Escuchaba y callaba, expectante y orgullosa de las palabras de su prometido, que, como bien estaba demostrando, era todo un caballero y merecedor de su título.
Guardaba silencio y una posición humilde, fuera del protagonismo de las arengas dadas al pueblo, que también era minuciosamente observado...aquel iba a ser su pueblo en cuanto se desposase con Durius, en cierto modo, le hacía bien conocerlo.
Cuando terminaron las presentaciones, y hablaron los dos hombres en privado, desconocedor Maserrak de la relación de ella en todo aquello, sonrió cuando fue presentada como la futura esposa de Durius
- Es un honor conocerle, Maserrak de Flambeau, sobre todo tras conocer el bien que le ha hecho a nuestro pueblo, y que estoy segura va a seguir haciendo Dijo en referencia al nuevo puesto que le había dado el Señor de Slobozia.
Y volvió a guardar silencio, con un gesto amable y maternal en la cara, mientras escuchaba las dudad del propio Flambeau sobre su capacidad para aceptar y llevar a cabo el puesto que le había sido concedido....Esperaría a escuchar la opinión de su señor al respecto.
Escucho a Maserrak y sus dudas. Le entiendo perfectamene y casi me veo a mí mismo, repitiendo palabras similares, hace ya un tiempo al actual Regente, Uber Caprescu.
- Maserrak de Flambeau, vas a permitirme que te tutee - digo poniéndole una mano sobre su hombro -. Entiendo tus reticencias y no voy a imponerte nada que no estés dispuesto a asumir. Pero te diré algo. No hablan las palabras sino los hechos. Dices no ser un líder, ni tener carisma, e ignoras si llegado el momento te sabrás imponer o hacer respetar. Bien. Mira a tu lado. Qué te condujo a tu actual estado, ni siquiera tieneimportancia. Lo que cuenta es que estás aquí, rodeado de las gentes de Slobozia. Y que han llegado hasta aquí gracias a ti. Eso es lo que cuenta. Te han seguido, han pasado por momentos difíciles, sin duda, y siguen junto a ti. Sí, cuentas con el temple y la fuerza necesarios para continuar al servicio de mi pueblo guiándolos en estos momentos tan duros. Piensa que todos ellos han dejado atrás casas, tierras, incluso familia. Nada peor les puede llegar, salvo la muerte. Les has dado una oportunidad, asumiste una gran responsabilidad y has cumplido con creces por lo cual cuentas con mi eterna gratitud y algún día serás recompensado como mereces. Lo que te pido no es fácil. Lo sé. Pero eres el más valido para ello. Sin embargo, depende de ti. Tú decidirás, pero has de saber que me sentiré muy tranquilo sobre el destino de mi pueblo si eres tú quien continúa velando por él durante mi ausencia.
La criatura, aunque llevaba mucho tiempo sin dar señales de vida, seguía imbuida en el cuerpo de la joven Vlava, escuchando cada una de las palabras que ante ella tenían lugar.
Un murmullo de disgusto, de desaprobación, presionaba en el fondo de la consciencia de la mujer, que sin querer, torcía el gesto cada vez qe estaba cerca del extraño Maserrak de Flambeau.
Aparentemente, Rosch detestaba los magos y aquel hombre hedía a magia arcana por los cuatro costados. La ironía de que Rosch hubiera sido atado mágicamente a la joven Szantovich no se escapaba a ninguno de los dos...
Que me aburro callado, vaya :P
Escucho las palabras del caballero en respetuoso silencio. Que un noble se dirija a mí de forma tan directa, resulta algo embarazoso pero gratificante. Agacho la cabeza cuando alaba mi labor con los refugiados, pero no por verguenza sino para evitar que mi rostro pueda delatar mi nerviosismo. Sus palabras son acertadas pero erran en dos aspectos importantes: el primero es que el motivo que me ha impulsado a venir hasta aquí sí importa (¿cómo contar mis dificultades para el sueño desde aquella noche?) y el segundo, que a todos puede esperarnos un destino pero que la muerte.
- Vuestra confianza me enorgullece, mi señor. Tenéis en mi a un fiel servidor. Si la mejor forma de ayudaros es quedarme al frente de los refugiados de Slobozia, que así sea.
- Por vuestras palabras, he de suponer que partiréis en breve. ¿Marcharéis con vuestra prometida? ¿Hay algo que deba hacer antes?
- Sí, es la mejor forma de ayudarme. Y no lo olvidaré. Y en cuanto a tu pregunta. Sí, partiré lo antes posible. Cuanto más me demore, mayores serán los perjuicios para nuestra tierra - digo en respuesta a las preguntas de Maserrak -. En cuanto a mi prometida, no es algo por lo que debas inquietarte. Y respecto a alguna labor futura, hazlo como lo has hecho hasta ahora, vela por mi pueblo. Ahora me gustaría ver a Pavetta pero, antes de ello, ¿tienes alguna petición que pudiera satisfacer?
Vlava sintió el desagrado de Rosch, tratando de evitar que el gesto provocado en ella por el demonio no se notase muy descaradamente.
Notó por qué Maserrak no le gustaba a la criatura, y trató de percibir ella algo...auqnue lo que le enviaba el Devorador era más que suficiente.
"¿Crees que puede tener algo que ver nuestro estado con la aparición de este hombre?"
Ella nunca se había olvidado de aquel que llevaba dentro, pero últimamente había estado tan callado...
"Porque...Sigues sin poder salir de mi, ¿verdad?"
Vlava sintió, más que oyó, una risa gutural como única respuesta
¿estaría ya recuperado el monstruo? ¿no podía o no quería salir de su cuerpo? ¿realmente podía fiarse de aquel ser horrible?
Sin embargo, por el momento , el Devorador guardó silencio...
ñejñejñej
Vlava se quedó sin saber respuesta, pero, debido a que no podía hacer nada al respecto suspiró hacia sus adentros, resignada.
O perfeccionaba una técnica de comunicación mejor con el Devorador, o no iban a ninguna parte...O tal vez, él no quisiese decirle lo que tramaba...
Solo esperaba que aquel ser de más allá de este plano no acabase con su vida.
"Si necesitas algo...sabes donde estoy..."
Marditooo!!!! que me ocultas cosas! T__T!
Una mujer llega corriendo de entre la masa de refugiados. Porta un niño pequeño en brazos.
- "¿Señor Durius? ¿Sois vos, el sobrino del Señor Sidor? ¡¿Recordáis a mi esposo, Lisander?! Partió con vos a esta ciudad hace casi dos años, en una misión de gran importancia, pero nunca regresó. ¿Sabéis dónde está?" -
Reconozco perfectamente a Pavetta cuando se aproxima con el niño en brazos. Sus palabras me alcanzan como una ola poderosa, impactando contra mí con toda su fuerza. Dos años. ¿Ha pasado ya tanto tiempo? Sin embargo, el encuentro o tal vez debería decir el reencuentro resulta menos emotivo de lo que creía sería para mí.
- Sí, soy yo, Pavetta. Durius de Slobozia, el sobrino del caballero Sidor. Tengo noticias para vos, pero acompañadme un segundo. Quisiera hablar en privado con vos, señora. Me temo que no soy portador de buenas nuevas. Maserrak de Flambeau, querida Vlava, disculpadme unos segundos.
Dicho esto, la tomo del brazo suavemente, para alejarnos unos metros de oídos ajenos y poder hablar con tranquilidad.
- Pavetta, sentaos por favor - digo señalando un tocón próximo que hace las veces de improvisado asiento -. Como os decía, no traigo buenas noticias. Vuestro esposo, Lisander... Lamento deciros que falleció. Un hombre valiente e ingenioso que me ayudó en todo momento y para con el que me siento en deuda, deuda que hago extensiva a vos y al hijo habido entre ambos, Lindor. Pavetta, este es un discurso que llevo ensayando mucho tiempo y, sin embargo, ahora, me faltan las palabras.
Callo durante unos segundos, mientras contemplo a la que fue mi esposa. El tiempo no ha pasado en vano. Pero cuando mi mirada se detiene en mi hijo, algo profundo se revuelve en mi ser.
- Ya nada puedo hacer por vuestro difunto esposo, pero sí puedo hacerlo por su hijo o incluso por vos. Me gustaría convertirme en su mentor y proporcionarle una buena educación, asegurar su futuro. Adoptarlo incluso si me lo permitís.
- "Vos sois Caballero, mi señor. Tal vez cuando el niño cumpla los doce años pueda enviarlo a vos para que os sirva como escudero a vuestro servicio." -
Miro a Pavetta.
- Estaba pensando en algo más inmediato, querida Pavetta. Son tiempos difíciles y lo que no pude hacer por Lisander, quisiera hacerlo por él. Asegurarle un futuro. Si lo pusierais bajo mi tutela, sería instruido en la corte con las ventajas que ello supondría para él. Aprendería a leer y escribir, hablar varios idiomas, tener una vasta cultura, instruirse en el arte de la guerra y en cuanto despertara su curiosidad. Lo que os propongo es que me permitáis adoptarlo ahora, con su corta edad. Sería mi sucesor y heredero.
- "Pero mi señor. ¿No estaréis pensando en separar a un niño de sólo dos años de su madre? Eso sería muy cruel..." -
La miro. Una vez más.
- No se me ocurriría. Sois su madre. Mi oferta os incluye. Viviriais juntos bajo mi techo. Pavetta, sois madre y viuda. Los hombres escasean por los ataques de los magyares, caídos bajo sus armas. Encontrar un nuevo marido resultaría difícil, más con un hijo a vuestro cargo. Y las labores del campo son arduas para que solo una mujer se enfrente a ellas. Aceptad y hoy mismo os trasladaréis a Palacio con nosotros. Y empezará una nueva vida para vos.
- "En ese caso, mi señor, acepto encantada." - Hace una profunda reverencia ante el noble Durius y se va corriendo a coger sus pocas pertenencias para acompañarle al castillo.
Regreso a donde Vlava y Maserrak acompañado de Pavetta.
- La viuda de Lisander y su hijo, nos acompañarán a Palacio, donde residirán bajo mi protección en adelante - digo de forma general -. Bien, veo que los carros ya han sido descargados. A ti maserrak corresponderá organizar los víveres y establecer raciones para el pueblo. Que el reparto sea equitativo. Ahora, debemos partir. Suerte, Maserrak de Flambeau. Nos veremos en breve. Así lo deseo.
Me vuelvo hacia la guardia.
- Regresamos a palacio - grito -. Vlava, querida, volvamos. Pavetta, ocupe con su hijo uno de los pescantes de los carros. Partiremos de inmediato.
Vlava se quedó esperando en silencio a que su prometido volviese.
Había permanecido en silencio, bastante metida en sí misma, en su fuero interno. Cuando llegó Durius le sonrió, volviendo de nuevo a poner los pies en la tierra.
- Como digáis, Durius, querido... Le sonrió suavemente...durante el viaje aprovecharía para hablar con él... Tenga una buena noche, Maserrak de Flambeau
Se preparó de nuevo para el viaje de retorno.
- La Comitiva del Señor Durius regresa al Castillo de Bucarest.
Cuando llegamos al castillo desmonto y doy rápidas instrucciones para que acomoden a pavetta y su hijo en una de las habitaciones. Más tarde deberé hablar con Uber. Cuando veo que se la llevan junto a sus pertenencias, me vuelvo hacia Vlava con quien no he podido cruzar palabra durante el trayecto.
- Ella era la esposa de Lisander, quien me acompañó en mi viaje a Bucarest y me ofreció una inestimable ayuda. Lamentablemente murió y me siento en deuda con ella y, muy especialmente, con su hijo. De algún modo, soy responsable de la muerte de su padre y un niño no debe crecer sin uno - digo al tiempo que me masajeo el cuello -. Creo que partiremos en breve, Vlava, hacia nuestra misión. Calculo que no más de dos días nos quedan. Al menos, si puedo no demorarlo. Ahora, debo hablar con Ciferinos, el abad. Parece que deseaba hablar con el regente pero este sigue indispuesto. Ciertamente, el trabajo aquí no acaba nunca.