Partida Rol por web

De vigilado a vigilante.

Magnífico. Estupendo.

La ironía llena tu mente. Esta mañana mientras practicabas en la sala de entrenamiento tus secuencias de combate, el sargento Razcjenko, encargado de intendencia del Puesto Avanzado DN-2 en el que estás destinado, te ha ordenado que en dos horas fueras a escoltar a un par de nuevas adquisiciones al barracón. Los tipos parecen peligrosos, más si se tiene en cuenta que son reclusos antiganos que han aceptado unirse al ejército sin precisar Resocialización, y hasta comprobar que los inhibidores de agresividad que se les han implantado quirúrgicamente como medida de seguridad son completamente funcionales te sumarás a la escolta de entrenamiento de los dos novatos.

- De momento encárgate de llevarlos a la armería y equiparlos de forma reglamentaria. Allí se encontrará con vosotros el Sargento Connor, que queda encargado de su entrenamiento formal.- Fueron las palabras de ese gordo desgraciado que ha decidido arruinarte el día. Y encima hablándote con condescendencia, al contrario que el resto de milicianos de la base que tienen el buen gusto de dejarte en paz. ¡¿Quién coño se cree que es con esa constante sonrisa de amabilidad en su jodida cara?!

Finalmente decides que una orden es una orden, y siempre podrás desquitarte con los nuevos si no saben mantenerse en su sitio.

-Entendido, me dirigiré hacia allí, espero que los nuevos no den problemas- Le contesto al sargento Razcjenko, antes de encaminarme a acatar su orden.

Mientras me retiro voy pensado: - Puto gordo de mierda, quién se creerá que es por llevar alguna insignia más que yo, pues ese delante de mi pequeñín (el lanzallamas) quedaría tan churruscado que sería imposible diferencialo de un búfalo asado.-

-Bueno, estar un poco antes en la armería esperando ver la cara que traen estos novatos al entrar aquí puede ser divertido, así iré inspeccionando el percal. Así que me dirijo hacia allí, con paso no muy ligero, pues no quiero que se piense el sargentucho ese que me apresuro en llevar a cabo su orden.

Notas algo de presión en la frente antes de salir de la sala de entrenamiento, y con un gesto brusco hacia un lado achicharras uno de los sacos colgantes. La lona tensa se abrasa y ennegrece casi al instante dejando caer la arena y los lingotes de plomo iridado. Entre el olor a arena recién vitrificada y cuero abrasado sales sonriendo de la sala. - Parece que huele a quemado.

Ahora al tajo. Te dirijes, por varios pasillos, a una instalación cercana cruzando un patio e ignorando a los múltiples técnicos que corren de un lado a otro. DN-2 está muy ajetreada desde que llegaron los marines del Escuadron Alfa. Supones que tendrá que ver mucho con un nuevo intento de reprimir la revuelta antigana por parte de la confederación. Bien, a lo mejor así tenemos marcha.

Tras introducir tu código de autorización personal en el panel lateral, la compuerta se abre con su deslizar presurizado franqueandote el paso y cerrandose igualmente tras de ti. Continúas caminando por delante de unas cuantas salas y giras en una esquina. Allí, custodiando la puerta blindada que da acceso a los quirófanos y cámaras de resocialización neural, ves un par de marines fumando y jugando a las cartas, que te saludan informalmente al estilo militar:

- ¿Qué le trae por aquí cabo?- inquiere uno girándose hacia ti en la caja que le sirve de asiento.

Con ánimo de echarme una partidilla con los otros marines, le contesto: -Pues nada, por aquí estoy, que me ha mandado Razcjenko que haga de guardaspaldas con los nuevos, cómo si ellos por si solos no supieran donde poner su culo.-

- Bueno, ¿hay sitio para uno más en la partida? supongo que todavía queda un rato hasta que lleguen.- Les pregunto mientras me acomodo en una caja que utilizo a modo de taburete.

El soldado que no hablaba, tuerce el gesto, pero recogiendo las cartas comienza a barajar. Tu interlocutor, sin embargo, frunce el ceño y torna más militar su tono:

- Señor, creo que deberíamos cumplir las órdenes. Se nos comunicó que vendría una escolta, para evitar problemas hasta que los inhibidores de agresividad estén operativos al 100%. ¿Ha venido solo?- Mira con preocupación a su compañero, por el rabillo del ojo a lo que el otro responde dándole una discreta patada por detrás de la caja que usan de mesa.- Debo dar por hecho que usted es la escolta, señor. Cuando desee liberaremos a los reclutas y nos pondremos en marcha de camino a la armería para equiparlos , señor.

Notas cierta tensión en el ambiente, y, como si hubiesen notado que estás dándote cuenta de ello, ambos soldados se ponen en pie, en posición de firmes ante ti, esperando a que confirmes la orden pertinente.

-Pues claro que he venido sólo, ¿y para que más? yo me basto y me sobro para hacer frente a cualquier situación conflictiva que pueda acontecer.- Digo en un tono un tanto irritado al considerar que se estaban cuestionando mis capacidades.

-Vamos a liberar a esos reclutas, ¿¡Qué haceis ahí parados!?, ¡venga ayudadme! - exclamo viendo la estaticidad que había mantenido frente a mi.

Ambos soldados se miran entre sí, y el que ha permanecido callado durante todo el rato se dirige a un panel que hay tras ellos e introduce un código. Dos de las puertas más cercanas situadas en el corredor se desbloquean con un chasquido metálico, y cuando cada uno de los veteranos se acercan a ellas, con el rifle preparado, éstas se abren automáticamente dejando ver tan solo oscuridad tras ellas. Ambos soldados miran en el interior del cuarto y cuando ven lo que parecen buscar les hacen un gesto para que salgan.

Uno de los marines entra por la puerta de la sala que ha abierto.

De la otra llega el sonido de pesadas cadenas arrastrándose hasta la puerta, y el otro marine se aparta para permitir el paso. La poderosa figura de un hombre con grilletes en los pies y la cara semioculta en sombras debido a la iluminación traspasa el umbral:

- A ver que cojones me hacéis ahora bastardos...sólo quiero que me deis un arma...

Al ver aparecer de entre las sombras esa gran figura lanzando una serie de improperios por su boca, pienso: - Si, efectivamente, tal y como me lo imaginaba, les va a hacer aprender cuál es su lugar-

-Lo primero, soy Nexus, el encargado de equiparte, y yo decidiré cuando es el momento de hacerlo.  Ahora esperaremos a que aparezca otro marine.- Dije en un tono tan seco y autoritario que dejaba poco espacio para la objeción. 

Cuando traspasas el umbral ves ante ti al marine de armadura azul que te indicó que salieras. Miras a un lado y a otro del corredor por el que te trajeron hasta aquí, logrando orientarte en lugar. A la izquierda un soldado calvo, malhumorado y con la roja armadura de los firebat parece esperar con impaciencia, tal como te manifiesta.

Ver la figura de un marine, de un firebat...siempre es algo que impresiona. Pensar que vas a estar en uno de esos malditos trajes emociona.

-Vale cojones...todo esto va a ser como tu digas-Observo bien las armaduras-¿Cuando nos vamos? jajaja

Despúés de captar la impaciencia por vestir su nuevo equipamiento le digo al nuevo marine:

- Ya que tienes tantas prisas por equiparte espero que sepas llevar la armadura con la honra que merece, por cierto tu nombre es... no me gustaría seguir diciendote:- eh, tu- cuando me tenga que dirigir a ti.

-Brian McWim...y espero llevar esta armadura mucho tiempo...y si machacar traseros es llevarla con la honra que quieres estaré encantado de complacerte jajaja.

Realmente las ganas de llevar la armadura hacen que comience a abrir y cerrar los puños repetidamente y con fuerza.

Se escucha un pequeño par de golpes y un improperio provinientes de la otra celda.

- ¿Y ahora qué mierda confederada?- Un pesado ruido metálico se escucha golpeando con violencia contra la pared.

El soldado que ha abierto la puerto a tipo de los grilletes se gira y acude corriendo al cuarto.

-Pero... ¿alguien me puede explicar que jodida mierda es esta? ¿a que esperais? ¿por qué no está el otro recluso aquí ahora mismo? ¿es que voy a tener que ir yo a sacarlo de donde coño esté? ¡A mi me dijeron que escoltara a los reclusos no que los sacara! - Digo exaltado después de escuchar el ruido a través de la pared y ver al soldado correr al cuarto sin hacer nada.

-Joder como se ponen algunos cuando les rompen el sueño jajaja.

Ganas de ir, ganar de una pelea y que me partan la cara o si no partir alguna cabeza. Seria un bonito comienzo, pero no parece que sea mi pelea...por ahora.

El segundo marine no ha tenido aún tiempo de llegar a la puerta cuando se escucha un golpe acompañado de un crujido y luego una serie de sonidos metálicos breves y muy pesados al caer al suelo.

Cuando el soldado alcanza la puerta y mira hacia el interior, su visera baja automáticamente y comienza a levantar el arma, pero una ráfaga de disparos le obliga a hacerse a un lado sin llegar a disparar.

- Joder, joder, joder, Aquí va a haber problemas, o más bien ya los hay. Tiraros todos al suelo, ¡¡¡a cubierto!!!- Exclamo mientras me dirijo reptando hacia la puerta por la que supuestamente tenía que salir el otro marine.

Me parece muy bien que tengais todos los problemas que querais, pero !dadme almenos algo con lo que atizarle a alguien en la cabeza¡

Sereis cabrones, no pienso besar el suelo tan pronto.

Me agacho ante la oferta de balazos gratuitos, aunque no llego a tumbarme.