Partida Rol por web

- Creo que sería arriesgado hablar con el señor Raven ahora, podría reconocernos a pesar de su estado mental - dijo el doctor Call.- Lo más prudente será ir a ver al serñor Winwood. Seamos cautos y todo ira bien.

Una vez han decidido que irán de nuevo a la residencia Wintwood, hacen una parada en el centro para comer algo. Al salir del restaurante son chistados de mala manera por una mujer que sale del restaurante tras ellos. Se trata de una mujer atractiva, maquillada en exceso, de unos treinta y pocos y con aires metropolitanos bastante evidentes, como si ajena fuese a estos lares.

- Hey hola buenos días buenas tardes quiero decir ¿Cómo están ustedes? ¿bien? ah sí me alegro mucho -habla exageradamente rápido -¿a que son ustedes los que ha contratado Wintwood? sí sí me he enterado. Claro que son ustedes no tienen pinta de actores ni de trabajar en el mundo del cine aunque a decir verdad no me los imaginaba así tan tan tan normales , bueno menos ése -refiriéndose a Milo -hay mucha gente como tú en Nueva York, tienees aires de...bueno es igual me meto en donde no me llaman, pero vamos que el resto no parecéis psíquicos. ¿Queréis ganar algo de dinero?

El doctor Call miró a la mujer con la calma que le caracterizaba, su nerviosismo al hablar y la información de la que hacía alarde resultaban claramente sospechosos.

- Está usted rompiendo una a una todas las reglas que marca el protocolo, señorita - dijo el doctor Call.- Si me dice su nombre estaré encantado de responder a sus preguntas.

- Soy Roseanna, Roseanna Barlett de un medio escrito muy influyente por aquí, bueno del único que hay en Los Ángeles les puedo hacer ganar mucho mucho mucho dinero ¿en qué andan metidos? ¿Qué les ha pedido Wintwood? quiero saberlo absolutamente todo, ya saben, dinero fresquito para ustedes.

- De modo que es usted periodista - dijo el doctor Call, sopesando si aquel contratiempo podía ser aprovechado en su favor.- Creo, señorita Barlett, que debería usted contrastar sus fuentes.

Finalmente decidió zanjar el tema en lugar de tratar de enviar a aquella arpía tras una pista falsa. Que hubiera una periodista siguiéndoles no era nada bueno, y lo peor era que quizás contase con algo de informació comprometida con la que chantajearles. Edward Call creía que no era un buen momento para tratar el tema con la prensa, si es que algún día llegaba ese momento.

Cuando Henry vio la mujer ¡una mujer! sonrió. Era hora de ofrecer un prec...no, era hora de ligar al estilo Henry. Es decir, espantando a la dama.

¿Que quieres saber ricura? Lo que nos contó Winwood.—Henry hizo un gesto disimulado con la mano a sus compañeros. Iba a poner en marcha sacar información y espantar a la cotilla. las mujeres....El infierno estaba empedrado con sus lenguas.Preciosa, antes tendría que saber de que crees que estuvimos hablando, porque recuerdo haberle dicho que el tiempo ...y claro también la información tiene un precio grrrrrr

Cuando aquella chismosa insoportable se acercó al grupo Milo pensó en un segundo que el castigo más apropiado que podría darle sería el de ofrecerle algún tipo de información absurdamente falsa pero lo suficientemente jugosa como para que pagase por ella un precio interesante y que la publicase quedando en ridículo tras desmentir lo contado. Sonaba bien... al menos en la mente del muchacho sonaba como una justa reprimenda.

Luego habló Dewey y... bueno, digamos que éste ofreció un concepto mucho más acertado de lo que era justo o no para una entormetida como aquella. Sin duda, que Dewey quisiese ligar con ella sería el mejor y peor castigo que nadie pudiese merecer.

- Si quieres disponer de la habitación de hotel no tienes más que dejarme un calcetín en la puerta, Romeo. Prometo no molestar en toda la noche. - apostilló Milo mientras se alejaba para dejar intimidad a los "tortolitos".

No puede mirar con repugnancia a Henry

Ni por la primicia del año...

- vamos vamos vamos señor - decía ahora al dr. Call -no nos lleva a ninguno a ninguna parte esa actitud suya tan evasiva, todos podemos salir beneficiados en este asunto. ¿Por qué no me hablan un poco por encima? les daré un buen dinero y luego otro día podríamos discutir el precio de los detalles. Me pregunto el porqué de su contratación es decir, ¿Para qué querría Wintwood a un grupo de psíquicos? según tengo entendido es un hombre bastante serio y muy cuerdo.

- No insista, señorita - respondió el doctor Call, en un tono que no admitía replica alguna.- Y me reitero en mis palabras: contraste sus fuentes, señorita Barlett.

Por suerte, la intervención de Henry había resultado ser inocua para la conversación y el doctor Call confiaba en que no tratase de continuar por ese camino.

Cariño...yo no soy psiquico pero tu si tienes poderes...estás levantando partes de mi cuerpo con la mirada—Henry había sacado ahora su arma más brutal (y no, no nos referimos a su miembro) y se disponía a espantar para siempre a esa cotilla.Obviamente, el joven sabía que no haría nada con ella pero le divertía sobremanera espantarla. Especialmente a esas mujeres "tan liberadas" que tenían trabajos masculinos. Tampoco necesitamos dinero pero si algo de "amor" ya me entiendes.

Si no se iba, pronto vendría "la gran bomba"

- Eh... es su decisión . Y señor -refiriéndose a Henry -es usted el ser menos virtuoso que he conocido, no le deberían permitir salir de su pueblucho donde quiera que esté -dice la mujer alejándose -si cambian de idea pueden encontrarme en el Eddie´s todas las tardes. Buenas tardes señores.

Una vez la mujer se hubo alejado, continuásteis vuestro camino hasta una de las avenidas principales para tomar un taxi con destino a la residencia Wintwood. Media hora después, habíais flanqueado las medidas de seguridad de la casa de Wintwood y os encontrábais de nuevo en su despacho.

Entra en el despacho a paso rápido, se le ve con prisa y sin muchas ganas de atenderles, casi se le ve hasta molesto con vuestra presencia.

- Ustedes dirán, ¿Cómo les ha ido? ¿han descubierto ya algo que pueda interesarme?

- En efecto, se puede decir que hemos descubierto un par de cosas - dijo el doctor Call con voz calmada, no estaba dispuesto a dejarse llevar por las prisas del señor Winwood.- Le haré un resumen, si le parece bien... El señor Raven no estaba en condiciones de darnos ninguna información relevante, incluso se mostró beligerante con nosotros... El señor Baptiste está apunto de abandonar la ciudad, pero antes de hacerlo nos dio información acerca de algún tipo de artefacto que Von Varnstein utilizó para tratar de filmar a "la presencia" que habitaba el lugar del rodaje - el doctor Call hizo una pausa para dar énfasis a lo que iba a decir a continuación.- El señor Baptiste afirmó que el director llegó a rodar algunas tomas de la película, de modo que creo que no fue usted totalmente sincero con nosotros, señor Winwood.

Aún quedaba hablarle de la cinta que habían encontrado, pero decidió no hacerlo por el momento, aquel material podía contener información valiosa para ellos si el fotógrafo era capaz de llegar a restaurarla, aunque eso aún estaba por ver.

- Me temo, señor Winwood, que el doctor Call tiene razón. Estamos tirando de algunos hilos - comentó Milo a sabiendas de que esa expresión no clarificaba demasiado el estado de la investigación - y nos estamos dando cuenta de que en ese rodaje pasaron cosas fuera de lo común. "Para eso les contraté..." contestará usted. Pero hay demasiadas cosas que no cuadran ya que esas irregularidades pesan sobre la contabilidad del rodaje. ¿Por qué no estaba enterado usted como productor de dónde se estaba gastando el dinero el director? ¿O si lo sabía? Un aparato de grabación como el que inventó no debe ser barato. ¿Por qué no intervino en el momento en que dejó de seguirse el plan de rodaje. Según tenemos entendido, este no se siguió en ningún momento. Y usted lo consintió...

Milo no había dirigido la mirada a su interlocutor en ningún momento. Estaba haciendo muchas preguntas y, aunque si quería intimidarle, no deseaba colocarlo en una posición incómoda o de inferioridad. No quería que se sintiese amenazado por lo que se colocó frente a una de las ventanas y miró la calle a través de ella mientras sus palabras horadaban la conciencia de Winwood.

- Pobre Raven, pensé que podría serles de ayuda pero ya veo que está peor de lo que yo pensaba. ¡Qué horror! por eso les llamé, ya han visto los efectos que tiene esa cosa sobre las mentes humanas, pobre James.

Baptiste no miente, se llegaron a rodar unas pocas escenas. Pero ¡ay! algunas tomas son repugnantes para los ojos humanos, yo mismo he destruido casi todas las bobinas que se filmaron. Yo esperaba aquí mientras se rodaba la película, entenderán que en un presupuesto tan abultado no podía estar pendiente de cada centavo invertido, si como dicen Von Varnstein había ideado un tipo de máquina de filmación, deben ir allí en seguida a encontrarla y matar a la Presencia o expulsarla. Es perentorio que vayan cuanto antes.

- Eso fue una imprudencia por su parte, señor Winwood, si pretende que desentrañemos el misterio no puede ir por ahí destruyendo pruebas, por muy repugnantes que sean - respondió el doctor Call, al que no le había sentado nada bien aquella repentina revelación.- ¿Por qué nos ocultó la existencia de esas escenas filmadas? Incluso aunque usted las haya destruido, la información al respecto habrría sido útil... Además ¿Cómo está tan seguro de que el artefacto sigue en el lugar del rodaje? Con los indicios que tenemos sería igual de probable que estuviera allí, que alguien se la haya llevado o incluso que alguien la haya destruido... Si pretende que nos aventuremos en esto, es el momento de que revele toda, y cuando digo toda, es absolutamente toda, la información de la que dispone, por irrelevante que pueda resultar... y quizás debería usted considerar incrementar nuestros honorarios... por las molestias...

El doctor Call no era un hombre codicioso, la realidad era que no tenía problemas económicos. Es cierto que cuando se marchó de Boston para evitar que le relacionaran con los asuntos de la Logia tuvo que renunciar a la mayoría de sus inversiones, pero lo ahorrado en años como reputado psiquiatra era más que suficiente para tapar los agujeros que iban surgiendo. Además, carecía de sentido amasar una gran suma de dinero cuando se vive al día como ellos estaban haciendo en esos momentos, quizás nunca llegase el día en el que pudieran gastar lo ganado, por eso rechazó de pleno la propuesta de la periodista. Sin embargo, la organización podía necesitar fondos y, a su juicio, merecían una mejor paga por parte de Winwood.

- Por cierto, debe usted saber, señor Winwood, que alguien de su entorno o usted mismo filtra información a la prensa - dijo, advirtiéndole de lo que él consideraba un peligro potencial.- Una periodista, la señorita Roseanna Barlett, del periódico local, parece saber algo acerca de nuestro trabajo y ha estado siguiéndonos para comprar información... Por supuesto, hemos mantenido la máxima discrección al respecto, pero ella conoce su nombre. Por el momento cree que ha contratado a un grupo de psíquicos... pero no anda desencaminada y es extremadamente insistente. Debería andarse con cuidado, señor Winwood, no creo que le beneficie que este asunto llegue a los medios de comunicación.

Da un golpe en la mesa

- ¡MALDICIÓN! ¡ ESA GENTUZA DE LA PRENSA! -véis a un Wintwood totalmente desconocido por un momento, fuera de sí y con una cara que os asusta. Pero en seguida parece recuperar la sensatez y relaja en gesto - discúlpenme caballeros y señorita, es que últimamente esa mujer sigue los pasos de todas las personas con cierto nombre aquí en Hollywood, se ocupa de enterarse y airear a los cuatro vientos los cotilleos y marujeos de todo Hollywood. Que si uno ha intemado con otra, que si la mujer de uno bebió en la fiesta de no se quién... ese tipo de cosas. No sabía que yo interesase tanto a esa mujer, y no sé quién se ha podido ir de la lengua, en cualquier caso, depuraré las responsabilidades necesarias, lo averiguaré, no les quepa la menor duda.

- Toda la información que tienen es la misma que la mía, sólo obvié lo de las bobinas porque era un material intranscendente y de mal gusto, pero si quieren visionar algunas tomas les puedo enseñar la única que queda. Respecto de los honorarios, ya hablaremos a su vuelta. Deberían partir al desierto mañana mismo, el material y los decorados llevan semanas a la intemperie y dudo mucho que alguien se llevase la máquina, pero en cualquier caso, merece la pena averiguarlo cuanto antes.

- Estoy de acuerdo, señor Winwood - respondió el doctor Call, satisfecho.- Pues si les parece, veamos esa cinta.