Partida Rol por web

La muchacha sonríe agradecida a Mama Brigitte. Cuando ve el brillo del oro en su delantal sus ojos se abren como platos y su sonrisa se amplía todavía más:

- Es Duncan Boltrius señora, un mercader que se ha hecho de oro gracias a la compra de una minas de hierro al norte de la ciudad. La guerra beneficia a algunos y trae tristeza a otros,- dice como recordando algo personal - así es la vida. Cuentan por ahí que para conseguir las minas tuvo que enviar a un grupo de aventureros para que expulsasen a unas criaturas malignas que habitaban en ellas...

-¿Y essste tal Duncan ha podido comprarrrr una mina?...Imagino que con la aprobación de la altas esferas inquisitoriales de la ciudad ¿no es así? ¿Es posible que tenga amigossss importantessss?-Una sonrisa agradable por primera vez se dibujó en la cara de la maga- ¿Y a quién compró la mina?...Y el fortachon con el que está hablando ¿Quien esss, mi querida amiga? Sí ya sé, son muchasss preguntas, pero puedes contessstarme con calma a todasss ellas -le dijo Mama en un tono cordial cogiendo su mano entre las suyas.

Las palabras del enano parecían sinceras y, si las cosas habían sido como el había relatado no había motivo para desconfiar de el... por lo menos más de lo que podría desconfiar de sus nuevos compañeros.

Tomando un par de tragos de cerveza, Rómulo decidió que era el momento de tratar de entender que es lo que estaba pasando. Hasta que punto serían "normales" las charlas que oia, o más bien veía a su alrededor. No era capaz de saberlo, pero las palabras de la tabernera hicieron que una pequeña luz se prendiera en su cabeza. Esperando que la misma se alejara, bajó la voz y le comentó al resto

- Habeis oido? Minas con criaturas malignas... no será la salida que nos indicó el semielfo? - Saberlo podía no ser importante. O quizás si. Pero lo que si era urgente era encontrar a esos no muertos y quizás, solo quizás, el minero podría ayudarlos.

Dispuesto a investigar esta nueva alternativa, el druida descendió de su asiento y se dirigió con calma hacia el enorme guerrero y el recien ingresado. Remo, sin dudarlo lo siguió moviendo la cola, como si en vez de un enorme mastín fuera un cachorrito. Al acercarse Rómulo descubrió que no tenía idea de como dirigirse al pequeño hombre

- Eh... Sr. Boltrius - ensayó una presentación - Me comentaron en las calles que busca gente para limpiar su mina de criaturas malignas. Quizás estaría interesado en mi ayuda y en la de Remo - preguntó mientras señalaba a su montura - Que opina? -

- Bueno... Todo eso fue anterior al comienzo de la guerra.- comentó la tabernera - Pero de todos modos los Inquisidores no suelen meterse en los asuntos de gobierno.- la mujer mira para la puerta como si la mención de su nombre pudiera atraer a las fuerzas del tirano - Solo se dedican a perseguir a quienes se opongan al mandato de nuestro Emperador...

Después mira hacia la mesa donde se encuentra el viejo con el guerrero:

- Sobre el grandullón nada puedo deciros pues nada sé. Ni siquiera su nombre, aunque no es de por aquí, desde luego.

Dicho lo cual la tabernera regresó hacia la barra ante la llamada de su jefe.

Bhain escucho con atención las palabras que intercambiaron Mama y la tabernera. Si lo que decía era cierto, y el no tenía motivos para dudar de que no fuera así, la historia que les estaba contando, y mas despues de las monedas que Mama habia deslizado generosamente seguro que era cierta. El tipo debía tener influencia y contactos en al ciudad aparte de dinero para que le concediesen esa mina- Será solo metal lo que hay ahí o hay algomas ¿ quizas un punto estrategico ?-se pregunto el Enano -¿ que habia traido a Predemia a Duncan Boltrius y que tio de negocios hacia conesa especie de gigante con el que esta hablando?-Las preguntas se agolpaban en la cabeza del enano -Bhain se fijó en su compañero, Rómulo y en su pequeña estratagema para obtener mas informacion- ¿ me puedes traer otra jarra de cerveza ?-Pidió Bhain a la moza, aprovechadno que aun estaba hablando con Mama .
Cuadno la Moza se habia alejado Bhain pregunto sin dejar de lanzar de vez en cuando furtivas miradas a Rómulo - Mama, hs oido hablar de ese tipo, de Duncan Boltrius ?

Nunca antes-respondió al enano -de todoss modosss, deberíamos ganarnos su confianza y no creo que Rómulo esté acostumbrado a tratarrr con gente de tan alta alcurnia. Uno de vosotross debería acudir en apoyo del mediano y ayudarle en sus argumentoss; alguno que esté más acostumbrado a tratar con gente de ciudad y de su...categoría social.

El aludido se giró sorprendido hacia el mediano que se había acercado como si lo conociese de toda la vida. Enarcó una ceja mientras contemplaba a su interlocutor y su mirada pasó de Rómulo al nutrido grupo de acompañantes que se encontraban en la otra mesa observando la escena. Su tono sonaba frío, quizás molesto, aunque comedido en parte:

- Me temo amigo que estáis mal informado... Mis problemas en las minas ya se han solucionado y de hecho producen hierro a buen ritmo para el emperador...- su mirada desplazó hacia el gigantón que lo acompañaba, que parecía a punto de decir algo pero calló cuando Boltrius levantó la mano: - ¿Acaso alguien os ha mencionado que pueda tener problemas de cualquier tipo? Si es así os aseguro que es una falacia.

- Pues yo... eh... debo haber entendido mal - el mediano se siente un poco ridículo por haber encarado al desconocido de esa manera - Yo no quise decir que tuvierais problemas, es que pensé que... este... -

- Disculpadme. Yo... - sin palabras para seguir la conversación Rómulo se queda callado un momento y finalmente acota, como al pasar - como me comentaron que habíais tendido problemas... - se interrumpe a si mismo para aclarar - en el pasado, por supuesto, no ahora, en el pasado - y luego continúa con su explicación - y hace poco oí unos rumores sobre unos cadáveres que no se quedaban muertos entonces pense que quizás... Olvídelo. Si no necesita mi ayuda no tengo que molestarlo. Volveré con mis amigos, a ver si conseguimos trabajo en otro lado. Pense que quizás... -

El druida, totalmente avergonzado, espera la respuesta del ridiculo hombrecillo antes de volverse a su mesa.

Bhian se da cuenta del apuro en el que se encuentra su amigo asi mismo tambien se dio cuenta de que el giganton iba a decir algo que Duncan Boltrius no queeria que dijese- Esto huele mal-pesnó para si. se levantp de su sitio y se dirigio a la mesa, dando eso si tiempo a que Duncan contestara a la pregunta de su compañero, el tambien estaba deseoso, avido de obtener esa información pero pensaba que Rómulo habia dicho demasiado, al nombrar a los muertos vivientes -Esto no me gusta-pensó mientras se dirigía hacia la mesa donde se encontraba su amigo, no queria que su actitud pareciese hostil, ni mucho menos asi que se dirigio hacia la mesa como si su objetivo fuese su compañero y no Duncan y su amigo el giganton-Si ese tipo es lo que mepiesno es mejor que este en guardia -Penso para si al tiempo que ofrecia una de sus mejores sonrisas, es aque tantas veces habia ofrecido en la arena despues de cada victoria.
-Vamos amigo -Dijo al tiempo que posaba su mano sobre el Hombro de Rómulo. -Debe disculparnos Solo pensamos que un hombre de su posicion-dijo señalando y realzando la magnificencia con que bestia y las joyas que llevaba Duncan encima- Siempre estaba necesitado de gente que supiera hacer bien su trabaj, ya me entiende, y tal como le ha dicho mi compañero, al llegarnos los rumores de que en el pasado había tenido problemas con esa minade hierro que menciona vuestra merced, seguro que podría emplear unas buenas manos como las nuestras, le aseguro que no se arrepentira ¿ que me dice ?

El señor Boltrius se recostó en su silla mirando de reojo nuevamente al gigantón. El guerrero no dijo nada, sino que desvió su mirada hacia la barra, como si el asunto no fuera con él. Finalmente Boltrius contestó tanto a Bhain como a Rómulo:

- Por el momento no requiero nuevamente de los servicios de una compañía de aventureros. Estoy seguro de que si hubiéseis llegado la Estación pasada quizás hubierais cobrado la recompensa, pero ya es agua pasada. Las minas están bien cuidadas y no hay novedades por allí, ni de muertos vivientes ni de niguna otra cosa. De cualquier modo siempre es interesante saber que hay gente dispuesta a solventar problemas que arredarían a otros... ¿Os alojáis en esta posada por ventura? Diría que vuestra cara me suena, aunque tiendo a confundir a los de vuestra raza.- añadió examinando a Bhain.

- Es una pena, pero supongo que ya encontraremos trabajo en otro lado - contesta el druida dibujando en su cara una triste sonrisa y preparándose a irse

- Aquí?.. Alojarnos aquí? - La duda se vuelve a dibujar en el rostro de Rómulo - Pues... No lo se. Recién llegamos, aunque puede ser una buena idea. No vi ningún claro en las cercanías donde descansar, así que supongo que deberé hacerlo a cubierto. Será toda una experiencia -

Sin embargo, al oir como hacen referencia al pasado del enano intenta seguir conversando - Vos pareceis saber de estas cosas. Sería muy atrevido de mi parte preguntaros si el servicio es bueno. Sabeis, no estoy acostumbrado a las posadas y no tengo punto de comparación - el mediano, no por hablador deja de ser simpático (espera) y curioso.

-Nosotros somos nuevos en la ciudad, y visto que usted es una persona de cierta influencia, y como estoy seguro de que sabe mejor que osotros como van las cosas por aqui ¿ no sabria de alguien interesado en alquilar los servicios de alguien como nosotros?

- No. No suelo dedicarme a los problemas de los demás.- dijo finalmente Boltrius - Francamente se nos hace ya tarde para seguir charlando. Tengo asuntos importantes que zanjar.

El hombrecillo se levantó, pese a tener la copa de vino que había pedido intacta, y tras hacerle una señal a su acompañante se dirigió hacia la puerta de la taberna.

El druida, seguido por su animal, volvió a la mesa que compartía con sus compañeros con paso cansino. - Parece que no sabía nada de no muertos - les comentó a los presentes, aunque, probablemente, estos habían oido su conversación.

- Quizás alguien más pueda ayudarnos... y sino propongo ir al cementerio. Allí siempre hay muertos -

Estas complejidades investigativas estaban superando la capacidad del mediano. para el las cosas eran, o debían ser, más sencillas. - Esto es complicado - exclamó preocupado - en el bosque si quieres cazar a algún animal, le sigues el rastro y listo, pero aquí... - meneando la cabeza, se trepó nuevamente a la silla que antes ocupaba y se enfrascó en su jarra de cerveza.

Bueno, no hemos obtenido mucha informacion de ese tipo, pero menos da una piedra, de todos modos propongo algo... como se suele decir en mi pueblo, si buscas oro caba hondo, así que si queremos encontrar a Aldara y a esos nigromantes debemos ir al cementerio de la ciudad. Se que queda algo lejos de esta taberna pero será mejor meternos en faena lo antes posible. Si no he leido mal el mapa el cementerio debe estar cercas del templo de Gwanzagar y a saber por el ta,año del mismo es lo suficiente grande como para que esos tipos tenganmaterial de sobra para hacer su ejercito. ¿ que me dices Mama, empezamos por ahi ? y el resto ¿ que opinais ? empezamos por ahi o vamos a los barrios bajos a buscar a mi viejo amigo ?

Los ojos de Mama Brigitte tomaron un brillo especial al oir el nombre de su mentora en boca del enano. No pudo disimular cierta emoción al escuchar cómo Bhain priorizaba en los objetivos la búsqueda de Aldara. -Por mi perfecccto, pero antesss deberíamos pensar cómo nos vamosss a mover por la ciudad con las armass.-Dió unos taconazos en el suelo- Estoy completamente convencida que debajo de esste ssuelo hay una segunda ciudad por la que podríamos desplazarnos sin miedo a ser detenidos o interrogadoss. Pienso que deberíamos encontrar una entrada...quizás esa mina...

Una taberna, un lugar perfecto tanto para conseguir trabajos como para negociar con información. Gaius se sentó con sus compañeros aunque algo apartado, como intentando que en una mirada rápida no se le asociara al grupo de aventureros. Hacía años que se había hecho abstemio así que no probó alcohol ninguno, algo que embota los sentidos no es bueno si quieres estar atento a lo que pasa a tu alrededor, además era propenso a unas resacas con unas migrañas horribles.

Estuvo atento al relato del enano, intentando analizar una posible mentira o desliz aunque parecía que sus palabras no guardaban secretos. Su resolución particular del asunto es que una vez más es más fácil engañarse que admitir la verdad. Seguramente la desgracia del tullido enano podía haberse evitado, eso si a un precio. Ese costo hubiera sido un retraso o más dificultades en el cometido de Bhain, algo que evitó engañándose a si mismo en es ese acto reflejo de que sabiendo en su subconsciente que llevas a alguien a una muerte probable traicionas tu moralidad por tu bien particular. No es que el asesino se lo reprochara al enano, muchas veces el había usado esas artimañas o peores para facilitar sus fines. Lo que si le fastidiaba era que el nunca había intentado engañarse a si mismo respecto con la moralidad de sus actos y Bhain si.

Dejando libre a su mente de debates morales le llego a su mente, con algo de retraso, todo lo acontecido a su alrededor aunque casi nada levanto su interés. La intentona de sacar información del mercader y su corpulento amigo le había parecido inútil desde el momento en que Rómulo había abierto la boca, aun así no creyó que hubiera peligro alguno para el mediano, ya que su abusiva sinceridad y semblante ingenuo crearían un aura a su alrededor impidiendo pensar al tal Duncan que sus intenciones era deshonestas.

Ya pasado el incidente se concentro en la tertulia en la que tomaban parte los integrantes del grupo, intentado llegar a la conclusión de que paso tomar a continuación. Las ideas que se debatían no eran de su agrado, afrontar directamente la acción sin más información era, desde su punto de vista, un suicidio. Quizás deberían hacer caso del consejo que hace un día les dio Movaris cuando se reunieron.

No será mejor acaso informarnos de la situación de la ciudad – espetó secamente el pícaro – aunque no necesitamos cualquier información sino una muy en particular – cambió su tono a uno más oscuro pero a la vez más interesante – mi propuesta es acercarnos al Laberinto en busca de Medus, el gnomo. Como dijo Movaris es fiel a la causa de Nicodemo… - remarcó bien el tono pareciendo que su causa era otra -.

Rómulo miró con ojos brillantes a la nigromante - Una segunda ciudad? donde? - preguntó interesado - Como va a haber una ciudad sobre otra? Y como podríamos encontrarla? - Sin entender de que estaban hablando, ojos se dirigieron al piso, intentando ver algún pozo o algo similar... aunque sin éxito.

Las palabras del picaro, sorprendentemente, le parecieron lógicas - Si es cierto... deberíamos ver al gnomo ese. Si nos dice donde están los... eh... los que debemos encontrar podremos ir y acabar con ellos. Aunque eso de las armas es complicado. Reconozco que sin mi cimitarra me siento incompleto. Alguno vio algún guardia DENTRO de la ciudad? - preguntó curioso - Yo no estaba prestando atención -

Rómulo intentaba repasar su entrada a la ciudad: sí, se habían encontrado con guardias pero ninguno parecía prestarles excesiva atención. Era cierto que nadie de los que se había cruzado con ellos - a excepción de los propios guardias - iba armado... Dentro de la ciudad todo era confuso: cada uno parecía ir pensando tan solo en sus propios negocios.

Mosest prestaba atención sin perder detalle a las actuaciones de los "mayores". Realmente estaba perdido en ese ambiente y, como no sabía que decir, prefirió no decir nada. Miró con suspicacia al mercader que se estaba llendo, ya que los ricos por lo general no le hacían demasiada gracia. Él había sido humilde desde pequeño y jamás le concedieron ningún capricho, por eso desconfiaba de los que ostentaban joyas y vestimentas caras. Antes de que saliera, decidió cerrar sus ojos y sondear el alma de Duncan para comprobar si sus sospechas eran infundadas. De paso, extendió su percepción a toda la taberna.