Partida Rol por web

>>Centro de Mando DN-2. Antiga Prime.

Una misión incompleta, múltiples traiciones con varias barajas, y una cadena de mando arrasada por la locura de la guerra. La historia de las Revueltas continúa.

Tus ojos recuperan la vista tras el fogonazo, y con una sensación de ligero mareo te notas caer al suelo, quizás del vértigo al flojearte las piernas.

¡No!, no tienes ni idea de como ha debido suceder, pero no ha sido un vértigo, ya que estos no pesan tanto. En una pose un tanto extraña, Coogar se encuentra encima tuya, buscando a tientas tu cuerpo bajo el suyo. Al menos parece que sigues invisible a sus ojos, o sigue afectado por lo que quiera que haya activado. También es posible que influya el haberle golpeado, porque tiene entrecerrado el ojo izquierdo, pero has perdido tu arma al caer.

Comienzas a recuperar la vista rápidamente, te encuentras en una sala de techo acristalado en bóveda que deja llegar la luminosidad del día. El lugar tiene unas decenas de metros de amplitud y contiene cuatro cazas estacionados.

Ruido de pelea, justo frente a vosotros, donde hace un instante se encontraba la mesa de despacho de Huge, tirado en el suelo moviéndose como un loco se encuentra Coogar forcejeando contra la nada.

Maldita sea... Qué ha pasado!... Mierda! Coogar!

Se intenta revolver, tardando unos segundos en percibir que su camuflaje aún está activo y sigue otorgando ventaja contra Coogar. El rifle no está en sus manos, pero aún tiene la pistola... Pero usarla en esta situación no es lo mas óptimo, lo mejor será escabullirse del peso del cuerpo de Coogar y desenfundar el arma para retomar el control de la situación rápidamente.

Debatiéndose en el suelo, ambos contendientes parecen incapaces de lograr superar al otro. Coogar no ve de donde le vienen los ocasionales golpes en costillas, rostro y otras zonas sensibles a los golpes, pero continúa tenazmente aferrado a algo en el suelo, sujetando con fuerza lo invisible.

- ¡Para ya maldita fantasma!

Mientras Coogar permanece en actitud semiconvulsa al parecer enfrentándose al suelo, su camarada Joel acude en su ayuda sospechando lo que éste está agarrando.

El colono Edward por su parte decide que es buen momento para poner en marcha alguno de los cazas monoplaza de este pequeño hangar privado, iluminado por el sol que penetra por los cristales translúcidos del techa, oscurecido tan solo por las sombras de algunas nubes y aves que vuelan cerca de la cúpula.

Sacando un aparato metálico de su cinturón, Joel despliega una doble antena flexible de unos 30 centímetros de longitud, mientras se acerca.

- Harry termina ya, tenemos que irnos, tu idea de emplear los recursos de la base no ha funcionado.- Se acerca como un ciego empleando el aparato a modo de bastón, claramente buscando tocar lo que el cuerpo de Coogar está tratando de inmovilizar.

Perros bastardos.

La situación era complicada, pero era una fantasma y no iba a dejarse superar por unos descastados como estos. Había que pensar y aprovechar el cuerpo del propio enemigo en propio favor.

Intentó deslizar una pierna entre las de él con el claro objetivo de golpearle la entrepierna de un fuerte rodillazo. Pero eso no era mas que un amago para que bajase la guardia, encogiéndose un poco sobre sí mismo o bien interponiendo sus piernas. El objetivo principal era agarrarle de la melenilla, estúpida y carente de cuidado por otra parte, para dar un tirón con todas sus fuerzas hacia un lado esperando desplazarle y acontinuación girar por el suelo en sentido contrario.

El plan de la fantasma funciona; Coogar se aferra con más fuerza impidiendo que las rodillas de la mujer se alcen en su contra, pero descuida la presa permitiéndola alcanzar la descuidada melena y tirar con fuerza lo que le hace perder agarre.

Joel ya está al lado sin embargo. Pero nunca llegó a emplear su artefacto de electrocución.

El estruendo es impresionante al romperse 30 metros cuadrados de cúpula de vidrio reforzado sobre vuestras cabezas. La lluvia de cristales de todos los tamaños provoca destrozos en todo el hangar. Varias esquirlas laceran vuestros cuerpos abrazados en combate, pero por suerte son rasguños menores en tu armadura y mejilla, y para Coogar solo unas cuantas marcas más a añadir en su maltratado cuerpo. Joel, al contrario, no lo contará, ves como al producirse el ruido de cristales rotos alza su mirada al techo para ver a qué pertenece el graznido horrendo que acompaña los cristales rotos de la cúpula. Sobre el cae un fragmento de ésta tan grande como él que le empala contra el suelo atravesándole el pecho.

Las nubes y los pájaros que pensabáis que surcaban los cielos despejados no son tales, o al menos no tan inocentes. Hinchados globos con cabezas de calamar y tentáculos colgantes pueblan la bóveda celeste, mientras que varios seres serpentiformes de alas de membranosas revolotean velozmente vomitando bolas verdes, probablemente los responsables de que la bóvedad haya estallado.

Por las estrellas... Qué demonios es eso?

El pensamiento cruza su mente, fugaz pero cargado de ansiedad, cuando se incorporaba para asaltar a Coogar para reducirlo y, de pronto, la cúpula estalla y las bestias se dejan ver. La muerte del otro rebelde es algo que no le afecta, a penas quedando registrado en su memoria.

Qué es toda esta mierda?... Maldita sea... Hombres!

Con un quedo gruñido desenfunda la pistola y busca a Coogar. El plan es sencillo, que no fácil... Capturarle, esconderse, sacarle toda la información posible y salir de aquí.

El desconcierto jugaba a su favor, el polvo y los cristales aún no se habían asentado del todo cuando se movió, invisible y letal, hacia Coogar para llegar a su espalda. A la par que depositaba la boca de la pesada pistola contra su nuca, su boca se acercó a su oreja para susurrarle con suavidad y letalidad a partes iguales.

- Basta de juegos. Desobedéceme y te vuelo los sesos. Muévete hacia aquella pared, bajo los restos de ese caza destrozado... Tienes mucho que contarme y de eso depende, por ahora, tu vida. - Terminó la frase dándole un golpe, firme pero no excesivo, en la cabeza con la pistola para que se moviese. - Muévete!

Contaba con la ventaja de estar invisible pero apenas le debía quedar tiempo por lo que tenía que forzar y acelerar la situación a su favor. Tras apremiar con cariño a Coogar tomó la cautela de retroceder un paso hacia atrás y dos a su derecha, para escapar de su rango de cuerpo a cuerpo sin perder opción de mantenerle encañonado. Mientras, susurrando, intentaba reestablecer conexión primeramente con sus compañeros Fantasmas, después con la base en general.

- Aquí Operativo Fantasma 26369... - Zumbido de estática. -  G-26247, G-26749 dónde estáis? Qué ha ocurrido? Me encuentro en un hangar secundario, localización desconocida. El preso, Coogar, continúa en mi poder. Hemos sufrido un ataque de una especie alienígena, avistados xenomorfos voladores a distintas alturas. Repito, aquí G-262639, informe de la situación. Hemos sufrido un asalto xenomorfo....

No percibes respuesta alguna de tus acompañantes Fantasmas, lo cual te apenas te inquieta: sabes valertelas sola. El otro colono no parece asustado al ver a las criaturas, pero se cubre bajo un caza en cuanto el techo estalla y los fragmentos caen, echando a correr en cuanto la lluvia cesa hacia un lateral en el que hay un ascensor de plataforma. Tú caminas detrás de Coogar, comprobando que realmente el tipo necesita poca convicción para echar a andar lejos de allí.

- ¡Debemos marcharnos, ayúdame por favor! No podemos morir antes de alertar de la presencia de estas criaturas. ¡Arrasarán el planeta antes de que los ejércitos se den cuenta que no es por causa de los estragos de una guerra civil que han ardido tantos reductos de población!

Ya no hacía falta el camuflaje y, siendo realistas las reservas del reactor Moebius estaban al límite, por lo que desconectó el dispositivo de camuflaje y se hizo visible sin dejar de apuntar a Coogar.

- Parece que sabes mucho de esas criaturas... Qué son? Dónde las has visto antes? - Presionó la boca del cañón de la pesada pistola contra la espalda de Coogar como recordatorio. - Yo decido qué haremos... Y recuerda, soy un Fantasma, asi que no intentes ninguna tontería. Sigues vivo por mi voluntad y porque estás relacionado con estos seres y por las acusaciones contra Huge... - Pero sí, tenemos que salir de aquí sin perder un segundo.

Se detuvo un instante para orientarse y abrió el intercomunicador de su traje para enlazarse con la IA de la instalación.

Repites una vez más la transmisión mental tratando de localizar. El comunicador personal que llevas equipado en el casco está sumido en la estática. Y entonces percibes con claridad un murmullo goteante en tu mente, deslizándose por los espejos defensivos que evitan intrusiones en tu fuero interno, es goteante y pegajoso. Y sabe que estás ahí.

Sientes tus energías psiónicas mermadas por la invisibilidad y aunque podrías mantenerte oculto algo más la situación te hace comprender que es inútil, ya que al tiempo que notas la presencia cenagosa rozar tu mente varios de los xenomorfos que vuelan por el exterior se adentran en el hangar. Tres criaturas simlares a dragones de pequeño tamaño, y aún así con la envergadura de un caza, revolotean velozmente en el techo escupiendo una especie baba verdosa que rebota provocando explosiones. Coogar es visible, un objetivo tan bueno como otro cualquiera, pero sabes ¡que vienen a por ti

- Deja de tirarte el rollo y corre chavalita. A esos bichos les da igual lo chunga que te creas.- Ignorando el cañón de tu arma Coogar echa a correr. Está decidido a cubrir lo antes posible los metros que os separan del ascensor que el otro colono ya ha está esperando.

Enfurecida por su reacción, tu ira se ve interrumpida por varios estallidos tras vosotros. Percibes que dos de los dragones han hecho reventar varios de los cazas mientras vuelan raudos en pos vuestra. Su maniobrabilidad es increible. El tercero ni siquiera se entretiene en vomitar esas bolas con cuchillas envueltas en baba verde, su único ojo situado entre las alas está fijo en tí, mientras grazna estridentemente por su boca, al otro extremo de su cuerpo alargado.

Qué demonios... Qué es esto? La manifestación psíquica de sí misma, en su mente, en ese reino de espejos cóncavos, convexos, rotos, empañados, se encogía al contacto con esa sensación. Intentaba pegarse a ella, fría, viscosa y despiadada, como el alquitrán. No... No!! Intentaba refugiarse en los recovecos de su mente única, incluso para los estándares Fantasma. Pero estaba débil, su esencia estaba casi consumida y no tenía la fuerza que debería. Poco a poco una telilla viscosa la envuelve, cubriéndola casi por completo. Nooooo!! Sal de mi mente!!!

Esos largos instantes de agonía apenas eran una fracción de segundo en el mundo físico pero aún así la arcada y la nausea fueron visibles en su rostro. Por un momento la furia y la ira se apoderaron de ella y sus manos por un instante buscaron el largo rifle para abatir a la criatural al vuelo... Pero su parte fría y racional, no solo la parte Fantasma, se sobrepusieron y estaba claro que ella era el objetivo primordial de estos seres.

- Mierda... - Masculló y giró sobre un pie para encontrar apoyo contra el caza cercano y así aumentar su impulso en la carrera. Corrió hacia el ascensor siempre algo mas inclinada hacia delante de lo normal, por si la bestia escapaba poder rodar hacia delante por el suelo, no perder demasiado impulso e incorporarse de nuevo para seguir la carrera.

El enorme ascensor ha llegado. Coogar y el otro hombre cruzan el portillo del pasamanos de seguridad. El colono directamente corre y de un puñetazo en el enorme botón verde de descenso activa el ascensor nuevamente, que chasquea horriblemente al cambiar bruscamente de dirección, invirtiendo la dirección en que los engranajes muerden la cadena dentada que permite el desplazamiento vertical del ascensor. Sus dos tripulantes parecen preocupados por el hecho de que la plataforma carezca de un techo que les cubra en la chimenea vertical en que se adentran.

La Fantasma ya ha iniciado una carrera desesperada, mientras las explosiones ocasionadas por la destrucción del hangar al paso de las criaturas voladoras que la persiguen se le aproximan cada vez más. El gusano escamoso ha cubierto en apenas unos segundos la mitad de la distancia que le separaba de su presa humana. Su chillido es cada vez más estridente, más ansioso, más hambriento...

Corre! Corre! Correeeeeeee!!

Por mas que se apremiaba la bestia voladora gana terreno mas rápido de lo que la Fantamsa ponía de por medio. Ya podía notar el pestilente aliento a su espalda y la fuerza del viento desplazado por sus furiosos aleteos.

Esquivando ágilmente algunos trozos del techo que caen en ese momento algo por detrás de la joven atleta, el xenomorfo pierde algo de terreno. Las fauces de la criatura se contraen velozmente en un gesto que pudiera parecer disgusto, y entonces vomita. Un chorro verde brillante que envuelve una bola con tres púas giratorias es proyectado hacia adelante con tremenda velocidad, llegando a estamparse contra la indefensa espalda de la fantasma. El impacto es tan brutal que lanza a la mujer al interior del foso del ascensor, impidiendola gritar probablemente por haberla dejado sin respiración a causa del impacto, quizás por entrenamiento o puede que por simple orgullo. Sea como fuere la muchacha se encuentra dolorida y boca abajo en el suelo de la plataforma.

Mientras tanto el ascensor continúa descendiendo y se pierde a la criatura de vista. Por fortuna.

Recuperándote rápidamente del impacto aún en el suelo, una mano amiga se ofrece ante tu rostro para ayudarte a levantarte. Enguantada en cuero negro, aguarda a que la sujetes para ayudarte a ponerte en pie.