Partida Rol por web

Sigo caminando prestando atención al entorno aunque espero al resto de mis compañeros ya que algunos de ellos necesitan curarse de las heridas producidas por las picaduras de avispones. En mi caso al ser pequeña la herida decido dejar que se cure con el tiempo.

- Las montañas están ya cerca, ahí podremos ocultarnos mejor...y así avanzaremos más rápido seguramente. 

Me apoyo en un árbol para esperar al resto. En breve reanudaremos la marcha para llegar a nuestro objetivo y entablar combate con los bandidos.

Respondo a Brazofuerte:

-Sí, tengo unas hojas de Draaf que podrían ayudar un poco a vuestra recuperación, pero.. solamente tengo tres para todo nuestro viaje -examino las heridas de mi amigo-. No te veo mal del todo, Ulrij*.. diría que Douervis y Angainor están en peor estado. Creo que sería más prudente conservar las hojas, por lo que pueda pasar en el futuro, o en todo caso podría darle una** al enano que es el más perjudicado.. No sé si alguien más trajo alguna, pero como se nos acaben vamos a perder una solución importante en caso de herida grave. A mí me salvaron la vida en una ocasión -aún recordaba el flechazo maldito que casi me hizo abandonar el mundo y reunirme con mis ancestros, loados sean los dioses-. Ésto nos afecta a todos, ¿qué opináis los demás?

Continuamos la marcha alejándonos de las avispas y el panal, resultando ciertamente una sabia decisión entre las que nos cabía elegir. Rasqué mi mentón, enredando los dedos de mi mano en la barba, para darme cuenta cómo iba hinchándose a sólo unos momentos de habernos picado esos bichos.

"- ¡Aaa, malditas avispas... tengo una barbilla sobre mi barbilla!- esputé con cólera- Más vale que no se extienda la hinchazón al resto de mi rostro porque voy a estar muy... muy enojado por el resto del día, de la semana...- mencioné entre suspiros".

Escuché a los compañeros mientras nos acomodábamos después del pequeño problema de insectos y aproveché para ver si Samman estaba bien. Luego me dirigí al resto: "- No se preocupen, tengo unas hojas draaf para masticar y también creo que me queda alguna rewk para beber- dije y agregué-. Yo me encuentro bien, los enanos somos duros como la roca, y  además prefiero que racionemos las hierbas para lo que se viene... aunque si alguno lo necesita puede contar también con las que llevo".

El grupo se planteó distintas posibilidades de curación, pero por el momento nadie se decidía a hacer efectivo nada.

Tras el incidente con las abejas se decidió proseguir para avanzar lo máximo posible. Y se consiguió a buen ritmo. Fue justo con la puesta de sol, al oeste sobre un risco a un par de kilómetros, cuando visteis la que debía de ser la famosa torre.

Era el momento perfecto para planear como se iba a hacer. En primer lugar decidiendo si ibais a usar la noche o esperar a disponer de la luz. O cualquier otra cosa que se os ocurriese. La decisión es vuestra.

Con la caminata continua llegamos antes del anochecer a la vieja torre de la que nos había hablado Douervis. Solitaria, antigua y protegida por muros, Minas Anghen se alzaba con una grave imponencia que sólo el suponer de la existencia de unos bandidos en su interior podía darle.

Hice señas al resto para que nos detuviéramos un momento y desde la distancia observemos las posibilidades que la construcción nos daba.

"- Bueno... eso complica las cosas- empecé señalando hacia la entrada-. El pasaje nos obliga a movernos en columna o tal vez hilera, pero no más que eso. Si nos lanzamos de día, seríamos blanco fácil para arqueros... de noche complicaríamos algo más su visión, y la nuestra, pero sigue dificultándonos el ingreso el portal- expresé, rascándome la barba pensativo, intentando dar con una posibilidad de ingreso que no venía a mi cabeza-. Desde aquí no veo otro lugar al que acceder que no sea esa gran puerta, y dado que no traemos armas de asedio podríamos estar buen tiempo- concluí con un leve fastidio por no encontrar una solución".

Examino la fortaleza desde la distancia, está bien defendida y será difícil aproximarse a ella aunque sea de noche. La torre de vigilancia les da ventaja...aunque ese árbol cerca al lado del muro podría ser un punto débil de conseguir llegar a la puerta ya que taparía nuestra entrada de hacerla silenciosa...pero está a tiro de flecha de la torre y eso es peligroso. La otra opción es a través del tejado pero hay que tener en cuenta que será peligroso...muy peligroso.

- Será difícil aunque la oscuridad nos ayudaría a acercarnos pero está muy bien defendida...

Se me ocurre una idea que solíamos hacer para echar a ciertos animales de sus cuevas en La Comarca. Humo y fuego...con eso los sacaríamos de su fortaleza pero tendríamos que combatir en cuanto salieran por la puerta y la torre no arderá fácilmente.

- Podríamos intentar escalar el muro con cuerda y abrir la puerta o acceder a través de los tejados y ser sigilosos...el problema es que no sabemos cuántos son y si tienen cautivos...si no siempre podríamos prender fuego a los tejados con flechas incendiarias y luego acabar con ellos cuando salieran a través del portón...

La idea de escalar los muros ayudados por el árbol podría haber sido lo que necesitábamos, pues bastaba que uno o dos entraran en forma sigilosa y abriesen las puertas como para que pudiésemos meternos.

"- Los pies de los hobbits son silenciosos, no así los de los enanos... tal vez alguien más pudiese acompañarte e intentar colarse trepando los muros- contesté gustoso a las palabras del mediano-. Tengo conmigo cuerda para prestar e incluso una red si les resultare útil de algún modo- dije".

Miré a la distancia el lugar y fruncí el entrecejo, impaciente por desconocer cuántos enemigos habría allí.

"- Sin embargo, sería peligroso que se mandasen sin más ahí adentro... tal vez otros podríamos intentar generar una distracción a la distancia, encender quizás un fuego en la noche que llamara la atención y obligara a que algún grupo salga primero. Supongamos que lo encendemos a distancia incluso de aquí y luego volvemos de inmediato a esta posición... cuando un grupo de bandidos incursione, nosotros podríamos ir hacia la puerta y tú y alguien más hacer lo suyo para abrirla- agregué y consulté finalmente-. ¿Qué opinan?".

- No veo mal esa opción, hacerles salir de su fortaleza nos ayudaría...dentro con agua y comida podrían resistir meses seguramente...es posible que tengan un pozo dentro, por lo menos las fortalezas dúnedain las tenían en el Norte. - digo recordando las ruinas del norte. - ...y si tienen agua seguramente tengan letrinas y las letrinas deben desembocar a algún sitio...no es la mejor forma de acceder pero debería ser otro punto de acceso...

Acceder a través de los sumideros no es lo más agradable pero hay que tenerlo en cuenta también.

Desconocía que Angainor tenía también sus propias hojas de Draaf, y siendo de ese modo, la escasez no era tan acuciante. Abro mi equipaje cuidadosamente empaquetado, y le ofrezco una de mis hojas secas de Draaf a Brazofuerte:

-Sé que no las conocías, como nosotros hasta que las necesitamos. Te doy una, y tú eliges cuando usarla: tómala si quieres ahora mismo, puede ayudarte*, aunque te aconsejaría que la reservases para un futuro cuando quizás la necesites con más urgencia por estar más grave, tú decides. Piensa que si te atacan estando solo quizás ni Angainor ni yo estemos cerca para poder darte otra. ¿Mut, tu llevas alguna? Puedo darte la que me resta para que la lleves también - al fin y al cabo todos somos amigos combatiendo juntos. Mejor estar prevenidos.

LLegamos al fin a la torre con la noche como aliada. Imponente todavía, aunque sin duda había conocido tiempos mejores, nos impedía el paso como un caprichoso niño celoso de sus secretos.

Escuchando los interesantes puntos de vista de mis amigos, un recuerdo apareció en mi mente: un terrible ser alado que nos atacaba en la anterior aventura y la forma desesperada en que lo combatimos, venciéndolo finalmente. De ello me llevé una cosa útil como recuerdo, que aún formaba parte de mi pesada carga como viajero.

-Opino que no es mal plan, amigo Mut. Como dices, prender fuego no sería buena idea al no saber ni quiénes ni cuántos están dentro. Abrir las puertas desde dentro es una simple y efectiva idea que se cuenta que ya ha funcionado alguna vez**, pero preferiría que no fuese solo. De ese modo otro más podría cubrirte las espaldas, o ayudarte en caso de que la puerta sea complicada de abrir. A veces se necesitan dos personas para abrir un portón de tal envergadura -en mis viajes he visto portones que necesitan incluso de más hombres para ser abiertos. Un sitio que no quiere ser tomado no suele tener una puerta cualquiera -.Amigos, ¿recordáis que tengo un garfio mágico que se engancha a voluntad para poder escalar, o pasar por espacios? Ahora podría sernos útil, para que Mut o quien sea pueda subir certeramente sin riesgo a que la cuerda quede mal asentada y pueda caerse. 

Rebusqué de nuevo en mi equipaje, encontrando el gancho con su cuerda. Mi equipaje tan repleto ahora estaba resultando útil, cosa que al menos me compensaba el tener que cargar con él a todas horas.

Tomo la hoja de draafque Lorgan me ofrece tan amablemente y sonrío. Sin más contemplaciones la introduzco en mi boca y la comienzo a masticar.

-Los planes de futuro para cualquier guerrero deberían pasar por llegar en las mejores condiciones posibles a las batallas -afirmo entre bocado y bocado, empezando ya a paladear el gusto de la hierba curativa.

Atendiendo a los planes de ataque expuestos, asiento al plan del hobbit.

-Yo te puedo acompañar, Mut, trepo bien, lo llevo en la sangre. Y si vamos por la noche confío en que no me vean. Si hay alguien de guardia, lo eliminamos y abrimos la puerta para los demás.

Un plan simple, sin plan alternativo. Esperemos que si algo se tuerce los miembros más intelectualmente aventajados del grupo hagan algo más...

Mut: 59/60 PV

Ulrij: 30/31 PV

Douervis: 34/40 PV

Lorgan: 40/40 PV

Angai: 59/59 PV

El grupo se pone a organizarse. La incursión inicial y silenciosa parece ganar fuerza. Mut y aún está por decidir si Ulrij también irá. Se internerá/n para abrir la puerta en silencio y que el resto pase. También está por decidirse del todo por el modo de acceder. Luego la operación proseguiría en silencio ¿La finalidad? Pillar al enemigo desprevenido y así contar con el efecto sorpresa.

En la conversación hubo algún momento de silencio en uno de ellos os llegó una brisa helada y una voz con ella “Los niños están hambrientos... hambrientos... el oro debe ir con los niños hambrientos...”

Acaricio a Viento, el unca, para que siga permaneciendo en silencio sin delatar nuestra presencia. Tanto él como Samman se están portando estupendamente. 

El sonido de las palabras en el voluble soplar del viento me hace entornar los ojos.. ¿Habré escuchado bien?

-Amigos, vosotros.. ¿también habéis oído eso? ¿Unas palabras traídas por el viento? Llamadme loco, pero me pareció entender.. “Los niños están hambrientos... hambrientos... el oro debe ir con los niños hambrientos...”

Mi vista se vuelve hacia la torre inconscientemente. ¿Vendrían de ahí las palabras? 

-Ajá. El viento nos acerca las palabras. Por suerte. Imaginad que sopla del otro lado... -respondo a Lorgan, indicando con el dedo gordo nuestras espaldas.

Incluso alguien tan corto de entendederas como un simple guerrero dunlendino comprendería que si aquellas palabras llegaban desde la fortaleza y el viento hubiera soplado en la dirección contraria, nuestras palabras habrían llegado a la fortaleza, poniéndoles en guardia.

-A todo esto. ¿He escuchado que tenéis una cuerda que se ata sola? ¿Como en los cuentos?

-Mejor que bajemos la voz en adelante por si acaso, que aunque hemos sido prudentes, la suerte también nos ha acompañado. No estoy seguro de que proceda de la torre, parecía un eco lejano.. Y no sólo en el espacio, sino quizás en el tiempo. Sólo la escuché entrecortada entre nuestros silencios, como si fuese.. un recuerdo de algo que ocurrió alguna vez -paré mi disertación, consciente de que quizás decía tonterías, y hacía perder tiempo a los demás.

-Sí, Brazofuerte. El gancho de esta cuerda -lo alcé para enseñárselo, evitando el brillo que pudiese delatarnos- se engancha allí donde queremos tirarlo y queda asentado. Es práctico, sin duda. Evita caídas y fallos. Así que no perdamos más tiempo. ¿Treparéis entonces los dos? -pregunto a Mut y Ulrij.

Esa voz me heló un poco la sangre, pero por suerte sonaba lejana aunque me hizo pensar en qué quería significar.

- No me ha gustado esa voz que trae el viento... - digo susurrando - ...subiré el primero y cubriré a Ulrij mientras lo hace...luego nos dirigiremos hacia la puerta y la abriremos...os cubriré desde las alturas con mi arco mientras accedéis y luego me uniré a vosotros. Por favor, cuando entréis no estéis al descubierto...desde esa torre seríais un blanco fácil...así que heroicidades las justas...

Compruebo el carcaj y aseguro las flechas para que no caigan al ascender el muro con el propio cordaje del carcaj apretándolo.

- Llevaremos el equipo justo...mochilas y demás enseres que no utilicemos quedarán aquí...yo llevaré mi zurrón con las hierbas y todo aquello que pueda servir. Si necesitáis que os lleve algo decídmelo pero que no ocupe mucho ya que su capacidad es limitada.

Miro a Ulrij y le pregunto:

- Compañero, ¿tienes hierbas curativas? Puedo compartir las mías para que tengas alguna por si las moscas...así aunque estemos separados podrás curarte...

Separo una hoja de Arlan y dos de Draaf para dárselas a nuestro compañero si no posee ninguna. Está en la naturaleza hobbit compartir y más si nuestras vidas dependen de que todos no suframos daños.

La brisa heló mi piel y fue haciendo que cada uno de los cabellos de mis brazos y hasta mi barba se crispara por el eco, el susurro del viento, tan claro como la voz que en el oído se deja caer.

"- Por Mahal no sé qué diablos ha sido eso pero no me gusta nada... nada- dije con seriedad-. Si en verdad son palabras de los bandidos que nos trae el viento sí que es malo, aunque no estoy seguro que así sea. Y llegado el caso, malo será también pues podría significar que allí hay niños- agregué con la preocupación marcada en mi rostro".

Me acerqué hacia los pequeños que tenía con sí Lorgan y les acaricie, sin poder contener una sonrisa al hacerlo. "Valientes... no hagan tonteras cuando entremos", pensé.

"- Creo recordar que cuando intenté manejar ese gancho en la torre del hombre-pájaro no hizo nada, pero al hacerte con tu él sí que pudiste... ¿no son acaso tus habilidades mágicas las que lo impulsan?- consulté a Lorgan-. Sólo pregunto para evitar que se complique la situación estando ellos dos intentando entrar en el lugar... sino tal vez sería prudente que vayas con Mut y Ulrij y yo esperemos a que nos abran las puertas- concluí".

-¿De otro tiempo, Lorgan? Vale que eres mago, pero... ¿no habrás tomado alguna hierba o poción? -apunto sonriente, un poco en broma, un poco en serio.

Llevar un mago en el grupo me pone un poco nervioso. Los magos me ponen nerviosos. No estoy acostumbrado. En mi pueblo se habla de seres terribles con poderes mágicos que les convierten en monstruos mortíferos, personajes de cueto con los que asustar a los niños por las noches. No, puedo entender el poder curativo de hierbas y ungüentos, pero no la magia.

-Vale, la llevaré yo -digo tomando la cuerda de manos del mago por el gancho, un poco renuente, pero sin perder mi aplomo, aunque sea un objeto con poderes mágicos- treparemos por ella Mutfast y yo.

Luego viene el ofrecimiento del hobbit sobre las hierbas, un ofrecimiento muy generoso. Asiento y le sonrío sinceramente agradecido.

-Eres un buen compañero, Mutfast Lanudo, te has ganado mi respeto. Si está en mi mano, tras vengar a mi hermano, te devolveré el doble de su valor, pequeño amigo.

El plan del hobbit me gusta, así que no le interrumpo, pero la intervención del enano pone de relieve la existencia de inconvenientes al uso de la cuerda mágica. Vaya, ¿por qué será que no me sorprende?

-Lorgan, ¿crees que puedes acompañarnos hasta la base de las murallas de la fortaleza sin ser visto? Si es así, acompáñanos y usa la cuerda como sabes; si no simplemente treparemos. Mut tiene dedos pequeños y ágiles, y yo manos fuertes para trepar. Puede que tardemos algo más, pero no creo que eso suponga un problema.

La cara de extrañeza que Ulrij me dedicó no me era desconocida:

-Lo sé, amigo. Entiendo lo raro que puede sonar, pero hay sucesos que exceden la comprensión de este mundo. Más aún para un guerrero acostumbrado a batirse con cosas tangibles -le palmeé el hombro en señal de afecto, a la vez que cogía la cuerda enrollada y la colocaba en mi hombro para llevarla.

Con mi maestro viví grandes experiencias como mago, mas libros arcanos también poblaban su biblioteca. De él aprendí que si el dios de la Muerte quiere, la existencia de personas puede alargarse mucho tiempo más allá de su deceso.

-... Pero eso aún ha de verse, en este caso. Por ahora, mejor que nos centremos en entrar. Os acompañaré y lanzaré la cuerda, espero que con éxito, y la recogeré tras vuestro acceso. Así dispondremos de ella en otra ocasión. Mientras, Angainor y los Uncas pueden idear algún plan de distracción al que yo me uniré cuando estéis ya arriba. Quizás hacer ruido en la lejanía. Podemos usar a los uncas, son rápidos en la huída. -le comenté al enano

El grupo hace planes mucho, este asalto parece que al menos va a estar bien preparado. Aquella voz a alguno le da escalofríos y pronto os dais cuenta del origen.

Se aproxima una figura humana, parece de mujer, en estos momentos está a unos cuarenta metros. No de la torre sino del lado oeste. Se aproxima caminando despacio, con los brazos extendidos. En una de ellas porta un bastón.

- ¿Quién por Gobha, os da el derecho, Quién, por Danñu, posee vuestro espíritu, y engendra esta ultrajante violación?