Partida Rol por web

El tipo duro, se quedo ahi pasmado mientras hacia su truco, para de pronto... ponerse a llorar. Bueno, llorar, llorar, no, pero le cayeron dos lagrimones. ¿Pero que? Un leve atisbo de entendimiento ¿Su amiga? ¿Estaba ahi dentro? Esperaba que no.

Claro. Vamos. Sigueme. - Ordenes simples, que incluso si estaba en shock podria seguir. Me di la vuelta, no sabia que habia ocurrido pero sin duda le habia afectado mucho... y puesto que yo era el que llevaba el arma, era mejor que fuera delante.

Apenas me habia girado cuando le escuche decir eso y negue con la cabeza, como si no me lo creyera. ¿Una camara? ¿para que...? - No creo que lo mejor sea fotografiar eso, sino salir de aqui antes de que eso vuelva... estamos forzando nuestra suerte. - Mire por encima del hombro, mostrando un rostro que dejaba atras un enfado, para intentar ser mas, considerado. - ¿Tu amiga...? - Necesitaba saber su estado de animo, por si las cosas se ponian feas.

Tras eso avance, las manos en el arma, cañon al suelo y el seguro quitado, directo a la salida. Con mas prisa que antes, pero sin perder de vista cualquier cosa que se presentara frente a mi. De ahi la direccion obvia el ascensor, y fuera de este puto lugar. Me aseguraria de cubrir al chico.

A pesar del impacto sufrido, Marc era de los que recuperaba la compostura con facilidad, tenía una excelente capacidad de concentrarse en los momentos y sus necesidades, era algo que había aprendido a perfeccionar durante los largos años de entrenamiento, por lo que cuando sus miradas se encontraron de nuevo, Abraham pudo ver un hombre calmado.

Una fotografía sería una buena prueba, y se podría observar con más calma detalles que ahora seguramente estaremos pasando por alto era algo obvio, había averiguado muchas cosas en ellas cuando buscaba a algunos chicos desaparecidos mi móvil es una basura y no tiene tendría que cobrar por algunas de las cosas que hacía... y no, mi amiga no está aquí, está viva asintió con la cabeza en un gesto de agradecimiento por su interés, aunque ahora estaba más o menos como al principio en cuanto a su localización.

Siguió al hombre.

Si nos espera alguien abajo, quizás deberíamos para al ascensor una planta antes de llegar.

Podía hacerse invisible llegado el caso, pero prefería no tentar demasiado al destino, la magia era demasiado cara.

Al menos no estaba solo, dos personas eran mejor que una para enfrentarse a prácticamente cualquier problema.  

La puerta, esta vez se abrió sin problemas. Dejándoos pasar al pasillo cuyas luces se encendieron nada mas pusisteis un pie en él. 

Aunque tenia su logica al decir que con una foto podria llevarse a cabo un escrutinio mejor de los detalles, la realidad, es que no pensaba llevar una foto de semejante lugar a ningun sitio conmigo, ademas de que para mi no tenia demasiado valor, seria como llevar encima la prueba de que habia estado alli y solo me faltaba eso. Solo era uno de esos sitios que tienes la mala suerte de encontrarte y que cuanto antes olvides, mucho mejor... aunque dudaba ser capaz de olvidarlo facilmente y eso que habia visto cosas chungas en mi vida. - El mio no es mucho mejor seguramente.

Sus palabras sobre su amiga, me provocaron una leve sonrisa, muy suave que casi parecia de apoyo, mientras dirijia mi mirada un segundo hacia ese altar. - Me alegro... de verdad. Nadie deberia morir asi. - El chico siguio mis directrices, algo que sin duda era de agradecer.

La puerta no represento ningun problema, de nuevo y eso sin duda no me gusto. Tanta mierda con tal de no dejarnos salir, luego nos deja salir, volvemos y esa niebla nos deja irnos sin mas, tras ver lo que esconde. Las luces se encendieron sin que ninguno de los dos tocara el interruptor. Aqui habia gato encerrado y el hecho de que la ventana estuviera abierta, implicaba una caida de las buenas... o mas bien mortal, sino ibamos con cuidado. Mire al chico. - Estate atento, aun no he conocido a uno de esos que te deje entrar en su casa y luego irte de rositas... - Mire a la ventana, dejando claro que ademas del monstruo, era la amenaza mas directa... al menos para mi.

Le escuche hablar, mientras miraba el ascensor. - Las escaleras estan colapsadas, o tapiadas, al menos seguro que las de la planta baja al primer piso, asi que dudo que eso sea una opcion... asi que primero centremonos en llegar al ascensor ¿Vale? - El tono era calmo, tranquilo, aunque mis ojos denotaban que estaba atento a lo que ocurria a mi alrededor. Estaba sudado, acalorado, pero ahora mismo era mas importante salir con vida de aqui. Me movi, pegandome al lado opuesto a la ventana, haciendole un gesto para que hiciera lo mismo. - Atento. - El ascensor era el medio, para el fin que era salilr de aqui... si nos dejaban.

Antes dijiste que no sabía lo que era lo que nos había atacado y ahora parece que conoces como opera lo que sea que fuera.

Aquello resultaba extraño, cuando iba él solo todo parecía más o menos correcto, pero con la aparición su compañero había sido cuando los fenomenos raros habían empezado. Como no tenía las cosas claras prefería sospechar de todo el mundo. Era cierto que el tipo había tenido oportunidades de matarlo, pero lo mismo y visto lo visto, no era lo que pretendían de él.

¿Por qué estás tu aquí y pareces tan calmado?

Le preguntó, le había dado la oportunidad de explicarse un par de veces antes, sin hacer la pregunta directa, pero no se había dado por aludido, así que finalmente la hizo, aunque de momento seguía detrás de él, vigilando la ventana pero sin perder la atención de su espalda y el lugar del que acababan de salir.

El tono de su pregunta no había sido beligerante en absoluto, más bien curioso.

Pues bien, bajemos directos, el ruido del coche ha sido ya hace un ratillo y todavía no sabemos nada de él.

El tipo podía ser una pista para encontrar a Amalia, por eso fue franco sobre sus sospechas aunque eso no le solía gustar a la mayoría de las personas, y ver, prefería un aliado a un enemigo, por eso había elegido hablar abiertamente.  

El extraño con gabardina y pistola se pegó a la pared, con dirección hasta el ascensor. Pero lo cierto es que había cajas antes de llegar a este, como si fuesen taquillas que habían dejado medio abandonadas a su suerte, puestas de pie, pero dobladas como si mirasen hacia la esquina mas lejana a la izquierda*

Simplemente podría pasar por delante de ellas. 

Las palabras de mi actual compañero me hicieron estudiar por un segundo mis propias palabras, mientras negaba levemente, dandome cuenta de que mi ambigüedad habia dado lugar a un malentendido. - No conozco al ser que nos ataco, no especificamente, pero a la mayoria no les gusta que entren en su "casa", se den una vuelta y despues se vayan sin mas. Al menos, no habitualmente. - Mi tono parecia mas didactico que otra cosa, no habia ironia, ni malestar por las palabras dirigidas a mi, aunque era capaz de notar la sospecha en ellas. ¿Quien no sospecharia en una situacion asi?

Avance un poco antes de sufrir un poco mas de su interrogatorio. Suspire levemente, porque no, no era el momento de estas preguntas. Era el momento de irse, pero podia entender su curiosidad. - Estoy aqui porque buscaba algo que me habian quitado y estoy tan calmado, porque ponerme nervioso no va a ayudar en nada. Necesito estar calmado para poder entender que pasa y buscar una solucion, si eso... vuelve. - Los nervios rara vez ayudaban, provocaban mas errores que otra cosa, y ya habia cometido bastantes esta noche. Aunque estaba claro que el chico guapo queria respuestas, habia algunas que no tendria, al menos de momento.

El chico decidio que si, que estaba bien el plan de irse rapidamente de alli... y eso me alegro, no querria tener que dejarlo atras. Avance por el lado contrario a la ventana hasta dar con las cajas, me aparte de ellas en direccion al centro del pasillo, mientras colocaba distancia tanto de ellas como de la ventana, al avanzar en direccion al ascensor. Quizas pareciese paranoico, pero cualquier detalle pasado por alto y esa cosa bien podia usarlo en nuestra contra. Llamaria al ascensor en cuanto llegase hasta él, mientras, colocaba el seguro y guardaba la pistola en la parte trasera de mi cintura, evitando que pudiera verme de frente mi compañero, para luego vovler a cerrar la gabardina, si se habia abierto. Hacia un calor del demonio.

¿Por que crees que ese coche tiene algo que ver con todo esto? - Un ruido sin mas, de un vehiculo, no es que fuera algo anormal suponia... aunque lo del callejon si lo fuera.

Sin verle el rostro, resultaba imposible si Marc había dado aquella explicación sobre el conocimiento del habitante de la casa. Lo de estar calmado, aunque tenía sentido, sólo implicaba que no era la primera vez que se veía una situación peculiar como en la que se encontraban.

De momento, se limitó a seguir al desconocido casi al pie de la letra, dedicando únicamente miradas hacía atrás de cuando en cuando para asegurarse de que nadie les seguía ni entraba por la ventana.

Cuando fue interrogado, miró al tipo. Sudaba como una caballo después de un carrera ¿a quién coño se le ocurre llevar una gabardina en Sevilla en pleno verano?

Pues porque no tiene sentido que en un sitio como este no haya vigilancia, y porque del hospital me dieron esta dirección, lo que significa que alguien estaba seguro de que vendría, no tendría sentido que me enviaran solo para ver el altar además, no era el barrio más concurrido del mundo, y había llegado quemando rueda ojalá me equivoque, pero prefiero ser un poco paranoico, sueles vivir más añadió con la seguridad que le daba la experiencia.

¿Sabes que las gabardinas en pleno verano resultan de lo más sospechosas?

Fue el propio Marc quien pulsó el botón de llamada del ascensor mientras esbozaba una sonrisilla.  

Escuchasteis como el ascensor se ponía en movimiento con el chirrido viejo del metal al combarse reiteradas veces. La puerta se abrió, pero no estaba vacío. 

Una mujer de pelo oscuro, no demasiado alta, morena de piel y bastante normal tirando a feucha para esa ciudad os miró con sus ojos castaños, ampliando su sonrisa al pasar por Marc, tendría sus cuarenta y pocos.

Oh si, estaba de pie. Y no quedaban restos de lo que él había visto. Dio un paso atrás, dejándoos espacio mientras se subía el tirante del vestido rojo apagado amplio, veraniego largo hasta los tobillos. Iba descalza. 

Los ojos de Marc se abrieron de par en par, clavados en la persona que estaba en el interior del ascensor.

Imposible...tumbada en la cama, con el rostro casi entero vendado, con el cuerpo destrozado...ayúdame...

¿Eres tú? Preguntó lleno de incredulidad. Aquello no tenía sentido, tenía que poner freno a la inmensa alegría que se estaba apoderando de él, pero le resultaba complicado porque llevaba deseando lo que estaba viendo durante meses... aún así... ¿cómo? ¿qué ha pasado? El altar, el ataque, su improvisado compañero, el salir de allí... todo había quedado reducido a un peligroso segundo plano.

No pudo resistirse y se acercó a la mujer, reduciendo el espacio que ella había dejado y colocó una mano en su rostro, suave pero firmemente, como si quisiera asegurarse de que era real y no algún tipo de ilusión, visiblemente emocionado y considerando apenas durante un milisegundo la posibilidad de que fuera algún tipo de truco. 

El chico siguio mis instrucciones, cosa que sin duda agradeci internamente. Un poco de orden en medio de todo este maldito caos, siempre era algo bueno, permitia que todo fuera mas cuantificable y por norma, tambien mas controlable. Su explicacion sobre el coche, no me lleno de la seguridad o paranoia de la que él parecia hacer gala... aun asi debia admitir que ser un poco paranoico salvaba vidas de eso no habia duda, sobretodo en esta ciudad. - En eso estoy de acuerdo, unos pocos gramos de paranoia sin duda salvan vidas.

Su comentario sobre mi vestimenta, me hizo resoplar levemente, sin animo de ofenderle. - Lo se, pero en este particular caso, es mejor ir tapado asi, que no. - Sonaba confiado, de eso no habia duda, aunque por mis movimientos, si, la gabardina estaba siendo mas un estorbo que otra cosa.

Llamo al ascensor y el ruido del mismo al ponerse en movimiento nos alcanzo. Mire hacia atras, hacia la puerta, como si algo estuviera mal... muy mal, pero no sabia el que. Un leve ruido, cuando el ascensor llego a nuestra planta y al abrirse mostro a una mujer normalita, sin nada en especial aparte de la sonrisa que mostro al fijar sus ojos en mi guapo compañero. Vestida con un largo vestido de verano, descalza, nos permitio entrar, dejando... sitio.

La reaccion del chico me dejo claro que habia amplias probabilidades de que fuera Amalia, porque sino ya seria muchisima coincidencia, que se diera de bruces con otra persona conocida en este lugar y en el caso de que fuera ella, ya era MUCHA coincidencia. No pude evitar fijarme justamente en que iba descalza, y no parecia herida de ninguna forma, pero él habia dicho que la habian mandado alli del hospital. ¿Que sentido tenia eso? Centre mis ojos en ella, estudiandola por unos segundos, buscando cualquier cosa fuera de lo normal en un humano. Tras esos segundos, entre con ellos en el ascensor, dejandoles todo el espacio que fuera posible sin pegarme a las paredes del mismo. - ¿Bajamos? - No queria interrumpir, pero preferia salir de alli, porque algo no me cuadraba en todo esto. Si el chico no respondia le daria a la planta que tuviera salida a la calle. Irse era lo mas sensato, en estos momento, asi él podria ponerse al dia con ella, en un lugar mas apropiado.

Las puertas se cerraron cuando la chica simplemente le sonrió aun mas a Marc ante la caricia acercando su mano como si fuese un reflejo de lo que el hacía hasta el rostro del muchacho- Estoy aquí...- Mas su voz sonó extraña y fue entonces cuando el olor a carne podrida os alcanzó en mitad de ese ascensor para cuatro personas, donde la movilidad era nimia. Las luces fallaron un par de veces, dejando una de las veces los dientes amarillentos de la mujer a la vista, con las encías retraídas. 

El hedor inundó las fosas nasales de Marc, la visión de su amiga convertida en algo que no comprendía lo llenó de horror... pero no podía evitar seguir viendo a la persona que conocía desde hacía tantos años.

Se interpuso entre Abraham y Amalia cuando vio que este último hacia un ligero movimiento hacia su arma, ya que no había sido el único que lo había visto. Las manos alzadas.

Sé que estás ahí Amalia...háblame, has despertado...

Su cabeza le decía que lo que tenía delante no era Amalia, pero su corazón apuntaba en sentido contrario, estaba claro que lo había reconocido.