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La Sociedad Fénix 2

Conteniendo la marea (Capítulo V)

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17/09/2013, 00:53
Prudence Urquart
Sólo para el director

Era mentira, el tiempo no volvió a correr como debía, Prue se quedó sola en aquella pausa, rígida, mirando directamente a los ojos de su primo oscuros como la galerna. La última persona del mundo de quien esperaría una mirada así.
El vínculo se había roto, ya no veía dentro de ella, no la sentía.

...

Pasó un buen rato clavada en esos ojos, observando cada minúsculo detalle de sus facciones y fisonomía, dudaba que volviera a tener oportunidad de tenerle cerca y poder mirarle directamente. Al rato comenzó a flaquear de modo que sacudió la cabeza para recobrar el control autoimponiendose una máscara con la que regresar al fluir del presente. Actuó como un autómata empleando la clase de lenguaje gestual propio del protocolo social y se alejó de los Rosseau sintiendo que la distancia recorrida era un abismo, una distancia insalvable.
Ignoró el desarrollo de las escenas a su alrededor, tampoco pensaba en nada, dentro de Prue solo había un gran silencio, una quietud pavorosa. A cada paso el temblor aumentaba así, al llegar a la mesa de aperitivos, volvió a realentizar el tiempo dejandose espacio a si misma para volcar fuera de ella cuanto la ahogaba por dentro, habría podido inundar la habitación con sus lágrimas y pese a que no salio ni un sonido de su boca su grito de dolor bien pudo sentirse en los confines del universo mismo. Apretó el mantel entre los dedos reprimiendose mientras apretaba los dientes.

¿Cuanto tiempo pasó? Todo y ninguno y eso le hizo pensar, encontrarse en esa franja entre la existencia, con todo a su alrededor desarrolandose como un enorme teatro, sin ella...
Miró entonces a la mesa llena de platillos y bebidas. Sopló para relajar la postura, se apartó el pelo, volvió a repasarse el maquillaje y regresó con los demás.
Sin mirar a ningún punto concreto, mas allá de las personas, objetos y muros del lugar, se llevó a la boca un pastelito de carne, bocado que masticó y saboreó detenidamente. Luego se sirvió un vaso de agua cuyo trago refrescante la vivificó. Desde ese momento saborearía los días, los exprimiría, pues cada día que pasara sería uno menos antes de corregir la enorme anomalía que era Prudence Hope Urquart.

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17/09/2013, 22:58
Prudence Urquart

La mesa estaba llena de platos, que apenas habían tocado, con bocaditos deliciosos. Cogió uno al azar, un pastel de carne, y lo saboreó gratamente tras lo que bebió un gran vaso de agua. Tomó un plato y lo llenó de canapés variados, pensó que era una buena manera de disculparse con Katia por haberla dejado sola (la charla con Winsel no parecía haber tenido demasiado éxito), rapidamente la encontró junto a Russel y su padre, era sin duda el mejor corrillo donde podía refugiarse.

Resopló "No pensar, Prue, No sentir" se repitió. Caminó hacia el trío, conforme se acercaba escuchó el tema de conversación

-No les subestimes, hasta ahora solo nos hemos encontrado con simples mandados, los autenticos mandamases... no se si quiero saber como son... ¿Tu que dices papá? Eres quien mejor los conoce

Forzó una sonrisa a la vez que ofrecía el plato, la mirada hacia su padre fue de súplica, pidiendo su apoyo en aquel titánico esfuerzo. Ladeó la cabeza hacia la rusa

-Perdona el retraso Katia, soy una pésima anfitriona

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21/09/2013, 12:19
Rémi Phénix Rosseau

Rémi asistía en silencio al cruce de palabras, demasiado escaso para su gusto. Aquella velada debía haber resultado completamente diferente y el calor doméstico que la mansión Urquart debería haber proporcionado semejaba más el de una cámara frigorífica. 

Miró a su madre, Adrienne, otra de las personas allí reunidas que más información poseía en relación a la sociedad Thule y sus gentes. 

-Mamá, vosotros ya os enfrentasteis en el pasado a ellos. Y no fue fácil por lo que sabemos. Y lo que hemos llegado a ver por nuestra cuenta -dijo haciendo un esfuerzo por socializar y reactivar la conversación-, no hace que parezca que la nuestra vaya a ser una misión sencilla. Clones, extrañas armas, Creta... No sé hasta qué punto nuestras serendipias van a resultar efectivas. Reconozco que en mi caso, me siento bastante... inútil. 

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22/09/2013, 23:51
Katerina (Katja) Rustámovna Rustámova

-Si es por el costado de las serendipias yo aún no he puesto a prueba la mía -digo tratando de asistir a los accidentados ¿enamorados? en su reinserción en la conversación -creo que estamos aquí no solo por eso, hay mucho corazón en todo cuanto hacemos y un llamado a la magnanimidad que pocos se atreven a responder. Nos jugamos el todo por el todo sin que el mundo sepa siquiera quiénes somos, no es algo que todos harían -comenté tratando de dar ánimos -Sería muy bueno si pudieran contarnos encuentros que hayan tenido con el Thule- agregó luego mirando alternativamente a los integrantes de la vieja escuela. Luego se acercó a Prue y susurró mientras tomaba ella también algo para comer -Descuida Prue, tu padre y Eric me han estado entreteniendo más que bien -sonrió para confortarla.

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23/09/2013, 00:01
Katerina (Katja) Rustámovna Rustámova

Y se inclinó hacia su oído para que solo ella la oyera -Pero qué bueno que volviste... -le palmeó la mano suavemente.

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26/09/2013, 21:03
Rickard Van Winsel

Rickard tomó asiento tranquilamente y se preparó un cigarro, colocándolo tras su oreja. Tras esto empezó a comer escuchando a los demás, y mirándolos. Parece que aquí todo estaba en familia, y no quería interrumpir.

 

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02/10/2013, 23:26
Irvin Urquart

El viejo doctor no había permanecido ajeno al partido de ping-pong sentimental de la sala. Y sin embargo había procurado reconducir la conversación a otros cauces. El pavo navideño estaba ya sobre la mesa y presto a ser trinchado, cuando contestó a sus observaciones con una breve advertencia.

-Tened cuidado. El conde Homolka todavía vive en la sombra, y me apuesto lo que queráis a que a pesar del ascenso de Bauer, él es quien realmente mueve los hilos. Tiene un plan para cada uno de nosotros, y ha tenido más de cuarenta años para madurarlo.

Sonrió sin embargo, comenzando a trinchar la pieza.

-Pero estoy seguro de que podréis con ellos. Aunque hay que actuar ya, dárles un golpe donde más les duela. De momento les habéis causado contratiempos, alguno de ellos muy serios. Pero la esvástica está triunfando a lo largo del mundo, y creo que ha llegado el momento de frenarla. Vuestro papel como soldados en una guerra secreta, me temo que tendrá que posponerse. Es necesario dar un empujón a la guerra, a secas. O en el futuro solo nos limitaremos a ejercer como miembros de la resistencia. Y sin un ejército de hombres libres, sin naciones libres que se alcen frente a ellos, la resistencia perderá su esperanza.

Suspiró, comenzando a servir el primer trozo.

-No pretendo decirle a William cual es su obligación. Pero creo que ayudar a nuestros aliados rusos en este momento sería muy acertado. Que sepan que combatimos a su lado, y no solo en los frentes que más nos interesan.

Su hijo Darius le reemplazó en la maniobra de trinchado del pavo, mientras él alzaba una copa cargada de whiskey.

-Un brindis. Por Rusia. Por que ella sea la horma del zapato alemán. Por que nuestros aliados soviéticos nos ayuden a contener la marea.

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02/10/2013, 23:48
Director

El resto de la cena se convirtió en una velada agradable donde compartieron impresiones y vivencias. El ambiente cargado se fue relajando poco a poco, y los soldados, sometidos a las privaciones de una vida militar, acogieron con agrado la comida, la bebida y los dulces al calor del fuego. Aquella era ahora su familia, además de la suya propia. Una familia formada por todos los hombres y mujeres que alguna vez habían combatido bajo el signo del fénix. Se habían enfrentado al mismo mal, y tendrían que salir victoriosos, todos juntos.

En otro orden de cosas, aprovecharon las circunstancias para anunciarles un enlace. El dandy y multimillonario Howard Stark había caido cautivado por los encantados de Saravasti, y ahora anunciaban su compromiso. Sus padres parecían alegrarse, pero Prudence recelaba de esta elección. Creía que no la haría feliz.

Sea como fuere, se hizo de noche, y antes de que decidieran si quedarse allí o regresar, llegó el momento de abrir los regalos. Regalos, en plural, ya que había uno para cada uno de ellos. Rusell fue el primero en abrir el paquete que le habían preparado. Contenía una botella de whisky de tan buena añada que habría sido un crimen bebérselo sin más. Junto a ella había un paquete, con un extraño rifle de francotirador basado en un diseño mejorado del Enfield. "Hasta 2.000 metros de alcance", le dijo el doctor Ness.

Rémi recibió de su madre dos regalos. Uno de ellos era muy sentimental: una carta de su padre, que ya leería. El segundo era nada más y nada menos que el viejo comunicador que a su madre dieran los talbot, capaz de ponerle en contacto con ella aún en cualquier parte del mundo.

Katja recibió un regalo cargado de simbolismo, y que no habría de mostrar nunca al politburó: el sable del almirante Tupolev, el líder del comando hacia cuarenta años. En palabras de la propia Candance "ella estaba haciendo honor a aquella alianza, aún antes de que se hubieran firmado los tratados". Un testimonio a la aportación y sacrificio de su país, tanto en aquella guerra como en la anterior.

Por su parte, Prudence ya había recibido de su padre el reloj de cronos, pero ahora su madre confiaba en ella una de las gemas más preciadas: la lágrima de zoroastro, para ayudarla a controlar y amplificar sus poderes. Por su parte, Stark dejó encima de la mesa unas llaves, para que ella las recogiera. Luego le indicó que se asomara por una ventana, y vió en uno de los patios auxiliares la moto que le había pillado diseñando en Achnacarry.

-Creo que te gustará -le dijo- Y vuela.

Rickard fue el último. Era el más nuevo, y no habían sabido muy bien que regalarle. William les dió unas pistas sobre que le podía interesar. Su regalo consistía en una caja, que contenía un amuleto con el símbolo de la casa de Orange. Y junto a él había una carta de la reina Guillermina en el exilio, donde se perdonaban sus cuentas pendientes con la justicia. La reina también expresaba su deseo de que portara aquel amuleto, que siempre había protegido a la familia real desde los tiempos de Mauricio de Nassau, con la intención de que llevara a los aliados a la victoria y a Holanda a recobrar su libertad.

Notas de juego

Rémi, puedes hablar con tu madre en un aparte si lo deseas.

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03/10/2013, 15:24
Prudence Urquart

Homolka... el último atlante vivo sobre la tierra... parecía el título de un relato de ciencia ficción de esos que tanto le gustaba leer antes de dormir. Con él muerto todo sería mas fácil y ella sería valedora por méritos propios del título de genocida, la exterminadora de su propia raza. “Irónico” pensó mientras se hundía en el hechizo del líquido color rubí de su copa ¿Que la diferenciaba de los nazis? ¿Por que tenía genes atlantes y sus hermanos no? La linea de pensamiento se vio interrumpida por el brindis de su padre, alzó la copa y bebió.

Las interminables lecciones de etiqueta que su madre le había obligado a tomar de pequeña al fin estaban siendo útiles, los buenos modales eran una efectivísima máscara. La realidad era que su cerebro Urquart no paraba de analizar cuantas posibilidades se abrían y cerraban esa noche, preveía situaciones e incluso pensaba estrategias, discursos, a sabiendas de que nada estaba en su mano y nada podía hacer.

Sentada entre su padre y su hermano se sentía atrincherada, protegida de miradas, ajena a conversaciones, distante y escondida.
Pavo, una de las muchas costumbres que se trajo de España. Celebrar la navidad era puro agasajo a los seres queridos pues todos en Casa Urquart, excepto Irving, eran zoroastristas, hasta Marie se había convertido antes de casarse con Darius (un escollo más dentro de lo dificil de digerir que se le hizo ese matrimonio al desaparecido Durand), aunque no estaba segura de que sus compañeros de comando lo supieran y valoraran.

Delicioso coktel de gambas, pavo relleno con salchichas, piñones, ciruelas, melocotones y uvas pasas todo a la pimienta y de postre mousse de tres chocolates, el menú de todos los años. La Prue que comía como una lima se había vuelto frugal y cenó con comedimiento para poder degustar todos los platos, había olvidado algunos sabores y otros le supieron distintos. El postre le hizo sonreir levemente con la cuchara aún en los labios, ahora entendía a su madre y a Adrienne, ahora le gustaba el chocolate.
Todos los Fénix bajo el mismo techo, los que quedaban... y los que aún no lo sentían demasiado como algo suyo. Pensó en sus niños, sus alumnos, que perecieron en el ataque a Talbot Manor, a ellos les dedicó en silencio el último sorbo alcohólico de la noche. La mayoría de los vicios que había cultivado antes de morir su cuerpo ya no los toleraba demasiado bien ni tampoco tenían gracia si los ejercitaba sola, mas bien la hacían resultar patética, así fue como los redujo considerablemente (a excepción del tabaco).

Con la sobremesa llegó un brindis inesperado, el pavoneante Stark anunciaba su compromiso con Titi. Quien esperara que Prue montara una escena debió llevarse una decepción pues no hizo mas que parpadear con sorpresa y beber su copa con las cejas arqueadas y gesto hermético, para luego recoger rapidamente la mesa y llevarse los cacharros a la cocina. Candance se puso en su camino a lo que respondio por lo bajo -Deja que me sienta un poco útil, por favor- necesitaba salir de allí a escape o todos la verían con los ojos enrojecidos. Era una bonita noche para hacer un anuncio así, la noche ideal. Por muy mal que se sintiera, por mucho que le desagradara la noticia, hubiera sido injusto estropear la velada. Bastante mal estaba ya la relación entre hermanas como para añadir un grano más al colmo, Titi no se lo habría perdonado.
Apiló ordenadamente los platos, juntó los cubiertos y dejó los vasos dentro de la pileta, de cara a fregarlos al día siguiente, sin embargo una de las columnas de platos se derrumbó empujando las copas y dejandolo todo hecho un desastre. Al meter la mano para reorganizar el estropicio se cortó con el mástil de una copa rota, la palma derecha, la del anillo, la que había golpeado a Remí... -¡MIERDA, JODER!- gritó llena de ira y frustración. Tiró el trapo sobre el borde de marmol y puso la mano bajo el agua hasta que dejó de sangrar, ese rato le sirvió para recuperar el control sobre si misma. Había un mini botiquín del servicio cerca y ella misma se curó, no era cosa de importancia, física al menos... aunque un poco escandalosa la venda.

Al volver de la cocina suponía que la cosa estaría de recogida y se habría ahorrado el rato de las enhorabuenas, pero aún le quedaba un trago por tragar, los regalos. No sabía que iban a hacerse regalos, desde años atrás ellos los hacían por epifanía, y de hecho aún no había buscado los suyos sin embargo pronto se dio cuenta de que era cosa de los anfitriones para con los invitados.

Estaba embobada viendo el regalo de Katia, el brillo de la hoja al fuego que tantos recuerdos de África le trajo (lo cual le llevó a preguntarse por que no estaban allí los Tupolev), sonrió a la rusa

-Guardalo como un tesoro, es mucho más que un sable. He visto muchos años la mirada de tío Mijail reflejada en su hoja rememorando sus días de gloria-

Prue no esperaba nada por eso quedó muy extrañada cuando su madre le puso un estuche entre las manos, la sorpresa al abrirlo fue mayúscula, le dio un vuelco el corazón, era mas de lo que podía resistir esa noche. Ni se atrevió a tocarlo, solo lo hicieron las lágrimas que se le despeñaban de la barbilla temblorosa. Fue un largo silencio observando el objeto, una joya antigua y hermosa de uno de cuyos laterales faltaba una piedra. Sacó la alianza del bolsillo, el topacio que la decoraba había sido extraído del colgante, sonrió amargamente ¿Por que ahora? Ella ni siquiera debería estar allí, era... una anomalía. Años y años y años había pedido el colgante a Candance en busca de respuestas, de guía, la Lágrima ejercía una poderosísima atracción sobre las Ashas pero ella ya no lo era y no la deseaba, se veía indigna de tenerla y el maestro debía saberlo, por eso nunca acudió. Insultaba a cuantas le habían precedido.

Dejó el anillo dentro del estuche y lo cerró

-Esto es... es excesivo, no necesitas darmelo para saber que me quieres. Eres tú quien se ganó el derecho a llevarla, tú dominaste al Asha. Darme la Lágrima es un desperdicio, en mis manos es solo una piedra, el Asha ya no existe... y yo jamás llegaré a ser si quiera la sombra de lo que fuiste. Pero si tu quieres lo guardaré. Gracias mamá, es un regalo precioso...

Enjugó las lágrimas con una mano mientras posaba la otra sobre la caja, aún así, encerrado e inactivo creía percibir la energía que irradiaba el colgante, una energía pura. El objeto quedó posado sobre sus rodillas, protegido por sus manos, acaparando su pensamiento. Como buen americano Stark no comprendía el significado del silencio así que rompió la emotiva quietud de Prue para marcarse el tanto de su regalo. En un gesto de amabilidad hacia su hermana se guardó para sí cualquier mala mirada o estufido y atendió amablemente al recién adquirido cuñado. Caminó junto a él hasta la ventana y allí confirmó sus sospechas al ver las llaves. Volvió a sonreir cansada, era como si hubieran pasado un milenio desde que vio los planos hasta ese momento, posó la mano en el cristal, era un diseño verdaderamente moderno pero lo que la tenía encandilada era el recuerdo de Remí y ella negros de gasoil, muertos de la risa haciendo el imbécil tras romper el radiador de una patada.

-Muy chula... gracias

Se acercó para darle un beso de agradecimiento, momento en el que detuvo el tiempo, sabía que Titi les estaría observando y necesitaba decirle algo a Stark sin ella espiando

-Obras son amores cuñado- dijo sin tono de acritud, mas bien con una serenidad propia de alguien mucho más envejecido -No te esfuerces en agasajarme, la única manera de convencerme es ver a Titi felíz. Mas sabe el diablo por viejo que por diablo y yo he sido tan trápala o más que tú y se lo inconscientes que podemos llegar a ser de lo dañinos que somos, pero hasta Don Juan se redimió gracias al amor de Elvira. Supongo que esta es tu oportunidad- volvió a la posición en la que había congelado el tiempo- no la desperdicies- y todo volvió a su curso, tras lo que le ofreció la mano a modo de cerrar el trato.

-Y como le hagas lo mas mínimo te buscaré, te la cortaré y me la comeré a la plancha con un buen chianti, Capito?
Sentenció entre dientes mientras sonreía

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05/10/2013, 13:06
Eric Rusell

Buena comida, buena bebida y excelente compañía. Hacía tiempo que Eric no disfrutaba de una velada como aquella. Era bueno saber que el, a pesar de la dichosa guerra, aún podían darse situaciones tranquilas y cálidas como aquella. Incluso a un rudo australiano le venía bien relajarse en esos ambientes de vez en cuando. 

La cena continuaba en un ambiente de risas, charlas animadas y algún que otro brindis ocasional -entre el que destacó el anuncio de enlace de  Howard Stark y la  Saravasti-.

Mi mas sincera enhorabuena- dijo a los prometidos ante su anuncio. Se acercó al Stark y le dio un fuerte abrazo, y después a la linda muchacha le dio dos sonoros besos en la mejilla y otro abrazo pero mucho mas ligero- espero que seáis muy felices juntos- Prue se retiró momentáneamente con la excusa de recoger la mesa, mas el australiano no hizo caso alguno a aquella situación. Eran sus problemas familiares y era mejor no inmiscuirse. 

Aún la velada tenía una sorpresa mas. Regalos. Eso si que no se lo esperaba. A cada uno de ellos se le concedió un regalo muy especial. Rusell disfrutó el poder tener en sus manos una arma de tan buen calibre- ¿2.000 metros, en serio?- aún le costaba creer aquello, pero no podía dudar de las palabras del doctor. Con él habían acertado de pleno, y suponía que del resto daría un regalo similar, acorde a sus habilidades y a sus gustos. 

Joe, Prue, una moto que vuela, te quejarás- le dijo en un momento a la muchacha cuando vio sus regalos- espero que me dejes probarla en alguna ocasión.

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05/10/2013, 21:10
Prudence Urquart

Abandonó la ventana camino del mueble bar, dudó entre que servirse, habían sacado lo mejor que tenían en la bodega sin embargo se decidió por un agua tónica con limón. De brazos cruzados apoyada en la chimenea respondió al australiano

-En cuanto la haya destripado y vuelto a montar la puedes usar cuando quieras

Sabía que sugerir siquiera que iba a poner las manos encima al diseño de un ingeniero en su presencia era una provocación, pero era lo que siempre hacía con sus juguetes nuevos. En honor a su nombre decidió omitir el detalle de que, seguramente, le haría sus propias modificaciones

-Me muero de ganas de saber como logra la ingravidez, espero que coja verticales, la llamare... “Pink Unicorn”!!

Bebió con una medio sonrisa, después de un silencio pensativo observando la escena, a sus familiares concretamente, se fijó en el resplandeciente rifle

-Dos kilómetros eh? Que pasada, en tus manos es muerte segura... a lo mejor le pongo nombre a una bala y te la doy para que me hagas un favor

El tono de la pelirroja era enigmático, al contraluz del fuego no podían descifrarse bien sus rasgos. Dejó vaso y estuche en la mesita junto al butacón y se encendió un cigarro que consumió lentamente hipnotizada por el fuego.

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06/10/2013, 16:06
Eric Rusell

-En cuanto la haya destripado y vuelto a montar la puedes usar cuando quieras

Te tomo la palabra- contesto Eric, que no podía negar que tenía mucha curiosidad (y ganas) de montarse en una moto que volaba. Que curioso la naturalidad con la que aceptaba la existencia de un vehículo con esa peculiar característica. Claro que después de lo vivido con la Sociedad Fenix, poco podía sorprenderle. 

 a lo mejor le pongo nombre a una bala y te la doy para que me hagas un favor

Encarnó la ceja al oír aquellas palabras. Incluso una persona como Prue -bueno, sobretodo una persona como  Prue- podría tener a mas de uno o mas de dos con ganas de verlo muerto. Siempre y cuando fuera un enemigo no tendría problemas en ayudarla. 

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06/10/2013, 20:46
Rémi Phénix Rosseau

Las copas entrechocaron en el brindis por la tierra de Katja. Un brindis sincero en aquellos tiempos de especiales dificultades, donde los amigos valían su peso en oro y donde las traiciones dolían como una daga en el corazón. Pero no solo hubo razones de guerra para que las copas vieran sus contenido saltar al golpear unas con otras. El inesperado anuncio de boda hizo que Rémi aplaudiera con verdaderas ganas. Incluso en las peores circunstancias, la vida y sus aderezos, tales como el amor, se abrían paso contra viento y marea. Y Sarasvati, pese a todo, había encontrado en Stark aquello que durante tanto tiempo había buscado y esperado. Pesara a quien pesara. Pese a Prue.

Una noche demasiado intensa en muchos aspectos, una intensidad que se agudizó con la ofrenda de regalos, algo para que los presentes no parecían preparados. Pero ¿no era aquella noche, una noche de generosidad y entrega? Miró a Prue un instante, mientras recogía los regalos que el habían hecho. Sí, ella también le había hecho uno a él, uno cuyo calor aún sentía en su mejilla. Inconscientemente se pasó la mano por la misma. Negó en silencio para sí. Por un instante expelió aire, como si una sola carcajada ahogada hubiera brotado de su pecho. Una carcajada que poco tenía de diversión.

Fue entonces cuando sintió el tacto de su madre. Se volvió hacia ella y vio el sobre que el ofrecía. Reconoció de inmediato la letra y guardó precipitadamente aquella misiva en el bolsillo de su chaleco. Ignoraba su contenido pero tras las últimas palabras de William Talbot, no pudo evitar enrojecer y sentir que el papel le ardía en las manos. Siguió el famoso comunicador que tantas veces había visto. Lo recogió con ambas manos, cual ofrenda, y miró a su madre a la que sonrió desde lo más hondo de su alma.

-Ya nada podrá separarnos. Ni siquiera la distancia. Merci, maman -dijo para a continuación besarla en ambas mejillas, con una emoción contenida que hizo que sus ojos brillaran con un asomo de humedad. Suspiró, exhalando el aire contenido en sus pulmones. Se inclinó nuevamente hacia ella para susurrarle al oído-. Quisiera leer esta carta contigo a mi lado, mamá. Y debo hablar contigo. Es... importante. Cuando te retires, iré a tu habitación.

Notas de juego

Targul, cuando quieras, me das el pie para la conversación con Adrienne.

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06/10/2013, 23:47
Rickard Van Winsel

Rickard comió en silencio aquellos deliciosos manjares, viendo como la gente reía y charlaba. Contestó toda pregunta que se le hizo, pero tampoco estaba animado a hablar. No paraba de mover la pierna y de jugar con su mechero bajo la mesa, esperando poder levantarse. Las cenas de sociedad no eran lo suyo, el era de montar bronca en una taberna con sus compinches.

Se hizo el anuncio de la boda, y él levantó la copa de whisky bebiendosela de un trago, y después, agradecido por lo recibido leyó la carta. Dejó la copa en la mesa, y levantándose, dijo:

- Disculpen damas y caballeros, debo retirarme. Buenas noches.- y sin mediar más palabras, se marchó con paso ligero hacia su habitación.

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07/10/2013, 09:40
Prudence Urquart

Rickard había estado sepulcral toda la noche, contrastaba con el descarado pilluelo que parecía ser el día que se conocieron ¿Le pasaría algo? La recepción del regalo pareció incomodarlo aún mas que el hecho de tener que estar allí, le siguió con la mirada en su salida para inmediatamente mirar a Katia interrogante de forma expresiva, esta se encogió de hombros como única respuesta. Tiró el cigarro al fuego exhalando la última calada -Ya me encargo yo- y llevando el estuche consigo salió tras sus pasos.

Notas de juego

Queen si quieres que cambie algo dimelo

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07/10/2013, 10:13
Prudence Urquart

-Joder como corre el condenado- no le dio tiempo de alcanzarle antes de que se encerrara en su habitación. Al llegar a la puerta pensó por un segundo que hacer o decir, se detuvo en el primer impulso de abrirla y en su lugar dio un par de toques con los nudillos muy suaves -Eh! Holandés ¿Estás bien?- de primeras no escuchó nada -Perdona, yo tampoco he sido la alegría de la huerta esta noche y tal vez debía haberte hecho más caso... el rollo de la familia feliz también se me ha atragantado un poco... bastante- el silencio continuaba -menuda mierda de noche...- quiso ser un pensamiento pero lo dijo en voz alta, decidió probar entonces una estrategia distinta a la de la empatía -... no me ha dado tiempo de ver tu regalo, si me lo enseñas te enseño yo el mio...- rió tontorrona al usar ese típico chascarrillo de niños, esperó a ver si surtía efecto, pero nada, suspiró. Se acercó a la puerta y susurró -Oye... si necesitas algo, hablar, hacer el idiota un rato o lo que sea... puedes contar conmigo sí? Pero no te quedes callado, dime algo, mandame a la mierda si quieres, un silbido... pero dame una señal de que por lo menos no te has tirado por la ventana...- resopló resignada clavando la frente en la madera -desde luego Prue... como psicóloga no vales un pimiento- se quejó por lo bajo. No obstante allí se quedó esperando por unos momentos a ver si había suerte.

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07/10/2013, 20:58
Rickard Van Winsel

Al llegar a la habitación, Rickard entró apresurado y cerró la puerta con llave, tumbándose en la cama, leyendo y releyendo la carta. Era libertad. Miró al techo embobado, cavilando ideas, hasta que llamaron a la puerta. 

Poco a poco giró la llave y se apoyó en el marco mirando a la muchacha, le extendió la carta para que la leyera:

- Es mi libertad, por eso estoy planteándome abandonar el equipo.

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08/10/2013, 01:42
Katerina (Katja) Rustámovna Rustámova

-Por Rusia -alcé mi copa como buena hija de la Madre Patria y bebí tranquilamente, rogué para mis adentros que Stalin no lo arruinara todo, no estaba completamente segura de su fidelidad a uno u otro bando y no quería verme obligada a traicionar al Ejército Rojo.
Estaba maravillada por el ambiente familiar a pesar de los entuertos amorosos y tal, con decir que nunca había tenido una cena de este estilo en mi vida. Ahora comprendía por qué valoraban tanto a su familia Prue y Remí, se los veía confortados, contenidos a pesar de la tormenta emocional que se olía en el aire y todos eran tan amables, me sentía abrumada.

Recibí el regalo en mis manos, temblorosas por la emoción, aunque me cuidé de tenerlas firmes: no fuera a ser que se me cayera, no me lo hubiera perdonado -Gracias -fue lo único que atiné a decir. Una extraña convicción se me instaló en la cabeza: me estaban haciendo parte de la familia con este regalo, la verdad es que no estaba segura de que fuera así en verdad pero es lo que mi corazón quería creer, de otra manera, ¿Por qué me harían un regalo tan significativo? Lo miré como si fuera una ofrenda sagrada, hasta los ojos se me pusieron vidriosos de la emoción; sabía que no merecía tal presente, sin embargo ellos creían que sí y por eso se habían ganado mi corazón. Al oír las palabras de Candence tuve que hacer una mueca para que no se me notara lo sensible que estaba y luego Prue me confirmó lo que sospechaba: aquel sable era muchísimo más de lo que aparentaba.
-Lo haré -le respondí con una sonrisa y me quedé admirando el brillo de la hoja. Rememoré por un instante las enseñanzas de mi maestro de ninjutsu con respecto a las katanas: la hoja de la espada es forjada especialmente para su dueño y contiene labrado el nombre del guerrero que la posee; esta parte de la katana es similar al alma y por ello la hoja de la katana que no es la propia nunca se toca. Sonreí para mí misma, era como si tuviera una parte del alma de Tupolev conmigo, como un espíritu guía.
Noté que la mesa se estaba vaciando, Prue iba tras de Rickard, que había estado más que parco. Con un gesto de manos le indiqué que fuera tras él si quería, -Ve tranquila, si quieres un coñac más tarde, antes de dormir, búscame -le guiñé un ojo.
Me levanté con el paquete de cigarrillos en la mano -Me voy a fumar, si me disculpan unos minutos -dije y luego de cruzar la cocina salí por la puerta trasera.

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08/10/2013, 13:36
Prudence Urquart

Milagrosamente la puerta se abrió.

No se lo esperaba y seguramente la pilló con cara de tonta, aunque sus profundos ojos seguían siendo un mar de pena. Le devolvió una mirada extrañada que inmediatamente se concentró en el contenido de la carta. Un par de lecturas, el mensaje era conciso, una mujer clara esa reina Guillermina.

Soltó todo el aire -Wooow- ¿Que podía responder a eso? Dobló el papel, lo devolvió y se apoyó en el marco. Observó al hermético Winsell tratando de poner su mejor cara. Le entendía posiblemente mejor que nadie -Yo también lo he hecho muchas veces ¿Sabes? Salir corriendo y que le den por culo a todo, al principio mola, pero luego... luego todo se vuelve a ir a la mierda...- Observó al impertérrito holandés -Oye... tus... cuentas pendientes... ¿Nadie te obligó verdad?- le guiñó un ojo -No te enfades conmigo, no voy a sermonearte, solo digo que... bueno... causa-efecto, ya sabes “recogemos lo que sembramos” y todo eso- Tomó un cigarro y ofreció la pitillera a su compañero mientras, como de costumbre encendía el suyo con el dedo -Corrígeme si me equivoco pero... creo que querías que te cogieran. Alguien con una serendipia como la tuya es radicalmente libre, para ti no hay limites, materiales al menos, perfectamente podías haberte escapado, dar un super golpe y largado a la otra punta del mundo a pegarte la vidorra. Yo lo habría hecho- usó un tono gamberro recordando los días en que era habitual de los calabozos -¿Por que te quedaste?- dejó la pregunta en el aire, hubo una pausa en la que disfrutó del sabor del tabaco y del silencio, hasta ella se cansaba de oírse a si misma e imaginaba que Rickard, hombre mas callado aún que Cahun, lo agradecería.

-¿Tan horribles somos que quieres marcharte? Vale que Remí y yo somos insoportables a veces... mucho... vaaaale, la mayor parte del tiempo- dijo esto con aspavientos haciendolo divertido y teatral -Pero el resto del grupo son buena gente, hasta Diana y Will tienen su punto enrollado. (Suspiró) Las personas somos animales de manada y... quizá esta panda de locos sea la nuestra ¿En serio robar bancos es mas excitante que matar nazis con superpoderes?- Le golpeó suavemente en el brazo a modo de colegueo -Venga, riete un poco, una sonrisita aunque sea- el chaval estaba muy serio, no era para menos pues el dilema era importante, más aún para alguien acostumbrado a ir a su aire, sin tener que preocuparse por nadie mas que por el presente y él mismo.
Se aferró al estuche -Tu colgante... si no he entendido mal... es un amuleto protector no? No quieren que te inmoles, quieren que vivas. Ese regalo te señala como el mejor luchador de tu país, eres el depositario de la esperanza de todos tus compatriotas- Finalmente Prue bajó la cara y el cabello la cubrió dejando adivinar su frente arrugada, le estaba cargando con un peso muy pesado, el de la responsabilidad “Quien te ha visto y quien te ve pelirroja” pensó para sí -No te lo voy a pintar de rosa, es una carga muy pesada, ni siquiera estoy tratando de convencerte, entiendeme, yo ya he pasado por este momento y lo peor es que te sientas coaccionado o chantajeado... lo único que quiero es que lo medites bien, que la decisión que tomes no sea fruto de un impulso, si no que estés convencido de ello y asumas el resultado de la misma.- Posó la mano sobre la suya a modo de apretón -En esta vida no estamos solos, nunca, cuanto hacemos revierte en los demás y como queremos que lo haga es la verdadera cuestión... decidas lo que decidas aquí siempre tendrás tu sitio y una amiga(hubo una breve pausa tras la que parpadeó) ¡Jooooder! Menudo rollo te acabo de soltar- el idilio de madurez quedó roto por la última frase, no podía evitarlo, se veía rara poniendose sería, de hecho se notó que fue una reacción nerviosa a juzgar por el gesto de su cara. -Perdona, ya me callo y te dejo tranquilo, no quiero ser pesada-

Notas de juego

"Todo gran poder conlleva una gran responsabilidad"
XDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

;P

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08/10/2013, 15:17
Rickard Van Winsel

- No se Prue, no se...- dijo mirando al suelo y dando unos leves golpes en la mano de Prue- creo que éste no es mi sitio, pero también mi gente me necesita. Nunca he sido un patriota, más bien un oportunista. - encendiéndose el cigarro abrió los brazos y la miró cerrando un poco el ojo derecho a causa del humo.- Tu luchas por algo, una familia, yo no tengo nada ni nadie, podría irme a cualquier lado. Es una situación difícil- dando una calada profunda- Estoy aquí porque era esto o la horca Prue, y ya me han quitado de encima la carga. Esta es la situación, y no se que hacer, esta cena me ha hecho ver que tal vez no tenga madera para esto, tal vez merezca la pena formar algo por lo que luchar. Tengo que consultarlo con la almohada, mañana si aparezco en el desayuno sabrás mi decisión. - dijo girándose un poco y casi cerrando la puerta, terminó- Buenas noches Prue.