Partida Rol por web

-Sí, ¿que tipo de material o productos traen desde Kenia?, tenía entendido que lo que veníamos a comprobar era algo importado de otro país -me giro hacia Will guiñandole un ojo para que me siga la corriente - ¿Tanzania?, ¿o era la India?

-¿Zanzíbar, tal vez? -Inquiere Will. De hecho la información que podía ofrecer el hombre parece ya completada. Will le hace un leve gesto a los otro para iniciar la "retirada táctica".

Me encojo de hombros

-Tal vez, todos los nombres me suenan igual, por eso me ha parecido curioso lo de Kenia, tal vez se trate de otro envío del cual no nos han informado. Pero bueno, si ya hemos acabado aquí, podemos irnos

Me toco el ala del sombrero

-Muchas gracias por su atención caballero y perdone las molestias y el susto

En vista del gesto de Will y las palabras del señor Carter, Paulov no tuvo mas remedio que despedirse, igualmente, tocando e inclinando levemente la cabeza hacia aquel Doctor y dedicarle unas ultimas palabras.

-A sido todo un caballero Sr... Dr. Anthony Dimsdale Cowles.-Recordar nombres no era un problema para el farmacéutico.-Y mis disculpas por mi y mis compañeros por molestarle a estas horas, pero espero que lo comprenda.-Así como fingir educación, después de todo trabajaba de cara al publico la mayor parte del tiempo. Y se alejo junto el resto hasta un lugar donde no tuvieran oídos ajenos.

Sin añadir nada más a lo expuesto por sus compañeros, el abogado se despidió con una inclinación de cabeza y comenzó a retirarse, junto al resto, en busca de un lugar más idóneo para el necesario concilio que debían mantener. Por su mente surcaban las palabras "esta noche" y "envío importante".

Se preguntaba si no sería necesario hacer otra parada aquella trágica noche que, por lo visto, iba a resultar muy larga.

El hombre los uqeda mirando pensativo cuando le preguntan el tipo de material.

Nosotros importamos desde Kenia, no desde ningún otro lugar sea en África o en Asia... Esa tienda suele comprar artefactos trivales, lanzas ceremoniales, totemes, mascaras, todo lo que utilizan en esas tierras para comunicarse con los dioses.

El hombre sonríe.

Supongo que hay gente que lo ve atractivo para poner en sus salas, para mi son cosas repugantes pero sin ellas no tengo negocio.

Cuando le agradecen les hace una reverencia y dice.

Muchas gracias a ustedes señores por la amabilidad y perdonen por el susto... Nueva York no es precisamente la ciudad más segura del mundo y nunca se sabe si los que se juntan en la puerta de un negocio son ladrones o personas respetables como ustedes.

Mientras vuelve al depósito dice.

Que tengan una buena noche.

Tras despedirse del curioso, pero amable, individuo, el equipo que el difunto Elías había reunido tuvo un momento para intercambiar información de camino al coche. El abogado contó lo que habían descubierto el señor Davies y él en su encuentro con la policía -:

Nuestro encuentro con el Teniente Martin Poole ha sido de lo más alarmante, según nos ha hecho saber, el difunto señor Jackson no es la primera víctima que encuentran en tan trágicas y misteriosas circunstancias -. Lionel hizo una pausa al ver las miradas de inquieta sorpresa de sus interlocutores -. Así es, si no recuerdo mal, y el señor Davies podrá corregirme si es así, ya son nueve los asesinados en los últimos días, sin ningún punto en común que ofrezca alguna pista sobre la identidad del o de los criminales, únicamente comparten esas horribles marcas en la frente.

¿Han podido ustedes sacar algo en claro de esta visita?

Ya de pie frente a los coches, me subo el cuello del abrigo mientras me froto las manos. El vaho sale generoso cuando continúo las explicaciones de Burton.

Parece ser que algunos vecinos de Harlem reconocen el símbolo de los asesinos y de que les causa auténtico pavor. El hecho de que sea también en Harlem donde el tal N’Kwane tenga su tienda de objetos kenianos sugiere que ésta horrible marca es de origen africano. La verdad es que yo nunca antes la había visto –digo un tanto avergonzado-, pero desde luego que en cuanto pueda me pondré a investigar un poco más sobre el misterioso dibujo.

No hace falta decir que todo este asunto de importaciones africanas y esta tienda en concreto me interesan mucho, así que mañana por la mañana iré a hablar con este señor. Lo digo porque si alguien quiere venir conmigo yo estaré encantado de su compañía.

Will no puede dejar de sentirse alarmado por las noticias, y todavía más por las intenciones aparentemente civilizadas de Solomon.

-Estamos tratando de resolver algo, como ya dijimos, que supera los límites de posibilidad de la policía local. Y creo que estas noticias lo confirman. Yo iría ahora mismo a ver ese lugar en Harlem -dijo, consciente en cierta medida de la peligrosidad de la propuesta- Como dijo el sabio:

"χρὴ δὲ καιροῦ μέτρα εἰδέναι· σοφίης γὰρ οὗτος ὅρος"

"Es necesario conocer los límites de la oportunidad, pues este es el límite de la sabiduría."

Lo que quiera que encontremos allí, todavía estará caliente a esta hora. ¿Quién se anima?

En todo momento Peter permanece callado, escuchando las explicaciones de sus compañeros.

-Mal asunto, tiene pinta de tratarse de algún tipo de grupo organizado con fines religiosos, tal vez practicantes de alguna religión africana, o de alguna secta.

Se enciende un cigarrillo

-Yo me apunto a lo que haga falta. Me llamasteis para ayudaros, y aunque esto parece escapar a mis conocimientos, tengo curiosidad por lo que se está cociendo. Así que si no os puedo ser de ayuda en arqueología e historia, os ayudaré con esto -dice mostrando su revólver- Me apunto a la visita de Harlem y voto por ir ahora mismo.

Desde un punto de vista legal -: Comenzó a hacer demagogia de derecho el abogado - tenemos la obligación como buenos ciudadanos de hacer cuanto esté en nuestras manos para aportar pistas y pruebas que ayuden a la policía en la resolución de tan complejo y aterrador caso. Como caballeros, además, nuestro honor nos impele a encontrar satisfacción para la memoria del difunto Elías Jackson al que, si bien no tuve el gusto de conocer personalmente, me une la lógica simpatía de haber sido testigo del horrible estado en el que le dejaron sus asesinos.

Tomó aire antes de continuar -. Por esas razones no solo no veo motivos para tratar de disuadirles de sus intenciones sino que me uniré a ustedes en esa incursión nocturna. Solo lamento que mi padre, como buen tejano, me enseñara a usar la escopeta y no tener ninguna a mano para acrecentar nuestra seguridad.

Josep, escuchaba en silencio como cada uno por una u otra escusa, deseaba continuar con esa caza de brujas en partícular. Él por su parte, solo sentía sed, sed fruto de la ansiedad y el nerviosismo, por lo que echo mano a una petaca que escondía en el bolsillo interior de su chaqueta y dio un largo trago, seguido de una toz fruto del atragantarse, antes de volver a beber de sus metálicos labios.

-¿Son conscientes de que han muerto ya 9 personas, por estos locos, que fácilmente serian de una secta, lo que supone que son mas de esas 3 o 4 personas? Que por suerte salieron corriendo hace un par de horas.-Su frente sudaba solo de pensarlo.-¿Saben que esa tienda, esta en mala zona, puede ser la misma base de aquellos locos, marca ganados...-A Paulov le ayudaba poner motes estúpidos a hechos críticos para quitar tensiones innecesarias.-... Y en plena noche? Donde el indice de crimines aumenta sustancialmente.-Saco un pañuelo para secar el sudor.-Y ademas no tenemos con que defendernos si se diera el caso, como a sugerido aquel amable hombre y aun así están excitados por la situación y desean ir sin demora alguna.-Guardo el pañuelo, no así la petaca la cual volvió a saborear.-Will, me hablaste de la impetuosidad de los Neoyorquinos en mas de una ocasión, pero no esperaba que fueras tu el artífice de este tipo locas ideas.-Negó con la cabeza crédulo.

Finalmente y tras un largo parpadeo, guardo su celosa posesión, mas vaciá que llena y se acerco a su amigo.
-En fin... ¿Que clase de amigo seria yo, si en este momento saliera corriendo?-Resignado concluyó.-Que sea así, vayamos si os place, pero espero que no me lo tengan en cuenta si en algún momento corremos peligro y decido abandonarles, aun pretendo vivir al menos 20 años mas a mi cínica manera.-Hay mucho que probar aun.-Y así fue como acepto la decisión del grupo, usando una escusa mas.

-Si no disponen de armas, les sugiero que cojan cualquier cosa, un garrote, una barra de hierro, lo que encuentren por ahí que pueda servirles como arma por si las cosas se nos complican, y más con el tipo de personajes que parece que vamos a poder encontrarnos.

Creo que prefiero acudir a la tienda sin más armamento que la buena educación. Otra pistola más y pareceremos algún tipo de “banda organizada”. De todas formas admito que la curiosidad que siento por esa tienda me empuja a venir con ustedes ahora mismo. ¡Vamos pues!

El grupo decide ir directamente a la Casa del Ju-ju a intentar sacar un poco de luz con este asunto de los asesinatos, especialmente el del señor Jackson y toma un taxi a Harlem, el taxista los mira con cara rara cuando le explican el destino al que quieren ir, él no conoce la tienda pero un grupo de hombres blancos yendo al corazón de un barrio negro no es algo que se vea todos los días.

Cuando se bajan en la calle 137, miran en dirección al callejón Ransom Court, el mismo va a morir en un patio rectangular del que se ven varias ventanas de casas que están en mal estado. Además pueden ver dos borrachos tomando vino en el patio, ninguno de los dos les habla, parecen concentrados en su bebida.

La casa del Ju-Ju está en frente de una tienda de empeño abandonada, pueden ver que la puerta está tapada con tablas de mandera. La Casa del Ju-Ju consiste en un escaparate y una puerta de vidrio, ambos tienen una cortina del lado del adentro por lo que no pueden ver lo que hay adentro de la tienda. Entre la cortina y el vidrio del escaparate hay varias piezas de arte africana.

Lionel paga al taxista, añadiendo una propina mientras le dice -: Si no le importa esperar un poco volveremos a necesitar sus servicios esta noche y entonces la propina será aún más generosa.

Ojalá no haga falta salir de aquí rápida y precipitadamente, pero por si las moscas no está de más asegurarse una vía de escape.

El abogado caminó junto al resto por el desvencijado patio, mirando con desagrado a los dos hombres que parecían muy cerca ya del delirium tremens. Con curiosidad miró de reojo al señor Paulov, al que había observado bebiendo con una mezcla de ansiedad y placer, para ver como reaccionaba ante el lamentable espectáculo de aquellas ruinas humanas.

Pronto, sin embargo, atrajo su atención el local que habían venido a investigar, los objetos del escaparate escapaban a su entendimiento y ni se molestó en tratar de encontrarles sentido, se limitó a acercarse con todo el cuidado que supo reunir y tratar de oír algo que le diese una idea de lo que ocurría dentro.

Ya casi ni me acordaba de lo que se siente cuando caminas por un barrio proletario. La fría necesidad de mirar a tu espalda solo para comprobar de que todo “iba bien”, pero también un ambiente de comunión, de confraternidad contra el desprecio de los barrios ricos.

Ahora mismo nosotros éramos de “los de fuera”.

Todos estos pensamientos volaron de mi cabeza de un plumazo cuando atisbé unas pocas piezas de arte en el escaparate de la Casa del Ju-Ju.

“Dios Salvador, aclárame la vista porque aquí no se ve nada ya”

Al bajarse del coche, Peter echa un vistazo a su alrededor. Instintivamente su mano busca la culata de su revólver, y ahí se queda, acariciándola, sintiéndose así más seguro.

Dos borrachos, oscuridad, inseguridad....esto me recuerda a los barrios bajos de El Cairo, aunque sin escuchar ninguna palabra en árabe, y sin los borrachos.

-Tal vez uno de nosotros podría quedarse junto al taxi para vigilar.

Al acercarse a la tienda, observó con curiosidad el escaparate. Rápidamente comenzó a fijarse con detenimiento en las piezas que en él se podían observar.

-Bueno idea amigo, recuérdeme recompensarle mas tarde-Con la mano en su hombro, le susurro al abogado Lionel Barton, ante la petición al taxista.

Poco después bajo con el resto y miro a su alrededor, como ya había dicho aquel hombre de barba cuidada, este no era lugar para ellos, le recordaba la zona pobre de su ciudad natal, un sitio que siempre solía evitar y siendo esto NY mas razón para evitarla, pero aquí estaba ahora mismo, sujetándose el sombrero no por el viento sino por precaución y caminando con gente que acababa de conocer, en su mayoría.-A Padre esto le hubiera maravillado. Una escusa mas para desheredarme.-Pensaba mientras observaba aquellos borrachos y se preguntaba que estarían bebiendo, sin duda aguarrás o alguna sustancia parecida.

Cuando al fin llegaron a la supuesta tienda, no pudo evitar tragar saliva y agudizar los sentidos.
-La noche, el barrio, las historias y lo visto hasta ahora, es de sentido común no meterse, pero aquí estoy siendo lo que nunca pensé que seria. Un curioso fuera de lugar.