Partida Rol por web

¡No podía creerlo! Era humano también. Se notaba en su piel, en su forma de hablar. Sus movimientos. Bajo la mano en la que empuñaba la navaja. Una sensación de alivio recorrió mi cuerpo.

-No puedo creerlo... - Susurro – Yo...soy... Erika...-

Me costaba hablar. Me acerco a el con paso tembloroso y extiendo la mano para acariciar su mejilla con suavidad. Si lo era... El primer humano que había encontrado en años. Otra persona inmune como yo. Me sonrío intentando contenerme.

-Lo siento...es que...hace un año no veo a otro ser vivo...-

Le digo bajando la mano, dejando escapar una leve risa. Sin duda esto era algo que no esperaba, pero me alegraba de haber salido aquel día.

Asentí con la cabeza y respondí a su sonrisa con otra muy grande – Encantado Erika – parecía mentira poder decir esas palabras, tantas veces soñé con poder hablar con alguien, vi como bajaba su navaja, yo en el brazo izquierdo sostenía el fusil que en todo momento había sostenido por el cañón apuntando al cielo, esperaba que no le asustase pero en estos días tener un arma era imprescindible.

Cerré los ojos cuando acarició mi mejilla, y sonreí de nuevo a sus palabras de que lo sentía – Yo… perdona las confianzas… déjame que te abrace – esperé un momento por si retrocedía o algo por evitarlo y me acerqué a abrazarla, estuve apunto de echarme a llorar, pero pude contener mis lágrimas, tras un abrazo no muy largo, pero muy necesitado por mí me separé de ella.

Seguía sonriente, podía haber muerto tan sólo hace unos minutos, en el episodio más tenso desde que todo comenzó a pasar y ahora parecía que la fortuna me sonreía.

Me río, dejando caer algunas lagrimas. Su abrazo era tan cálido. Hacia tanto tiempo que no sentía una caricia que no pude evitar estremecerme. No podía creerlo.

-¿Que...haces aquí...? ¿No hay nadie mas?- Era una pregunta tonta sin duda. - Estaba buscando provisiones...¿Donde te estas quedando? ¿Que te trajo aquí?-

No podía contener las preguntas que se peleaban por salir de mis labios. Me mordí el labio al notarlo, y me sonroje. Sin duda había pasado demasiado tiempo sola.

Fue emocionante el abrazo, ambos estábamos emocionados, comenzó a acribillarme a preguntas y la verdad es que estaría encantado de responderlas todas.

- Pues… sobrevivir… no, estoy solo… ¿Provisiones? Acabo de “limpiar” un almacén lleno de comida de un bicho que casi acaba conmigo… aquí en este restaurante – dije señalando a la puerta por la que acababa de salir

- Y me trajo la comida, justo ahora estaba convirtiendo el almacén del restaurante en un fortín, ya sabes, para cuando caiga la noche… ¿Y tu? ¿Tienes algún sitio seguro?

Lo escucho atentamente. ¿Una criatura? ¿de día? Eso podía suponer un peligro si lograban salir de día. Ya no habría ni siquiera la poca tranquilidad que teníamos.

-¿Era uno de los mutantes? - Le pregunto -Vivo aquí cerca... Tengo un departamento... Si quieres podemos llevar las provisiones allí... Por lo menos me mantuvo segura durante todo este año... Así que de algo nos servirá... Hay agua caliente, luz, cocina... En fin, lo que uno puede necesitar... aquí estamos expuestos a ellos...-

Le comento mirando por sobre mi hombro. Un escalofrío me había recorrido al oír lo de la criatura que acababa de atacarlo.

- Si, es un sótano, y en la oscuridad ya sabes… - a lo de su departamento… - ¿Si? ¿Es seguro? – dije rascándome la cabeza, aunque mi pregunta era un poco tonta, si había estado segura allí todo este tiempo… - Bien, me parece bien, desde luego es mucho más cómodo que el almacén de un restaurante… Vamos si quieres a coger comida – me puse a caminar en dirección a la puerta del restaurante para mostrarle el almacén y las provisiones que allí habían

Cita:

Me sonrío, antes de seguirlo. Esperaba que el departamento continuara siendo seguro. La idea de vagar por las calles todos los días buscando asilo no era de mi agrado. Pero aquella comida podría servirnos. Habría que cocinar temprano para no atraer a nadie con el aroma por la noche.

El lugar me traía nostalgia. Recordaba las noches que habíamos salido fuera a cenar a lugares como este. Suspiro, antes de observar lo que había encontrado.

-Esto sin duda nos servirá...-

Le digo sonriendo, antes de empezar a guardar las latas en mi cartera. Por suerte la había traído y sin duda serviría para transportar todo aquello. Era bueno vivir cerca.

-Si se escondió aquí es por que tal vez sabia que alguien vendría tarde o temprano...- Lo digo en voz alta, mas para mi misma que para el. Antes de mirarlo. - ¿Que te ocurrió a ti Ben...?-

Le pregunto un poco mas seria ahora. Sin dejar de guardar las cosas que podrían servirnos. Buscando alguna bolsa que nos facilitara el transporte también.

De vez en cuando mi mirada volvía a ella, no me acababa de hacer a la idea de ver a otra persona… cogí uno de los manteles de una mesa y comencé también a llenarlo de latas, cogí también alguna de esas patatas, ni me acordaba de la última vez que había comido patatas.

- Pues es muy posible que así fuese, de todos modos antes de que nos vayamos me gustaría atrancar bien la puerta del almacén, así evitaremos llevarnos otra sorpresa si tenemos que volver a por más comida…

Le hice un nudo al mantel y cuando ella estuvo apunto salimos del almacén para intentar atrancar la puerta lo mejor que pude.

Entonces me hizo aquella pregunta - ¿Te refieres a hoy o… a “mi historia”…? – mi rostro se ensombreció un poco pero pese a todo tenía unas ganar enormes de hablar de contarle mi vida y de que ella me contase la suya

Salgo con el, ayudándolo con la puerta. Tal vez había metido la pata al preguntarle aquello. No lo conocía y no quería obligarlo a hablar si no quería. Pero la necesidad de conversar con otra persona era tan grande.

-Bueno...me refería a tu historia... Algo te debe haber pasado para lograr ser inmune como yo...-

Le digo en tono bajo, con algo de vergüenza mientras comienzo a caminar al departamento con las conservas y la comida bien guardadas.

Bueno, lo más triste primero, al fin y al cabo ya hace un tiempo de aquello, contarlo me servirá para pasar página o para intentarlo.

- Pues tenía una vida normal, me casé antes de que todo comenzase a suceder… entonces la gente comenzó a morir, todos, absolutamente todos a mi alrededor, fue muy duro, aunque, supongo que nada que no sepas – la miré a los ojos – luego comenzaron a aparecer los infectados, y a partir de ahí la lucha por la supervivencia, buscar comida de día y esconderme de noche…

- ¿Para que sea inmune? No hice nada, al menos que yo sepa… ¿Tu hiciste algo? – pregunté con precaución mientras acababa de atrancar la puerta para volver a la calle y que ella me indicase por donde ir

Me encojo de hombros mientras camino con el.

-No que yo haya notado... Simplemente los demás murieron y yo me mantuve con vida...aunque no se por que...-

Camino un par de cuadras, hasta llegar a unos departamentos de dos pisos. Saco la llave de mi bolsillo y abro la puerta subiendo al primer piso. Tranquila voy por las escaleras hasta llegar al 1 “E”. Abro la puerta y entro permitiendole el paso. Una vez que entra cierro con llave y con varios de los postigos puestos.

Era lo que había conseguido cuando todos habían muerto. No soportaba estar en mi casa llena de recuerdos así que me había mudado. Lo primero que se veía era el comedor. Bastante amplio. Una mesa de vidrio con unas sillas negras y un sillón blanco a un costado. Estaba la televisión también aunque siempre apagada. A la derecha se encontraba la cocina un poco mas pequeña, pero cómoda. A la izquierda estaba la puerta del cuarto y el baño dentro de la habitación.

Dejo las provisiones en la mesa del comedor y lo llevo mostrandole la casa. Había un pequeño lavadero interno al que se accedía por una puerta de la cocina con un pequeño patio para colgar la ropa lavada.

El cuarto tenia una cama de dos plazas, un armario amplio. Un escritorio con una silla y un ordenador.

-Siéntete como en tu casa...-

Le digo mirándolo antes de volver al comedor y llevar las provisiones a la cocina.

Agité mi cabeza en señal afirmativa a lo de que no notó nada de particular al igual que yo.

Llegamos a aquel apartamento – que pasada… - hacía muchísimo tiempo que no veía un piso en condiciones uno limpio como si nada de todo esto hubiese sucedido.

– es muy acogedor, de verdad – fui a la cocina para dejar mis provisiones allí también.

Fue en ese momento cuando me di cuenta que iba casi como un vagabundo, un poco descuidado… pero claro, si no había nadie que me fuese a ver…. Me entró un poco de vergüenza por mi aspecto - creo que debería de darme una ducha... y buscarme ropa nueva..

Me sonrío y me río ante sus palabras. Parecía mi hermano después de sus vacaciones de verano. Sin duda estaba justificada aquella vestimenta. Todavía tenia algo de ropa de ellos, para tener un pequeño recuerdo.

-No te preocupes, no me asustas con esa ropa...yo tampoco estoy demasiado prolija...no pensaba encontrarme con gente y menos con un varón...-

Le digo divertida, sonrojandome un poco. Llevaba puesto un jean elastizado de color azul oscuro, y una musculosa blanca. Bajo ella tenia un sostén rojo, que poco hacia juego, pero como ya le había dicho, no esperaba encontrarme con un hombre como para arreglarme y menos en esa situación. Tenia el cabello suelto y algo enredado por el viento. Llevaba unas zapatillas de jean también haciendo juego con el pantalón.

Me muerdo el labio y voy hacia el armario de mi habitación y saco un pantalón de jean negro y una camiseta de mangas cortas. Ropa de Alex. La observo con una sonrisa triste antes de mirarlo.

-Tal vez te quede bien...tienes una contextura física parecida a el... Tienes agua caliente, yo preparare algo de comer mientras tomas tu baño...tomate tu tiempo...-

Le digo con una sonrisa, dejando la ropa en la cama para desprenderme de ella, mientras voy a la cocina y me pongo un delantal negro. Empezando a pelar unas patatas para la comida.

Ella se sonroja y yo bajo la mirada para disimular que a mi me ocurre lo mismo.

- Yo… no quiero abusar con lo de la ropa… ¿Seguro que quieres que me ponga esto? – no quería traerle malos recuerdos a ella

- Bueno, gracias por la hospitalidad, si quieres mañana puedo intentar fortalecer un poco la seguridad, poner más cerraduras, quizás alguna alarma electrónica… - agarré la ropa y me entré en el cuarto de baño

¡Agua caliente! Pensé no me lo podía creer, abrí el grifo para que se fuese calentando el agua, me desnudé y disfruté del agua caliente como un niño, me enjabonaría bien, no quería dejarle la toalla sucia.

Lo dejo que se bañe tranquilo. Seguro lo necesitaba. Realmente no vendría mal algo mas de seguridad en la casa. Cada noche me sentía mas intranquila.

Pelo las patatas, preparándolas al horno con un poco de aceite. Mientras pongo a hervir agua para poner el arroz. Una vez que esta listo lo mezclo con algo de atún para darle mas sabor.

Con calma pongo la mesa para ambos, y dejo la comida sobre la misma.

-Ben...esta lista la comida...-

La idea de que hubiese un hombre en mi casa me hacia estremecer. Mas pensando que estaba bañándose. Había tenido poco contacto con el sexo opuesto, ya que siempre me preocupe por ser una estudiante modelo. Solo mi padre y mi hermano habían formado parte de mi vida y luego de la gripe la idea de conocer a alguien había quedado totalmente descartada. Dejo todo listo en la mesa para cuando terminara su baño.

Me hubiese pasado horas en el baño, pero no quería dejarla esperando y más cuando estaba haciendo la cena. Eso si, salí como un hombre nuevo, no me lo podía creer, tenía de nuevo la sensación de estar en un sitio civilizado.

Me vestí con la ropa que me dio, no me veía nada mal la verdad y nada mas abrir la puerta me inundó un increíble aroma a comida.

Me acerqué a la mesa sonriente, y el aspecto que tenía aquello era mucho mejor – Tiene una pinta increíble – parecía todo un sueño, poder compartir una cena con una chica atractiva, seguía sin creerme que todo esto estuviese sucediendo, como buen caballero esperé a que ella se sentase para sentarme yo, la verdad es que la boca se me hacía agua con la comida, creía que mi estómago iba a rugir de un momento a otro – gracias por la cena – le dije a Erika antes de probar bocado