Partida Rol por web

Tras media hora de viaje a toda velocidad montados en las Vulture, el desértico pedregal queda atrás junto con la estela de polvo e iones levantada por los motores más veloces que la tecnología terrana ha diseñado.

- Ya hemos llegado chavales.

La breve bienvenida que Nitro os da al llegar a la base de los motoristas contrasta con la enormidad de esta. Por el aspecto de vuestros salvadores dábais por hecho que os llevarían al típico campamento desorganizado de piratas o colonos, con sus chabolas improvisadas y sus talleres caseros a base de chatarra y despojos de campos de batalla. Resulta sorprendente encontrar entre las montañas una base militar del calibre de la que tenéis enfrente, salida de la nada tras girar en un recodo de la cordillera.

Gigantescos edificios militares, desgastados pero bien equipados y en excelente estado de mantenimiento, se alzan en el valle. Vuestra experiencia militar os hace notar la naturaleza claramente itinerante de la base. Cada edificación cuenta con la tecnología terrana que permite "levantar el campamento" y trasladarlo gracias a potentes motores de impulsión. A excepción de unas pocas estructuras defensivas fijas, fáciles de desmontar en caso de partida, todo el campamento se compone de estructuras móviles. La guarnición que deja pasar sin preguntas a la veloz punta de lanza motorizada está dispuesta en posiciones defensivas estratégicas hábilmente seleccionadas para maximizar una defensa rápida y eficiente. Compuesta de potentes tanques Arclite, Goliaths y numerosas tropas regulares de a pie, sus insignias despiertan la incertidumbre en vuestros corazones: El negro brazo golpeando con el látigo, estampado sobre las rojas armaduras de los Hijos de Khoral. ¿Adonde os han llevado vuestras decisiones?

La temeridad y la suerte os han acompañado hasta hora. ¿Por eso os encontráis ahora aquí? Estos y otros pensamientos similares os ocupan ahora que os encontráis en el corazón de la base enemiga que horas antes el difunto coronel Huge os asignara como objetivo. Cansados y magullados después de un duro día luchando por sobrevivir habéis huido y el enemigo de la Confederación os acoge ahora en su seno. El lider motorista despidió en la entrada del edificio a sus hombres y os indicó que le acompañarais. No recordáis que diera orden alguna al respecto, pero media docena de soldados en armadura de combate os han escoltado desde entonces, con Nexus cargando poco ceremoniosamente con Brian, y la marcha cerrada por el humo del cigarro que Teddy disfruta calada a calada. Conscientes de la delicada situación en que os halláis tras haberos declarado pertenecientes al bando Confederado, atribuís el mal disimulado nerviosismo de la maltrecha Uriel a la negra paranoia que induce sentirse prisionero.

Ahora, mientras una pareja de sanitarios de bata blanco se hacen cargo del inconsciente recluta Brian, tal y como se os prometió, vuestro desconocido salvador se ve interrumpido mientras os ofrece la posibilidad de ver vuestras heridas atendidas. La enfermería, abarrotada de soldados armados, recibe a dos nuevos visitantes. El primero, un hombre de severidad imponente y uniforme confederado ejecuta un saludo informal con la cabeza, se mantiene silencioso en segundo plano mientras la mujer que va a su lado, enfundada en la negra armadura de fantasma, muy similar a la que viste Uriel.

- Tenías una misión muy clara Jim. Tus instrucciones no incluían recoger nada más.

La mujer fulmina con sus ojos verdes al interpelado, que retirándose el casco se muestra sonriente ante ella. Parece disfrutar del enfado de la mujer pelirroja que tan severamente le recuerda sus obligaciones.

- Descanse teniente - la mujer frunce el ceño con ira ante la chanza que le acaba de dirigir sonriente- Les encontré en el lugar donde localizamos la última señal de la baliza, junto a su nave estrellada contra las piedras. No son lo que esperabas, pero les hacía falta una ducha.

La mujer dirige una mirada al oficial que la acompaña, buscando apoyo. El hombre estira levemente la comisura de los labios en un esbozo de sonrisa. Sin palabras, queda claro que se niega a intervenir e imponer seriedad. Enfadada, vuelve a encarar al motorista dispuesta a hacer temblar la habitación para ponerlo en su lugar cuando éste la interrumpe.

- Vamos Sarah... sólo es una broma. Siempre vienen bien más hombres, y esta guerra civil que hemos desatado nos obliga a hacer por estas gentes algo más que quedarnos mirando.- Su tono es apaciguador, y aunque corta de raíz las duras palabras que iba a recibir, no aplaca a la fantasma. No así sus siguientes palabras, que conceden a la conversación a un tono más relajado- Además querida, según la comunicación que me envió aquí el colega magistrado, localizaste la fuente de la señal y la has traído de vuelta. Subes un punto al marcador, y vas en cabeza nena. Y ahora ¿de qué se trataba?

- No es oportuno comentar información clasificada delante de extraños, Jimmy.

Con una mirada despreocupada repara en vosotros, de uno en uno. Es obvio que le llama la atención la fantasma, pero no hace ningún comentario o gesto que le conceda importancia.

- Tienes razón necesitan una ducha. Ahora ven. Arcturus esperaba el informe de resultados en cuanto regresaras, así de paso podrás enterarte de a quién había que recoger ahí afuera.- El énfasis en las últimas palabras deja claro que no ha olvidado que no debía haberos traido.

Guarda un estoico silencio en todo momento. Caminando lentamente pero sin dejar que nadie la ayude avanza con el grupo. Se siente como uan fiera enjaulada. No! Maldición! Por las malditas estrellas! Los rebeldes! Su nerviosismo dio paso a una manifiesta hostilidad. Resperaba despacio, tratando de serenarse, de enfriar su mente.

Ya en la enfermería, una mirada tan afilada como un casquillo de 0.72 mantiene a cualquier enfermero alejado de ella a pesar de sus evidentes y dolorosas heridas.

Pero la visión de aquel hombre y la otra operativo fantasma dispararon unos patrones de conducta condicionada profundamente anclados, aunque, por suerte para todos, y de forma extraña, bastante dominados conscientemente. La armadura de la operativo es clara, de tonos plateados y eléctricos, mientras que los de la "anfitriona" es oscura, negra como la noche. Sus pasos se volvieron mas fluidos y silenciosos mientras sus ojos, ligeramente entrecerrados, tomaban nota de todos y cada uno de los presentes, las camillas, las mesas, los armarios... De todo. Por un momento una imagen cruzó su mente, dos panteras, una blanca y otra negra, rondándose, estudiándose en silencio en los segundos previos al salto mortal contra la garganta contraria.

Se dominó tras unos segundos donde cada fibra de su cuerpo aislaba el dolor y el cansancio, tensándose para el combate. Se recostó contra una pared y bajó la cabeza, necesitaba aislar su campo visual de esas dos figuras. Sabía que la otra fantasma, a pesar de no mostrar interés, había realizado el msimo estudio que ella pero de forma mucho mas sutil y eficaz.

Sí... Pero sus hombres nos han salvado y seguimos vivos gracias a ellos.

No, seguimos vivos porque ellos quieren, no gracias a ellos.

Tuvo que pasar una mano por el ojeroso rostro para ocultar la crispación.

Calma. Silencio. Espera. Calma. Silencio. Espera. Calma. Silencio. Espera. Calma. Silencio. Espera...

Repetía incesantemente de forma mental.

El piloto levantó la comisura de los labios hacia la derecha dibujando una sarcástica sonrisa en su rostro. Disparaba su rostro hacia uno y otro lado dirigiendo la mirada a uno u otro interlocutor mientras se debatían el uno con el otro. Una vez acabada la conversación arqueó las cejas y miró a la fantasma que hacía un tiempo habían llamado Sarah.

—Vale, vale. Lo pillamos, nena —dijo mientras levantaba las manos mostrando las palmas hacia adelante.

—Quizá debiéramos agradeceros vuestra ayuda pero todavía no se si nos habéis ayudado para daros el placer de jodernos vosotros o... ¿Qué coño pintamos nosotros aquí?

Desde que nos recogieron con aquellos motoristas intentaba entender algo de lo que estaba sucediendo, de lo que decían, pero tras varios intentos y una irritación considerable por no conseguirlo, desistí. -Debo de ser un burro en cuestiones estratégicas poque no pillo ni una de lo que están diciendo-.

Cuando llegamos a la base noto una situación enrarecida, cierta tensión entre la gente que se encontraba allí y ciertas miradas examinadoras. Escucho a aquél hombre que me sonaba de algo, como si hubiera escuchado historias de sus hazañas antes y ahora no lo recordara. Decía algo sobre reclutar a hombres e instantáneamente me vinieron a la cabeza las últimas palabras de Coogar sobre la rebelión y salvar a los ciudadanos.

Me encontraba muy cansado de llevar a Brian durante todo el camino apoyado con todo su peso y el de su armadura en mi hombro que hacía ya rato había dejado de sentir y refunfuñé en un tono inaudible: -Sí, eso de reclutar hombres está muy bien, pero antes debería de restaurarlos, joder... que nos prometieron que se iban a ocupar de este armatoste...

Cuando termino de lanzar quejas para mis adentros recupero la compostura y aunque todavía con un poco enrrabietado digo: -Bueno, y vosotros... ¿podríais hacer algo por mi amigo?

Al doblar el último recodo de la colina que crecía ante nosotros, pude contemplar maravillado la base militar que se extendía ante nosotros y las estructuras movibles que la componían. Pude observar a soldados haciendo guardia y una bandera ondeando sobre una de las estructuras principales.

Lo que me temía... pensé al ver el símbolo de los rebeldes.

Arrugué la nariz y proseguimos montados en la Vulture hasta un lugar en el que dos sanitarios, a juzgar por sus blancas batas, se hicieron cargo del desvalido Brian y le quitaban el peso a Nexus. Una fantasma apareció frente anosotros y mantuvo una levemente acalorada discusión con el que parecía ser el líder de la comitiva que nos rescató del agobiante desierto.

Jimmy y Sarah ?... de algo me sonaban esos nombres.

- Bien, no pretendemos incordiar. - dije con brusquedad - Pero ahí fuera hay un peligro que amenaza con exterminar todo el maldito planeta. - levanté el brazo y señalé con el dedo hacia la nada - Si queréis vivir será mejor planear una retirada táctica. Nosotros hemos sufrido y sobrevivido a esa amenaza, y os aseguro que la única opción es la huída.

Me mostré excitado y algo alterado, signo de que lo que estaba contando me producía cierta sensación de nerviosismo. La verdad es que no era para menos.

- Es una buena pregunta - contesta la pelirroja a Jonas manteniendo la mirada en el llamado Jimmy- La baliza de señalización que rastreabamos debió desdoblarse en algún punto del desierto y os encontraron a vosotros. Por suerte mi destacamento encontró la fuente original y hemos recuperado a nuestro efectivo. Por lo que a mí respecta, sois un error.

- Eh, eh, eh, no seas tan dura Sarah. Puede que no sean quienes buscabamos, pero parecían necesitar ayuda. Ahora que ya sé que ninguno es el infiltrado bastará con mantenerlos en donde no se metan en problemas mientras decidimos que hacer con ellos.

La intervención de Raynor para suavizar la fría actitud de la arrogante fantasma queda interrumpida por las palabras de Teddy acerca de la amenaza a la que habéis sobrevivido.

- No sé hasta que punto se habrán agravado las reyertas en tu zona soldado, pero la propaganda Confederada sobre el empleo de armas nucleares de destrucción masiva por parte de nuestro bando son falsas. ¡Demonios! Hemos venido aquí a ayudar a Antiga Prime a liberarse no a quemar el planeta hasta los cimientos.

Antes de que Teddy pueda responder a la pregunta un interfono emite una breve serie de pitidos apremiantes que resuenan en la enfermería y el hombre que Jim nombrara como magistrado se dirige a las pantallas de control de la enfermería, más allá del cual se encuentran valorando la situación de Brian, introduciendo una serie de digitos en el teclado. Las pantallas desplegables sustituyen la serie de imágenes tomográficas y las constantes de Brian por un listado de datos y dos transmisiones entrantes. Una de ellas es el rostro de un hombre maduro, de expresión decidida y cruel. El otro, una representación andrógina de una inteligencia artificial de apoyo inicia una comunicación ante el magistrado en tono mecánico pero familiar:

>> Parece que la Confederación se halla en estado de pánico en lo concerniente a la Revuelta Antigana. Capto un número elevado de transmisiones Confederadas salientes y entrantes realizadas entre sus puestos y su cuartel general en Tarsonis.

>> La mayoría de las transmisiones están fuertemente codificadas, aunque espera, aquí hay tengo algo.

La pantalla que listaba un interminable número de lo que ahora suponéis comunicaciones captadas por lo que la inteligencia artificial ha expuesto ilumina una fila en amarillo parpadeante y las letras verdes sobre fondo negro son sustituidas por una imagen distorsionada por la codificación desencriptada a la fuerza.

Todos le reconocéis como Edmund Duke, General de las Fuerzas Confederadas, líder del Escuadrón Alpha, y el causante de varios de los recientes problemas que habéis experimentado.

- ¡Aquí el General Duke transmitiendo desde la Nave Insignia del Escuadrón Alpha Norad II! ¡Nos hemos estrellado contra la superficie y estamos recibiendo bien fuerte por parte de los Zerg! ¡Solicito recuperación inmediata por parte de cualquiera que reciba esta señal! ¡Repito, esta es una llamada de emergencia de prioridad uno!

La sorpresa y el rencor se reflejan en el rostro de Jim al escuchar el mensaje.

- ¿Zerg? ¿Aquí? Les está merecido. Ya iba siendo hora de que prueben lo que es estar ahí liándola.