Partida Rol por web

Los cuervos de Llandwydd

La Misa por los Héroes

Cargando editor
06/02/2015, 11:49
Narrador.

Vuestras sospechas eran varias.

¿El Purgatorio? ¿Algún tipo de sedación? ¿Un encierro en una sala experimental? Ciertamente todo muy rocambolesco, aúnque más estrambótico era el haber visto una bomba caer justo delante de vuestra casa, experimentando un terrible destrozo en el hogar y luego un terrible fogonazo de luz que lo había dejado todo en su sitio (pues todo estaba en órden). Huw intentaba, como hermano mayor y quizá para tranquilidad a los suyos, poner cordura en todo aquello. Pero, ¿sería realmente capaz?

Salísteis al porche, y los cuatro cuervos estaban intactos, sobre el arbol muerto intacto. Ningún fuego, bocanada, humareda y o hendidura había allí, y mucho menos rastro de bomba alguna. Las aves graznaban mientras salíais, y al veros fijaron sus ojos de azabache en los vuestros, dejando de emitir sonido alguno. Luego, mientas avanzábais por el pueblo, comenzaron a revolotear en círculos por encima de vosotros, como siguiéndoos.

Caminábais ahora por las pocas calles de Llandwydd. Fuísteis a la casa de los Rhys, pues quizá Mamá estuviera allí con Rhonda o con su padre. Al llegar allí ni rastro de ellos. Pero es más, pasásteis al lado de la casa de los Hughes, de los Lloyd y de los Clayton... Nadie había en ningún hogar. Tampoco por las calles, ni un sólo alma: el pueblo estaba completamente vacío. Además, todas las viviendas estaban ligeramente cambiadas, y el aspecto del propio pueblo era gris, entumecido, desprovisto de vitalidad... Acabásteis por ir a la taberna de los Thomas, por si estuvieran todos allí por algún tipo de celebración. Al empujar la puerta vísteis una taberna vacía, con todas las sillas y mesas sin nadie. Todo aquello era muy extraño; sin embargo...

                                  ¡DON, DÓN!
                                           ¡DON, DÓN!
                           ¡DON, DÓN!
                                           ¡DON, DÓN!
                                                    ¡DON, DÓN!

Eran campanas.
Vacías las calles, tocaban a muerto desde la iglesia.
Ahora vuestros oidos oían un murmullo.
Nada más, junto a los "¡DON!"
Seguramente vinieran de allí.

Notas de juego

Cuando posteéis vuestra interpretación, haced una tirada de 1d2.

Cargando editor
06/02/2015, 12:27
Christopher Evans.

Todo era tan extraño. Christopher intentaba racionalizar lo que estaba pasando. La explosión podría haber sido de algún tipo de bomba, un cohete y el fogonazo posterior, quizá otra que cayese cerca. Pero de pronto todo estaba en orden. Ni siquiera quedaban rastros de las explosión. ¿Y aquellos cuervos? Había intentado ignorarlos desde que aparecieron delante de la casa, porque solo eran cuervos, pero había algo especial en ellos. ¿Porqué los seguían? Cuatro cuervos negros, como ellos eran cuatro. Como si su oscura sombra se proyectase sobre cada uno de ellos. Por un momento se dejó llevar por las supercherías de sus hermanos, pero se negaba a aceptar una explicación tan fantástica. El problema es que a cada paso que daban, buscarle la lógica a la situación se volvía cada vez más complicado.

¿Porqué estaba todo el pueblo abandonado?¿Quizá lo hubieran evacuado cuando se produjo el ataque? Pero ¿qué ataque? Si no había restos de ningún ataque. Ninguno, salvo el fugaz recuerdo en su mente. Y ¿Qué habría sido de su madre?

Entonces sonaron las campanas sacándolo de sus pensamientos. Tocaban a muerto. Quizá estuviese todo el pueblo en el cementerio. La gente del pueblo era muy devota y tenía un gran respeto por los rituales; especialmente cuando moría alguien, pero hasta en esos casos había gente que se quedaba en su casa por un motivo o por otro.

Miró a lo lejos hacia la iglesia por si pudiese apreciar algún movimiento.

-Vayamos a echar un vistazo. Sabemos que por lo menos habrá alguien tocando las campanas. 

 

- Tiradas (1)
Cargando editor
08/02/2015, 22:42
Huw Evans.

El hermano mayor trato de mantenerse tranquilo, todo tenía que tener una explicación lógica. Puede que algún tipo de alucinación o un mal sueño, puede que todo fuese un sueño y todo estuviere pasando en su cabeza y se levantaría en el salón de casa, tumbado en el sofá después de haber dado una merecida cabezadita antes de ir a misa. Pero todo tenía un aire raro, demasiado real para ser un sueño.

No pudo evitar estremecerse al oír las campanas. ¡Tocan a muerto! ¿Quién habrá muerto? No había nadie enfermo, ni ninguna persona excesivamente mayor para morir. ¿Habría habido algún accidente, o habrían llegado noticias del frente? ¿Habría muerto algún chico del pueblo en el frente durante las navidades? Ese sería un duro golpe para su familia….

Si vayamos hasta la iglesia, y luego al cementerio. Seguro que la gente ya ha ido a misa.

- Tiradas (1)
Cargando editor
09/02/2015, 15:01
Dafydd Evans.

Dafydd estaba aterrado después de lo sucedido y si no hubieran salido todos sus hermanos de la casa él no lo habría hecho de ninguna de las maneras, pero quedarse solo era peor que cualquier cosa.

Todo era demasiado extraño y la angustia se apoderaba de su cuerpo a cada paso que daban y tras cada ventana que dejaban tras observar por ella el interior vacío.

Luego llegaron las campanas y Daffyd cayó de rodillas derrotado por la tensión.

-No no no, volvamos a casa, volvamos y esperemos a padre y madre allí- había sido terrible la expolisión, pero miraba al cielo, a los cuervos y sabía que realmente aquello era muy malo. Entre llantos siguió insistiendo a sus hermanos- vámonos a casa, en un pueblo muerto el diablo toca las campanas, vámonos por favor...

- Tiradas (1)
Cargando editor
09/02/2015, 19:55
Christopher Evans.

Chris pasó su brazo por encima del hombro de su hermano intentando reconfortarlo.

-Dafydd, el pueblo está desierto. Tenemos que averiguar lo que está pasando. Solo ir allá un momento y si no encontramos una respuesta, nos volvemos para casa, te lo prometo. Debemos permanecer unidos, como siempre. Los Evans siempre hemos luchado juntos. En las trincheras y donde fuese menester. 
 

Cargando editor
11/02/2015, 00:08
Dylan Evans.

¿Las campanas son por la Misa de los Héroes? Pero es muy temprano, pensé que sería más tarde. – Dylan intenta unir los cabos sueltos del porque todo el pueblo simplemente desapareció y el sonido de las campanas es la salida perfecta para justificar toda la locura que experimentan en el día de hoy. Por dentro, muy en el fondo Dylan reza en tenue susurro. Reza por él y por sus hermanos, reza por su padre y por su madre. Pero realmente reza por mantenerse cuerdo y ahuyentar el miedo a lo desconocido. El miedo a lo que intuye.
- Vamos Dafydd. Solo un par de metros hasta la iglesia y allí encontraremos a Papa y a Mama. Seguro olvidaron avisarnos. – El joven Evans ayuda a su hermano a incorporarse mientras Christopher intenta reconfortarlo.

- Tiradas (1)
Cargando editor
11/02/2015, 21:20
Narrador.

                                  ¡DON, DÓN!
                                           ¡DON, DÓN!
                           ¡DON, DÓN!
                                           ¡DON, DÓN!
                                                    ¡DON, DÓN!

Eran campanas.
Vacías las calles, tocaban a muerto desde la iglesia.
Ahora vuestros oidos oían un murmullo.
Nada más, junto a los "¡DON!"
Seguramente vinieran de allí.

Cargando editor
11/02/2015, 21:20
Narrador.

Pese a la negativa de Dafydd, el resto de Evans consiguió que los acompañaran. Su hermano pequeño era el que, presumiblemente, sentía más desconcierto de todos vosotros. O tal vez sintiérais la misma cantidad de miseria, impotencia y desdicha, pero unos lo manifestaban con más énfasis. Dylan acusó un tiempo que se evaporó, pues habían pasado horas, según intuísiais, hasta ese momento, momento en que la misa por los Héroes tocaba fuertemente. Pero en la dicha misa Papá no habló que tocaran a muerto. No lo hizo.

Avanzásteis con cierta prisa por querer desentrañar el misterio. Andando por Llandwydd con nadie os cruzásteis. A medida que os acercábais a la ya visible iglesia del pueblo, un pequeño resquemor comenzaba a invadiros por dentro. Era como aquella de tantas veces tocaba salir de la trinchera (tras haber estado toda la noche allí) para intentar avanzar unos metros al enemigo. Y aquello era agónico, pues no sabías si una bala se alojaría bajo el casco o vuestra cabeza, o si un pisaríais una mina antisoldado y vuestras piernas se irían al garete... Aquella sensación era cada vez más molesta, más incómoda. Mucho más que si un mortero estallara justo al lado de vuestra cabeza. Os sentíais, además y sin saber porqué, como más desgraciados que de costumbre, como si la guerra no fuera sino un pequeño eufemismo de un tiempo atormentado de balas, confrontaciones estatales y un infierno constante en contraposición de una generación perdida, perdida por el propio conflicto.

Caminando hacia la puerta de la iglesia, un leve murmullo, bajo el repicar de campanas, se escuchaba dentro. Seguramente estuviera allí congreagado todo el pueblo (dado que a nadie encontrásteis por doquier). Mamá y Papá debían estar allí dentro, ¿dónde sino? Huw, el mayor de los hermanos Evans, puso la mano en el frio pomo alargado del portón de entrada. Miró antes de empujarlo a Dylan, Dafydd y Christopher, y tragó algo de saliva. Tras empujar la puerta, el murmullo cesó, el repiqueteo cesó y lo único que oísteis fue vuestra propia respiración resonando en una sala totalmente vacía...

La alta nave central de la iglesia estaba en absoluto silencio, como una tremenda noche invernal de noviembre en el frente francés. Y aquella sensación que conocíais tan bien la estábais notando. De pronto, como detrás de vostros, o tal vez encima, se oyeron graznidos de cuervos a vuestro alrededor. Los cuatro cuervos del arbol muerto frente a vuestra casa estaban revoloteando de nuevo sobre vuestras cabezas. Os habían seguido, al aprecer.

Sin embargo, no fue la falaz explosión, los cuervos, el territorio vacío o el murmullo ahora cesante lo que más os sorprendió. No pudísteis entender qué pasaba allí cuando vístes cuatro ataúdes en el fondo de la iglesia, entre la primera fila de bancos donde os sentásteis en la Misa del Gallo y el propio altar. Todos los féretros, marrones y pulcros, se encontrabas elevados en unas patas de camilla en paralelo. La iglesia sólo era iluminada por decenas y decenas de velas en las paredes.

Vosotros mirábais la dantesca escena, una vez hubísteis cruzado el umbral del templo santo.

Cargando editor
13/02/2015, 22:38
Christopher Evans.

Christopher se acercó a los féretros nervioso. Las piernas, los brazos y hasta la mandíbula le temblaban ante la sospecha de que sus peores presagios se confirmaran. ¿Estarían en esos féretros sus propios cuerpos? Y si era así ¿qué estaba sucediendo?¿Se habían muerto?¿Quizá se estaba celebrando el funeral por sus muertes y no eran capaces de ver a los vivos?

Cargando editor
14/02/2015, 12:37
Huw Evans.

El soldado había creído oír en el sonido de las campanas su apellido, pero eso ero imposible. ¿Cómo iba a estar asociado el apellido con la muerte?

Huw tuvo que hacer un gran esfuerzo para no salir corriendo al ver los cuatro ataúdes y la iglesia vacía. ¿Qué estaba pasando? El mayor de los hermanos quiso gritar un saludo, preguntar si había alguien en la iglesia, e incluso reírse; pero solo pudo quedarse paralizado en mitad de la iglesia contemplado con horror la escena. Era igual que la primera vez que vio un cadáver en el frente, estaba en uno de las paredes de la trinchera, medio podrido abandonado por todos, se quedó mirando al cadáver durante casi media hora hasta que un cabo le grito una orden.

Paralizado sin saber que hacer.

Cargando editor
14/02/2015, 12:41
Dylan Evans.

Nuevamente los fantasmas de la guerra hostigan a Dylan. Por mucho que rezara en susurros no había logrado mitigar aquel miedo primigenio en donde lo único que obtiene es el sonido de pesadilla de la trinchera, las bombas, los gritos de los moribundos, la metralleta disparando sin cesar y el silbato del sargento llamando al ataque. Avanzó detrás de su hermano mayor hacia un ataúd con intención de quitar la tapa para desentrañar el misterio y terminar con la pesadilla de aquella, aquella alucinación colectiva porque otra cosa no puede ser. Nada de esto es real. ¡Se supone que todos deberían estar en la iglesia! Con ese ultimo pensamiento quita la tapa de un ataud.

 

"Padre Nuestro, que estás en los Cielos,
Santificado sea Tu Nombre,
Venga a nosotros Tu Reino,
Hágase Tu Voluntad,
así en la tierra como en el Cielo.
El pan nuestro de cada día dánoslo hoy,
y perdona nuestras ofensas,
así como nosotros perdonamos a quiénes nos ofenden,
y no nos dejes caer en la tentación,
mas líbranos del mal. Amén."

Cargando editor
16/02/2015, 12:56
Narrador.

Dafydd y Huw se quedaron quietos, inmóviles, casi en la entrada, junto al último de los bancos. El graznido de los cuervos en el exterior se oían, por lo que estarían volando en círculos sobre la iglesia. Chris y Dylan avanzaron lentamente hacia el altar, hacia donde no mucho antes habían estado sentados en la Misa del Gallo. Los ataúdes cada vez estaban más cerca. Los cuatro. Aquellos féretros eran iluminados por los centenares de velas colocados por doquier, sobre pequeños altares y mesillas eclesiásticas, incluso el propio altar. Todo. Todo estaba iluminado como para un funeral.

Una vez estuvieron ellos dos a su altura, comprobaron que ningún nombre o placa había sobre las cajas, tan sólo existía una cerradura hermética. Al intenar abrirla, notaron que estaba muy fría, y que además era imposible hacerlo: no se podían abrir sólo con las manos.

Cargando editor
16/02/2015, 21:16
Dafydd Evans.

Aterrorizado observó como sus hermanos avanzaban hacia los ataúdes y cuando parecía que no podían abrirlos la urgencia invadió a Dafydd.

-Deberíamos marcharnos cuanto antes- ni se imaginaba lo que podría pasar si se quedaban, ni se atrevía a imaginar lo que estaba sucediendo, solo sabía que era algo demasiado extraño y se encontró añorando la "normalidad" de la guerra.

Si era cierto que estaban vivos, quería volver al frente, alejarse de aquel lugar maldito, si solo estaba dormido quería despertar y si no estaba vivo... En ese momento pensó en las velas y entonces corrió hacia una de ellas poniendo su mano sobre la llama. Tenía que quemarse y en cuanto lo hiciera saldría corriendo de aquel lugar, correría hasta Inglaterra si hacía falta para alejarse de su pueblo natal.

Cargando editor
17/02/2015, 20:46
Dylan Evans.

Los ataúdes son fríos como el hielo y su tacto es similar al mármol de un mausoleo.  Dylan fútilmente intenta quitar la tapa de uno de ellos y ante la negativa regresa un par de pasos sin dejar de mirar las cuatro cajas completamente atónito.  Tan solo las palabras de su hermano cortan el ambiente sepulcral y despiertan a Dylan de su trance. – Si Dafydd, tienes razón. Vámonos de aquí. Vayamos a la colina y tal vez desde allí podremos ver donde esta toda la gente del pueblo. Posiblemente hayan salido de procesión a quien sabe donde.- Acto seguido Dylan da un par de palmaditas al hombro de Christopher. – ¿Vamos? -

Cargando editor
18/02/2015, 07:25
Christopher Evans.

-No, necesito saberlo. ¡Necesito saberlo!

Christopher miró a su alrededor, buscó uno de esos candelabros de pié que hay en las iglesias y lo cogió, haciendo que las velas rodaran por el suelo.

Quitó el cabecero dejando el hierro desnudo de la base que encajó en la ranura del ataúd de forma que le ayudase a hacer palanca e intentó levantar la tapa. 

Cargando editor
18/02/2015, 22:16
Huw Evans.

Estaban los ataúdes, pero el problema era lo que no había. No estaba ni el cuera ni los feligreses. Las voces de sus hermanos le sacaron del estupor. Antes de marchar, miremos en la sacristía, puede que este el reverendo Llewellyn. Su voz sonaba sin fuerza, no estaba nada convencido de su decisión, ahora no estaba seguro de nada y el temor empezaba a inundar su cuerpo. ¿Qué esta pasando?

Cargando editor
20/02/2015, 10:47
Narrador.

Justo después de que Dafydd fuera corriendo a poner la mano sobre una pequeña candela, su hermano Huw caminó hacia la sacristía. El más joven de los Evans tornó su rostro en blanco al no sentir quemadura alguna, pese a que la llama crepitaba bajo su palma. Al mirársela, quedaba la marca en su piel, negruzca, pero no sentía dolor. Al volver, sin encontrar al Padre Thomas, Huw lo vio preocupado, muy preocupado.

Dylan, que parecía querer salir de allí por saber qué diantres sucedía y dónde estaba todo el mundo, contemplaba la desesperanza de su hermano mayor Chris, mientras éste vació un candelabro de su gran cirio e introdujo el borde del mismo en la ranura del ataúd. Dicha ranura no era de llave, sino un cierre manual aunque bastante duro para abrirlo con la mano. La fuerte presión y el ímpetu de saber más ante la incertidumbre hicieron ceder tras un sordo chasquido la cerradura. Los cuervos sonaban en el exterior.

La visión de Christopher le cambió la expresión al momento.

Quedó paralizado, petrificado, sin voz. La saliva se le solidificó en su garganta, haciéndosele casi una pasta que no podía ni tragar. El sudor le corría por la frente, las axilas y su cuerpo comenzó a acalorarse mientras el blanco nevado parecido al del exterior de Llandwydd le invadía.

El cadáver de Christopher se encontraba allí.

Tenía la cara destrozada, casi irreconocible, pero él sabia que su propio cuerpo era aquel. El tórax destrozado, atravesado y hendido, dejaba ver el fondo de la caja... carecía de brazos y no llegó a observer qué había o no había de cintura para abajo. Aquella visión fue completamente ATERRADORA para él...

A los pocos segundos, Christopher comenzó a agacharse un poco y vomitó delante de los féretros lo que había tomado en ese día, delante de gran cruz de la iglesia de Llandwydd, allí presente.

Tras ello, el menor de los Evans vio a través de una de las pequeñas ventanas del templo santo que, en el exterior, ocurría algo. Quizá viniera de allí el murmullo. Al observar bien por la abertura vio un pequeño camposanto improvisado junto a la iglesia, a pocos metros, el cual hasta ahora no habíais visto ninguno de vosotros. Allá afuera, podían apreciarse cuatro fosas abiertas y cuatro lápidas, justo delante de las fosas.

Notas de juego

Huw: una nota: no es "reverendo", es padre. Sois católicos, no protestantes.

Cargando editor
21/02/2015, 10:30
Christopher Evans.

Christopher sollozaba derrotado, tirado en el suelo de rodillas como un muñeco de trapo. Las mangas de su chaqueta se manchaban con su propio vómito. No le importaba. En su mente tan solo había una idea ¡Estaban muertos! Nunca había temido a la muerte. Había experimentado cosas peores, cosas que le hacían pensar en la muerte como la liberación, el eterno descanso. Sin pesar, sin dolor, tan solo silencio. Pero lo que acababa de descubrir lo superaba. Estaban muertos, pero la muerte no era liberación, ni descanso. Esra desesperación. ¿Sería así para todos o El Señor los estaba poniendo a prueba?¿Quizá estuviesen en el purgatorio?

Estuvo así durante unos minutos hasta que consiguió recuperar su compostura. Se levantó con los ojos enrojecidos y la mirada perdida y se dirigió a sus hermanos.

-Estamos muertos ¡Muertos! 

Cargando editor
21/02/2015, 23:48
Dylan Evans.

Aquello que Dylan había experimentado durante la Misa del Gallo era real y no una alucinación de su trauma por la guerra. Todo era verdad y con resignación tomaba asiento nuevamente en la primera fila de bancos dejándose caer pesadamente.  - ¿Qué ha pasado hermanos? ¿Qué ha pasado que no fuimos capaces de ver la verdad? – un atisbo anticipo Dylan duran te la pesadilla en la primer noche en casa. Una pesadilla que pareció tener sus hermanos también. - ¿Si estamos muertos como es que estamos los cuatro juntos? ¿Somos fantasmas? – El joven Evans solo tenía preguntas en la punta de la lengua. Eran preguntas que surgían para evitar el lamento de su condición pero en el fondo realmente le aterraba la posibilidad de no volver a ver a sus padres.  Por otro lado ahora entendía aquella sensación de no pertenencia al pueblo y a la vida diaria desde que habían llegado. No era por la guerra, había sido por algo más.

Cargando editor
22/02/2015, 18:14
Dafydd Evans.

La prueba le había demostrado a Dafydd que algo extraño estaba pasando ¿no estaba vivo?. Entonces, Christopher aclaró las cosas cuando abrió el ataúd. No entendía nada como era lógico, pero una cosa ya estaba clara, estaban muertos. Ahora llegaban las siguiente preguntas que hicieron que el pequeño se fuera a sentar con Dylan pero inmediatamente saltó como un resorte hacia los muros de la iglesia para mantenerse apartado de los asientos.

No lo entendía, y necesitaría tiempo para entenderlo, pero tenían cuerpo y podían tocar las cosas aunque no les afectara. En ese momento observó las cuatro lapidas y los cuatro huecos en el suelo que serían su tumba sin duda alguna.

¿Qué había ocurrido todos estos días atrás?¿habían tratado realmente con su familia?. La idea lo angustiaba sobremanera pero también su estado actual le reportaba cierta tranquilidad pues él, al ser el menor de cuatro hermanos, cuatro hombres hechos y derechos, ya se había sentido en un segundo plano en muchas ocasiones con lo que no le aterraba seguir observando ¿o si?.

-Esto es nuestro purgatorio- dijo al fin. Pese a ser tan religioso como su padre antes de que ellos partieran a la guerra, su educación era la que era y no podía su creencia aun siendo escéptico en muchos casos.

-Tal vez tengamos que ver cómo es el pueblo ahora, sin nosotros...tal vez ellos estén aquí y dependa de nosotros si los podemos ver o no.

La idea de que el pueblo estuviera allí y se hubiera aterrorizado al observar cómo uno de los ataúdes se abría era lo que le hacía permanecer pegado a las paredes.

Estaban muertos. No era un sueño y puede que dependiera de sus acciones el poder continuar hacia el reino de los cielos o vagar allí durante una eternidad...