Partida Rol por web

- ¿Habéis conseguido el examen? Yo ya había llamado antes, he dicho que pasaba por aquí y que he escuchado disparos, que si podían venir. De hecho ya se escuchan...

"Miérda, tengo que salir de aquí antes de que me pillen..."

- Oye, yo... No quiero que digáis que he estado con vosotras, yo no sé nada. Solo pasaba por aquí y he escuchado disparos ¿Vale? Después, al colgar el teléfono he visto como mataban a dos personas y me he acercado a vosotras...

Dados mis antecedentes no quería acabar en la cárcel.

Beatriz había permanecido en silencio observando en la distancia los cuerpos sin vida de sus compañeros. No es que fueran sus amigos, pero se habían embarcado juntos en aquella locura y ahora estaban muertos...MUERTOS!! Y ellas allí debatiendo sobre excusas, verdades a medias y exámenes robados.
-Ahora sé porqué te creí cuando amenazaste con dispararme,Ainhoa.Eres capaz de cualquier cosa con tal de salirte con la tuya. Hay gente muerta...MUERTA! ¿te enteras?Y tú sólo puedes pensar en el exámen de las narices. Si esos son tus valores... en fin.
Haced lo que queráis, yo me acercaré a la policía y les diré todo lo que sé.Ya me he traicionado lo suficiente, no voy a seguir alejándome del camino.

Voy contigo, Bea—Sabina avanzó junto su compañera, ignorando completamente las palabras de las otras dos chicas. Ya había tenido suficiente, había dejado su punto de vista claro y sobre todo, se había desengañado de todo y todos. Que Helena dijese aquellas palabras e había sentado fatal. Seguía comportándose como la niñata tonta que era. Nada había cambiado. Pero lo peor de todo eran los remoridmientos: en cierto modo la culpa era suya. Ella había sido quien había tenido la idea de robar el examen.

Todo parecía estar llegando a su fin. Ya no sólo era el ruido, sino las luces. Los bomberos llegaron primero, deteniendo el camión en la puerta principal. Rápidamente, empezaron a desenrollar sus mangueras, y varios grupos entraron en el interior... Pero estaban extrañados, no se veía nada de humo.

La ambulancia llegó después, y las deslumbró con sus luces. Aún no se había detenido cuando la policía hizo acto de presencia. Era la última oportunidad que podían tener las chicas de salvarse... O de contar la verdad.

Ainhoa había decidido tener la conciencia tranquila, y además tenía documentos que quizá sirvieran de algo en la investigación. En el fondo, a parte de colarse en la facultad, tampoco habían hecho nada malo. Bueno, piratear el ordenador, pero simplemente había sido casualidad. El caso es que Ainhoa se quedó allí parada, mirando al cuerpo de bomberos actuar. Y después sonrió al pensar que habían llegado para nada... aunque rápidamente se le esfumó la sonrisa cuando recordó todo lo que había pasado apenas hacía unas horas.

Mientras Hellín se intentaba escabullir como fuera, Ainhoa, Beatriz y Sabina tomaron la decisión de acercarse a la policía. Habían pasado demasiadas cosas para tener la conciencia tranquila. Sus dos compañeros, Ricardo y Martin, habían muerto por una loca psicópata. El decano había sido ejecutado, y en todo el asunto estaba metido el conserje.

Lo que había sido un "inocente" intento de robar un examen para poder continuar estudiando, se había vuelto una tragedia en toda regla. La noticia de todo lo que había sucedido allí sería contada por periódicos y telediarios. Viajaria de boca en boca, cada vez más distorsionada; incluso llegaría a ellas de nuevo, y no serían capaces de identificarse en la gran sarta de mentiras que se habría generado.

Un policía, al verlas, se acercó a ellas, llevándose la mano a la cintura, donde guardaba la pistola. Pero el gesto se perdió tras unos segundos, al observar a las tres chicas acercarse sin ningún tipo de intención agresiva. El agente era un hombre adulto, pasado de los cuarenta. En su juventud seguramente había estado en forma, pero se había abandonado. Ahora una tripa oronda era la que daba la bienvenida a todo el mundo que se le acercaba, incluso antes que sus manos rechonchas. La mirada de su rostro era dura, seguramente por todo lo que había visto a lo largo de su vida en el cuerpo, pero una sonrisa intentaba suavizarla. Obviamente no sabía que ellas habíain estado allí dentro, ni que eran unas testigos tan importantes... Aunque también unas delincuentes.

Buenas noches, chicas. El hombre se detuvo al llegar a su altura, evaluándolas más de cerca ¿Habéis sido vosotras las que han dado el aviso? ¿Habéis visto qué ha ocurrido?

El resto del cuerpo de policía que había llegado se empezó a mover con determinación. No tardaron ni dos segundos en encontrar los restos de Martin y Ricardo. Avisaron a los médicos, pero ya sería tarde para ellos.

Si. Fueron una mujer pelirroja y un hombre rubio. ¡¡Mataron al decano, a Ricardo y Martin!!¡Y querían matarnos a nosotras! Yo... nosotras teníamos un examen muy difícil y yo insistí en robarlo—Sabina había comenzado a hablar despacio y ahora todo brotaba como un torrente—quería robar el examen y repartirlo entre mis compañeros de clase porque no estoy de acuerdo con el sistema de evalu-luación. Entramos y... ¡Ellos tienen que estar cerca! ¡Salieron pitando cuando Martin tocó la alarma de incendios! ¡Es culpa mía le dije que lo hiciese y se escondiese pero le debieron pillar! ¡Y lo mataron! El conserje también estaba implicado. Creo que fue quien dejó entrar a esa puta y a esa mala copia de James Bond.

Sabina miró a sus compañeras y respiró tratando de reorganizar las ideas. Las lágrimas habían estado brotando durante todo el discurso y respiraba acaloradamente. ¡Tienen que atraparlos! ¡No pueden estar lejos!

Tras esconderme detrás de un container bastante grande, me quedo sentada sin saber muy bien que hacer ¿Cómo salir de allí sin ser vista? ¿Podría hacer ver que pasaba por allí como si nada? Suspiro, intentando tranquilizarme.

"Joder, Ricardo..." Pienso antes de ponerme a llorar de nuevo.

Ainhoa no dijo nada, Sabina ya lo había dicho todo y no había nada más que añadir a la declaración. Era increíble como la chica los había metido a todos en el ajo, y como había sido capaz de resumir todo lo que había pasado en tan pocas palabras. La muchacha seguía sin saber qué decir, así que prefirió permanecer callada. De momento no enseñaría los papales que incriminaban al decano, pues no tenia muy claro lo que podian suponer, y con él ya muerto, tampoco era plan de joder a la universidad entera.

Beatriz permaneció en silencio, el policía les había hecho una pregunta rutinaria y Sabina le había soltado todo lo ocurrido de carrerilla.
Se limitó a agarrar a la joven de la mano y apretarla con fuerza, quería que supiera que no estaba sola, que ellas también había vivido aquel infierno, y que ahora debían apoyarse las unas a las otras.

El policiá negó con la cabeza ante la declaración de Sabina. Otros policías que estaban allí presentes sacaron sus pistolas y se pusieron a investigar el terreno, buscando a los dos de los que había hablado la joven. Si Hellin todavía estaba por allí, podía ser descubierta rápidamente.

Chicas... no sabéis lo que habéis hecho. Se quitó la gorra y se frotó la frente con la palma de la mano quizá es porque no queréis estudiar, pero me temo que eso es lo que habéis conseguido. Además, habéis cometido un delito al entrar en la Universidad por la noche... Si no os resistís, no os arrestaré, pero acompañadme al coche. Os llevaremos a la comisaría, os tomaremos declaración y ya veremos. Os indicó con la mano que pasárais por delante de él, señalando a uno de los coches de policía.

¿Sólo estábais vosotros? ¿No había nadie más?

Al oir las palabras del policía comenzó a tener mucho miedo. ¿Y si aquel policía también estaba metido en el ajo?¿Porqué quería llevarselas a la comisaría?
-Debería vernos un médico. A mí me golpeó en la cabeza con el arma... no me encuentro del todo bien. Podremos ir a la comisaría más tarde, no?

Ainhoa miró hacia los cadáveres. Pero no quiso responder a la pregunta, Sabina era la que estaba contando todo lo que estaba pasando, así que imaginó que sería ella la que delataría a Hellín, que por la cuenta que le traía, esperaba que ya hubiera ido.

La chica no dijo nada, solo asintió ante las palabras de que la llevarían a la comisaría y trató de que todo aquello pasara lo antes posible. Después de aquello, seguramente fueran expulsadas y su trayectoria como bióloga, terminaría allí mismo. Y todo por un dichoso examen... Había sufrido tantos traumas aquella noche, que pensar en su futuro ya no era tan importante como antes, al menos no de momento. Bastante tenía con seguir con vida.

En principio iba a venir otra amiga, pero solo entró unos metros con nosotras. En seguida se rajó y se fue, pero lo mismo sigue por aquí así que por favor, tengan cuidado de no disparar..—explicó de modo que si atrapaban a Helena esta tuviese una excusa y sobre todo para que no la pegasen un tiro) antes de añadir sabiendo que era probable que estuviese escuchando— Es la típica chica que va de dura y valiente, pero que después te deja tirada.
Sabina se giró entonces hacia Bea, le soltó la mano y tocó con delicadeza la zona que le habían golpeado. La mano de la joven temblaba y se veía claramente que toda la tensión que había acumulado durante la noche se estaba rompiendo Por favor, llevela al médico yo estudio...estudiaba supongo, medicina...Tengo miedo. Tengo miedo de que tenga un derrame, tengo miedo de que vuelvan esos locos...No sé que querrían. Supongo que Ainoha pueda daros alguna pista, que es la que estuvo con el ordenador y lo que imprimió era demasiada cantidad de papeles para un examen...Pero por favor, lleven a Bea al médico y saquennos de aquí. Me da igual todo. ¡Me da igual todo joder! ¡Ha muerto dos amigos!¡Eso es más importante que mi puta carrera!

Ahí escondida suspiro profundamente con el corazón latiendo a 1000 por hora, intentando mantener la calma para que no pillen.

Tras las palabras de Sabina, el policia se llevó la mano al hombro. Allí tenía un walkie que apretó para comunicarse.

Atención, hay posibilidad de que otra joven esté por aquí escondida. Permanezcan atentos ordenó, y hubo un cambio de movimientos entre la gente de la policía.

Y, antes de que siguiera la conversación, una mujer policía sacó a Hellín detrás de unos contenedores. La muchacha temblaba de pies a cabeza, pero ya no había solución, estaba detenida como las demás.

Agentes. Acompañen a esta chica a la ambulancia. Y no la dejéis sola en ningún momento, me temo que está arrestada una mujer policía agarró con delicadeza a Bea, apartándola de las demás para conducirla a los servicios de emergencia A las demás... Llevadlas a la comisaria. Siento deciros que esta aventura ha acabado para vosotras.

En el interior de mi bolso hay un montón de papeles. Total ya todo daba igual, había logrado hacerse con el exámen, así como un montón de documentación que implicaba al decano muerto en una serie de tramas que no llegaba a entender. Quizá aquello sirviese para que la pena fuera menor, o al menos para que las sacaran de la cárcel antes. Seguía dudando si colarse en un edificio público era motivo de detención, pero como no tuvo forma de averiguarlo y como aquello no era una película yanqui y ella no tenía abogado, no tuvo más remedio que agachar la cabeza y seguir al policía que los tenía a todos arrestados, incluída Hellin.

Bocazas...

Pensó Ainhoa de Sabina. Pensana que su relación se había vuelto algo más civilizada después de aquel tiempo, pero después de lo bocazas que era, había descubierto que en el fondo le seguía cayendo tan mal como al principio.

Adiós a la carrera. Adiós a mi vida... Pensó Ainhoa, para ella eso sería el final de su vida. La cárcel. ¿Cómo coño habíamos llegado hasta este punto?
 

-¿Detenidas?Pero... ¿Por qué? SDi los malos son la pelirroja y el otro.. han matado gente, nos han pegado y secuestrado... nosotras sólo somos testigos.¿Desde cuando se detiene a los testigos?
Beatriz no entendía nada, la policía parecía más preocupada por ellas que por los verdaderos malos. En lugar de buscar a los asesinos estaban llevándoselas detenidas.¿Que iban a hacer ellas? Nada, no iban a hacer nada. Sólo querían robar un exámen y todo se había descontrolado de maneja inimaginable...