Partida Rol por web

Las nieblas de Mnemósite

Rashid y Sasuke - I

Cargando editor
12/04/2010, 22:36
Director

Sasuke cenaba en compañía del resto de esclavos en la cocina. Como era de noche y los amos estaban preparándose para dormir, sólo unos pocos los servían, mientras que el resto podía descansar. De pronto llegó un desconocido, un hombre libre. Se asomó a la puerta que daba al jardín y dijo:

¿Se puede? - preguntó Rashid, con una sonrisa. - Hola, disculpad que os moleste, pero los guardias me han dicho que estábais aquí, siento interrumpir vuestra cena. Vengo de parte del mercader  Ahmed, a quien el sultán compró a esta esclava hace unos días, pero estaba enferma y el sultán pidió que se la trajésemos una vez estuviese curada. La traigo conmigo.

La gente se extrañó al ver la llegada de aquel joven, que rondaba los veinticinco, tan tarde. Pero Sasuke notó algo al verlo, una fuerte sensación de reconocimiento. Aquel tipo le sonaba de algo.

Cargando editor
12/04/2010, 22:46
Director

Rashid vio que Sasuke lo miraba muy atento, como si le reconociera. El propio Rashid sintió algo especial. Recordó en parte un rostro de piel blanquísima y ojos rojos y lo relacionó con Sasuke. Dalek, ese era su nombre. Sandalphon se lo había dicho.

Cargando editor
13/04/2010, 00:05
Rashid Karim

Rashid se quedó mirando un par de segundos a Sasuke, manteniendo la sonrisa. - Siento que sea tan tarde, pero mi señor no quería hacer esperar al sultán otra noche más. Esta chica es un poco temerosa y bueno, me gustaría dejarla en donde va a dormir esta noche. ¿Alguno de vosotros seríais tan amable de guiarme hasta allí? - Rashid dió un paso adelante llevando a Saira del brazo y miró a Sasuke. - ¿Quizás tú, chico? -

Cargando editor
13/04/2010, 14:31
Sasuke Lancaster

A pesar de reconocer las ventajas de su cambio de vida (uno no sobrevivía en las calles de Hong Kua sin capacidad para adaptarse a la mierda que echase la vida encima tuyo), Sasuke retenía un odio visceral a los mercaderes de esclavos y su entorno, a los que sólo trataba con fría cortesía porque sugerir la profesión a la que se dedicaban sus madres le comportaría una sarta de latigazos. Pero aquel hombre era distinto; era...

Familiar. Familiar, como lo era Sandalphon. Oh, su puta madre, ya me estoy volviendo a creer esas chorradas...

- ¡Sí, puedo hacerlo! -dijo al fin, con un entusiasmo nervioso- ¡Seguidme por aquí, por favor!

Cargando editor
13/04/2010, 15:19
Rashid Karim

- Muchas gracias. - continuó el tao, avanzando un poco con Saira para seguir a Sasuke fuera de la cocina. Tras dar unos cuantos pasos se dió la vuelta e inclinó la cabeza. -  Por cierto, que aproveche. -

El tayahar permaneció callado y llevando a Saira del brazo hasta que cruzaron un par de pasillos y se cercioró de que no había nadie mirando. Entonces soltó a la chica. - Siento haberte llevado así. - le dijo a ella, y entonces miró al ladrón, sonriéndole con amabilidad. - Hola, Sasuke. ¿O prefieres que te llame Dalek? Lamento que nos hayamos conocido una situación mejor, pero es lo que hay. He venido a sacarte de aquí... si quieres, por supuesto. Tengo entendido que no lo has pasado especialmente bien, así que ya es hora de que eso cambie. Te ofrezco la libertad, pero supongo que tendrá la condición de ayudar a aquél que me envió a por ti. -

- ¿Qué me dices, Dalek? -

Cargando editor
14/04/2010, 21:30
Sasuke Lancaster

Sasuke se quedó petrificado en cuanto escucho su otro nombre, y escuchó el resto de lo que le decía el hombre -ya decía yo que me era familiar, vaya si lo era-como si tuviera algodones en los oídos y en el cerebro. Por su cabeza se entrecruzaban la lunática alegría de tener una oportuniodad de ser libre, el miedo a lo que le podría pasar si su huída fracasaba... y la desconfianza ante quienquiera que enviara a aquel hombre, porque ya se estaba imaginando de quien se trataba.

Y su opinión acerca de la manera en la que le había "salvado" del Octavo Gremio no había cambiado un ápice en los dos meses de esclavitud.

- Te... ¿te envía Sandalphon?

Cargando editor
14/04/2010, 21:44
Rashid Karim

- Sí... así es. - dijo Rashid, llevándose una mano a la cabeza, poniendo una sonrisa de 'disculpa'. - Precisamente me ha enviado a mi porque estaba seguro que le partirías la cara si se plantara aquí él mismo y se le ocurrió la genial idea de que quizás te lo plantarías si fuera otro de los once el que venía a pedírtelo... -

- Y por eso aquí estoy, colándome en la casa de un sultán que mandará a media Kushistán detrás de mi como se entere... y sin recibir nada a cambio salvo la sensación de estar haciendo las cosas bien. - dijo Rashid, torciendo el gesto. - Mi nombre es Rashid, aunque se supone que soy Loralas... pero llámame Rashid, yo te llamaré Sasuke salvo que quieras lo contrario. Ella es Saira, mi novia, pero no forma parte de los once. -

La tayahar sonrió con amabilidad y le hizo un gesto con la cabeza al ladrón, a modo de saludo. - Vamos a ver, seamos francos. Yo no tengo por qué sacarte de aquí. No lo digo en el sentido de que si yo no quiero no sales de aquí, lo digo en el sentido de que no le debo absolutamente nada a Sandalphon y si he venido a buscarte aquí es por hacerle un favor. La verdad es que cuando me comentó lo que te había hecho le metí un tortazo... - Saira asintió en silencio. - Pero si puedo ayudarte a salir de aquí y vienes con nosotros podrás demostrarle a Sandalphon que no eres tan débil como él cree. -

Cargando editor
14/04/2010, 22:03
Sasuke Lancaster

- ¿Un... un tortazo? -el joven ladrón ryuan no pudo evitar la sonrisa de oreja a oreja que tomó posesión de su cara. No conocía (en aquella vida al menos) al tipo que tenía delante ni cinco minutos, pero ya estaba cayéndole mejor que la mayoría de la gente que había conocido en su vida... exceptuando a Samiya.

En aquel mismo momento la sonrisa se le borró, y notó esa pérdida de equilibrio que le anunciaba que su esperanza de libertad se acababa de complicar, cuando no de ir a la mierda, porque había un factor que se le había olvidado considerar.

- Oh... joder... mierda. Mierda.

Ante la extrañeza de sus (aspirantes a) salvadores, empezó a caminar de un lado a otro a lo ancho del corredor, farfullando la clase de blasfemias creativas y multirreligiosas que sólo podían salir de la cabeza de un golfillo callejero de Phaion, mezclando al Dios cristiano y a Abel con varios kami menores y mayores.

Tras un minuto de este comportamiento, Sasuke por fin se detuvo y soltó un largo resoplido mientras volvía a mirar a Rashid.

- Tenemos un problema. O bueno, yo tengo un problema. Si me voy ahora, lo más posible es que la única persona que me ha ayudado estando aquí acabe muy mal.

Cargando editor
14/04/2010, 22:26
Rashid Karim

- Bueno... resulta que entonces somos los dos quienes tenemos un problema. No nos podemos ir de aquí todavía: yo también busco a alguien.- dijo Rashid, borrando la sonrisa de su cara. - Estoy buscando a una amiga mía... que está aquí por mi culpa. -

Miró entonces a su novia, que ya le estaba poniendo cara de reproche. - Es una forma de hablar, ¿vale? - volvió a mirar al nephilim. - Es una tayahar, como nosotros. Tiene el pelo largo y negro, es muy inteligente... tiene mi misma edad, unos veinticinco. -

Y Rashid se esmeró en describir como pudo a su amiga Samiya pese a que hubieran pasado ya siete años. - ¿No sabrás dónde está, verdad? -

Cargando editor
14/04/2010, 22:42
Sasuke Lancaster

Durante la larga y detallada explicación de Rashid, el color fue volviendo a la cara de Sasuke, al igual que la sonrisa. De hecho, mientras Rashid terminaba la descripción, de su garganta salieron unos sonidos que, si no fuera por el contexto de tensión en el que se encontraban, bien podrían haber pasado por risas ahogadas.

Cuando su interlocutor calló, Sasuke soltó un resoplido y contuvo otro sonido gutural, y le miró con ojos en los que asomaban lágrimas, aunque su ahora enrojecida cara no podía estar más alejada de la tristeza. O de la felicidad lacrimosa que concluía tantos romances de novela de cinco escudos de cobre. De hecho, si no fuera por el contexto de tensión en el que se encontraban, bien podría parecer que el esclavo estaba a punto de estallar en un incontrolable ataque de risa.

Tomando de nuevo aliento, Sasuke por fin respondió:

- Hay que joderse, lo pequeño que es el mundo. Resulta que tú y yo tenemos el mismo problema, y la misma solución. Sé dónde está. Sígueme.

Cargando editor
15/04/2010, 00:30
Director

Sasuke llevó a Rashid a través de los pasillos de palacio evitando a la guardia. El ladrón se había convertido en un experto en ello. Además, cuando eres un esclavo nadie se fija en ti.

Abrió una de las puertas de los barracones, el de las mujeres. Había un par de lámparas de aceite encendidas y varias chicas preparándose para dormir que protestaron al irrumpir el trío de sopetón. Samiya, al fondo, se peinaba el cabello con un trozo de madera afilado para ello. Se giró al escuchar la apertura de la puerta y miró a Sasuke con el ceño fruncido. Mas, cuando vio a Rashid, sus ojos se abrieron como platos y corrió a abrazarlo.

Cargando editor
15/04/2010, 00:33
Samiya

La mujer (ya era una mujer, no una chica) olía a aceite y a incienso. Le apretó contra ella, casi llorando de alegría, antes de separarse y mirarle a la cara.

-¡Rashid! ¡Por todos los Djinns de Al-Enneth! ¿Qué haces aquí? Pensé que habrías muerto.

Le dio un beso en la mejilla y volvió a colgársele del cuello.

-¡Y Saira! Amigo mío... -Ahora sí, se echó a llorar-. ¿Qué...?

Cargando editor
15/04/2010, 00:23
Rashid Karim

El tayahar casi sufrió un síncope cuando vió que Samiya estaba sana y salva... y que no parecía tener ningún tipo de resentimiento hacia él, que era sin duda el mayor de sus temores.

- Pasaba por aquí... - dijo Rashid, que no podía ampliar más su sonrisa de la felicidad que sentía en aquel momento. - Yo... también pensé que habías muerto. Y me enteré hace nada de que te habían traido aquí. Alguien me pidió que viniera a rescatar a tu amiguito... y encima podría sacarte a ti. Todo ventajas. -

- Ya tendremos tiempo de hablar, tengo muchas cosas que decirte. Pero ahora tenemos que salir a tomar un poco de aire fresco, ¿de acuerdo? - dijo el tayahar, para luego bajar la voz. - Vamos a salir de este sitio primero, ¿quieres? -

- ¿Se os ocurre cómo podríamos salir al jardín sin que nos vean? Tenemos medios para salir por las murallas, no os preocupéis. -

Cargando editor
15/04/2010, 01:09
Sasuke Lancaster
Sólo para el director

¿Qué puntos débiles de la vigilancia del sultán he advertido durante mi estancia a su servicio? Sobre todo aquellos que permitan llegar a las murallas sin ser vistos a cuatro locos a la huida, ya sabes.

Cargando editor
15/04/2010, 01:12
Director

Junto a la puerta de la cocina hay poca vigilancia. Sólo las altas murallas disuadían realmente a los esclavos de la huida. Eso, y la persecución subsiguiente.

Cargando editor
15/04/2010, 23:14
Sasuke Lancaster

- Si tienes medios para superar el muro, la parte junto a la puerta de la cocina suele tener poca vigilancia. Seguidme, pero con cuidado.

Y hacia allí les condujo, procurando moverse al mismo paso tranquilo que empleaba en los que hasta ahora habían sido sus quehaceres y deambulares diarios, mientras miraba a todos lados en busca de guardias remolones. Iba algo por delante de sus tres compañeros de huida, para que así hubiera más posibilidades de que quien paseara por el lugar sólo le detectara a él y los demás pudieran preparar una distracción o una emboscada.

Cargando editor
16/04/2010, 10:48
Samiya

-Pero... ¿cómo nos vas a sacar de aquí? ¿Y qué pasará luego? ¡El sultán me buscará como sea! Soy... he leído demasiadas cosas personales, no me dejará irme así como así -protestó Samiya.

Pero cuando se acercaron al muro y Saira conjuró a las sombras en torno a su cuerpo y sacó las alas luminosas, Samiya cayó.

-¿Qué embrujo es éste?

Saira relucía, con el pelo y la piel blancos y luminosos. Cogió a Samiya y a Sasuke de la cintura y los llevó al otro lado aleteando suavemente con aquellas alas intangibles. Rashid pasó al otro lado saltando, sencillamente.

-Vale... si podeis hacer esto, entonces sí me voy. Dios, Rashid, hace siete años que no veo a mi padre. Debe de estar destrozado pensando que he muerto...

Cargando editor
16/04/2010, 15:09
Rashid Karim

- Lo sé... por eso es importante el siguiente paso: salir de aquí y volver a Haruma. Allí estaremos a salvo. - dijo Rashid para luego dirigir luego su mirada a Sasuke. - Seguramente Sandalphon venga a buscarnos allí. Haz lo que creas conveniente, sólo te recuerdo que nadie te obliga a seguirle en su objetivo. Yo todavía no he tomado mi decisión. Si lo deseas puedes hacer como yo: vigilar su comportamiento. Sólo así podremos conocer sus verdaderas intenciones. Si son honestas yo le ayudaré. Si no, desapareceré y seguiré igualmente con mi vida. -

- Pero todo esto podemos hablarlo en casa. Volvamos a Haruma. - dijo el taoísta, abrazando a Samiya.

Cargando editor
17/04/2010, 02:06
Sasuke Lancaster

- Desde luego que me gustaría saber sus intenciones. Y ya puestos, me gustaría saber un par de cosillas más -respondió Sasuke. Por ejemplo, pensó en su fuero interno, por qué demonios me vendió como esclavo - Pero tienes razón, lo primero es encontrar refugio y salir de este puñetero lugar.

Mientras caminaban hacia su destino, Sasuke sentía una extraña serenidad. Sabía que lo normal sería estar más excitado por haber escapado de la esclavitud en aquel palacio, pero una vocecilla cínica en su interior le decía que aquello no era, ni de lejos, el final de sus problemas: sólo era un alto en el camino antes de verse involucrado en problemas mucho más gordos.

Por lo menos había algo bueno, y era que las extrañas palabras de Sandalphon en su primer encuentro empezaban a cobrar sentido. Y si no eran más que un engaño, bueno, al menos ya estaba fuera del palacio del sultán, y eso era un cambio a mejor se mirara como se mirara.

Cargando editor
17/04/2010, 18:18
Saira

-Para llegar a Haruma tendremos que dirigirnos al oeste -dijo Saira-. Si salimos ahora mismo llegaremos en unos días, aunque... ¿y si nos persiguen? -La chica miró a Rashid con algo de miedo-. ¿Tienes alguna idea? ¿Podemos comprar camellos o caballos?