Partida Rol por web

Intento tirarme al suelo pero ya es demasiado tarde.

Maldición!!! Mi pierna!!!

Al estar delante de la trampa y primero el tronco me sorprende clavando las estacas en mi pecho sin darme tiempo para poder reaccionar, lanzándome despedido para atrás con agujeros en mi pecho.

El dolor es enorme y tardo en poder reaccionar tras la caída.

En cuanto Akka manipuló la trampa, un montón de troncos salió despedido para acribillarles, sin tiempo a reaccionar el guerrero recibió un tremendo pinchazo en el hombro.

- ¡Me cago en la puta que ha pasado!

Dejando atrás una nube de polvo y un sonoro estruendo, los cinco enormes maderos ruedan con aplastante pesadez una corta distancia, más que suficiente para sembrar el caos en el grupo. La intuitiva Yilda y el ágil Nörsil son los únicos que consiguen escapar a su doloroso paso. Cataria y Sheldor, por fortuna de unos pocos centímetros, solo reciben golpes colaterales que aún así exigen atención.

Pero los peores parados son Akka y Waldo, el primero por bravamente intentar manipular el maquiavélico entramado, el segundo por su costumbre a hallarse siempre en primera línea de fuego. Han recibido impactos casi directos de los mismos troncos que hubieran valido para tumbar las puertas de un castillo, solo consiguiendo apartarse milésimas de segundo antes de quedar empalados; sus heridas - las del ladrón en el pecho, las del guerrero en el hombro - requieren asistencia inmediata pues todavía corren el riesgo de convertirse en algo mucho peor...

Con dolor me levanto del suelo comenzando a quitarme la mochila y colocarla a mi lado tras sacar el ungüento que me dio Nörsil y me quito toda la ropa de la parte de arriba, miro con una sonrisa y pongo carita de cachorro abandonado a la bruja, ¿me ayudas por favor...?, le pido ofreciéndole el ungüento.

Empiezo curando a Waldo:

Akka, cuando te hayas aplicado ese ungüento continuaré contigo.

La sangre dejó de correr y las heridas se cerraron gracias al toque de Sheldor, estaba asombrado, nunca hubiera imaginado que los rezos funcionaran tan bien.

- Gracias, te debo una.

- Dios que desastre, muchos heridos y más ruido aún. No tardaremos en tener compañía. Curémonos lo más rápido posible. - dijo entre lamento por el dolor propio y pensando en alto como solucionar ese caos a su alrededor. 

Akka le tendía el ungüento y estaba realmente herido por lo que no dudó un minuto y se lo comenzó a expandir por todas las heridas que encontraba mientras esperaba a ver si Sheldor podía curarla o era buen momento para usar su bálsamo. 

Tras un necesario reposo, el grupo restaña lentamente sus heridas. Por fortuna, el incidente no ha dejado víctimas, pero el ruido y el daño que ha provocado ha dejado en todos una profunda sensación de inquietud e inseguridad. Sin deseo de perder ni un segundo en vano, los aventureros penetran en la gruta con la intención de sacar cualquier cosa que pueda ayudarles y abandonarla cuanto antes.

La caverna-almacén ya era un apabullante desorden y lo es más después del destrozo causado por la acción de la trampa. A lo largo del suelo hay varias pilas de cajas hechas trozos con poco que aprovechar. Frente a ellas están los restos de un carro hecho añicos, tal vez usado para transportar las mercancías desde el pueblo hasta aquí. Al fondo del muro se apilan varios toneles de pequeño tamaño, la mayoría destapados o abiertos de mala manera y sin esperanza de albergar nada útil.

Hurgando por las esquinas y los recovecos que han escapado a la destrucción, quizás hallemos algo que justifique este desastre...

Revisando entre las cosas encontramos mucha madera y yo encuentro agua potable, en una cueva y en una situación de supervivencia siempre se agradece el agua y la comida. Tenemos madera para iluminar todo el camino y acabo de encontrar agua, comento al grupo guardando después el agua.

Tras curar a su amigo decidió darse una vuelta por allí. Solo pudo ver madera y agua, lo cual agradeció bebiendo un poco. De reojo pudo ver que Akka también había encontrado lo mismo y ya se lo había ofrecido al grupo así que optó por hacer un montón de madera.

- Caballeros. Creo que hay madera para hacer una hoguera y descansar un poco nuestras heridas. Llevamos sin parar desde que salimos del pueblo, muchos de vosotros ni al llegar a la cueva descansasteis lo más mínimo. Es un buen momento para ello.- lo dijo a sabiendas de que había miembros con mucha ansia por llegar hasta el orco pero de poco servirían agotados.- Parece que solo hay una entrada, es estrecha y podemos defenderla bien si alguien trata de venir a ver que ha pasado. 

Waldo estuvo husmeando un poco y encontró una telas que no tenían mala pinta.

- ¡Ja, esto tiene mejor pinta que mis calzones!

Mientras le quitaba el polvo quizás diera para cosas útiles.

Siguiendo el consejo de Cataria me levanto las protecciones para aplicar el bálsamo en el moratón que me ha producido la caida a la entrada de las grutas.

Y rebusco entre los montontes de chatarra...

Descorcho una botella y huelo - Uhmm esto estaría bueno... hace medio año... tenemos algo más con lo que combatir - la vuelvo a cerrar.

- Es un extraño almacén ¿el ogro tendría un carromato? No descartemos que trabaje con alguien.

- Cojamos una carga de leña cada uno, Akkra podrá hacer más antorchas si nos resultan necesarias.

Si es sencillo, un palo, grasa del lobo que tenemos atrás y tela. Si me dais la tela que tenemos y los palos suficiente, pero necesito a uno que vigile mientras lo hago. Aclaro tranquilamente al elfo explicando el proceso.

Viendo que Cataria ha curado a Akka con el ungüento, bajo mi mochila de la espalda y saco un vendaje,

Veo que aun tienes algun rasguño...

..mm no me gusta demasiado como ha quedado... esperaremos un poco y si no sana bien te pondré otro. Tengo varios en la mochila, además de un ungüento pero prefiero probar con eso antes para economizar.

Hecho esto voy a mirar un poco por la sala

Hago un gesto invitando a Akka a hacer. Me giro al acceso de la caverna a vigilar.