Partida Rol por web

Blarc desenvainó su enorme espada, una con un peso y largo tal que era incapaz de ser blandida en una sola mano, aún por alguien de su tamaño. Pero no era sus dimensiones lo que había de apreciarse, sino el particular brillo de su hoja. Rebas podía apreciar que se encontraba bañada en plata.

- Ésta, la he forjado con mis propias manos... ¿Recuerdas nuestro primer encuentro en el muelle? Éstos hombres lobos eran inmunes, incluso a la plata. - Le recordó de manera sombría, pues el caballero oscuro nunca había visto algo así antes. Pero era un hecho. No había un camino fácil. No era posible derrotarlos, no en su forma de Licántropo.

Si había algo más que la plata para esta clase de seres, pues al menos no que él supiera.

- Me temo que la magia es lo que mejor sirve, pude hacer mucho daño a una de esas criaturas con mis conjuros, aunque no soy de combate, pero mis trucos son de interes .... -

-Sí... lo recuerdo- respondió Rebás -Me refería a que tal vez alguna de hierro frío podía llegar a funcionar, aunque no es seguro- y luego miró a Zook -Claro que tenemos la magia... pero ahí es donde Blarc perdería su ventaja-

- Te equivocas, Turth. - Sentenció con seguridad el Paladín. - Yo he adoptado mi espada bajo el Juramento de la Venganza, pero son siempre los dones de Helm quienes guían la mano que la empuña. - Alzó su puño cerrado con fuerza, cuyo guante metálico mostraba el símbolo sagrado del ojo de vigilante de Helm.

- No subestimaré a nuestro enemigo dos veces. Tal vez aquel engendro pueda resistir el filo implacable de mi hoja, pero no la voluntad del dios vigilante. - Aseguró, envainando nuevamente su pesada arma tras su espalda.

Rebás sonrió sincero.

-Entonces no hay algo que esperar- dijo dándole una palmada al guerrero -No dejas de sorprenderme...-

Ya estaban listos entonces, si llegaba el caso de tener que combatir, a enfrentar a ese licántropo que tantos estragos había ocasionado. ¿Sería el final de este terror? Ojalá fuera así, para que sus recuerdos sólo queden en los registros...

- Aunque pienso que podria ser peligrosos enfrentarnos solo ... en la casa de la dentista nos enfrentamos a uno y lo pasamos muy mal ... al menos yo, asi me destroza con uno de sus ataques .... pero si considerais que es mejor idea separarnos, lo respetare .. aun asi .... -

Zook decide que mientras esperan para salir realiza un ritual de convocar familiar, obteniendo a un cuervo, el cual es capaz de transmitir mensajes imitando la voz ...

- Si nos separamos, yo al menos podre avisaros con Ruper ... vamos Ruper Pide ayuda ... -

En ese momento el cuervo se apoya en el hombro de Zook y comienza a gritar ... 

- AYUDAAA AYUDAAA ZOOK NECESITA AYUDDAAA - con una voz grosera y basta propia de animales que imitan sonidos sin saber del todo si lo hace bien

-Por eso mencioné que no nos separemos, creo que ya ha demostrado la criatura que no es enemigo para uno sólo de nosotros- respondió el joven mulano.

- Muy bien. Iremos juntos, pero no perdamos el tiempo. Díganle a la ronda que le echen un ojo a todo el que entre y salga del Peñasco del Capitán. - Ordenó en voz alta y general el caballero, lo suficiente como para que los susodichos escuchasen y no hubiese necesidad de repetirse a sí mismo.

- Dirijámonos a la taberna. Es donde habrá más potenciales víctimas si se encuentra allí. - Encarando la marcha de inmediato. Si no habría nada allí, irían a la casa de su amante. - Si Le Homme aparece, debemos conservar la calma y no hacerlo enfadar. Y alejarlo de cualquier civil antes de que cualquier discusión comience. - Pues algo le olía a que el pirata esclavista no se mostraría muy cooperador, pues ya no había aparecido aquí cuando lo buscó la Ronda.

El cuervo de Zook, feliz de ser llamado, se pone en su cabeza y grazna felizmente.

- Zookuda... Ayuzook... Wrraaak! Maiz? Bacon? Maiz?

A la petición de equipo mágico:

- Veamos... Nuestro templo es humilde, pues la mayoría de nobles locales prefieren otros dioses y son parcos en sus regalos. No obstante creo que puedo invocaros el favor del dios sobre uno de sus seguidores.

Frai Galen se concentra murmurando una plegaria y una luz brota de la palma de su mano. La impone sobre el espadón de Blarc y os parece ver como si un pequeño guantelete con un ojo estilizado hubiera aparecido sutilmente en la hoja.

- Es todo lo que puedo hacer debo reservar fuerzas para sanar almas malditas.

La taberna que os dijo Yves responde al sutil nombre de El Abrevadero. Tan encantador antro está en una pequeña caleta fuera de las murallas (con lo cual está fuera de la jurisdicción de la Ronda). Es un rancio edificio de madera de dos plantas con mesas y barriles dentro y fuera. Hay un montón de barcas de pescadores (y quizá contrabandistas) en la arena, y os llama la atención un piafar de caballos en un bosquecito cercano. Al parecer un grupo grande de mercenarios o aventureros ha llegado y ha dejado sus monturas a manos de unos escuderos para ir a tomarse unas copas. Tienen incluso su propio emblema: los Dagas Rojas.

De dentro del local brotan cien voces desafinadas coreando una canción de marineros al ritmo delos violines de un par de enormes mastuerzos. EL Abrevadero debe ser un antiguo granero, pues es de buen tamaño y está bastante lleno. Con todo podéis conseguir mesa si echáis un borracho dormido encima de una. Se puede conseguir mujeres, licor y un navajazo en las tripas con gran facilidad.

Haciéndoles una seña a Blarc y Zook, indicándoles que entraran, él se dirigió aprovechando las posibles ocultaciones hacia el piafar de caballos. Quería revisar qué había en los alrededores, antes de ponerse a la acción. Luego regresaría, por cierto, total no lo necesitarían para conseguir una mesa desde la cual vigilar la situación.

Bien... Habían llegado. Ahora, era hora de buscar. Si había que hacerlo a través de la labia, eso se lo dejaría a Zook... Pues la presencia de un miembro de la guardia y Paladín de Helm, seguramente no alentaría a ningún pirata esclavista a presentarse.

A él, le tocaría usar sus ojos. Se separó parcialmente del gnomo, lo suficiente como para mantenerlo a vista pero que no pareciese que tuviesen nada que ver el uno con el otro. Tenía una descripción clara del sujeto, era cuestión con dar con uno que encajase lo suficiente.

REBAS

Los Dagas Rojas son una compañía con mala reputación. Se dice que han trabajado para los Zhentarim y otras organizaciones contravertidas. Alguna gente se pregunta cómo lo han hecho para que les dejen entrar en Tethyr. Se dice que tienen miembros de especies extrañas.

En el campamento improvisado hay una docena de monturas y varios escuderos murmurando quejas por no poder ir al Abrevadero.

BLARC

Localizas por lo menos a tres tipos que encajan con la descripción que te ha dado Yves... Uno está bailando con una fulana que no para de reírse, otro se emborracha silenciosamente en una mesa, y un tercero está discutiendo algo en un extremo del local con tres tipos que llevan enblemas con el símbolo de una daga roja.

Rebás, antes de entrar al local, revisó cuáles eran las posibles salidas una vez dentro, y tapándose el rostros con la capucha se acercó a los caballos donde estaban los escuderos. Meó oculto entre tantas monturas, y les dijo a los muchachos mientras tanto:

-¿No entran?- preguntó -Miren que poco tiempo quedará antes de que se acaben las buenas bebidas. ¿Quieren que les traiga algo?-

Mientras iba diciendo esto, Rebás observaba las monturas por si veía algo que le pudiera servir para identificar de dónde venían, o si había alguna alforja floja como para revisarla sin mucho riesgo. Al menos aún.

Y con el oído prestaba atención a si llegaban a necesitar ayuda sus compañeros...

Sus sospechas eran claras, y su instinto le decía que si Le Hommes estaba allí, sería escoltado de un grupo de mercenarios. Aún así, si profesionalismo le obligaba a reducir el margen de error primero, y uno de los tres blancos resultaba un puente más fácil para iniciar esto. Pues un hombre ebrio, era incapaz de mentir.

- Busco a un tal Le Hommes. Es importante. - Sentenció de manera clara y directa, reposando uno de sus puños sobre la mesa donde el hombre solitario se embriagaba. - ¿Dime, te suena ese nombre? - Se le acercó ligeramente, observándolo con cuidado a través de la rendija de su casco, con su característica oscuridad. Aquel sujeto sabría que no andaba de bromas, y si era el mismo y no deseaba confesarlo, estaría seguro de poder percibir su inocultable nerviosismo en ese estado.

REBAS

- ¿Trabajas allí? Pues traenos un barril de cerveza fría y dos chicas calientes.

- Sí, para mi lo mismo.

Mientras vas cumpliendo los recados, localizas lo que parecen las alforjas de un comandante, cerca de la hoguera de varios escuderos (son hombres curtidos la mayoría).

BLARC.

El borracho levanta la vista del fondo de su jarra de vino. Está a punto de mandar a la mierda al desconocido cuando se fija en su mirada. Y en lo corpulento que es. 

- ¿Le Homme? Eso no es un nombre, tío. Es un mote . Como los que usan las tripulaciones de contrabandistas y tal. Todos son Le Homme. Creo que ese lo usan los del Verdugo. Como ese tío de la barra. No digas que te mando yo... ¿Hay recompensa?

Rebás se sorprendió de que saliera tan bien el engaño, así que cuando quiso aprovecharlo y revisar las alforjas, no quedó tan bien parado. Sólo esperaba que estuvieran lo suficientemente distraídos como para no darse cuenta, así que intentó distraerlos aún más preguntando algo y haciendo como si se hubiera chocado la alforja.

-¿De dónde vienen?- preguntó acercándose un poco más a ellos -¿Por algo en especial esperan aquí afuera?- agregó mirando a todos lados.

REBAS

Los escuderos son unos mendrugos, y están tan ocupados jugando a los dados, durmiendo o cuidando a los caballos que ni se dan cuenta que les sisa Rebas...