Partida Rol por web

No hablo con ninguno de las otras personas, ya que me considero un escalón por encima de los demás. Algunos han sido increiblemente torpes al abrir la boca, ellos mismo se han calvado el anzuelo. En mi entrevista no digo nada en absoluto, esquivo las preguntas con respuestas del tipo "supongo que será así", "no es de su incumbencia" o "no me gusta lo que está insinuando".

Si me presiona demasiado no dudo en coger el teléfono y hacer una llamada a un superior suyo para que deje de molestarme.

En todo momento tengo aire altivo, fumando y poco colaborador.

Algo parecido a una sonrisa se dibujó en su rostro cuando Elizabeth le devolvió el pañuelo. Lo guardó nuevamente entre sus ropas, desviando la mirada al hacerlo, hecho que sirvió para ocultar la sutil mirada de reproche que, para quien la conocía bien, podía leerse en sus ojos. Sin duda estaba en total desacuerdo con que se revelara la existencia de los rollos, la baronesa era una convencida de que éstos, todos y no sólo el que a ellos estaba dirigido, constituían un bien privado que de cuya existencia sólo ellos debían ser conocedores. Pero ya era tarde, se había revelado la existencia de los mismos aunque esperaba que el detective no mostrara interés por conocer su contenido y respetara la privacidad de los mismos.

Si ella creía o no en el contenido de esos rollos, es un misterio, pero lo que no era ningún misterio es que no deseaba que ese contenido estuviera al alcance de personas malintencionadas y que mancillaran, con sus comentarios maldicientes, la memoria de su difunto amigo.

Mientras algunos se esmeraban en hacer ver al detective que dado el estado de salud del cochero no era prudente su traslado, a menos que quisiera añadir una muerte más a la lista, muerte de la que sólo él y nadie más que él sería responsable al actuar desoyendo las recomendaciones médicas, se puso de pie y se acercó a la mesa con toda calma y naturalidad, para servirse una copa de agua a la que añadió parte del contenido del frasquito que sacara de la bolsa de mano que colgaba de su muñeca y que hacía juego con su vestido. Bebido el contenido, se dirigió hacia la puerta.

-Bueno, damas y caballeros, ya se han esgrimido todos los argumentos para asegurar el bienestar del cochero, confiemos en que sus recomendaciones no serán desoídas -su mirada se posó fugazmente en el detective, sin duda la última frase estaba dirigida a él- y dado que nada tengo que agregar al respecto, salvo expresar mi total acuerdo frente a lo dicho, me retiro a mis aposentos con la esperanza de poder conciliar el sueño, o cuando menos descansar. Buenas noches tengan todos. Detective, será hasta mañana.

Dio una larga chupada a su pipa y solto el humo hacia el cielo raso sumido en pensamientos oscuros.

Veo con temor que muchos de mis compañeros estan sumidos en una especie de paranoia que les lleva a mentir a las autoridades. La reaccion del Almirante ha sido por demas de inquietante. Tratar de ocultar informacion a quien intenta delucidar este infame crimen era ya de por si algo sospechoso. Tal vez el influje de esos cuentos para niños de no muertos y lobos haya hecho mella en el caracter del avesado militar. Como sea, ya todo estaba hecho aqui, un descanso parece lo mas recomendable.

Señoritas, señores, buenas noches

Dicho esto, el Dr.Jhon Moore se encamino rumbo a las habtaciones que se habian dispuesto para el.

No te ponen ningún problema en que visites al cochero. Cuando le examinas parece mantenerse igual, si acaso ligeramente peor. El efecto del sedante todavía le mantiene tranquilo. Hay que esperar algo más y ver cómo se encuentra por la mañana.

Si quisieses hablar con él tendrías que despertarle, podrías hacerlo pero para que mejore necesita descansar.

Perfecto, entonces a dormir.

Declaración de Intenciones:

Ilse se dirige a sus aposentos, ubicados en un ala diferente a la de los hombres. Se deja la puerta a medio abrir para así poder ver el pasillo, pero sobre todo las escaleras. ¿Su intención? Esperar a miss Atwater para así poder hablar con ella, en privado. De ser posible, teniendo en cuenta que esté sola y que aún quede gente hablando con el detective, la invitará a la habitación y expondrá sus puntos.

No pareces tener problemas en reunirte con Atwater para hablar con ella. Puedes poner el post que quieras y contarle lo que te de la gana. Al final como iba a actualizar hoy he tirado por tí la SUE. Debe haber salido bien la cosa porque nadie os molesta y no te das cuenta de nada raro.

Un saludo

El detective esperaba que nuestros protagonistas se dirigiesen a sus cuartos pero antes de nada alguien hizo la pregunta correcta. Consideró mantener todo aquello en secreto pero finalmente decidió prevenirles. Pensaba hacerlo de todos modos y ya no tenía sentido seguir callado al respecto. Ya intuía que la señorita Atawater tenía razón. No habían oído hablar de Kensington antes de leer su nombre en la nota.

Un gesto de desdén se notó antes de que comenzase a hablar. Por lo visto todo el mundo se creía capacitado para investigar crímenes. Empezaba a estar harto de gente que se sobrevaloraba. Pero dejó de torturarse y decidió contestar.

El Señor Kensington no tenía una reunión con el Doctor Seward. El Señor Kensington se encontraba bajo tratamiento del doctor en el Psiquiátrico de Carfax. Miró su libreta. En su apretada y estrecha letra había secretos ocultos que esperaban desvelarse.

Por lo visto esta tarde escapó hiriendo a un celador del psiquiátrico. Probablemente haya matado al Doctor Seward. Tengo entendido que los enajenados pueden desarrollar durante sus crisis una fuerza impresionante.

Y después dejó que fuesen a sus habitaciones.

Todos se dirigieron a sus cuartos, una vez más, impresionados por las últimas noticias. Un loco había escapado y probablemente había matado a Seward. O eso creía el detective. Las afirmaciones de Seward podían ser los desvaríos de alguien afectado por su trabajo. Lo cierto es que ahora parecía todo un castillo de naipes construido en el aire. Sólo tenían la voz de su antiguo amigo en unos rollos de fonógrafo.

Todos reconsideraron las nuevas posibilidades. Aquello que decía Seward parecía tan forzado...

Se acomodaron en sus cuartos y esperaron la visita del detective. En poco tiempo dormirían todos en sus camas.

Las cosas que mencionará en la declaración:

• Cultivaba una amistad de años con el occiso.
• Dirá al detective que fue invitada, al igual que todos, por John Steward.
• Si le pregunta por su relación con el resto de invitados o si todos se conocían desde antes también, dirá que no, que al único que conocía de antes es al Doctor Klassen, de quien también es vieja amiga, pero que al resto de invitados jamás les había visto en persona hasta ese día (aunque es posible que con Lord Charlton coincidiese en algún evento de la aristocracia pero que no lo recuerde), pese a que algunos nombres no le eran del todo desconocidos, bien sea porque Steward les mencionara o porque había leído alguna nota de prensa (como Lord Charlton, por ejemplo, o Vivian en su calidad de deportista y asidua expedicionaria)

Nota: Si por esos avatares del destino la llegasen a sorprender conversando con Vivian, dirá que ésta la estaba poniendo al tanto de lo que el detective dijo acerca de Kensignton.

Declaracion:

Nos encontrabamos reunidos en una sobremesa despues de una apetitosa comida cuando se escucharon ruidos de un carruaje que llegaba. Nos relajamos ya que pensabamos que nuestro comun amigo estaba llegando. Luego se escucharon unos gritos, al parecer de la servidumbre y algunos de nosotros se precipitaron a ver que sucedia en la puerta de ingreso a la mansion. Yo decidi quedarme. Luego, escuche mi nombre gritado por una voz femenina, que en estos momentos no puedo precisar, y me dirigi hacia la entrada. Alli encontre muerto a mi amigo. Luego sucedio que el Almirante encontro al cochero en el camino que da a la mansion. Fui hasta alli y le brinde mi ayuda profesional.

Cuando la señorita Atwater subió las escaleras para dirigirse a su habitación pudo ver cómo uno de los cuartos tenía la puerta abierta. Desde dentro del cuarto, la Baronesa abrió un poco más la puerta con cuidado de no hacer ruido y con gestos cuidadosos, poniendo el índice vertical sobre los labios le indicó que entrara con ella.

Por lo visto había algo que debían hablar entre las dos.

El detective James Barlow, cuando mantiene la entrevista contigo aprovecha para contestar lo que le has comentado.

Estimado profesor. No dudo que en su cultura la hipnosis tenga una buena reputación, pero aquí en Inglaterra lo que declare alguien bajo el influjo de la hipnosis no es prueba legal en un juicio. Yo no sólo debo descubrir la verdad, sino probarla luego en un juicio si fuere necesario.

Se nota que no tiene mucho respeto por la hipnosis, una gran parte de la población lo considera trucos de mago barato.

Sobre la llave, una vez examine las cintas y se resuelva el caso tendrán total acceso a todas las cintas y a cualquier cosa que el doctor Seward tenga a bien haberles dejado y que les corresponda por testamento. Debemos seguir las pautas legales para tener seguridad de que no hay ningún tipo de manipulación de las piezas.

Aquí se da cuenta de que puede haberte ofendido al sugerir que al dejar las pruebas a vuestro cuidado las pone en peligro.

Quiero decir que si no mantenemos las pruebas vigiladas y bajo nuestra custodia luego no serían válidas en un juicio.

-Mis Vivian, por favor, tome asiento -dijo a ésta una vez hubo cerrado la puerta tras de sí y cuidando mantener un discreto tono de voz. Ocupó el sitial que quedaba libre, no sin antes ofrecerle una taza de té o una copa para beber.

-Se preguntará para qué la he llamado -dijo sin rodeos-, le ruego me disculpe si abordo el tema tan directamente, pero no es mucho el tiempo del que disponemos y hay que aprovecharlo. Me gustaría saber qué opinión le merece lo oído en el rollo que John nos dejó, si es usted una escéptica a la que todo le parece una locura y desvaríos de una mente desequilibrada, como dirían muchos, o si, cuando menos, se permite el beneficio de la duda.

Elizabeth se sintió abrumada al escuchar el nombre de  Kensington. Efectivamente, lo había escuchado antes pero, debido a los terribles sucesos acaecidos esa noche, no lo había recordado. Seguramente, pensarían que estaba tratando de ocultar algo. Se sintió frustrada de nuevo y volvió a sollozar. Por desgracia haíbía devuelto el pañuelo a la baronesa por lo que decidió que era el momento de ir a su habitación. No le apetecía estar solo en absoluto, pero menos aún que aquel detective la interrogara. Estaba demasiado nerviosa y compungida y podría travarse. De todas formas, qué podía decirle ella, aparte de que fue una de las primeras personas en ver el cadáver. Después le dio una especie de ataque de pánico y su mente se desconectó unos segundos. Nunca la había interrogado...y menos sobre un asesinato.

- Buenas noches -comentó escuetamente mientras se retiraba.