Partida Rol por web

Preparo mi arco con una flecha.

- Atentos, está regresando - apremio a mis compañeros.

Si vuelve a intentar noquearnos con una piedra tendrá que ser capaz de levantarla el tiempo suficiente. Aguanto la respiración atento a que regrese a estar visible. Dispararé a lo que vea que sea carne, preferiblemente las manos o brazos.

Waldo levanto con algo de dificultad su espadón, aún algo aturdido por el golpe.

- Estoy listo cabrón - ojala ese veneno sea fuerte.

Asintió a sus compañeros, compartía su sentir y la sensación de peligro inminente.

Murmuró un viejo hechizo intentando concentrarse pese a la tensión del momento para ponerse un escudo, ya había visto el desastre a su alrededor y SheldoR no podría curarles eternamente (aunque no se le daba nada mal). Seguro que el escudo podía ayudar.

De repente, después de la cura noto como las fuerzas vienen a mi.

Empuño con fuerza mi maza para darle lo suyo a ese ogro.

¡Se acababa el tiempo! - Escuchaban con claridad el ritmo marcial de las pisadas del ogro, podían sentir su fétida presencia cada vez más cercana. Akka aplicaba el veneno sobre las hojas de las armas, Nörsil tensaba su arco en la distancia, Sheldor empuñaba su fiel maza, Cataria conjuraba un escudo protector y finalmente Waldo se ponía a la cabeza de todos, espada en mano y preparado para lo peor...

¡Finalmente, el gran adversario había llegado! - Blogg enarbolaba un basto garrote y rugía iracundo, molesto por la intrusión y por comprobar que, aún habiéndoles lanzado la monumental pedrada, conservaban la vida. Su mera presencia le irritaba profundamente, hubiera hecho desplomarse el techo y la cueva entera si con ello no se hubiera sepultado a sí mismo. Actuaba furioso, enloquecido, fuera de sí. Sus gestos eran errantes, a momentos sufría espasmos involuntarios y epilépticos, pero eso solo multiplicaba su enfado y, por si fuera poco, complicaba la predicción de sus movimientos.

¡Nunca ninguno había visto nada igual! ¿Serían capaces de hacer frente a un enemigo así? 

¿Quién sería el cazador y quién el cazado?

Acortando distancias, el aspecto del ogro se hace aparente. Su altura y tamaño general son menores a los de un ogro típico, pero no por ello menos amenazador. Lo más llamativo es su rostro demacrado, sin restar importancia a su musculatura anormalmente ensanchada y su piel ennegrecida. La baba cae a borbotones de la mandíbula desencajada bajo el verdor enfermizo de unos ojos plagados de ira, maliciosamente fijos en Waldo, ese valiente guerrero que osa hacerle frente.

Manteniendo la distancia con el ogro desenrollo el pergamino comenzando a leerlo con el objetivo de afectar al ogro.

- ¡ha! - la cuerda del arco restalla liberando el proyectil que se pierde en la oscuridad sin alcanzar su objetivo.

Las manos y los antebrazos de Yilda cambian de color, alternando tonos purpúreos y amarillo eléctrico, mientras inclina levemente la cabeza sin dejar de observar ni por medio segundo a Blogg. Con una expresión de dolor intenso y los ojos en blanco, el hechizo se desata y una cascada de diminutos meteoros morados orbita a gran velocidad hasta impactar en el objetivo.

Sheldor se concentra, y comienza a orar a Amun Tor en lo que parece un momento de trance:

Acto seguido,se concentra en el Ogro y pronuncia una palabra hacia el:DETENTE!!!.

Waldo por poco retrocede ante la presencia del ogro, era mucho peor que cualquier cosa que hubiera visto antes, feo de cojones y loco como un jabalí acorralado.

Pero ya estaban frente a el, no había escapatoria, era matar o morir, Waldo reunió todo el valor que le quedaba y afianzo el agarre del espadón mientras lanzaba una estocada hacia delante.

- ¡Come hierro cerdo!

El ogro era terrible y parecía que les fuera a embestir como un jabalí acorralado pero a Cataria le llamó poderosamente la atención el aspecto de enfermizo que tenía, algo había extraño en ese lugar, en ese ogro y en su reacción.

Estaba muy alterado y fuerte, a lo mejor un poco de batalla le ayudaría a poder hacerse con el control del ser. 

1- Akka trata de desenrollar un antiguo pergamino. Víctima de la presión y el estrés, el viejo y frágil papiro se daña en algunas partes y resquebraja en otras. Nervioso, lo compone como puede y comienza a leerlo, pero a ello se añade la dificultad de su idioma olvidado... - ¡No entiende ni media palabra! - Al final, el ladrón solo logra musitar un par de incoherencias antes de que el hechizo se pierda y el pergamino quede reducido a cenizas.

2- Nörsil se apoya en un cúmulo de cantos para alcanzar un saliente en el muro, consiguiendo así una mejor visión y buscando asegurar un buen ángulo para su arco. Desgraciadamente, el arma restalla en el peor momento y, por si fuera poco, la impresión le hace perder el equilibrio, poniendo nuevamente a prueba su agilidad élfica.

3- Sheldor, deseando prevenir antes que curar, pronuncia solemnemente: — ¡Detente! — Atendiendo positivamente a la demanda, Amun Tor manifiesta su voluntad y carga cada una de las sílabas con un poder incontestable. La palabra se transforma en un eco vivo que rebota en todas direcciones hacia los oídos de Blogg, una y otra vez; torturándolo, avasallándolo.

4- Cataria se alegra de haber conservado sus energías hasta este momento, pero quizás la demasiada anticipación le ha jugado una mala pasada. Además, había demasiadas cosas que no encajaban: desde el entramado de la cueva hasta la fisonomía del ogro. Todos están absortos en la lucha, pero ella no puede ignorar estos hechos, lo que le impide dominar las corrientes mágicas.

5- Blogg tiene sus intenciones muy claras: arrancar de cuajo las cabezas de todos - empezando por la del guerrero - aún así, su ofuscada - y a la vez débil - voluntad se ve interrumpida por una voz: primero mortal, después divina. La voz comanda que se detenga y el bruto, repentinamente obediente, acata esta orden parándose en seco e interrumpiendo su carga contra Waldo.

6- Involuntariamente, Waldo está a punto de lo inaudito: dar un paso atrás, algo novel en su carrera como guerrero. Sabe bien que no hay escapatoria posible - y aunque la hubiera, no pensaba usarla - por lo que la elección es simple: agarrar el espadón con ambas manos y propinar tal estocada al ogro que salpica las paredes de sangre - ¡Y si puede sangrar, puede morir!

7- Yilda concentra sus energías mágicas, por primera vez en mucho tiempo, hacia un hechizo ofensivo. La adivina lamenta no haber practicado más las artes evocatorias; la conjuración es exitosa pero con un poco más de esfuerzo podría haberlo sido mucho más. Múltiples proyectiles brotan de sus manos, trazando caprichosas circunferencias que, guiadas por su voluntad, llegan hasta el objetivo: la horrible cabeza de Blogg. Simples pero efectivos, los proyectiles explotan en un haz de luces moradas y amarillentas.

Tras mi fracaso con el pergamino y muy frustrado decido tratar de sorprender al ogro por la espalda usando el sigilo para apuñalarlo, sabiendo que waldo le ha herido suficiente y centra su atención.

- Qué mal disparo - piensa el elfo - aún hay combate por delante. Con un saltito rápido vuelve a colocarse en una posición estable para combatir. Espabilado por el espaldarazo de la llegada pone mucha atención a sus movimientos y se mueve como un bailarín.

Desde luego tenía que seguir leyendo y leyendo ese libro de magia aún tenía conocimientos que afianzar antes de tener la destreza en una situación de nervios.

Pero el dialogo era lo suyo y ese ser era extraño, como esa cueva. Necesitaban información o solo lo pasarían peor perdidos en esos túneles.

- ¡Quieto, relájate y hablemos! - gritó mientras lanzaba un hechizo de hipnosis al Ogro. 

Más vulnerable que nunca bajo el influjo mágico del clérigo y las heridas y venenos provocados por los demás, Blogg no tiene ninguna posibilidad de resistir el sortilegio de Cataria - y aún menos con la potencia que viene cargado. - Incapaz de contestar la melodía adormecedora cuyas arcanas notas siembran la sumisión en su mente, Blogg se despoja de su arma desistiendo en toda intención de combatir.