Partida Rol por web

El fornido ratón se acerca algo más, lo suficiente como para que la luz deje ver bien su rostro. Tiene la cara vendada y apenas el hocico se asoma para dejar ver unos largos incisivos. Uno de sus ojos queda bajo los vendajes y con el otro te observa con calma. Es en ese instante cuando recuerdas quien es. Es el jefe de la banda.

Da un par de pasos hasta que está justo a tu lado. Se agacha hasta quedar casi a tu altura y te mira directamente a los ojos. - ¿A caso la princesa no está cómoda en sus aposentos? Voy a darte el final que te mereces. No podía ser menos generoso después de haberme terminado de desfigurar. - dice con ironía mientras e pasa la zarpa por el rostro. - Te venderemos a unos amigos nuestros. - responde haciendo hincapié en la palabra "amigos". - Y bueno... lo que luego hagan contigo no es cosa mía.

- Querría... haber tenido más tiempo para "jugar" contigo. - Te susurra al oído de forma desagradable y lasciva. Por desgracia no es divertido si estás inconsciente, como comprenderás. Pero no te preocupes, tenemos un rato reservado a solas antes de que lleguen. Si luego la mercancía está un poco dañada... bueno, supongo que lo tendrán que entender. - ríe finalmente.

Se levanta y se acerca al otro ratón. El que está tumbado en el frío y húmedo suelo. Olvidándose de ti por un momento y centrando su atención en aquel desconocido.

- El problema es que no se que hacer contigo... me has sido de utilidad, pero sabes demasiado. Todavía no he tomado una decisión... mmm...

- Claro, la planta superior es nuestra casa. - explica Owen evitando que Bonnie tenga que hablar en ese estado. Deja claro pues, que aquel local era sólo para beber y comer, no un lugar donde poder hospedarse. - Guardaremos esas dos sacas sin problemas. Nadie tiene acceso a la planta superior salvo mi mujer y yo. Si hemos podido ocultar la presencia de Sadie, eso no será inconveniente.

- Traedla sana y salva... - consigue decir Bonnie antes de que os levantéis de la mesa.

Robin, algo nervioso se adelanta al resto de la patrulla. Él ya está de pie incluso antes de que hagáis el gesto de levantaros del banco. Parece que quiere ponerse manos a la obra olvidándose de la idea de dormir y con los ojos como platos, mirándoos alternativamente a vosotros y a la puerta de salida.

Los padres de Quentin y Dain siguen tomándose "la última" con Murray. Os invitan a acompañarles pero al ver vuestras caras se preocupan. Saben que algo no anda bien.

- ¿Que sucede hijo? Te conozco y se que algo no anda bien... - pregunta Damon. - Cualquier cosa que necesites estamos tu madre y yo para ayudarte. Como no dejas de viajar por los Territorios no podemos hacer más que mandarte algún que otro paquete con cosas, pero ahora que estás aquí, en casa, pide lo que te haga falta.

Quintus, algo más frío que el campechano de Damon afirma con la cabeza, dando a entender a su hijo Quentin que comparte el mismo pensamiento. 

Os sentís arropados por vuestras familias pero no sabéis hasta que punto deberíais pedirles ayuda implicándoles en un peligroso asunto como la desaparición de una Guardiana a manos de unos indeseables.

- Seguro que sabrán apañárselas ellos solos. - termina diciendo Murray mientras los coge por detrás del hombro. Claramente es el que más bebido está de los tres. - Para algo son los guardianes. Los que deben protegernos de todo mal.   

Sadie está profundamente asqueada ... y, siendo honesta, aterrorizada. No puede asegurar a ciencia cierta a quien se refería el cara cortada con "amigos", pero siendo alguien de esa calaña... Un escalofrío recorrió su piel erizando su pelaje. Por no hablar con el tono cruel y lascivo con el que había hablado antes. No sabía que se proponía hacer el lider de la banda con ella, pero estaba segura que algo tan doloroso como humillante, y en ese orden de cosas, no es que hubiera muchas opciones. Intenta concentrarse es vecino, quizás, si es que tenían alguna oportunidad, podría volverse su aliado. El mismo Cara-Cortada había dicho que sabía cosas, y esas cosas podían serle de utilidad... Sus pies no estan encadenados, podría ponerse de pie, aunque no alejarse mucho de la pared. Llegada la ocasión podría intentar noquear a alguno de sus carceleros si lograba que se acercara, pero debía calcular sus movimientos. 

Vuelve a presar atención su compañero de celda, que está siendo interpelado por el Cara-cortada. Su estado es, por lo menos tan malo como el suyo. Decía que había sido de utilidad para él... ¿Quién sería y que habría hecho? De momento, sería malo que decidiera matarlo...Entonces se ilumina su mente ...

"¡Bonnie" se dice Sadie dándose cuenta de un hecho importante que ha dejado escapar "¡Claro! Ella sabe que fui a esa casa, sabe a quien estoy buscando... Seguro que al ver que no vuelvo ella y Owen habrán dando la voz de alarma a la Guardia, lo más probable es que ya lo hayan hecho. Si este tipo es Tuck, aunque no estoy segura de si lo es, se de primera mano lo escurridizo que es ... Pero esta es mi mejor carta. Tengo que ganar tiempo a ver si puedo diseñar un plan de escape, pero sobre todo, para lograr que me encuentren, lo antes posible. La pelea tiene que haber dejado rastros en la casa, y si Bonnie avisó, y seguro que lo hizo, tienen que ser rastros recientes. Tengo que confiar"

- Sabes... - dice tosiendo para mostrarse débil (necesita que el Cara-cortada asuma que no suponía ningún peligro - yo, soy alguien importante. Lo suficientemente importante como para que haya ratones ahí afuera preocupados por mi... Seguramente ya me están buscando ...Y probablemente estén dispuestos a retribuir con generosidad a quien me devuelva con ellos. Incluso podría ser que con el "regalo" que te darían en agradecimiento podrías incluso comprarte una cara nueva, seguro que entiendes a que me refiero.- agrega, rezando por dentro para que, esta vez la jugada, le salga bien, o al menos de un poco más de tiempo a sus camaradas para actuar. 

-Gracias, padre. Es siempre un placer volver a casa, ya sabéis -respondió Dain al comentario de su padre-. Simplemente los avatares de la vida de los Guardianes es lo que tiene. A veces la cabeza se va hacia otros menesteres que nos tienen preocupados.. Pasadlo bien vosotros, que una reunión familiar como ésta siempre es una excusa para coleccionar buenos momentos. Quentin, Robin y yo iremos a dar una vuelta antes de dormir, a ver las maravillosas vidrieras como ya dijo Quentin, despejándonos un poco y reconociendo la ciudad con un poco de calma. ¡Nos veremos mañana!

Quizás fuese una despedida un poco precipitada, pero sabía que sus padres no tenían ya problema con dejar que se fuesen. Aunque siempre serían "sus niños", como bien dijo Murray ahora eran Guardianes, por encima de todo. Su deber era cuidar de los demás, e intentarían encontrar a Sadie por todos los medios.

Con un gesto de la cabeza, indicó a Quentin y Robin que saliesen con él, y ya fuera pensarían qué hacer. Dain pensaba que ir al callejón de la herrería de Arthur era un buen sitio para comenzar "su paseo".

Robin como saltando como un resorte, casi llegó a la entrada de un par de botes, los bigotes le temblaban aunque no por miedo, si no por nervios, quería apresurarse, pero sabía que quien corre no siempre llega primero, como en la moraleja del escarabajo y el caracol.

Estaba decidido. Un Guardián no rechazaría normalmente una petición de auxilio, pero tratándose además de una compañera Guardiana, había motivos más que suficientes. Además, la petición tocó muy de cerca a Quentin: que un grupo de malhechores se escondiera en su hogar le hacía hervir la sangre. Mientras sus compañeros se preparaban, se acercó a su padre, juntaron las frentes a modo de despedida - un gesto poco usual pero que habían acuñado desde que el arquero era pequeño - y se dedicaron un leve asentimiento. Los Von Rods era una familia seria y silenciosa, y aquella ocasión no fue una diferencia.

—No nos marcharemos sin despedirnos, padre —afirmó. Quería decirle más cosas, pero sería mentar al infortunio. Comprobó su equipo, dejó las sacas de correo a buen recaudo con Bonnie y su marido, y se unió a sus compañeros.

El jefe de la banda escucha lo que tienes que decirle o eso crees, pues mientras hablas te da la espalda, fijándose en el cuerpo tumbado en el suelo. El otro ratón también está encadenado, pero te das cuenta de que es por las patas traseras, las zarpas por alguna razón, las tiene libres.

Se gira acercándose a donde te encuentras, parece dispuesto a escuchar una oferta. - Tus amigos tendrían que pagar muy bien por tu pellejo para que me valga la pena. Mis... "amigos" no aceptan fácilmente un "no" por respuesta. Sería una descortesía hacerles venir hasta aquí para luego decirles que se marchen. No lo sé... - chasquea con la lengua. - Quizá un rescate pueda reportarme más beneficios.

Parece que el dinero le interesa, el problema es que tienes que engañarle inventándote una historia creíble. Si consigues embaucarle quizá ganes algo de tiempo e intente hacer una negociación para conseguir un rescate por ti. Eso sería un punto a favor para ganar el suficiente tiempo que necesitas...     

En ese momento te giras al ver como el otro ratón se revuelve. Parece que estaba dormido, agotado quizá por las terribles condiciones con las que os tienen apresados.

- Buenas noches doctor. Espero que la cena sea de su agrado. - dice el cara-cortada antes de hacer un gesto hacia la puerta. Es entonces cuando reparas en que hay otro ratón en la salida de la celda. Este trae dos bandejas de comida... Se acerca y te deja una bandeja cerca de los pies y otra cerca del otro ratón preso. Con otro gesto el jefe despacha a su subordinado.

- Dele de cenar a nuestra invitada. Parece que ella está... indispuesta. - se burla refiriéndose a que estás atada con las zarpas a la espalda.       

Los tres guardianes os despedís de los familiares que todavía quedan en "La corona de espigas". Echáis una última mirada a Bonnie y Owen que ya han empezado a hacer su trabajo de recoger y limpiar las ultimas mesas que eran ya un vago recuerdo de esa dulce fiesta de bienvenida que finalmente se había vuelto amarga...

Salís a la calle para volver vuestras miradas hacía lo alto, por encima de las cabezas podéis ver de nuevo las cintas y las guirnaldas colgando de unas pasarelas a otras.  Los elevadores con lazos y ramilletes de pequeñas flores. Algunas puertas ya con el símbolo de una estrella circunscrita en un hexágono, que representaba la salida de la estrella y el comienzo de la recolecta de miel. Es entonces cuando os dais cuenta, una vez más, de  por que lucháis...

Lucháis para preservar la paz y la felicidad de todos los ratones. Para que fiestas como el Vernalstar se puedan celebrar en vez de entierros de amigos y familiares. Y para que todo siga igual, o en apariencia al menos, vosotros, los guardianes, sois los que debéis dar su vida si hiciese falta por protegerles.

Con estos pensamientos en la cabeza os encamináis al callejón donde se encontraba la herrería de Arthur. Dain y Quentin conocen el lugar por lo que no tardan mucho en llegar. Haciendo esquina una herrería con muchos años a sus espaldas dominaba la fachada principal. Más allá, en un estrecho callejón que torcía a la izquierda, podéis ver al fondo la casa abandonada de la que Owen os había hablado hacía un rato.

Os imagináis lo que en su día pudo ser. Sin embargo en la actualidad es un total desastre. Varias de las ventanas están tapiadas y una bajante de cobre cuelga peligrosamente doblada hacía fuera de la fachada. Es de noche pero no veis luces en su interior. 

Parece que sólo hay una puerta principal que de acceso a la casa. Las ventanas están demasiado altas y con esa tubería en aquel estado sería peligroso trepar sin hacerse daño.

Sadie maldice en su interior. Le da rabia, pero lo cierto es que se muere por comer. "Trágate tu orgullo, llegado el momento, seguramente necesites fuerzas para combatir o escapar" Cierra los ojos y finge un ataque de tos para darse tiempo e inventar una buena historia, una sólida. No puede cometer más errores. "No se quien este ratón, podría ser Tuck, pero no lo se seguro. Siendo así, no debería dar nombres de mafiosos o criminales... Podría meter la pata, y es probable que los conozca mejor que yo. La guardia o cualquiera vinculado a ella están descartados, no se arriesgaría... Solo quedan...civiles, comerciantes con dinero... Claro. Drake" Drake es un comerciante de Port Sumac, como ella,(lo cual, en caso de que su captor haya averiguado su identidad, es bastante ventajoso) y claramente nunca pagaría por ella, de hecho apenas si se habían saludado un par de veces por la calle, pero eso da igual. Lo importante no era un rescate que para empezar, se inventó, lo importante era darle tiempo a Bonnie y a la guardia para actuar.  Si el Cara-cortada quería averiguar si era cierto o no, tendría que enviar a alguien a hablar con él, lo cual, aún suponiendo que se encontraran relativamente cerca, tardaría lo suyo. A menos claro... que estuvieran en PortSumac ...Pero Sadie lo duda, y de todas formas, no tiene otra opción. Deja de toser y mira como el ratón de la comida se aproxima con la bandeja para dale de comer. Luego se dirige al Cara-cortada.

- Bueno... mi amigo no solo tiene mucho dinero y un gran cariño por mi... También tiene bastante información de los tejemanejes políticos de los territorios... Sabe por donde pasarán las principales caravanas, los chismes más jugosos... Sabes, Drake de Port Sumac, un tipo influyente, seguro que has oído hablar de el. En cuanto haya pasado el suficiente tiempo y note mi falta se pondrá como loco a investigar y dará la voz de alerta a la guardia... Como dije, el y yo somos importantes. Estoy segura de que lo último que quieres es a la guardia pisándote los pies. En cambio, si negocias con él, probablemente salgas ganando mucho más que de la otra manera... - Sadie tiembla. "Por favor... Que salga bien. Por favor, Bonnie, por favor... Te necesito" 

El lugar le sonaba poderosamente, pero era de esos recuerdos en su mente que se negaban a coger forma definida. Si la miraba con aquella luz, podría jurar que había estado en su interior, quizás recogiendo algún artilugio para su padre cuando apenas levantaba un par de centímetros del suelo. Luego daba un par de pasos, lo miraba desde otro lado, y puf, esa impresión se desvanecía. Quizás la cerveza tenía la culpa, o el agotamiento. 

—Uhm... —murmuró, echando un vistazo, intentando encontrar una abertura lo suficientemente amplia para poder meterse, pero o él estaba demasiado gordo o por allí no cabría. ¿Quizás Robin, que era más delgado y pequeño?— Tampoco nos acerquemos demasiado a la portada. No quiero que algo se desplome y nos desnuque.

Aquel lugar le resultaba tétrico, el preferiría entrar por delante, un guardián que no fuera de frente tal vez carecía de valor, y no quwría pecar de cobarde. Plantó la alabarda con firmeza acercándose a la puerta, no tan silencioso como hubiera querido.

Aquel lugar debía tener por lo menos 5 o 6 fantasmas, el letrero sonaba "ñec ñec" bailaba al son del viento suave. Y para que negarlo la cola de robín se enrolló en su cintura,buscando seguridad.

Os vais intentando acercar con sigilo a la casa abandonada. Cuando ya estáis casi a la altura de la entrada uno de vosotros tropieza con una tubería de cobre, que con la oscuridad de la noche se camuflaba con el resto del suelo. La tubería comienza a rodar por la calle con un escándalo tremendo. Acabáis de echar al traste el factor sorpresa, o eso creéis.

Todos sacáis las armas y os ponéis en tensión como si fuera a salir alguien de ese lugar. Aguardáis unos segundos pero nada sucede. Parece que en el interior no hay nadie o al menos no lo parece. Comenzáis a aproximaros con cuidado hasta que llegáis a una pequeña ventana, desde la que os sería imposible acceder, pero si lo suficientemente grade como para observar el interior.

Os dais cuenta de que allí no hay absolutamente nadie. Y la puerta principal está cerrada...    

Si queréis entrar sólo hay tres maneras. Tener la llave, intentar forzar la puerta o echarla abajo. Y parece que podéis olvidaros de tener ninguna llave.

El Cara-Cortada está atento a tus palabras, en silencio, hasta que finalmente comienza a reir como respuesta a tu improvisada historia. - ¡Vamos! No creerás que puedes engañarme tan facilmente princesita. No eres más que una comadreja cobarde y traidora que me atacó por la espalda.

De golpe entra en un ataque de ira y golpea la bandeja que iba a ser tu cena. El doctor que estaba empezando a darte las primeras cucharadas de un asqueroso guiso hecho de cualquier cosa menos de comida. La bandeja sale volando por los aire y estalla en un sonido metalico para luego empezar a rodar y tamborilear sobre el suelo de piedra hasta detenerse, creando un frió silencio.

- Lo que vas a hacer es contarme quien eres de verdad, si no quieres que empiece a enfadarme... - dice sacando un cuchillo que identificas como uno de los tuyos. - ...y tenga que cortarte la lengua.  

El médico empieza temblar de miedo, no quiere presenciar una tortura delante de sus ojos. - Déjala por favor. Es una amiga mía... se preocupaba por mi y por eso vino. Al ver que yo estaba en peligro te atacó. - dice refiriéndose a cuando estaba siendo amenazado con la botella rota por no coser bien esos puntos de la cara. 

El ratón del rostro desfigurado deja de mover su cola durante un instante, mientras piensa en lo que le acaban de decir. - ¿Ves, no era tan difícil verdad?- te pregunta chulesco. - Como se os afloja la lengua cuando tenéis un cuchillo en la garganta. En fin... me voy. Disfrutad de vuestra última cena. - espeta antes de salir de la celda.

Os quedáis los dos solos y rápidamente el ratón se acerca para examinarte...

- Vinieras a ayudarme o no, siento que te hayas metido en este asunto por mi culpa. - Las cadenas le impiden acercarse demasiado como para acercarse y poder evaluar tu estado. - Las heridas que tienes son superficiales. No tienes nada grave... lo único que necesitas es comer algo. - dice antes de darte su bandeja de comida.

El coge un trozo de pan duro que llega a alcanzar a duras penas con la puntita de sus zarpas. Ese pan que era realmente de tu bandeja que había saltado por todas partes. - No te preocupes por mi, yo he comido estos tres días que llevamos aquí encerrados. Lo que nos ponen parecen las sobras de su comida... pero al menos es algo. Por cierto me llamo Isaac. ¿Quien eres y porque apareciste armada esa noche en la casa abandonada? ¿Venías a ayudarme o quizá a acab... - se detiene pues no quiere terminar la frase . - ...Perdóname... tu come.

La tensión acumulada en los intentos de ataque o defensa en batalla es siempre algo que a Dain le gusta. El ratón aprendió a convivir con sus nervios de modo bastante aceptable, y ahora que querían colarse en una casa desconocida y quizás peligrosa, por muy abandonada que aparentase estar, el guardián estaba en su salsa.

Respiraba lentamente, y sus orejas intentaban captar el más leve sonido que pudiese provenir del interior.

A pesar del escándalo inadecuado de la tubería, aparentemente no había mucho que temer. Se relajó buscando entre sus enseres y las cosas del suelo algo con lo que intentar abrir la puerta. Un alambre podría servir. Buscó por donde había estado la tubería, quizás hubiese restos de sus uniones. 

-A ver si alguno encuentra un alambre, o tiene algo que podamos usar para forzar la cerradura. Algo pequeño y picudo podría valer -le susurra a sus amigos. Es poco probable que haya algo útil, pero por probar, era una solución menos ruidosa que echar abajo la puerta.

Sadie se quiere morir. Mastica el pan asqueroso y duro que le ofrece el ratón. "¿Para qué?" se pregunta con amargura "Mañana ya puedo despedirme de todo..." Miró a Isaac, parecía un buen ratón, ¿por qué estaría en esta situación? Sin duda le debía bastante, al menos el hecho de ir a la muerte de una pieza. 

- Sadie - le responde con abatimiento - Me llamo Sadie. - Y entonces, no aguanta más, y con la cabeza gacha, las lágrimas, de rabia, de impotencia, de dolor, empiezan a rodar por su cara amargamente. - Quería atrapar a un bribón llamado Tuck, es mi misión hacerlo, y me soplaron que estaba en la casa aquella... Cuando llegué, me encontré con esa escena y...Bueno, al principio iba a solo a escuchar para averiguar si este tipo era Tuck o no... Pero cuando vi lo que iban a hacerte, ¿qué clase de miembro de la Guardia hubiera sido si lo hubiese dejado lastimarte? - En ese momento se detiene, hipando y sorbiéndose los mocos. "¿Qué tienes Sadie, 5 años?" se reprende internamente ... Su situación es tan patética que no puede ni limpiarse las lágrimas. - Intenté engañarle para ganar tiempo - siguió en voz baja, de forma que solo pudiera oírle el médico aguzando mucho el oído.- Hay una amiga que sabe que fui a esa casa, y seguramente ha dado la voz de alarma al ver que no regreso, probablemente me estén buscando ya, y quería darles tiempo para encontrarnos... Pero ahora todo está perdido. No he sido si quiera capaz de ganar un poco de tiempo para ella - se lamentó. Entonces miró a su compañero de celda, que la escuchaba atentamente y con un rostro tal que reflejaba su propia desolación - Lo siento, no me debes nada. Te fallé como miembro de la Guardia... Ahora también morirás. Lo siento, eres un buen ratón, y ni si quiera he podido ganar algo de tiempo para que alguien nos rescate o ... Lo siento - mientras dice esto las lágrimas brotan con renovada intensidad, y Sadie se recoge sobre si misma, desesperada por no poder envolverse con sus propios brazos. 

El joven ratón revisaba suelo, paredes, e incluso el ruidoso letrero, no importaba si había alguien o no, ese lugar era su única pista, y tal vez en el interior encontrarían algo que les permitiera ahondar más en esa extraña misión de infiltración. Se sentía casi como los espías ratoniles que según su padre vestían con desagrado la piel de jóvenes comadrejas para infiltrarse en las guaridas de aquellos repulsivos monstruos, jugándose el pescuezo por tal de ofrecer información valiosa del enemigo. Aquello tuvo que ser realmente duro, y sin duda era mucho peor que estar solo.

¿Se sentiría como aquellos valientes la ratona perdida que estaba de incógnito? - ¿y si partimos el pomo? - preguntó Robín indicando a la puerta con su alabarda, tras ello seguramente bastaría con golpear la puerta entre los tres, pero no sabía si sería la mejor idea.

No veía la forma de colarse, y tampoco le veía sentido forzar la cerradura de la vivienda de otro ratón que era inocente.

—¿Y si buscamos la forma de entrar en la casa que nos digo Bonnie? —Quentin observaba las sombras de las viviendas con el ceño fruncido. No le había gustado nada que hubieran hecho tanto ruído, pero ya no había nada que hacer. Pero lo peor era la impresión de que había sido él quien había tropezado con la tubería, empujándola con la cola. Se había acomodado y se había relajado, bebiendo cerveza y comiendo copiosamente cuando estaba de misión. Como un maldito novato, Quentin— Aunque la herrería de Arthur diera acceso a ella, no me hace mucha gracia destrozarle la puerta.

Alzó la mirada y chasqueó la lengua— ¿Y por el tejado?