.

Si es por mí, seguiré una investigación menos mística. Supongamos que Tessalar es inocente, más que nada porque si no lo es nada podremos hacer para recuperar ese anillo sin morir tras sufrir mil horrores y mutilación. Hablemos con nuestro siguiente "testigo": Arum Tarm. Si no logramos nada con él, volvamos al principio y sospechemos del servicio. Puede que el ladrón del exterior contara con los ojos y oídos de una de las sirvientas de Lady Wisp.

Se oían ocasionales chapoteos mientras el semielfo asentía a lo dicho por Bramo, que había captado su idea. Desgraciadamente, sus argumentos en contra de la idea eran igual de fehacientes. Finalmente, los ruidos cesaron, y un interrogante se elevó desde su tina.

-¿Arum Tarm?-

Oh, disculpa, tú no estabas con nosotros cuando hablamos por segunda vez con Lady Wisp. Pues verás...

Ante nuestras sospechas del servicio doméstico como autora de la sustracción, nuestras preguntas nos llevaron directamente a Xian, la jardinera de ojos rasgados. Se incorporó recientemente a la casa, hace un mes, sustituyendo al anterior trabajador que había muerto "oportunamente" en el asalto de unos ladrones.

Pues bien, Arum Tarm es un adinerado amigo de Lady Wisp. ¿Qué papel jugó en todo esto? Que la mismísima Xian fue recomendada expresamente por el joven Tarm en persona. No parece descabellado pensar que Xian aún mantiene lealtades con su antiguo señor, lazos más fuertes que los que la atan a nuestra prestamista.

De hecho, era la pista principal que teníamos. Previendo un gran conflicto con ese noble burgués, quisimos atar primero una visita libre de peligro y sin importancia al fabricante de la caja fuerte para que nos asesorara en el tema... Aún no sé cómo se llegó a torcer esa parte.

Arávilar profirió una risa que rozaba la locura, mientras golpeaba el agua de su tina, cayendo a su alrededor mezclada con grandes manchas de barro.

-¡Una visita sin peligro!- exclamó entre risas. Se detuvo lentamente, en un episodio de arrepentimiento por semejante despliegue. -Ya veo- finalizó, tragando saliva. -Pues bien. Ya tenemos otra pista. Espero que ese noble no sea un mago desquiciado con delirios de grandeza, bolas de cristal, ¡y ansias asesinas!-

Respiró profundamente, con la mirada posada en algún punto frente a él. Retomó su baño con efusividad, apretando los dientes al recordar el fatídico episodio.

 Escucho atentamente todo lo que dicen estos dos, mientras me lvo tranquilamente. Estamos en una pesima situación. Habiamos perdido a Lewess y ahora me entero de que tenemos una gran deuda sobre nosotros.- Antes de ir a cualquier lado, yo quiero regresar al túnel y recuperar nuestras pertenencias.  No hace falta que me acompañen pero espero que por lo menos me digan aproximadamente donde se quedaron nuestras cosas

Espere escuchar una respuesta pronto y esperando de que no me digan en el centro de la alcantadilla sino en un lugar cerca de la salida, es decir, que sea cosa de entrar y salir rapidamente.

Lilith, tu mochila la tomó prestada Arávilar. Tú eres el único que tienes todas tus posesiones... salvo unas cuantas monedas con las que compró la poción curativa que te salvó la vida.

Para Arávilar y yo si que es tentador volver a esa boca de alcantarilla. Allí están nuestras dos mochilas. Más en lo profundo está mi espada, pero no tengo intención de reclamarla porque eso es exponerme demasiado. Aún así, ya solo bajar y subir las escaleras de la cloaca me despierta desconfianza después de ver esa cosa.

¿Qué les parece si nos tomamos el resto del día libre? Mañana intentamos el rescate de nuestras mochilas. Como olerán fatal, no podremos ir hasta la noble casa de los Tarm, eso lo pospondremos hasta dentro de otro día más.

No quiso proponer en la agenda el rescate de un tal vez vivo o tal vez muerto Lewess. Si se había desmayado en el sistema de túneles que formaban el alcantarillado, mejor para sus conciencias darlo por muerto y seguir a otra cosa.

Hay otro tema a tratar. El de esa curiosa enana que nos vigilaba. No sabemos para quién trabaja. Tessalar puede vigilarnos con su bola de cristal, así que no debe ser cosa suya. ¿La capitana Alya? ¿Los ladrones del anillo? Dudo que Lady Wisp o Quaravian le hayan encargado a esa enana que siga el avance de nuestra investigación. Por lo que sé, los elfos y los enanos se repudian mutuamente, y no creo que nuestra espía tolere estar bajo el mando de un elfo.