Partida Rol por web

Bien protegido entre las rocas disparo tres veces intentando matar a los tiradores. Su cobertura es demasiado buena y las balas se pierden rebotando entre las piedras. Afortunadamente, a ellos les ocurre lo mismo conmigo.

Pienso en cambiar de estrategia cuando veo como los enemigos caen segados como el trigo maduro por los disparos de la mujer ¡Nunca había visto a nadie disparar así!

Va a ser cierto de que ser mujer o indio en estas tierras te curte mucho.

Mientras el caballo se lanza ladera abajo hacia el grupo de rufianes y el viento se lleva mi sombrero por los aires, me concentro en el chi. Con las manos unidas en la posición de la tormenta y los ojos cerrados, las fuerzas místicas se reúnen a mi alrededor y extraigo el poder del rayo. Cuando abro los ojos de nuevo, un fulgor azul eléctrico ha substuido a pupila, iris y blanco. Salto del caballo con los brazos extendidos hacia delante, envuelto en un halo de rayos que crepitan a mi alrededor. Se oye un trueno ensordecedor y desaparezco en el aire bajo un destello azul.

Un haz de electricidad serpentea por el suelo en un instante hasta llegar ante el primero de los bandidos y allí aparezco de nuevo con los brazos extendidos hacia delante, con los que tiro de las orejas al tipo para bajarle la cabeza de golpe y estrellarla contra mi rodilla ascendente. Se oye de nuevo un trueno y aparezco ante el siguiente bandido más cercano, pero esta vez agarro la caja de TNT que sostiene y se la estampo en la nariz. Reaparezco luego tras otro bandido y hago un barrido rápido con la pierna contra sus tobillos, tumbándole de golpe al suelo y me levanto a la velocidad del rayo para asir la caja de TNT que tenía en las manos y estaba cayendo para hacerla caer con mayor fuerza sobre su cabezón. Otro trueno y otro rayo después, aparezco ante el cuarto tipo, esta vez volando en dirección a su cuello con la pierna estirada por delante, que lo hace soltar un gorgoteo a la vez que lo derriba. Acto seguido ya estoy más allá, agazapado justo entre las piernas de otro bandido, y me levanto como si no supiera dónde estoy, de modo que mi cabeza impacta de lleno en su entrepierna y el rufián se queda bizco. Otro trueno señala mi reaparición frente a otro pistolero, que se queda mirando cómo le bajo el sombrero hasta la barbilla de un tirón y, de una patada giratoria en la espalda, lo empujo hasta el culo de su caballo quien, incordiado, le propina una sonora coz en toda la cara. Al reaparecer sobre el vagón descarrilado, recojo una caja de TNT y se la arrojo al barrigón del sexto bandido, haciendo caer multitud de cartuchos de dinamita por el suelo. Reaparezco junto a ellos en un instante, recojo varios a una velocidad vertiginosa y, girando sobre mí mismo como un huracán que levanta polvo a mi alrededor, arrojo una ráfaga de cartuchos contra el séptimo bandido, que se estrellan por diversas partes de su cuerpo, hasta que uno se le cuela en la boca y otro le impacta en la entrepierna. El huracán se esfuma y reaparezco junto al octavo bandido blandiendo un cartucho de dinamita en cada mano como si fuera un nunchaku sin cadena y abofeteándolo en la cara repetidas veces antes de que sepa de dónde le caen los golpes. El noveno bandido apenas ve cómo un relámpago se encarama al poste ferroviario que hay a su lado y, con las manos asiendo el poste, giro entorno a él dos veces para coger impulso y lanzarme con las piernas por delante hacia el rostro del tipo.

Poseído todavía por el furioso poder místico de la tormenta, el décimo bandido ve cómo sonrío al acercarme a él, pero al lanzarle una patada alta con la pierna derecha, pierdo la concentración en el chi, los relámpagos desaparecen, y el bandido esquiva sin esfuerzo alguno mi lentísimo ataque.

En ese momento, me percato de que tengo algunas magulladuras y rasguños por el cuerpo. Algunos de los rufianes han conseguido devolverme algunos golpes y no me había dado cuenta hasta ahora debido al frenesí del poder de la tormenta. Suspiro y pienso que aún queda mucha tormenta por rugir. Por lo menos, nueve de los bandidos están en el suelo y cuatro de ellos están totalmente fuera de combate... Si Rod logra encargarse del líder, tal vez podamos evitar que estos malditos se larguen con la dinamita. Le guiño un ojo a mi corpulento compañero y vuelvo a concentrarme en los bandidos.

El sonido de los cascos de los caballos es apagado por el furioso tiroteo en la ladera, donde los bandidos caen como moscas bajo vuestros disparos. En unos pocos segundos, solo el líder del grupo, el hombre de gris, sigue oponiendo resistencia atrincherado en su roca, aunque herido.
Donde el tren, solo dos hombres se enfrentan a una decena y a pesar de eso parece que la cosa no va mal del todo. Rod lucha contra alguien de su misma estatura mientras el chino se encarga de mantener a los saqueadores a raya.

Hago un gesto de asentimiento a Rubio. Aunque no creo que sobreviva ninguno estoy dipuesta a seguir hasta el infierno a los cuatreros, destrozaron mi vida y por los mios, porque se lo debo, no descansare hasta que los vea muertos.

He sacado un 13. Tambien he aceptado seguir el plan de Rubio, por mi vuelvo a gastar todas las tomas disparando. Donde yo estoy solo quedan 2? no? Me orientas tu por favor y me dices si tengo que gastar tomas bajando la ladera o como lo puedo hacer. Si desde donde estoy tengo a tiro a algun cuatrero pues podria probar a cargarmelo, no se.
Ahh, vuelve a hacer tu las tiradas porfa. Supongo que tienes en cuenta mis virguerias porque yo de eso tampoco entiendo.

9 tomas en total

2 disparo 6 tomas

Intento disparar dos veces contra su arma para dejarla inservible y luego me descuelgo por el lado izquierdo del caballo mientras continuo cabalgando colina arriba.

- Os dije que no salierais como locos hacia la ladera... - dice Pancho casi para sí mismo, coronándolo con un largo suspiro - ¡Solo queda un tipo de gris, herido, entre las rocas! ¡Encargaros de él mientras yo bajo a ayudar a esos dos! - grita a sus compañeros mientras corre hacia Rod y el chino.

Las mismas tomas que antes. El plan: meter-le un 3-hit combo y rematarlo con un finisher de los míos (el martillo pilón). Así que me gasto un punto de chí (es de chi no?). Uso una instantanea para acortar una de las tomas de los puñetazos para así tener una esquiva. Con lo que: puñetazo (2), puñetazo (3) y (3), virgueria (1) y esquiva (2). Diría que ya.

Super mega epic fail. Voy al post xD

Por si acaso no lo he dicho antes, aviso que soy MUY gafe para las tiradas.

Has derribado a cuatro de los bandidos, dos de los cuales quedan eliminados del combate y los tres restantes tratarán de darse a la fuga.
Puedes ver cómo Rod no logra derribar al grandote, pero por suerte, Pancho acude en su ayuda.
No has recibido daño este asalto.