Partida Rol por web

Te encuentras en una tierra al extremo de toda civilización, fuiste expulsado de tu tribu por ser medio-ogro, por tu debilidad, tus padres murieron en una batalla contra los humanos y ninguno de los miembros de tu comunidad mostró el mínimo interés por cuidar de ti, de hecho todo lo contrario, te usaban como saco de harina para entrenar a los jóvenes que incluso el mas débil te daba una paliza, harto de esa vida de parásito, viajaste por los paramos de oriente, donde te encontraste con un chaman orco, el cual te enseño un par de cosas sobre Religión, y como ser un buen jefe de guerra....por lo menos los primeros pasos, vio algo en ti aunque nunca supiste que era. Cuando se fue, te dejó con una varita que estaba muy gastada, y una espada curva oxidada por la sangre. tal y como vino se fue, y allí estabas tu: solo caminando hacia una muerte segura o así creías hasta que fuiste atraido por el delicioso olor a carne asada al frente de un asentamiento orco.

"Los dioses nos guían hijo" solía decir ese viejo chamán, parecía que estaba loco, pero otras veces parecía que sabía muy bien lo que decía "creo que esa mierda de frase era una de las que no tenía ni idea por qué las decía" a pesar de profesar una fé inquebrantable a los dioses, ninguno parecía dirigirme la mirada, "a donde me lleva finalmente todo esto..." - Puaj!- escupo casi sin saliba al suelo. "Por qué a mí... ¿esta es forma de morir acaso?"

El caluroso aire de estas tierras asfixia mi cuerpo peludo, la boca abierta babea, solo para expulsar la alta temperatura de mi cuerpo cual perro. Camino cegado por el sol, cuando levanto una mano para ocultarlo veo a lo lejos una columna de humo, voy acercándome con largas y tranquilas zancadas hasta poder divisar bien lo que se encuentra ante mí, un campamento...

Tras meditarlo un instante, el hambre termina ganando, me iergo todo lo que puedo en mis casi tres metros de estatura con el enorme y roido espadón colgado a la espalda, me acerco hasta el campamento donde parece cocinarse algo extremadamente delicioso. 

- Por los dioses que eso de ahí huele a manjar...- digo en perfecto común a los fétidos orcos que se reúnen tranquilos en torno al fuego, y que se giran solo para mirar al imbécil que interrumpe su proxima comida.

los orcos, como de costumbre, discapacitados mentales, no dudan en usar sus músculos como si fueran su mente ves como tres estúpidos se acercan a ti (con trozos de metal tan toscos que si fueras un orco que a visto mundo te avergonzaria admitir que eso es una "daga") con intenciones mas que obvias y riendose entre si, al ver tu aspecto desnutrido

tras un rugido que a ti te parece mas como el rebuzno de una bestia de carga uno de ellos se lanza contra ti.

- Caso error amigo- digo en voz baja casi solo para mí mientras desenvaino mi enorme y roido espadón, y antes de que pueda alcanzarme el inepto lo parto en dos de la clavícula a la cintura como si fuese un trozo de mantequilla.

- ¡¿El siguiente imbécil en probar mi acero?!- grito mas que pregunto a los imbéciles que osan dirigirse contra mí. - ¡Vamos, sois tan estúpidos!? TIRAD ESAS ARMAS Y DADME DE COMER ANTES DE QUE CAMBIE DE OPINIÓN- rujo ahora sí, a los orcos que miran algo estupefactos la escena, mientras el orco partido por la mitad termina de caer al suelo lleno de sangre verde, mi espadón gotea la sangre del enemigo, me mantengo tranquilo como si lo natural fuese lo que acaba de pasar.

Espero un segundo y escupo al suelo...

tras ver como su.....lo que sea es guillotinizado limpiamente por una enorme hoja oxidada, y cagados de miedo(literalmente) ante tu rugido caen al suelo y seguidamente tratan de huir despavoridos a gatas, todos en el poblado aparentemente están bastante impresionados, menos un grupo de media docena que sigue comiendo como si se hubiera tratado de una pelea de crios, el resto esta demasiado asustado como para hacercarse a ti, parece que en esta taberna no hay ni atractivas mozas ni camareros eficientes, tendrás que tomar la carne por tu cuenta.

Cogiendo el mandoble con una mano y ante la reacción de esos débiles cobardicas, cojo a uno de los que se intentan ir a gatas de una de sus piernas y lo alzo como si se tratase de una muñeca sucia.

- ¿Eh tú? ¿Quien era ese?- le dejo unos segundos para contestar - Ahora estás a mi servicio, hasta que pagues tu afrenta oh...- miro el mandoble ensangrentado de soslayo, hasta este imbécil lo entendería - Ve y traeme un buen plato de eso que hay ahí - digo con voz autoritaria  dejandolo caer pesadamente sobre el suelo, me siento en una de las mesas y espero a que vuelva - Sientate ahí, sí ahí- repito sin levantar la voz - ¿Quien manda aqfrí?- le pregunto dando un bocado a lo que me ha traido mi verde amigo. 

Echo un vistazo a mi alrededor pero no parece que nadie vaya a acercarse demasiado, luego miro a los que parecen no haberse inmutado "probablemente el jefe esté ahi... Habrá que ver como es esto de la sucesión aquí...".

- Venga habla por los dioses, no tengo todo el día - repito al todavía intimidado orco "seguro que se lo ha echo encima... Malditos mimados...".

Devoro el plato sin apenas degustarlo, tengo demasiada hambre - Ve y trae otro... Y algo de beber, vamos- cuando el orco se da la vuelta le vuelvo a llamar - pss, ¿eh, a todo esto como te llamas?

el orco acata todas las peticiones que tienen que ver con la comida pero nada mas, ya sea por miedo a ti o al jefe, no dice nada,

cuando preguntas quien es el jefe la respuesta no te sorprende, pues es uno de los 6 que comen a un lado, y el resto podría llamarse "la elite" del clan.

-yo orco-dice señalando se estúpidamente con el dedo

ciertamente te preguntas si los otros dos eran igual de superdotados que este

Te despiertas de un sueño perturbador, en el que veias como una legión de criaturas trasgoides se abalanzacaban sobre un ejercito de humanos, no viste el final de la batalla, pero tal y como se desarrollaban los acontecimientos, la destrucción estaba asegurada, y los verdes campos se tintaron con la sangre de las dos fuerzas, solo recuerdas el final...

estabas a ras del suelo, todo estaba quieto, y lo único perturbador era un cuervo negro...estaba muy cerca de tu cara y te graznaba como si tratara de avisarte de algo.

tienes que darte prisa, el pequeño clan al que pertences, compuesto por goblins, trasgos, y orcos se esta desmontando, empieza la epoca de las invasiones, es hora de robarle a los humanos lo que os pertenece por derecho del que es mas fuerte.

Ragnar se despertó ante el ruido del cuervo que estaba a escasos metros de su cabeza. Parecía avisarle de algo, un peligro quizás. ¡Donde esta el resto de mi clan!  - se dijo mientras se levantaba de un salto.- ¿Donde habrán ido? -Pensó mientras se golpeaba la cara al recordar la época de invasiones. - ¿Se habrán ido sin mi? ¿Por donde debo ir? - dijo mientras miraba alrededor buscando alguna pista o algo de por donde ir. Después, se llevo las manos a la boca y haciendo un cono para amplificar su voz gritó - ¡Donde estáis! ¡¿Hay alguien ahí?! - dijo para luego agacharse a por su alfajon y apoyandoselo en el hombro para luego mirar al horizonte. - Más les vale que no se vayan sin mi, tengo que demostrarle que soy todo un adulto, destripare, desgarraré y acabaré con todos los miseros humanos que intenten interponerse en mi camino. Y me quedare con sus objetos y sus mujeres. - pensó mientras soltaba una soltaba una enorme risotada. - ¡Jajajaja!

Cuando termino de comer tranquilamente y cansandome de la estúpidez del orco me levanto del trozo de suelo donde me encuentro y me dirijo a la mesa donde están esos que parecen ser más que los demás. 

- ¿Quien manda aquí? - pregunto para ver que reacción tienen, espero que contesten, si no lo hacen volveré a preguntarlo por segunda vez, y a la tercera lo exigiré más que preguntarlo, si aún así me ignoran, cercenaré la cabeza del más proximo y ocuparé su puesto en la mesa. 

ves como tus gritos empiezan poco a poco a surtir efecto, de pronto ves como uno de los orcos saca a patadas a otro y te señala a ti

cuando este viene te hace un gesto

-yo matar tu, jefe quiere muerto, tu mucho ruido

y como es lógico te deja tiempo para que "le supliques por tu vida"

por alguna extraña razon llamalo "X" intuyes que en este poblado la media de inteligencia no supera los 75CI lo que es un problema porque para ti sera como un retiro pacifico (sin nadie a quien hablar)

mandar los post solo al director....aquí hay un fallo y no se como solucionarlo

Tras insistir ligeramente, parece que uno de esos manda al otro para "dialogar" desgraciadamente parece otro retrasado y este además con aires de superioridad. 

- Ven aquí pequeño - le digo con tono altanero desde mi altura superior - te enseñaré como suplico - digo con voz grave mientras levanto de nuevo el roido espadón recordando lo que me enseñó aquel viejo durante el tiempo que me acogió. 

"Que coño pasa en este maldito pueblo... ¿voy a tener que matar a todos para dar con el jefe? ¿Ha echo voto de silencio? Tal vez sean tan idiotas que ni siquiera pueda convencerlos para que se unan por un justo fin..." pienso mientras me relamo con mi áspera lengua. 

Cuando el pobre imbécil intenta avalanzarse sobre mí, mi espadón realiza un escualembro ascendente desde abajo hacia arriba, seccionando esta vez al individuo por la ingle, arrancándole la pierna del torso y matándole el shock en el acto. 

Miro desafiante de nuevo hacia la mesa de donde venía este sujeto. - Alguien más quiere probar suerte...- digo mientras avanzo hacia el sitio que parece haber quedado libre - Creo que teneis una vacante - digo con la voz aspera y cavernosa que sale de mi enorme garganta. - ¿No es así? - les devuelvo una mirada desafiante, al fin y al cabo no tengo nada y eso mismo es lo único que puedo perder... nada...

Cargáis mutuamente el uno contra el otro, vuestras hojas chocan fuertemente y de ellas salen chispas que pasan cerca de vuestros ojos, a continuación las fuerzas del orco flaquean y esto te muestra una abertura, lanzas un tajo descendente con todas tus fuerzas, a pesar de lo que pensabas en un principio, este orco era muy superior al anterior, ya que aunque había puesto toda tu fuerza en el golpe solo lo habías matado, su cuerpo era demasiado duro para tu hoja oxidada, pero aun así había muerto en el acto.

un repentino vitor se alza en el aire, los orcos "importantes" no habían perdido detalle con vuestra pelea, tampoco había mucho que ver pero aquella ejecución les había encendido la sange, ves como se levantan los cinco orcos, y ves a uno de ellos con una larga melena, y unas armas y armadura bastante mejores que el resto.

-chogat nograt, extranjero, ese era el mas débil de mi guardia personal, eres fuerte, y pareces listo, así que no te negaras a unirte a mi clan, tu eliges, te unes a mi, o esta noche habrá carne de ogro para cenar...y tu no estas invitado- ves como los 4 orcos que van con el se ponen en posición para cargar contra ti con sus hachas en mano, ciertamente no tienes mucho donde elegir.

La tribu ya estaba casi en camino, hacia el siguiente asentamiento, trasgoide, vuestro lider, un goblin llamado snooki a decidido, que iréis de un lado para otro antes de iniciar las incursiones para poder ir mas rápido y si algún grupo organizado aparece aplastarlo rapidamente o que al ver a la horda el miedo ralentice lo suficiente sus movimientos como para poder conseguir el objetivo sin mayores inconvenientes.

Ragnar corrió hasta ponerse a la altura de los demás. Caminaba ligero pues solo llevaba su rudimentario alfajon y una armadura de cuero que le protegía menos que su propia piel. Tras caminar un rato en la cola del grupo, decidió buscar al chaman de la tribu y hablar con él sobre el sueño que había tenido.  Cruzando escasas palabras con la gente que tenía alrededor caminaba con la multitud avanzando lentamente para ponerse a la cabeza del grupo. Siempre había caminado solo, huérfano de padre y madre  habría malvivido siguiendo a la tribu como un perro callejero, comiendo los restos que encontraba o que alguien le daba por lástima.  Pero poco a poco eso iba cambiando, en los entrenamientos con los demás jóvenes luchaba con rabia, poco a poco y a costa de haber derrotado a otros jóvenes se había echo un nombre. Era un combatiente brutal, inexperto sin duda, pero la fuerza que le había dado la sangre de su padre era de gran ayuda. 

- Ya empezaba a pensar que no encontraría una buena conversacion por estos lares ...- medito un momento la oferta - el ogro se me indigesta un poco será mejor que cenemos orco- digo con una sonrisa mientras le doy una patada al orco muerto, aunque parece ser que solo el jefe se ha enterado de que me uno - bajad esas putas armas, ¡me uno a vosotros!- digo gritando la ultima parte. 

- Soy Hattankar, guerrero, curandero y siervo de nuestros bienamados dioses...- tras pensarlo un instante - a su servicio- termino mientras inclino la cabeza con una horrible sonrisa. 

Tras esto voy a ocupar el puesto que ha dejado el pobre desgraciado, no sin antes rebuscar entre sus pertenencias por si llevase algo de valor.

- ¿Como os llamaís?- le pregunto al jefe - ¿Y que hace un grupo de orcos en un páramo como este?¿Queda alguna población cercana? La verdad que llevaba demasiado tiempo vagando por ahí y no sé bien ni donde me encuentro- cojo la jarra que tenía su anterior dueño y le doy una largo trago del cual me resbala un poco de liquido por la comisura. - ¡Aghh! Menuda mierda es esta - mientras me paso el antebrazo para limpiarme lo que me chorreaba. - ¿Y... Hacia donde nos dirigimos? Si esque esta grata compañía a la que me he unido tiene algún itinerario a seguir...- hablando tal vez más de lo que sería común en mí - si bueno, puede que esté algo hablador, ¿pero teniniendo en cuenta que hacía más de tres semanas que no veía ni rastro de vida tal vez no sea para tanto no? Ja! ja! Ja! - río sonoramente con una voz profunda como una caverna como si ya los conociera de toda la vida. 

tus palabras causan en el una visible satisfacción

-mi nombre es hallgrunt, te e estado esperando forastero, hace unos dias vino un chaman profetizando tu llegada dijo que si te aceptaba en mi clan, este creceria en poco tiempo, pensé que se trataria de un orco muy fogoso....no de un medio-ogro, esta tierra ya esta seca, no queda nada, iremos hacia el norte, hacia las montañas alli hay poderosas tribus....grandes riquezas, pero debemos pasar el "paraje sombrio"-te mira evaluandote con detalle como un minero tratando de analizar si una piedra es una circonita o un diamante.

cuando le cuentas tu historia al chaman este primero te mira con un odio como para matarte, luego vuelve la cabeza y se rie tan fuerte que un goblin, que iva sentado en una de las carretas pega un respingo, se cae y las ruedas aplastan su craneo matandolo con un plock seco

-los espiritus te han hablado pequeño mestizo, te han mostrado el futuro, cuando entremos en la batalla....y por lo que me dices....parece que tu mueres. ven esta noche a mi tienda, ahora dejame necesito pensar.

"Ese maldito viejo... Al menos no me ha dejado tirado del todo" pienso para mis adentros mientras esbozo una pequeña sonrisa - Hallgrunt- digo en voz alta - es un gran nombre para respetar y ser temido, como pronto podrá ver el mundo entero- digo adulandolo- ¿El paraje sombrio? ¡puaj!- escupo al suelo - ¿que debo tener miedo de un nombre que habrá puesto algún campesino? La única sombra que va a ser temida es la ¡NUESTRA! - digo gritando para arengar a los demás ineptos, "la única sombra que debes temer imbécil es la mía" - ¿de cuantas tropas disponemos?¿Y de que equipamiento? Deberíamos ponernos en marcha inmediatamente... Mi señor Hallgrunt. ¡Las tribus están esperando a un gran lider y las riquezas están esperando ser tomadas por guerreros de verdad!- "Solo es una pequeña pena que no vaya a ser el lider quien tu crees". Me pongo de nuevo en pie - Deberiamos partir ipso facto...- mirando si pillan lo que digo...- ahora mismo si mi señor me permite la observación aquí estamos gastando energías solamente.- termino con una medio sonrisa monstruosa digna de un ogro viendo como la adulación hace mella en el orgullo del jefe.