Partida Rol por web

La gasolinera parecía ser mejor sitio que cualquier otro para pasar la noche pero algo no le gustaba. En las películas siempre había problemas por los recursos, y la gente se mataba por la gasolina, la comida o lo que fuera, y ellos no podían defenderlo, además, una luz en cualquier parte sería como una bombilla para una polilla. Si había cualquier cosa de esas, además de las de dentro del baño, por los alrededores acabarían allí. Javier se encogió de hombros y le dijo a Lexie

D1: "Primero amo a ve que pasa, no me da musha confiansa la puerta der baño....mejó cogé lo que sea, llamá por teléfono y largannos..... este sitio paese un panal de miel pa sombies..."

Se dirigió con sigilo hacia el origen de los sollozos y encontró una mujer con una pistola. Javier dio un saltó hacia atrás para no ponerse en la linea de tiro mientras le decía

D2 "Por la virgen de Ronda, que somo persona, a vé si se te va a dispará la pipa... miarma, no hemo venio a haserte daño, y lo vamo a pagá tó, palabrita de Curro..."

Retrocedió un poco por si acaso el gatillo se disparaba y cuando lo hizo vio algo que se arrastraba y saltó para evitarlo. Oli también lo logró pero cogió a Lexie, que  a base de patadas y golpes se libró. Le dedicó una mirada de reojo a Lexie para comprobar que estaba bien mientras lanzaba el gato contra la cabeza de su atacante y gritaba

D3: "Puto sombi te voy a reventá.... dependienta.....miarma, dispárales, pol cristo la buena muerte, dispárales...."

No sabía si la pobre dependienta estaba en disposición de ayudar o no pero tenía cosas más importantes en las que pensar, como destrozar el cráneo de esa cosa.

Y entramos, yo con mi mala espina incluida porque no me da buen rollo los lugares donde puedes quedar encerrado con un zombie dentro. Si ya nos ha costado en el exterior, no quiero imaginar aquí. Así que con mi llave Inglesa acompaño a la pequeña mientras escucho a Javier que le habla a la mujer. Ya me siento tenso a más no poder y parezco un perseguido total, lo bueno es que justamente eso me salva de advertir la presencia de aquel ser. 

Me preocupa la chica, pero está armada al menos. Aunque no sé si se aplica aquí que esto de hacer ruido atrae más, en TWD es así. Por las dudas hacemos uso del frikismo para evitar problemas. 

- No no, que no dispare. Puede haber más y los atrae. Tenemos que deshacernos de él a puño limpio. - respondo a Javier. 

Y todo se va al cuerno nuevamente, aparece esa cosa y los manotazos están a la orden del día. Que mierda no haber hecho artes marciales a tiempo, solo parkour y me sirve a duras penas, al menos el salto me salvó el pellejo soy como un gato. Pero bueno, algo me activa y es ver a Lex en peligro así que al ver que el zombie la agarra pero le doy una patada que lo aleja  y la miro a los ojos. 

- Ponte a resguardo por favor. - digo y avanzo con la llave. - Javier, entre los dos tenemos que matarlo. - respondo y miro a la joven escondida. - Tú no dispares a no ser que sea una puta mierda la situación. 

Ya decidido avanzo, a golpe de llave y con patadas. Esta vez me la cobro. 

Escuchar que quizás ya estaban todos infectados y solo bastaba morir para convertirse en uno de esos bichos no le gustó demasiado, así que quedó dándole vueltas en la cabeza. Eso significaba que tenías que preocuparte de tener alguien al lado que te matara si llegaba la ocasión, o que tendrías que alejarte del grupo para evitarles daños si sabías que ibas a morir por una herida. No, no le gustaban mucho las opciones. Esperaba que, dentro de la gasolinera, no tuviera que planteárselas mucho.

Mmm... vale - respondió a Javier, pensando que podrían ir viendo. De todas formas, si juntaban provisiones y luego decidían que se quedarían, podían volver a ordenarlas.

Al ver el arma de quien suponía era la cajera apuntada hacia ella, Lex alzó las manos y dio un paso hacia atrás, intentando mostrarse lo menos amenazante posible para pedirle que no le disparara. Sin embargo, no llegó siquiera a abrir la boca para hacerlo, porque algo la hizo caer de golpe al tomarla por los tobillos. Y como solo había una cosa que podía haberla agarrado así, luego de su indeseable pero informadora experiencia previa, empezó a patalear enseguida para librarse de la criatura. Logró zafarse rápidamente, y aunque no logró darle con la llave de tuerca, se dio por satisfecha con no ser ya comida de zombie.

Aprovechando la patada de Oli al muerto viviente, busca apartarse y ponerse de pie. No pensaba cuestionar la orden de ponerse a resguardo ahora mismo, para ser sincera, pero tampoco quería dejarlos solos. Así que aunque dio unos pasos atrás, se mantuvo atenta. No quería que le pasara nada a ellos, mucho menos por defenderla.

El sonido de esa puerta cayendo y lo que va detrás de ese sonido no le gusta nada. Algo le dice que esos lavabos están llenos de zombies. Le hace un gusto a Lucía para que no haga ruido. Sabe que es sordomuda, pero aun así podría hacer ruido y eso es lo que no quiere. Mira alrededor para encontrar el mejor sitio para esconderse. Lo cierto, es que entrar en la tienda la atrae porque podrían esconderse ahí, pero también puede ser una trampa porque no habría por donde salir.

Tiene que decidirse lo antes posible porque esos zombies no se van a quedar parados. De entrar en la tienda, podrían bloquear las puertas para que no se abriesen con el sensor, pero estarían atrapados. De todas formas, debería ir a avisar a los demás para que no se encuentren con todo el lío.

La verdad, es que no sabe que hacer.

Entre los tres os ensañáis con el pobre zombie que se arrastra. El nerviosismo y el miedo hace que falláis algunos golpes, pero entre la llave inglesa de Oli, el gato de Javier y la llave de tuercas de Lex, así como patadas una tras otra, le destrozáis la clavícula, la cara, y finalmente la cabeza. Salpicones de sangre y huesos una vez más, se estaba convirtiendo en una rutina.

-¡¡No, no, no, NO!! -Entre vuestros golpes y gritos rebosantes de rabia, y los gruñidos de esa bestia antes hombre, se escuchan los chillidos de la dependienta. 

Y una detonación. La chica ha disparado, llevada por su histerismo y terror. Alcanza en el dedo anular de la mano izquierda de Oliver, a la altura del metacarpo, seccionándolo por completo. 

Y cuando esa escena de lucha termina, y los ecos del sonoro tiro se desvanecen, no se percibe nada más, solo silencio en el interior de la tienda, y el retumbar al galope de los tres corazones. Ninguno de los tres oye más ruidos que provengan de los pasillos, únicamente en el exterior la lluvia monótona que no aminora, al contrario, arrecia. Al joven, la mano le gotea sangre y le arde como el infierno.

-No...no quería...yo no...no se...¡No os acerquéis!-La muchacha de cabellos rubios y rostro sudado baja la pistola un segundo, para, al instante siguiente, levantarla de nuevo y os encañona, visiblemente agitada, le tiemblan las manos que sostienen su arma.

No hay mucho sitio donde esconderse. Puedes dar la vuelta por el otro lado, y ocultarte detrás del edificio. O en el contenedor de basuras. Escuchas con atención. Te llega el arrastre de pasos desde el aseo...¿Uno, tal vez dos? Decides lanzar lejos alguna de las herramientas * que cargas en la  bolsa y de esta forma alejarlos con el ruido. Acercándote a la esquina, ves que son dos, hombre y mujer, la pareja no tiene claro hacia donde avanzar. Siguen entonces el sonido creado por tu estratagema, alejándose de la tienda bajo la lluvia.

Tienes tiempo así de avisar a tus amigos. Pero en ese instante se escucha una detonación, un disparo desde el interior del edificio, que rompe la quietud aburrida del agua cayendo. Los dos caminantes se giran igual que sendos resortes, gruñen y cambian de dirección, para encaminarse hacia donde han escuchado el tiro. 

Aquella cosa se había intentado zampar a Lexie, y una cosa es que la pudiera morder Oliver, que era amigo suyo y que para algo eran, lo que fueran, pero otra cosa es que aquella cosa se permitiera el lujo de morder donde él no podía. Eso le ponía furioso y no era bueno cabrear a Javi cuando tenía el gato en las manos, así que empezó a descargar la violencia que había en él, el dolor por su prima, los celos de Oliver, las veces que le habían mirado por encima del hombro. El gato golpeó el cuerpo de aquella cosa, una vez, otra, y aunque no podía ver donde apuntaba notaba como el gato golpeaba carne y hueso. Daba igual, golpearía mientras aquello se moviera. Y cuando aquella cosa parecía que no se iba a mover el estruendo del disparo le hizo encogerse.

Se miró el cuerpo, revisando si la bala le había dado pero parecía entero. Miró a Lexie y luego a Oliver, que se miraba el dedo mientras el dedo se convertía en un surtidos en miniatura de sangre. Reaccionó corriendo hasta encontrar una cobertura donde no le pudieran alcanzar mientras le gritaba

D1: "Jadeputa, que nosotro no te hemo hexo na.... jalá te coman esgracia que ties más mala follá que un guardia sivil retirao"

Lo importante ahora era parar la herida de Oliver y no estar en el tiro de la mujer usando las estanterías de protección mientras caminaba encorvado de una a la otra. No era buena idea salir todavía hasta que la mujer se calmara, sino, podría atraer la atención en Yukino y Lucia y que aquella loca las disparara, así que le dijo

D2: "Ahora no vamos a í cada uno por su lao, si dispara un tiro má te juro por mis muettos que te quemamos el chiringuito...m'has entendio?"

Igual tendría que buscar el dedo de Oliver, meterlo en hielo, y con suerte se lo podrían reimplantar pero aquella zorra estaba muy loca y podría dispararles en cuanto asomaran el hocico, pero, de una forma que le hizo estremecerse se dio cuenta que estaba buscando la manera de eliminarla. Coger unas cuantas botellas de whisky y lanzarlas como una granada, y después, lanzarle un mechero, aunque, esperaba que no llegara a darse esa situación. Que era una hija puta, pero seguía siendo humana, y Javier también, así que tendrían que entenderse, que no eran políticos, por el amor de Dios.

Viste cuando crees que tienes el control de todo y viene una idiota con un arma para joderte la existencia. Pues eso era, una imbécil que no sabe mirar o está ciega. A no sea que esté del lado del maldito zombie, lo cual ya entra en el club de los enfermos mentales porque joder, que idiotez tiene encima. 

- Me cago en tus muertos, hija de puta. - digo furioso. 

Inundado por el dolor cuando al mirar la mano no tengo el dedo, ahí es cuando me entra la desesperación y la ira. Todo muy guay en los cómics que pierden brazos, te bajan de un tiro en la cabeza y andas como si nada. Pero esto es la vida real, la maldita vida real y aquí no hay vuelta de tuerca argumental para salvarte. Así que estoy jodido, pero también cegado en la impotencia que me genera la situación. 

Sin escuchar a nadie, camino por las góndolas con la intención de buscar agua para limpiar, agua oxigenada para que deje de sangrar. Eso que usas las tías para mezclar con la tintura, sirve para que la sangre no fluya a borbotones. Así que me pongo con eso mientras que aprieto el dedo contra el pantalón para hacer presión. 

- Eres una enferma mental, no te das cuenta que te queremos ayudar. Pedazo de imbécil. - bufo y pateo cosas. 

Todo el happy flower que era, se fue al cuerno. No puedo creer y esto duele de cojones. ¿Si me convierto? Qué diantres hago, tengo que seguir el camino solo. No me perdonaría en absoluto hacerle algo a Lex, a Javi. No puedo, en serio. Idiota... Idiota... Protesto y pateo cosas, estoy a un palmo de ir a romperle la cabeza por bronca. 

- Van a tener que seguir el camino ustedes, yo no sé si esta mierda me convertirá. Ni de coñas voy a llegar a eso, antes me clavo algo en la cabeza. - digo entre dientes. 

Y sigo buscando... 

Por un momento, había sentido ganas de celebrar. Esta vez el zombie había muerto sin peligros excesivos, y ya estaba masacrado y con los sesos reventados por el piso. Pero cuando apenas empezaba a formarse una sonrisa en sus labios, escuchó un disparo.

What in the - la frase quedó a la mitad, porque fue entonces cuando escuchó a Oli maldecir. También escuchó a Javier llamar de todo a la dependienta, que le parecía normal tras el susto por ese disparo, pero cuando el informático no se hacía problemas por nada era más fácil que malas palabras de él capturaran tu atención. Al mirarlo, al principio no vio nada malo... hasta que notó la sangre y, siguiendo esa pista, el conteo de dedos no fue positivo.

Se volteó entonces hacia la chica fulminándola con la mirada, apretando con fuerza la llave de tuercas en su mano, pero la pistola apuntando la obligó a respirar profundo - Baja esa puta pistola antes de que mates a alguien - gruñó, alejándose hacia los pasillos ella también para ir a verle la mano a Oliver, y de paso revisar si había sector con cosas de botiquín. A ver si podían parcharlo un poco aunque fuera.

De reojo, miraba cada tanto a la dependienta. No fuera a ser que ahora quisiera dispararles por la espalda, la cabrona esa. Si es que debían haber dejado que se la comiera el zombie antes de matarlo.

No way in bloody hell. No vamos a seguir sin ti. - frunció el ceño, caminando hacia Oliver mientras seguía buscando, aprovechando de echar un ojo también a donde estaba qué para cuando tuvieran que recoger cosas antes de irse - Y si te conviertes, te mato yo misma. Pero no te vas a rendir aquí por una puta zorra y su gatillo feliz*

Su plan funciona y parece que los zombies van tras uno de los destornilladores que hay en la bolsa de herramientas. Pero justo cuando da la cosa por terminada, se escucha un disparo en el interior de la tienda y los zombies cambian de dirección. Maldice en silencio y tiene que cambiar el plan. 

Si alguien ha disparado dentro es que hay zombies. Zombies y un loco con un arma, por supuesto. Así que decide que la tienda va a ser un comedero para zombies y, si entran, va a ser el final. No, tienen que intentar sobrevivir. Así pues, lo que hace es dirigirse con la niña hacia el otro lado de la tienda, alejándose de los zombies e intentando rodearla para dar tiempo a los zombies de llegar a la puerta.

Una vez gira la esquina, busca un lugar donde sentarse y cambiarse los zapatos por las zapatillas. Le van un número más grande, pero no importa. Para correr siempre es mejor un numero más grande. Se echa la mochila de las herramientas al hombro y le hace un gesto a la pequeña para que la siga.

Intentará rodear la tienda en silencio.

-Yo…yo…lo siento…no quería…-la chica sollozaba- Él se ha…y yo…Yo no quería. ¡Cállate tú, gilipollas!

Se echa a llorar, mientras los tres os ponéis a resguardo de las estanterías.  Javier en busca de artículos para haces más daño que bien, ofuscado, empezaba a sentirse sobrepasado por los acontecimientos. Lex y Oli, maldiciendo, en busca de una sección de parafarmacia o similar.

La tienda es pequeña, pero hay una estantería con alcohol, vendas, agua oxigenada, yodo, vitaminas, gasas. Lo necesario para limpiar y vendar la herida que duele como para acordarse de toda la familia de la chica.

Vigilando en todo momento, no encuentran más muertos ni vivos. 

-¡No me insultéis! ¡Cabrones! No habéis visto lo que yo. ¡Me atacaron! –La joven no se siente consolada, sino que las ofensas y las amenazas la perturban más. Está trastornada más que otra cosa. Se escucha el sonido de sorberse los mocos, sigue llorando.

-¡Puta y zorra lo serás tú! –grita desde detrás del mostrador, aunque sin mucho convencimiento- ¿No habéis visto la tele hoy? Está pasando en todas partes –gimotea-, como en las putas pelis. La gente se transforma en zombies…es una locura…no parece real…una pesadilla de lo peor...

Curro dice algo. La muchacha responde al poco- ¿Adónde os vais? ¡No os vayáis, por favor! No me dejéis sola! Podéis coger lo que queráis, el dinero también. Os dejo que os quedéis, lo siento…me atacó…sus ojos…Oh, dios mío, el mundo se va a la mierda…

Sus suspiros empañados de lágrimas  pasan a segundo plano cuando escucháis que las puertas automáticas se abren. ¿Será Yuki y la niña? Ellas dos no gruñen ni arrastran los pies. Precisamente esos sonidos que por reconocibles no dejan de causar escalofríos son los que os llegan con toda claridad.

La dependienta se atreve a elevar la nariz por el mostrador. Se aterra con lo que descubre y se esconde inmediatamente- ¡Oh, no, oh, no, no, no…Vosotros los habéis traído, capullos, gilipollas, no, no, noooo!

La niña te siguió sin emitir sonido alguno, con los ojos abiertos como platos, aterrada. Aunque tienes que tirar un poco de ella. Los caminantes siguen los ecos del disparo y caminan babeantes y gruñones hacia las puertas automáticas. No os han visto ni oído. Así que eso te permite cambiar el calzado.

Lucía te observa, ella lleva unas sandalias veraniegas y calcetines. Pero la niña te hizo gestos para que le dieses sus propias zapatillas de deporte. Se las pone, ausente al ruido de las puertas que se abren, pero tú sí que eres consciente de que la pareja de cadáveres andantes se están colando en la tienda.

Con Lucía a tu lado, vas rodeando el edificio, a cubierto de la lluvia por el tejadillo que sobresale lo suficiente para más o menos resguardaros del agaucero. Hay una puerta metálica cerrada con llave. También varios ventanucos a dos metros de altura, casi todos cerrados. Si llegas hasta el otro lado y das la vuelta, pasas por los aseos de hombres y mujeres. La puerta de los varones, entreabierta bloqueada por media pierna que se ve desde fuera, de alguien tumbado en el suelo. Inmóvil. Hay sangre en el pantalón vaquero.

La niña no solo les había disparado y ahora se hacía la ofendida, que si eramos unos gilipollas, si no sabíamos nada... que sabría ella? Que sabría de lo que habían pasado y como aquel día de fiesta se había convertido en un cúmulo de desgracias?. Tal vez tenía sentido el rebajar la tensión, intentar que la cosa no se saliera de madre y que la chica se pusiera histérica y empezara a dispararles, pero mejor hacerlo desde un sitio donde no pudiera darles. Javier le dijo con voz apremiante y la adrenalina golpeándole las sienes

D1: "A nozotro también nos han atacao. Mi prima me ha intentao comé como si fuera un gaspacho, y no me lio a tiro con la gente....Jamia, ten cuidao con la pistola, si nos mata nos convertiremo en uno deso....e iremo a por ti manque no queramo... así, que ná de dispará. No hemo visto las notisia, pero los hemo visto..."

Lo peor de todo es que si aquello era como en The Walking Dead el sonido del disparo atraería a todos los muertos vivientes de los alrededores, y eso era malo. Y no solo eso sino que ahora Oliver se ponía en plan héroe, aunque afortunadamente Lexie le dijo lo que él pensaba. Sin mirarlo por estar pendiente de las reacciones de la enloquecida dependiente le dijo

D2: "Si te convierte ya haremo lo que sea nesesario. Haslo manque sea por mi, que no quiero tené que aguantá a Lexie llorando por ti. Tú te va a vení con nosotro manque te tenga de arrastrá de las oreja...."

La chica cada día estaba más nerviosa y les rogaba que no se fueran. Iba a decirle que si quería que se quedaran que les tirara las balas y que ella se quedara la pistola cuando la puerta se abrió. Estuvo a punto de gritar a Yukino que tuviera cuidado y no entrara, pero Yukino, por raro que hablara no hablaba en gruñidos. Eran zombies, no más de tres, pero el problema era que si la loca se ponía a disparar podía matarles en el fuego cruzado. Debía decidir, intentar huir sin ser visto o ayudar a alguien que los había intentado matar. Miró de reojo como estaba sangrando Oliver, lo poco recomendable que sería que corriera mientras estaba sangrando, tenía que decidir, entre su humanidad y sus instintos.  Miró a Lexie y en un susurro le dijo.

D3: "En cuanto pasen de largo saca a Oliver de aquí, reuníos con la shina y eshad gasolina.... si no sale bien prendedle fuego e insendiadlo todo....Oliver, cuida bien de Lexie...." - haslo por mi....

Javier esperó que pasara el último de ellos y que no se escucharan balas para atacar a esas criaturas por detrás, esperando que sus compañeros se movieran hacia fuera. Si todo salía mal, podría correr. Era lo único que podía hacer. No era un héroe, no era un suicida pero la idea de dejar que una de esas cosas se comiera a un ser humano sin impedirlo le revolvía las tripas. Se frotó la estampilla del cristo de la buena muerte, musito entre labios un padre nuestro y cuando llegó el momento de atacar lanzó el gato con violencia hacia el zombie que estaba más atrasado

Seguía cegado, es lo que tiene cuando la ira te lidera y no paras de derramar sangre. Así que mientras buscaba lo necesario y revoleo cosas a las patadas, encuentro junto a Lex lo justo para que esa herida deje de sangrar. Ella está cerca de mi y ni siquiera puedo mirarla a los ojos, estoy derrumbado. Joder. La idiota sigue hablando y como le haga un poco de caso le aplasto la cabeza con algo. Ni la quiero ver, menos escuchar. 

- Será hija de puta, ojalá se la coma uno. - protesto. 

Lex me habla, yo asiento y no digo nada. Es como alguien que se le pone algo en la cabeza y solo es eso, nada más. Pero al menos busco las cosas y le indico que me ayude. Yo destapo el agua oxigenada con los dientes y comienzo a echar en la herida, joder. Que impresión, no puedo con esto y aparto la mirada, para volver a hacerlo otra vez. 

- Por favor, cuando corte la sangre. Ponme por favor la venda... - No quiero hablar de lo otro. - Mierda...

Se escuchan unos gruñidos. 

- Hija de puta. ¿Por qué no vas a recibir a esos? - protesto, aún muy enojado. 

A ver como mierda me las ingenio para ayudar a Javier, así que espero a que Lex me ayude con esto y ver cuantos son. Javier dice algo en el oído a la rubia. No sé que será... 

Mientras la dependienta habla, Lex la ignora completamente. Se siente tentada a decirle "Sorry, io no hablo tu idiomo", pero tiene mejores cosas que hacer, como tomar una gasa y una venda para Oli. Mientras él se echa agua oxigenada, Lex mete todo lo que puede a su bolso, viendo que las posibilidades de quedarse se reducían con aquella puta loca dentro. Total, nada de esas cosas - alcohol, vendas, agua oxigenada, yodo, vitaminas, gasas - pesaban demasiado, y con la cantidad de heridas que tenían ya, sería bueno curarse una vez descansaran.

Oh, boo-hoo - murmuró al oír a la chica llorar porque la habían atacado. Todos allí habían tenido a un zombie encima al menos una vez, y ella lo había tenido tres veces a falta de una. ¡Y aún así no intentaba matar a nadie sano! Aunque, para ser justos, decir que no se lo estaba planteando ahora mismo sería una mentira descarada, porque quería partirle la cara a base de pisotones a la zorra que le había volado un dedo a Oliver.

Le preocupaba un poco que Oli evadiera su mirada, pero entendía lo nervioso que debía estar. - Claro, babe. Vas a estar bien, no te preocupes. - contestó, tomando el pack de gasa que había apartado antes para limpiarle con una, botarla a un lado, y la otra ponérsela encima para acolchar. Acto seguido, le puso la venda lo mejor que pudo. Al menos, al ser el dedo anular, el corazón y el meñique sostenían la venda hacia los lados, así que dándole un par de vueltas por abajo del pulgar y aquel nuevo espacio, y luego algunas vueltas más por el espacio entre índice y pulgar hacia el otro costado de la mano para afirmarlo bien, lo anudó y lo dejó listo. Tomándole el rostro por la barbilla con índice y pulgar, lo acercó a ella para darle un beso en la frente, sin decir nada.

¿En todas partes? - repitió, entrecerrando los ojos en alerta, pensativa. Eso significaba que no sacaban nada yéndose de ahí. ¿Dónde iban a ir? ¿A casa, a esperar que se les acabaran las provisiones? ¿A una ciudad llena de zombies? Allí, en medio de la nada, con una tienda entera llena de cosas, tenían bastante más futuro. O al menos, eso creía ella. Y ya que ahora la chica rogaba que se quedaran ofreciéndoles la tienda entera...

Entonces el ruido indica que entra alguien, o más bien, algo. La chica anuncia lo que se esperaba, confirmando que no eran personas sanas. ¿Estarían bien Yuki y la niñita fuera? Seguro habrían alcanzado a esconderse.

Al escuchar el susurro de Javier, ni se lo pensó antes de soltarle una colleja bien puesta en la nuca - ¿Estás loco? No nos vamos a ir sin ti, pedazo de idiota. - y si no lo insultaba más era porque no había tiempo - Y tampoco podemos irnos de aquí aún. ¿A dónde quieres ir si todo el mundo está así, eh? ¿Dónde haya más zombies aún? - preguntó, suspirando - Nos quedamos aquí hasta hacer un plan -  miró a ambos, a ver si había quedado claro. ¿Cual era el afán de los chicos por sacrificarse? Muchas películas de héroes. Si había opción, ella los prefería a todos vivos y cobardes a algunos muertos por transformarse en mártires.

Por un segundo, pensó en lo conveniente que sería atacarlos mientras comían. A Javier eso le había resultado bien en la carretera, pero algo le decía que ni él ni Oli estarían de acuerdo en dejar que la dependienta recibiera la bala por el equipo. Bueno, quizás Oli sí luego de lo del dedo.

Tras buscar algún letrero de plástico, cartón duro o pizarra, que seguro alguno habría con promociones o el sabor de los helados o lo que fuera, para usar como escudo para cubrirse el torso tomándolo por el otro lado con un brazo, respiró profundo. Siguiendo la guía de Javier una vez hubieron pasado, llave de tuercas en mano, se lanzó ella también a atacar a las criaturas por la espalda, intentando darles directamente a la cabeza mientras estaban distraídos.

Los pasos se escuchaban casi rasposos sobre el suelo, los zarcillos de los dedos sarmentosos de los transformados se entretuvieron tocando y tirando objetos de las estanterías, avanzaron un trecho, se giraron al oír el reniego de Oliver, cambiaron su dirección, caminaron para esa zona, pero los gritos de la loca de la pistola los alertaron y de nuevo se  encaminaron hacia allí con sus cuerpos muertos reanimados.

Una cabreada Lex y un Oli furioso, se dieron toda la prisa que pudieron en curar y vendar los dedos. Para cuando la pequeña  inglesa de genio iracundo se pertrechó con el cartel de los helados llegó decidida hasta los zombies, Javier, asustado pero dueño de un corazón valeroso y en el fondo  generoso y sacrificado ya estaba arreándoles por la espalda a los caminantes a los que apenas les dio tiempo a girarse. Eran dos, hombre y mujer, jóvenes, quizá  en la treintena. O lo fueron.

Oliver fue testigo de cómo tanto Javi como Lex dieron buena cuenta de la pareja antes de que pudieran ser conscientes, si de alguna manera lo eran, de lo que se les vino encima. Los huesos del cráneo cedieron, más astillas óseas, sangre y cerebro ensuciaron sus improvisas armas.  Continuaron golpeando con saña para asegurarse de que estaban muertos bien muertos.

Solo el sonido apagado de la lluvia junto al tamborileo veloz de vuestros corazones alteraba el repentino silencio del interior de la tienda.

La dependienta sacó otra vez la cabeza. Las lágrimas seguían presentes en sus mejillas.

-…Gracias…Lo siento mucho…Os lo juro…no quería…lo siento…-repetía una y otra vez. No soltaba la pistola, pero ya no os apuntaba. –Lo siento…perdonadme…Esto es una maldición…una puta pesadilla…no se…

Se limpió las lágrimas- ¿Estás bien? ¿No os han mordido? Me llamo Yolanda. Yoli. Las noticias hablan que pasa en el mundo entero. Han enseñado imágenes de Madrid, Sevilla, Barcelona, París, Berlín…en China y Japón, o en Nueva York. –le entró la llorera-  Me quiero morir…he matado a Juan…

Se había santiguado, había tocado la estampilla del cristo de la buena muerte y había dejado a buen recaudo a Lexie, así que ya le podían poder todos los zombies que quisieran por delante que se los iba a merendar. Era Curro Jiménez, el bandolero, capaz de hacer las más inverosímiles volteretas a caballo, y no sé iba a dejar detener ni por zombies, ni por locas con el gatillo fácil, no, nada lo iba a detener, ya fueran 10 o 200 iba a salvar a Lexie. Eso se repetía como un mantra para ocultarse la verdad, tenía miedo, no quería morir, pero una vida sin Lexie? Eso no era vida ni era nada. Le había costado darse cuenta lo enamorado que estaba de ella, siempre había pensado que era un capricho, y que después de acostarse con ella todo se acabaría. Que tonto había sido, y lo peor es que lo que iba a hacer era una tontería mayor. Le había pedido a Lexie que pusiera a Oliver a salvo pero no le había hecho caso, no solo le había dado una colleja sino que le había desobedecido, poniéndose en peligro, y con ello a Oliver.

La miró de reojo con un gesto de enfado nada habitual en él, que siempre estaba de broma y riendo, y se lanzó al ataque de aquellos desgraciados. Eran dos, y se dirigían hacia la pistolera, pero no iba a permitir que le pasara nada porque, como en todas las pelis de zombies, en el momento en que uno dejaba de ver a las personas como seres humanos los zombies ganaban. La tiradora era una persona, ellos unos zombies, así que no había cálculo estratégico que hacer, ayudar o morir. Golpeó con fuerza al chico mientras veía como Lexie le pegaba a la chica, golpe arriba, golpe abajo, con fuerza, con saña, hasta que los estertores de los zombies quedaron apagados por los gritos de rabia.

Al acabar miró con rabia a Lexie y le gritó

D1 "Está loca o que? Si te digo que coja a Oliver y lo aleje del peligro lo hases. Está en shock, si hubiera venió otra cosa desa ahora estaría muerto y yo no te puedo defendé siempre." - La miró con una rabia que parecía que venía de lo más profundo de su corazón mientras le decía - " No te da cuenta que si te pasara argo yo no podría viví?, Que yo.... que yo ......" - Se quedó callado balbuceando y bajando la voz hasta casi un susurro le dijo - "Ayuda a Oliver, nesesita cortá la sangre, yo m'encargo de lo demá.... por favó..."

Se dirigió hacia la dependienta arrastrando los pies y dejando el gato en una estantería mientras levantaba las manos e intentaba dulcificar el tono.

D2 "Yoli, yo zoy Javi, no nos han mordio, pero no porque no lo hayan intentao. Luego te pediré que me cuente tó, pero por favó, deja la pistola. Es normá questemo toos asustaos, yo lostoy, pero ahora mimmo nos tenemo que ayudá los unos a lo otro porque sino esto no va a acabá bien. Vale?. No te vamo a hasé na, no te vamo a matá, manque el Oli es informático así que quedarse con un deo meno es una putá. Nesesitamos un teléfono, llamar a emergensia, o a nuestra casa, sabé que toos están bien... m'entiende? " - le regaló una sonrisa pequeña y le dijo "sabe que tiene uno oho mu bonico?, pero musho mejó si no lloran, lo siento pero no tengo pañuelo... Ahora me voy a salí pafuera, tengo que mirá si los sombi der cuarto de baño están controlaos y buscá a dos persona que venían con nosotro. Porfavó, no más tiro...... Prepara argo de comé y luego limpiemos este sitio y desidimo que hasé, vale?"

Se dirigió hacia afuera, cogiendo el gato en el camino de salida, mirando la herida de Oliver y asustado por si se iba a desangrar y sin mirar a Lexie. En tono de súplica les dijo

D3 "Está asustá, toos lo estamo. Por favó, no sus peléis mientra voy a buscá a la shina y a la niña"

Salió de la estación con el gato preparado mientras susurraba en la noche

"Yukino.... Yukino....ar yu jier?"

Ya me encuentro con la venda en la mano y un dolor acojonante, en verdad no va a ser para nada fácil todo esto. Pero bueno, a seguir que la pequeña se me va corriendo a darle golpe al zombie. 

- ¿Pero que haces? - digo con los ojos en blanco. - Lex...

Y ya es insostenible la situación, no puedo escuchar a la tipa que me disparó. Lo siento pero estoy como Rick en TWD, no tolero una mierda nada y como me pique un poco más, le rajo la cabeza. Hay situaciones límites para cualquier persona y para mi fue esta, no puedo con ello. 

Aún así la situación no da respiro, cojo la llave Inglesa con la mano sana y camino hacia donde está Javier junto a la rubia. Lo escucho hablar al grandulón y sonrío, creo que fue el único momento en mi vida desde que la mierda esta ha comenzado que me ha causado un poco de gracia. ¿Se está declarando? Igual como no le capto del todo lo que dice, pasa de largo aunque me quedo pensando en ello divertido. 

Sólo que la idiota habla y me está desquiciando. 

- Dame el arma, ahora mismo. - exijo serio. 

Ya delante de ella, ni pobrecita ni mierdas. Me tiene harto con el lloriqueo. 

El doble de Curro Jiménez, tras la escabechina sangrienta y la solapada declaración a Lex, quiso atemperar la situación con la joven dependienta. Empezó con buenas palabras e intenciones, tal vez demasiada historia para la situación y la atención y comprensión de la chica que era un manojo de nervios, aunque esta por lo menos había bajado la pistola y no le estaba encañonando.

-Bueno...yo...me parece bien...supongo...

La intervención de Oliver, la orden tajante, su expresión cabreada, reclamaron la mirada asustada de Yolanda. Paseó la vista veloz, nerviosa y agitada de un hombre al otro.

-¡No! -gritó al cabo de los segundos- ¡No! La pistola se queda conmigo. -Su cabeza negaba con vehemencia- No me fío de ti. -la vista se le fue a Javier- Tienes mucho rollo y palique, me lo estaba creyendo.¡Si yo no quiero quedarme sola! Pero la pistola es mía. No me fío de él -repitió, señalando a Oli.

-¡Atrás! -levantó el arma apuntando a Oliver, sus manos agitadas sujetando el arma- Me das mala espina. Siento que te disparase, pero me miras mal. No te voy a dar el arma. Olvídate.