Partida Rol por web

- En el bosque, a veces, veo un hermoso macho de ciervo. Tiene una cornamenta que es más grande que yo, y es impresionante: altivo y elegante. Nunca he intentado dispararle, prefiero verlo vivo.

Silvania no miró a nadie, no levantó la mirada de la mesa a la que estaba mirando. Era difícil saber si decía que sí, que no, que le daba igual, o simplemente hablaba consigo misma.

-Mama, me has entendido mal, cuando me refiero a no llevar las armas me refiero hasta que no contactemos con los del gremio. Ellos conocen mejor que nadie como funciona la ciudad y si alguien puede conseguirnos esos uniformes son ellos. Debeis saber que tambien los nobles pueden llevar las armas, asi como los caballeros de Predemia. Propongo ir a hablar con el Gnomo y lueog localizar a mi amigo en el gremio y hablar con ellos para que nos puedan proporcionar ayuda logistica

Arthedain sacó su daga, la deslizó en la caña de su bota derecha y, tras una visita al carro de las armas, se colocó su coraza sobre la cual puso una saya de campesino, larga hasta más abajo de las rodillas. Sacando después aguja e hilo, en el lado izquierdo de la saya, con un par de presillas de tela, cosidas al interior de la misma, aseguró su espada larga, y remató tan rústica indumentaria con un cinturón hecho de la misma tela de la saya.

Después preguntó a los demás: ¿cómo lo veis?

- Uhmm... buena idea - comenta el druida ante el disfraz del elfo mientras trata de ver que es lo que puede hacer el.

Por suerte no usa armadura, y el escudo no es capaz de imaginarse como esconderlo, así que solo debería esconder sus armas. La honda prolijamente arrollada en una de sus muñecas parece una pulsera, la cimitarra es tan poco disimulable como el escudo o la armadura de Remo, pero esconde entre sus ropas su varita de proyectiles y deja colgando de su cinto sus bolsas. Después de todo parecen exactamente eso... bolsas. Ya sea la de componentes de conjuros, la de las balas ó la que lleva con pergaminos y pociones, a la vista simplemente parecen unas bolsas.

Tras dudarlo un poco saca todos los objetos de las alforjas de su cabalgadura y deja su cimitarra, su escudo y la armadura de Remo al fondo, tapándolas después con su petate, balas de repuesto, sogas, provisiones y demás.

- Hum... - murmura antes de, con un agudo silbido llamar a Hector y, tras acariciar su cabeza con cariño dejarlo en las mismas alforjas. Espero que nadie meta la mano... se llevará una sorpresa - comenta complacido.

- Yo estoy listo para salir - avisa a los demas.

El grupo miró el aspecto de Arthedain: en sus rostros se reflejaba la preocupación. Pese a la buena idea del elfo estaba claro que sus rústicos apaños no lograrían hacerlo pasar por un aldeano. De hecho cuando el elfo dio un par de pasos para mostrar orgulloso su artificio las presillas cedieron repentinamente dejando ver la funda de la espada...

¿Y con el mapa que hacemosss, lo llevamos o no lo llevamosss? No sea que noss perdamosss antes de llegarrr. ¿Estarán seguras nuestrass armas en esos carrosss o soy la única que se lo esstá preguntando? Habría que hablar con el cuidador o el mozo de cuadras para que nuestros carrosss reciban una vigilancia especial y visto el buen hacer de la posadera ante las monedass, creo que sería una buena técnica a volver a utilizarrr.

"¡Ach, scheiss!", dijo Arthedain en elfo coloquial (de ese que jamás se oye en las Cortes Élficas, que menudo lo finos que son), al ver que la cosa no funcionaba.

"Bueno", continuó con flema militar, "pues pasaremos al plan B". Y diciendo esto se despojó de la coraza y de la espada larga, volviéndose a poner sus ropas normales (como os conozco, pandilla de pervertidos, os recuerdo que la coraza se lleva ENCIMA de ropa acolchada, o sea que al cambiarse, Arthedain no enseña nada).

Luego, con una sonrisa de oreja a oreja y un guiño previo para dar a entender que lo que iba a venir no era sino una chanza, dijo dirigiéndose a mama Brigitte: "Si necesito algún componente de conjuros, ¿tienes inconveniente en que eche mano a los tuyos?"

Tras la enésima negativa de la amable posadera, Robin decidió prestar algo más de atención a sus compañeros; después de todo, siempre podía volver a intentarlo mañana...

- Madamme, el mapa deberíamos llevarlo encima, no sea que nuestro periplo en la ciudad termine antes de empezar. Si no lo llevásemos y tuviéramos que refiarnos de nuestra memoria enmedio de un aprieto, podríamos pasarlo mal. En mi pueblo se contaba la historia de un hombre que se había tatuado un mapa en su cuerpo que solamente él podía descifrar, pero sinceramente creo que eran cuentos de vieja.

Tras soltar su opinión, Robin se sumió en un breve momento de reflexión... En todo caso, estaría bien que quien lo llevara tatuado fuera Madamme Brigitte; después de todo, es la que nos permitiría ver el mapa a mayor tamaño.

- Creo que deberemos arriesgarnos a contactar con el Gnomo sin ir todo lo pertrechados que nos gustaría, pero si es tan amigo nuestro como suponemos, tampoco será tan arriesgado... Digo yo. Además, nos ahorramos la posibilidad de llamar demasiado la atención.

Inclinandose todo lo que podía y con una risotada Mama contestó al elfo con tono jocoso enseñando buena parte de la carne de las que estaban hechas sus tetas -Cuando quieras querido...¡tomate el tiempo que necesitesss! jajajaja, aunque necesitarás mucha concentraciónnn para lanzar los hechizos no sea que la sannngre de tu cabeza se vaya a regarr otras partes de tu cuerrrpo.
Mirando al clerigo añadió -De buen grado lo puedo llevar, pero esta funda para mapas y pergaminos bien pudiera llamar la atención entre la guardia. Sería mejor camuflar de alguna manera funda y mapa.

-Chicos, he tenido una idea que quizás pueda ser nos útil, lo único malo es que lo único que nos va a permitir es transportar las armas de un lado a otro, si caemos en una emboscada o algo similar no podríamos usarlas, ya que hacernos con ellas nos llevaría algunos segundos. Vereis propongo que nos las atemos a la espalda y luego acolchemos la misma para que al ponernos una capa por encima para tapar las armas, al caminarno se marque la forma de las armas en la capa, eso debería camuflarlas por completo, lo mas difícil seria mi hacha, pero mi cuerpo es lo suficiente ancho y robusto como para poder disimularla, las espadas serán mucho mas fácil ¿ que me decís ?

Mama pensó "realmente son duras las arenas, dejan a sus combatientes hechos polvo y no sólo físicamente" Al final añadió intentando mantener la calma en su tono de voz -¿Otra vuelta atrás essstimado Bhainnn? Perdona que te vuelva a interferirrrr, p e r o, las armasss las necesitamosss para precisamente poderrrnos defenderrr en situaciones tan peligrosas como la que planteasss...si luego no pudieramos hacer nada con ellasss...tendrímos una muerte poooco gloriosa. sIII ya sé que solo sería para trasladarlas, lo sé, pero para hacer eso, era mejor la idea del disfraz de soldado, vamoosss eso pienso yo. Mi voto está de acuerdo con aquí el clérigo, dejemos las armas a buen recaudo y vayamos a hablar con ese gnomo sin tantos pertrechos... al fin y al cabo no vamos a entrar en la madriguera de unos trolls. Y si vamos y vemos que hay peligro, tenemos un arma muy poderosa: la huida.

Otra vuelta atrás essstimado Bhainnn

"No, por favor", añadió Arthedain con voz fatigada. "Intentemos cerrar temas y no estemos dándoles vueltas permanentemente, a menos que queramos que el usurpador muera, pero de viejo y sin abandonar la poltrona."

-Yo estoy de acuerdo en todo lo que se he dicho. - dijo Mosest después de salir de su meditación. -Excepto con lo último que ha dicho la señorita... (hace una pausa para recordar el nombre) Brigitte. Deberíamos recordar que venimos aquí en nombre de los honorables caballeros de Predemia, por tanto la huída no es una opción. - continuó diciendo con total naturalidad, como si todo el mundo tuviera sus mismos ideales.

- De todas formas hay algo que no entiendo, ¿por qué debemos hablar con el gnomo para acabar con esos muertos?. ¿No es más fácil coger las armas e ir simplemente al cementerio a destrozar nigromantes?. Tarde o temprano nos los encontraremos por allí...

por tanto la húida no es una opción

A la mente de Arthedain acudieron recuerdos nada agradables de jóvenes como aquél, llenos de altruismo, sacrificados en nombre de banderas que luego demostraron ser indignas de tanto valor, y a sus labios una frase típica de un veterano de cien batallas: "gwain delu"*

"A ver, chico", articuló el elfo en un tono de fastidio apenas contenido: "si quisiéramos solucionarlo todo a espadazos habríamos empezado en la puerta de la ciudad, que la teniamos más cerca; se supone que lo que tenemos entre los hombros sirve, además de para calzarnos el casco, para pensar. Así que, usamos el coco primero y damos espadazos después, ¿vale?"

Y después, en un suspiro: "Corellon, ¡dame fuerzas!"

Las idas y vueltas de sus compañeros empezaron aponer nervioso al mediano. Con sus armas ya ocultas en su perro, decidió que era el momento de ponerse en marcha - Pues bien, parece que estamos todos de acuerdo - dijo en voz alta obviando el hecho de que esto no era así - Así que vamos... según el mapa la posado donde podemos encontrar al gnomo ese no está muy lejos. Espero que sea así -

Sin esperar respuesta, el druida se dirigió a la puerta y con un silbido llamó a su compañero - Vamos? - preguntó al resto mientras salía y acompasaba su paso al del mastín.

- Muy bien, vosotros mandáis. - dijo Mosest algo molesto por el tono que había usado el elfo. -Pero tened en cuenta que los planes no son mejores por pensarlos más. A veces lo sencillo es lo más eficaz.

El paladín dió por concluida la conversación levantándose y siguiendo al mediano.

¡Por finnn, jajaja! -dijo Mama levantandose mientras ofrecía su mano al enano para ayudarle a salir del estrecho hueco entre la mesa y la pared -Iremos sin pertrechos, pero yo no voy sin un enano que nos pueda defender en un momento dado -termino diciendo mientras seguía el camino de Rómulo y el paladín.