Partida Rol por web

Vigesimo primer día del Mes de Gozram.
Planeta Akiton.

Akiton. Uno de los planetas que la mayoría de la gente honrada desea evitar, y por un motivo. Antaño fue un importante centro de negocios y la prosperidad alcanzaba cada rincón de sus ciudades, las cuales, ganaban terreno al desierto cada año que pasaba. Las granjas de humedad y hongos comestibles subterráneos crecían y cada vez más gente invertía en las grandes y poderosas empresas que regían el sistema solar gracias al Thasteron, el mineral que hace posible el combustible para los viajes sublumínicos. Pero entonces apareció la deidad conocida como Triuno y enseñó al las razas del universo la teoría del viaje en la Deriva. La demanda de thasteron cayó en picado y con él la vida de Akiton. 

Ahora los rojos desiertos se comen lentamente al planeta, las grandes ciudades están desatendidas y ya no vienen colonos al planeta en busca de un porvenir en una granja de cultivo de hongos. Muchas construcciones están abandonadas o se derrumban ante el inclemente clima del planeta rojo. Otras son el refugio de forajidos, contrabandistas y criminales. Bandas organizadas, clanes y familias se disputan los territorios desérticos mientras la escasa industria del antaño preciado mineral intenta volver a traer popularidad y turismo al planeta mediante un entretenimiento de masas.

Las carreras del desierto de Akiton, en el valle del torbellino, están ganando popularidad en todo el sistema. Cualquiera puede apuntarse. Cualquiera puede ganar. Aunque muchos no salen con vida del circuito.

El desteñido cartel rectangular que hacía las veces de semáforo lucía tres discos rojos.

Había cincuenta vehículos de todos los tipos y modelos dentro de la cubierta de aquella cúpula semicircular de hormigón, casi todos modificados. Stuart miraba a un lado y otro, pisaba el acelerador de su buggy y centraba su mirada en el "semáforo".
Adelante la luz del sol achicharraba el planeta y a pesar de ello la gente estaba dispuesta a pasar calor por ver una de las espectaculares carreras de Akiton. Solo había dos normas; No se podía disparar a los vehículos ni a sus ocupantes, asi como tampoco lanzarles hechizos, y la segunda era que todo lo demás valía. 

Dos discos.

El olor del Thasteron quemado inundaba el lugar. Gendo apretaba los puños en el lugar del copiloto mientras observaba un botón en particular, situado en su lado de la consola. Todavía no debía apretarlo, ese era el plan. ¿Cómo demonios les habían convencido para acabar otra vez en ese maldito planeta a punto de hacer una locura como esa?

Un Disco.

Stuart volvió a acelerar haciendo rugir al buggy. El vehículo se movía inquieto como un Arquand de carreras esperando salir y Gendo se bajó las gafas de protección contra el polvo.

Durante un segundo la pantalla quedó en negro hasta que el campo disrruptor volvió a enseñar el campamento. CT y Edariel permanecían agachados, observándolo todo a través de la pantalla a la espera de "la señal". La carrera comenzaría en breves momentos, veinte kilómetros de rojo desierto los separaban de sus amigos. Androide y elfo se miraron, después miraron a los orcos que tenían al lado. ¿Habrían hecho bien confiando en ella? Pronto lo sabrían. 

El semáforo se apagó hasta que toda la pantalla se llenó de una luz verde y los cincuenta motores rugieron al unísono por conseguir llegar los primeros a la meta.

Tal y como habían planeado, Edariel y Dave se encargarían de la acción. Los orcos estaban listos, y aunque el elfo no terminaba de confiar en ellos, esperaba que su sed de venganza les impulsara a luchar de su lado hasta poder culminarla. Observó por la pantalla cómo comenzaba la carrera. ¡Menuda locura! Aún así, confiaba en Stuart y Gendo. Miró a Dave mientras manifestaba su filo solar con una medio sonrisa llena de convicción. Luego se giró a los orcos. ¡Por los caídos! gritó con la intención de motivar a los pieles verdes, alzando su espada.

CT se limitó a esperar la señal prevista, con su arma preparada y listo para la acción. Sólo esperaba que Stuart y Gendo pudieran lidiar con los demás competidores y no acabaran convertidos en papilla entre un amasijo de metal. Luego pensó en que su situación tampoco era muy favorable y deseó que todo el equipo tuviera suerte.

Ojalá nos sonría la fortuna, la vamos a necesitar. Sentenció para sus adentros mientras asentía con la cabeza ante las palabras del elfo.

Los orcos asintieron a la arenga del elfo. Sin duda, cuando acabaran alli su venganza estaria mas cerca de cumplirse. Solo uno de los orcos os era familiar, uno de los tres que encerrasteis en aquel cuarto en la Belussian. 

El campo disrruptor de camuflaje que envolvia el campamento de los hombres de Garñel el ysoki volvio a interferir en la señal. La carrera habia comenzado. Pronto os tocaria actuar. 

Mis dedos golpean impacientes el tablero frente a mí, pues no me gusta mucho esta situación, por muchos aspectos distintos. Mir a Stuart para hablarle pero el Ysoki está concentrado en la carrera que está a punto de comenzar y siento que no debería molestarlo en exeso. Bueno, pensar que no debo hacer algo no siempre consigue evitar que lo haga:

 - "Si supieras usar un arma como se debe, yo estaría pilotando. ¿Cuando vas a aprender? No siempre tendrás una máquina o un amigo cerca para que lo haga por ti."

En realidad, mis palabras son solo producto de la frustración. Tenemos planes y todas las piezas están situadas para que se realice sin ningún error, pero siempre he querido competir en las carreras de Akiton, desde que escuché que existían y llenarme de gloria con la victoria.

"Sé que podría ganar esta mierda. Bueno, no será en esta oportunidad."

De hecho, después de conocer esta mierda de mundo caluroso, no hay otro motivo decente por el que vendría que no fuese por las carrera. Bueno, por las carreras y por trabajo.

El semáforo se enciende en verde y sé que es el momento de partir, por lo que me concentro en el momento y me preparo para llevar a cabo la labor que me toca, tal y como lo planeamos anteriormente.

— Mierda, Gendo. — Le gruñó Stuart sin apartar su mirada del semáforo. — Eso mismo bien te lo puedes decir a ti mismo. Si tanto te gusta estar detrás del volante, quizás deberías alejarte un poco de las malditas armas. — Stuart sabía que Gendo solo estaba fastidiado por no poder dar rienda suelta a su pasión por los motores, que no era ya ningún misterio en el equipo... además estaba ese tan tenso momento que casi era asfixiante, pero Stuart no lo estaba pasando precisamente mejor. Si tres o cuatro meses atrás quien sea le hubiera dicho que iba a estar en Akiton metido en una carrera de las más sucias donde muere gente… ¡Probablemente no habría podido responder nada por quedarse bloqueado por un gigantesco bloqueo mental por semejante incompatibilidad de ideas! Que asombroso lo mucho que habían cambiado las cosas desde que salió de la Estación Absalom. — Fu... quizás este sea tu mundo, pero yo estaría más tranquilo en esto si al menos no estuviese compitiendo contra salvajes sarnosos. — Le continuó diciendo dedicandole una breve mirada y cambiando el tono de voz a modo de disculpa. — No me creo nada que todas las muertes en estas carreras sean "por desperfectos mecánicos", seguro hay más de un punto ciego donde ya no existe la unica regla de esta... cosa. — Stuart tomó una larga bocanada de aire y miró a ambos lados, luego adelante, y luego volvió a mover rápidamente sus pupilas que gracias al sol que caía directamente sobre ellos podían distinguirse en medio de la negrura del gran iris oscuro que en condiciones normales hacían parecer a sus ojos como dos bolas negras. — Para colmo se podrían fritar huevos en la arena.

Mientras mantenía una mano en el volante y su vista fija adelante, Stuart llevó la otra mano al bolsillo de su chaqueta larga de cuero con armadura, en donde guardaba el cuaderno de su madre dentro del cual también había colocado la fotografía de la familia de tres Ysokis que también había encontrado.
Tan solo instantes más tarde, finalmente la pantalla marcó la luz verde y toda la tensión acumulada estalló en el pie de Stuart a la vez que una explosión rugiente de motores se esparció hacia el mundo entero.

Sonrío ante el comentario de Stuart acerca de que es mejor que me aleje un poco de las armas si quiero ser piloto o hacer otras cosas. Le miro de reojo antes de contestar:

 - "Si no se me diesen las armas, tu peludo trasero estaría frito hace años, así que no te quejes."

Hemos sido amigos por años, desde aquellos días que parecen tan lejanos en los bajos fondos de Absalom. Desde esos momentos, hemos tenido que salir a veces a tiros o puñaladas de diversas situaciones. Por más inteligencia que tenga la rata o el cyborg, o los poderes raros del elfo, sé que han sido los filos y las balas las que nos han mantenido con vida en muchas ocasiones.

Le señalo con el mentón al copiloto del vehículo del lado antes de responder a su segundo comentario:

 - "No creo que todos sean sarnosos. Ese parece más tener lepra."

Me río dándole la razón en que no estamos entre la élite de la galaxia pero bueno, nosotros tampoco lo somos así que da lo mismo.

Ignoro sus quejas y el hecho de que parece temerle a todo, pus ahora hay que concentrarnos. El momento de comenzar la carrera llegó y los primeros movimientos de Stuart marca el inicio de la carrera para nosotros.

Sin embargo Gendo no pudo evitar sonreir al recordar la caja de explosivos que tenía debajo del asiento y al mirar el botón rojo que tenía delante de él, deseando presionarlo ya. Realmente su anfitriona había sido muy generosa equipándolos y montando en el buggy un cañón láser de artillería Perihelio. Una auténtica bestia. Gendo ardía en deseos de apretar el botón.

El semáforo se puso en verde.

Los motores rugieron en una frenética marcha estrujando su máxima potencia. Los vehículos salieron como una exhalación y el ruido de la muchedumbre se elevó por encima de los propios motores. Querían un ganador, querían divertirse, querían sangre.

Stuart aceleró y su buggy modificado respondió encabritándose en una maniobra tan delicada como espectacular. La gente vitoreo volviéndose loca. Al caer tanto el Ysoki como el humano quedaron mudos, con cara de pánico y los ojos muy abiertos. La suerte había acompañado a stuart que pudo controlar el vehículo en el último momento, dejando la temeraria maniobra como una leyenda para la posteridad. Gendo y Stuart no se miraron, no dijeron nada ni falta que hacía. La carrera continuaba. Ese sería su secreto.

Una chatarra con cuatro ruedas, que iba dos vehículos por delante, perdió el control chocando contra otro vehiculo con el aspecto de una furgoneta. Tras un par de bandazos el trecer choque hizo que las puertas traseras de la furgoneta se abrieran de golpe. Un bidón atado con una cadena en la parte trasera volcó derramando el aceitoso contenido sobre la arena. El vehículo de delante giró bruscamente en un incontrolado trompo para evitar el aceite. La inercia de la velocidad y lo resbaladizo del terreno hizo que el vehículo acabara dando vueltas sobre sí mismo, engullido por la propia nube de arena que levantaba.

Stuart y Gendo vieron todo el proceso en primera fila. Si no evitaban el peligro que rodaba delante de ellos, podrían despedirse de acabar la carrera y ganar el premio.

Mientras tanto, a diecinueve kilómetros de distancia....

Agazapados en las rocas, Edariel y Dave observaban la pantalla que mostraba el interior del campamento. El escudo de camuflaje óptico que lo envolvía evitaba las miradas indiscretas ocultándolo, y el campo disrruptor impedía que ningúna señal entrara o saliera de allí, mostrando unicamente una roca.

Garñel hacía trampas, todo el mundo lo sabía pero nadie había podido demostrarlo. Las apuestas siempre estaban a favor de los patrocinados por Garñel. La carrera era restransmitida en todo momento por varios drones robot y nada escapaba al escrutinio de los aficionados. Muchos escaneaban el terreno en busca de algo o alguien, pero por mucho que vigilaran solo encontraban arena y rocas.

El premio, una tonelada de Thasteron en bruto era más que suficiente para vivir cómodamente el resto de tu vida, en Akiton. Para Garñel era poder, dinero y más poder. Para vosotros era vuestro billete a la venganza.

La señal de la pantalla volvió a mostrar unas líneas negras cuando el campo disrruptor interfirió. A pesar de que el drone estaba conectado mediante cable, el campo era muy fuerte. Los diez Ysoki que se encontraban en el campamento no sabían que la carrera había comenzado, no podían saberlo estando recluídos ahi dentro, y para eso Dave, Edariel y los orcos estaban allí. Para saber cómo recibían la señal y las órdenes.
Su anfitriona sabía dónde y cuando estaban los hombres de Garñel, pero no como recibían las órdenes ni la manera de amañar la carrrera.

Un orco posó su mano en el hombro de Dave. Elfo y Androide lo miraron y siguieron su mirada hacia la llanura del gusano, por donde pasarían los vehículos en la carrera. Nada. Solo un estùpido Zerrox* que en volaba solitario.

-Lo he visto salir del campo de camuflaje.- Agregó en tono bajo.

Rápidamente rebovináis las imagenes grabadas por el drone. Efectivamente el Zerrox salio del campo de camuflaje, de echo, salió del campamento. Rebobináis más atras buscando qué se os pasó por alto. El drone da el aviso de que los Ysokis del campamento comienzan a moverse. Rebobináis unos minutos hasta ver la entrada del animal. El Zerrox se posaba directamente en el suelo, delante de uno de los Ysoki, el cual le quitaba un mensaje enroscado en una de sus patas.

Prehistórico pero efectivo. El sistema de Garñel para avisar y mandar las órdenes habría pasado desapercibido a cualquiera, de echo, si no hubieran visto el Zerrox salir del campo no se habrían percatado de su presencia. Amaestrar Zerrox para llevar mensajes, simplemente. Cualquier otro habría invertido una millonada en un sistema de codificación encriptado tan sofisticado que fuera indetectable, cuando por un poco de pienso y algo de tiempo obtienes el mismo resultado.
Ya sabéis como se trasmiten las órdenes, ahora solo queda saber como amañan las carreras y utilizar su mismo sistema para que Gendo y Stuart se hagan con la vicctoria.

En ese preciso instante dos cortos chasquidos suenan en los comunicadores de todos vosotros. Vuestra anfitriona ha cumplido la primera parte de su misión, hora de informar y actuar.   

La potencia del arranque hizo que Stuart estuviera pilotando sobre dos ruedas en lugar de cuatro. Se mantuvieron en un delicado equilibrio mientras Stuart conseguía mantener el dominio del vehículo durante varios metros hasta que finalmente se estabilizó cayendo la parte delantera dando unos cuantos brincos gracias a los amortiguadores. Tanto Gendo como Stuart tras aquello permanecieron sin decir nada… pero mejor “ser tomado por un tonto por no decir nada que decir algo y despejar las dudas”.

De todas formas no hubo mucho espacio de tiempo para hacer charla de carretera, a pocos minutos de iniciada la carrera se desató un pequeño caos.

— ¡Malditos gilipollas, van a matarnos matándose ellos mismos! — Exclamó Stuart mientras, tan rápido como le permitieron sus reflejos, trató de hacer girar el volante — ¡Gendo, ayúdame!

Los orcos les revelaron lo que habían estado buscando; la forma en que se comunicaban Gñarel y sus lacayos. Era algo tan simple como un amaestrar a Zerrox salvajes para que hicieran de mensajeros. A veces lo más sencillo es lo que mejor resulta. En todo caso, despejadas las dudas, era el momento de informar a su compañera. Los Ysoki usan Zerrox a modo de palomas mensajeras. Si ves cualquiera volando, sospecha de él. ¿Todo bien? preguntó finalmente, pues aunque les había mandado la señal de que había cumplido su parte, nunca podían descartarse imprevistos... aparte de que en cierto modo estaba preocupado por ella. Sea como fuera, era el momento de llevar a cabo la siguiente fase del plan. Orcos de frente, Dave por el flanco y yo... por arriba. ¿Todos de acuerdo? preguntó sonriente. Pulsó un botón en el guantelete de su armadura y dos compartimientos a su espalda se deslizaron revelando dos grandes agujeros circulares similares a turbinas desde los que salían, aún de forma tenue, llamas de color azulado. Las mismas también comenzaban a emanar de sus pies. Era el momento de probar qué tal iba el Jetpack en un combate de verdad.

-Buen trabajo.- La seductora voz de la drow recorrió el canal de voz. -Dejad alguno con vida para que os diga como ganan las carreras sin que se sepa y el premio estará al alcance de la mano.- Una risilla escapó de sus labios y no pudísteis por menos que imaginaros a la peligrosa drow sonriendo. Si era una mujer actrativa con ese careto de sota, verla mientras sonríe debía ser la visión de un ángel.

-Estoy seguro que nuestra ratilla es capaz de dominar ese buggy que tanto le ha costado ensamblar...- La voz melosa de Priscilla al hablar siempre de stuart como si fuera su dulce cachorito cambió  radicalmente dejando ver a la drow que conocéis. -...y que ha costado una fortuna.-

-Estoy en el tiempo de entrega estimado. No ha habido mucha resistencia. Dentro de poco tendréis lo que os prometí. Ceñiros al plan. Cuando Edariel y Dave entren al campamento no podremos comunicarnos de nuevo hasta terminar la carrera. Tened cuidado, todos.- 

Dave escuchó la idea de Edariel y asintió con la cabeza, luego Priscilla les habló por el comunicador y les confirmó que el plan seguía su curso.

-Dadme un minuto para que consiga una posición de tiro adecuada y entonces asaltad el campamento, os cubriré.- El androide se levantó del suelo y permaneció en cuclillas, sacó su rifle de precisión y se encaminó hacia el campamento dando un rodeo mientras intentaba esconderse entre las rocas del camino.

Intentó pasar desapercibido hasta encontrar un sitio de su agrado des del que poder ver bien el campamento y cubrir a sus compañeros en el asalto. -Estoy listo, tened cuidado.- dijo por el comunicador una vez posicionado.

La carrera empieza y con eso, una aceleración que llega a elevar la parte superior de buggy. Le dio estilo, aunque hubiese agradecido una advertencia.

De todas formas, lo importante es que avanzamos raudamente por entre los rivales y ganamos posiciones en la competencia. De pronto, comienzan las complicaciones pues uno de los vehículos derrama aceite y otro comienza a girar sin control. Stuart intenta maniobrar para esquivarlo y no colisionar pero veo que no gira suficientemente el manubrio del buggy, por lo que vamos directo a chocar.

"Mierda, mierda, mierda."

Sin pensarlo mucho, con mi mano izquierda atraigo el volante para que el giro sea más brusco aunque cuidando de no exagerar para volcarnos.

Stuart ante el sobresalto atinó a quitar el pie del acelerador y mover la palanca de velocidades de la quinta posición a la segunda para luego intentar frenar a la vez que giraba el volante… todo en instantes. Pero probó ser una mala elección ya que al intentar frenar, el giro también perdía la fuerza necesaria para sacarlos del curso de colisión a tiempo. Afortunadamente Gendo tomó el volante para girarlo todo lo que daba, Stuart entonces reaccionó volviendo a pisar el acelerador. Gendo quitó su mano salvadora tras pasar a milímetros del vehículo fuera de control y Stuart volvió a girar el volante para estabilizar la trayectoria.

— ¡Wow! Gendo… a veces quisiera besarte. — Le empezó a decir Stuart lleno de alivio. — Digo… figurativamente hablando, claro. — Atinó a aclarar. — Ejem… uff… que incómodo. Oh! ¿Escuchaste? Esa es Priscilla. — Con una mano oprimió el botón de su Unidad Comm que volvía a habilitar el envío de audio, ya que Stuart la había dispuesto para que solo recibiera. — Aquí la “ratilla”, oye… si tú me sigues llamando así entonces no te molestará que te diga “princesa” o “muñeca”… solo bromeo, por favor no me mates mientras duerma, jeje. Confirmo que la carrera inició, y ya dos idiotas casi nos hacen chocar, pero todo sigue según lo planeado, agradézcanle a Gendo. Dave, Ed… suerte a ambos. Cambio y fuera. — Stuart entonces tomó la palanca de velocidades y con decisión la azotó hasta el fondo y pisó el acelerador a todo lo que daba para recuperar el terreno perdido por la desaceleración culpa del obstáculo evadido. Y mientras lo hacía le dijo a su compañero humano. — No es tan complicado conducir cuando no estas corriendo peligro de muerte, verdad? Jeje... ¿Quieres cambiar un rato? Ya sabes… al menos hasta que comiencen a llovernos tiros. Yo cuidaré ese botón mientras tanto.

La carrera continuaba mientras el equipo de infiltración valoraba las opciones y procedía a preparar una estrategia.

Los diez ysoki estaban reunidos bajo un toldo que les protegía del sol, pues a pesar del escudo de camuflaje, los rayos y el calor pasaban igual. Cuando el Zerrox* les entregó el mensaje se movilizaron. Cuatro se colocaron cerca del borde del escudo mirando hacia el lugar de la carrera. Dos se acercaron a un aparato que mantenían tapado con una sábana grande, otros dos estaban al lado de un generador del cual salían dos cables que conectaban a aquella cosa que estuviera debajo de la sábana y solo un ysoki permaneció debajo del toldo, dando instrucciones.

Tres vehículos de poca capacidad estaban aparcados allí cerca, mirando todos hacia vosotros dispuestos para arrancar. En uno de ellos estaba el generador.

Mientras tanto, a 16 kilómetros de allí...

El polvo levantado por los vehículos que iban en cabeza ahogaba los motores menos preparados. Solo aquellos que, como el vuestro, tenían doble filtración con decantador eran capaces de conseguir extraer aire de aquella niebla de arena. Las gafas y mascarillas eran obligatorias, por lo menos hasta que quedárais tan pocos que no os molestárais tanto. Mas de un coche quedaron averiados al meterse arena en su sistema de aire.

El buggy de stuart serpenteaba entre ellos sorteándolos sin demasiada dificultad...hasta que comenzaron las tretas. Un vehículo de cabeza comenzó a soltar abrojos hechos con clavos del tamaño de un dedo humano. Las ruedas de varios vehículos comenzaron a salirse de sus llantas y perdieron el contol volcando y chocando contra otros.

Era el momento de poner a prueba el Buggy.