Partida Rol por web

- Con calma, ya casi estoy terminando. - dije manteniendo la concentración y sin precipitarme en desactivar el mecanismo apresuradamente.

- Prefiero estar seguro de lo que hago, que esto al más mínimo error BOOUUMMMMMM!! aunque eso no es una posibilidad de la que preocuparse, esto lo solucionamos en un momento. - dije seguro de lo que estaba haciendo. Acto seguido me abstraje y empecé a musitar cada uno de los paso que iba siguiendo: - Pulsando esto aquí... y luego sujetando esta pestaña...

- Yo estaría más preocupado por los cabrones que le han hecho esto al doctor y han pretendido que volaramos por los aires.

Dejó caer la cabeza, hundiendo el rostro en su pecho, respirando trabajosamente, sudando y con leves escalofríos.

Cita:

- Solo ha sido un hombre. Pero ya está muerto. - Murmuró Uriel. -  El Doctor Knightley... - Comenzó a hablar, con la garganta reseca y la voz cascada, sin fuerzas, nada mas que un susurro agónico de dolor. - El... él era mi padre. - Un aguijonazo de dolor le hizo doblarse sobre sí misma y vomitó, pero hacia tanto tiempo que no comía nada sólido que únicamente ácida bilis salió de su boca. - Mi nombre real es Uriel y me estoy muriendo. - La tristeza en su voz era infinita pero aún así parecía que tras dar el primer paso de la confensión de la identidad del doctor, todo iba en cascada. - Me muero... Algo me roe las entrañas, mi mente se debilita. GS-26.247 sabía algo al respecto. Estoy infectada, el Dr. Knightley vió algo en los análisis, algo extraño, fuera de lugar.

Guardó silencio unos segundos y miró a sus compañeros uno a uno.

- Esa bomba tiene sentido sabiendo mi conexión con el doctor. - La voz se le rompe cada vez que habla de él, pero es incapaz de llamarle "padre" en voz alta. - Tiene sentido para eliminar pruebas, documentos o muestras relacionadas con los estudios sobre los zergs.

Alzó la cabeza, golpeandose suavemente contra la pared, con los ojos cerrados con fuerza y un rastro evidente de lágrimas en el rostro.

- Creo que tiene que haber algo aún en el laboratorio... - Con gruñidos y jadeos de dolor, apoyándose en la pared, arrastrándose por ella, se puso lentamente en pie, pero el esfuerzo, incluso algo tan mínimo, fue excesivo y de la terrible cicatriz de su abdomen volvió a salir un requero de sangre.

El piloto se incorporó y miró a Connor desafiante.

—¿Quién te ha dicho que esté al mando? Puedes mandarme a la mierda si lo deseas pero tendrías que proponer algo para poder hacerlo. Si nadie tiene nada que proponer, mejor que se meta la lengua en el culo.

La mirada se dirigió acto seguido al trabajo que Nexus realizaba con la puerta. Se le notaba impaciente y más si cabe después de las palabras de Uriel.

—Uriel, eh —dijo mirando con cierta compasión a la fantasma—. ¡Vuelvo a tener razón! Ya os dije que esta nena tenía algo que ver con ese doctor. 

Hizo una pausa y volvió a mirar fijamente al Murciélago, apremiándole en su acción.

—Bueno, en cuanto Nexus reviente el sistema entramos, buscamos lo que sea y nos largamos de aquí cagando leches. Sólo respóndeme una pregunta nena, ¿a que se refería tu colega con eso de que si tu vives nosotros morimos?

Un chasquido más y frunciendo el entrecejo con rabia el firebat abandona su labor con aspecto encabronado. Con un breve grito de furia alza su enorme bota y aplasta el conmutador sobre el que trabajaba.

- Ya está listo del todo.- Establece calmadamente y entra en la sala precediendo al grupo.

Ya en el interior del laboratorio resulta fácil seguir el rastro ensangrentado que parte de la mesa de mezclas. Tal y como los indicios hacían suponer el doctor Knightley yace muerto a unos pocos metros. Por su aspecto y el del rastro dejado debió realizar un tremendo y penoso esfuerzo para arrastrar su cuerpo hasta la silla a cuyos pies yace sujeto con el brazo iquierdo extendido. Hay manchas de sangre en la superficie de ésta y de la consola aún encendida, mostrando un femenino asistente digital en pantalla. Debió haber trepado según delatan las sangrientas huellas sobre los controles, antes de caer exánime.

La vista está empezando a fallarte por momentos, corriendo y descorriendo velos de blancura y oscuridad. Las palabras salen pastosas de tu boca, exigiendo toda tu menguante concentración. La sensibilidad hace tiempo que abandonó tus extremidades dificultándote incluso el mantenerte erguida. Pero eso no es lo peor...

Marron te iza una vez más llevandote tras Nexus y compruebas la verdad. El cuerpo inerte de tu padre, yaciendo en el lugar al que le llevaron sus últimos esfuerzos. Una nueva oleada de debilidad te recorre, entretejiendose con la que ya afligía tu cuerpo. Tanto tiempo, tanto esfuerzo, y solo te ha llevado una vez más a la pérdida. G-26.247 no ha ganado, aún, pero ahora entiendes plenamente su plan. Mató a tu padre y permitió que te deslizaras hasta el recuerdo del momento para tenderte una última trampa en previsión de que no lograra acabar contigo. Ha empleado tu dolor y aunque aún no estás muerta, casi lo deseas. Tal vez debieras entregarte a la cercana sensación de vacío que te rodea desde hace unos pocos minutos.

El piloto observó detenidamente la escena antes de ofrecer apoyo a Uriel para moverse.

—Bueno, aquí tienes lo que buscabas —dijo mientras se acercaba al asistente.

Hizo un par de comprobaciones sobre el terminal y pronto se dirigió a la asistente.

—¿Qué a pasado aquí? El doctor no tiene muy buena pinta, ¿qué estaba haciendo?

Después de desactivar el artefacto, tras los instantes de tensión arrojé la célula sensora con ira contra el suelo, saltando los pedazos de ésta por toda la habitación.

- Jodido, hijo de puta! - mientras decía esto poco a iba sientiendo como poco a poco un subidón de adrenalina corría por mis venas que me llevaba a la enajenación.

- No acabarás con nosotros, cabróoooooonnnn!!! agggggrrr!!- como si se me hubiera ido la cabeza lancé un grito al aire desatándo toda la rabia que había acumulado. Pero seguía pensando en las palabras de aquél hombre: -si ella vive vosotros morireis.- aunque poco a poco trataba de alejar este pensamiento de mi mente.

Tras esto recuperé la tranquilidad y comencé a ojear los destrozos que habían causado en el laboratorio. Traté de seguir el rastro de sangre y trazar un esquema de como se sucedieron los acontecimientos.

Apoyándose en Marron para llegar a la consola, se deja caer pesadamente en la silla cercana. Evita por todos los medios mirar el cadaver de su padre. Tiene que parpadear varias veces y frotárse los ojos para poder enfocar la vista al menos unos segundos.

- Notas... Apuntes... Tal vez... - Tose, jadeando con cada inspiración como si una banda de acero aprisionase sus pulmones impidiéndola respirar. - Tal vez un... algo, un quimico, muestras... - Farfulla caminando por la fina línea de la inconsciencia, la alucinación y la cordura.

Cuando por fin el firebat consiguió deshacerse de la trampa de la compuerta, entramos en fila cargados de malos augurios. Apenas se escuchaban los chasquidos eléctricos de aparatos destrozados y un olor mugriento invadía la estancia. El rastro de sangre no dejaba lugar a dudas y nuestros peores temores se confirmaron al seguirlo hasta el cuerpo inerte del profesor.

- Bien, sospechas confirmadas. - dije observando el cadáver. Sus restos de sangre indicaban que había utilizado un panel electrónico poco antes de desfallecer.

Me acerqué al panel mientras Uriel, aún jadeante, comentaba algo acerca de encontrar información. De qué trataría exactamente dicha información?
No era un experto informático, pero encontraría el modo de encender aquel trasto.

Con la ayuda que le presta Marron, Uriel toma asiento frente a la consola, prácticamente desplomándose sobre ésta. La fantasma hace esfuerzos notables para evitar fijarse en el cuerpo del doctor que yace a sus pies, pero al girar el asiento no puede evitar apartar el brazo del doctor. Tras un momento de quietud que se produce al escuchar el blando sonido de la carne al chocar con el metal del suelo, mueve torpemente una mano sobre el teclado pulsando varias teclas. Frustrada, pregunta entrecortadamente al asistente acerca de aquello que el doctor pudiera haber guardado, alguna pista. En respuesta a su intento de acceso, la imagen digital cobra vida:

>> Detectado usuario.

>> Asunto: Status laboratorio médico.

>> Reproducción automática activada.

La mujer digital da paso a una secuencia de video. Se trata de una grabación de seguridad del laboratorio en la que aparece el doctor Knightley frente a la consola, estudiando una serie de datos con atención. Se abre la puerta de acceso por la que entra G-26.247 y el doctor le sale al encuentro dejando tras de sí su informe, en el que se muestra una pequeña imagen de Uriel.

El fantasma parece no andarse con rodeos y corta las preguntas de Knightley con una aseveración tajante:

- G-26.369 continúa con vida. Las ordenes eran ejecutarla de inmediato.

- No era necesario correr riesgos.- el doctor da la espalda al Ejecutor para coger una jeringa de la cercana mesa y se la muestra- Le he administrado esta sustancia, así que no te preocupes. El efecto será definitivo antes de que tenga lugar el ataque. La base está a salvo.

Reconoces la jeringa y la sustancia como aquellas que te inyectó antes de abandonar el laboratorio para enfrentarte a los Zerg.

¿Qué me has hecho papá?

- Inaceptable. Las capacidades curativas de G-26.369 depurarán la sustancia. Hay que eliminarla tal y como se ordenó.

- Es posible que sus capacidades ralenticen el efecto de la toxina, pero no quiero que la muchacha sufra. La solución aplicada es mucho más eficiente y discreta. No será necesario...

- Se le advirtió.

G-26.247 desenfunda su pistola y efectúa un disparo contra el abdomen del doctor, al que la sorpresa y la potencia del impacto arrojan de espaldas contra la mesa, provocando el desastre de cristales rotos y pequeños objetos cayendo. El fantasma se acerca despacio y quitándole la jeringa de las manos inyecta su contenido en la yugular del doctor, con el cuidado que emplearía en una ceremonia ritual.

- Ha arriesgado los planes de Mengsk y ha dejado de sernos útil, Knightley. Esa herida en su vientre no le matará, lo que nos permitiría realizar un pequeño experimento. Ahora voy a ir tras G-26.369 y a liquidarla mientras su veneno actúa sobre usted. Si para cuando regrese sigue vivo, le demostraré cuan piadoso puede ser un disparo en la sien.

El fragmento de video concluye con el ejecutor abandonando el plano enfocado por la cámara, dejando al doctor Knightley sentado en el suelo palpando sus heridas con manos temblorosas.

Tras un segundo de nieve la imagen regresa. La grabación de seguridad vuelve a mostrar el laboratorio, y ésta vez se encuentran frente a la consola de comunicaciones Knightley, completamente ileso sosteniendo un cuchillo de combate ensangrentado hasta la empuñadura al lado de un fantasma, identificable como G-26.247 por la herida del costado que sufrió en DN-II durante la captura de Harry Coogar, el rebelde que intentara dar la alerta frente a los Zerg. Tanto el doctor de rostro grave y el impertérrito operativo fantasma mantienen un diálogo con una persona de voz autoritaria a través de la computadora.

- Así pues, ¿los datos confederados son correctos? Quiero el análisis de resultados.

Se trata de una voz que todos habían escuchado recientemente. El doctor Knightley deposita el cuchillo en una batea metálica junto a una mesa de operaciones, de forma que el rostro de Arcturus Mengsk se muestra con claridad en la pantalla. El fantasma, aún en posición inicia su informe.

- El dispositivo amortiguador de onda funciona, señor. He logrado mantenerme oculto ante la amenaza xenomorfa durante el ataque a DN-II sin ser detectado. Los otros dos operativos han cumplido igualmente con sus objetivos. Dejé de percibirles durante al abandonar el puesto confederado, pero la infestación Zerg resultaó masiva y pronto el lugar resultará completamene arrasado. Apenas sí logré abandonar el área empleando todos los recursos disponibles.