Partida Rol por web

Los Dhaeva de Transilvania.

TERRITORIO 36: Sfantu Gheorghe. - Tirsa de Covasna.

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14/06/2008, 15:15
Knezi Radu Szantovich el Menor. - Conde de Covasna.

Mientras esperaba la respuesta de su nuevo aliado decidió dirigirse a su fiel subordinado. Esperaba que estuviese lo suficientemente consciente como para responder a la misma pregunta que le había hecho a Iakov, corroborando así la promesa que le había hecho mientras se recuperaba de sus heridas tras la llegada de el heredero de Bran.

- Mi estimado Varsk.- le habló cercano a su oído. - hace tiempo estuvimos en una situación similar, estabais como hoy, tumbado en vuestro lecho, recuperándoos de vuestras heridas cuando os dije que me habíais decepcionado. Nada puede haber cambiado tanto desde entonces… La defraudación ha dejad lugar a la admiración. Corristeis hasta la extenuación, más allá de vuestros límites para dar aviso del ataque, para protegerme.- sostuvo la mano de Varsk entre las suyas y le susurró algo, para que solo él lo escuchase.

- Cómo ya prometisteis en el pasado: ¿deseáis seguir a mi lado mientras viva, daríais el alma a vuestro señor si os lo pidiese?- recordó las mismas palabras que el Capitán había pronunciado.

Notas de juego

A tus otros dos compañeros de habitación les he enviado otro mensaje pero en el que no aparece lo que te he susurrado. Cuando respondas postea para todos lo que ellos ven y solo para mí lo que digas exclusivamente a Radu, si decides hacerlo.

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14/06/2008, 17:03
Iakov el Ensartaojos

Iakov lo vio venir con el mismo gesto que había mantenido hasta ese momento. Parecía importarle nada que aquel hombre, demonio, recipiente de demonio o lo que fuere, aprobara sus decisiones; no parecía quemarle la blasfemia de imitar a los ortodoxos, ni el despliegue de toda aquella ironía, ni que le hablara una sombra y no la carne. ¿Qué podía importarle, en verdad?

Y de pronto, el dolor.

La tortura de los años volvió a su piel y a sus huesos como la había resistido hasta los límites de la muerte. Sus dientes se apretaron hasta que la sangre invadió su boca, paralizó su lengua, y olvidó sus heridas. El dolor fue un látigo en su cuerpo, arrancó uno a uno sus nervios, quemó cada poro que quedaba de sensibilidad. La cabeza se le fue irremediablemente, se marchó envuelta en el velo del abismo, en el terror de la perdición… En aquel acto donde no había caída más alta, ni impacto más fuerte.

En algún instante de su desesperación, de aquella mazmorra final donde había ido a parar en el límite con la muerte, Iakov apreció la perfección de aquella tortura. Vio con su propia sangre lo que era la monstruosidad. Cayó sin gritos en la perversión de la que nunca había salido, y de la que ya no saldría jamás. Lo torturaban, lo tiraban entre cuatro caballos invisibles, cada miembro suyo atado a una cuerda que nunca iba a romperse; pero él se rompía, él se separaba en pedazos, sin gritos, sin lágrimas, mientras los caballos galopaban alejándose para siempre. El péndulo llegó sobre él y abrió su cabeza en dos, dejando escapar sus únicos pensamientos, dejando brotar la vida, la muerte, aquel instante de eternidad.

La realidad se dobló sobre sí misma, y el nudo gordiano lo ahorcó. Iakov exhaló el último aire de sus últimas palabras, que nunca emergieron de sus labios. Un insulto a su destino, una resistencia a la sumisión, rebeldía contra la autoridad del poder. Sus ojos ciegos, en parpadeos, no podían ver nada más.

Y repentinamente, el velo se fue para siempre.

Cayó en aquella cama como un saco de cosas olvidadas, y se quebró la espalda; se hubiera quebrado su cordura de no tenerla ya tan exigida antes, tan desaparecida. Iakov había mantenido los ojos abiertos todo aquel tiempo; pero sólo en ese momento, el brillo volvió a invadirlos, danzante, vivo y único. Los puso en los de aquel hombre, que se erguía diciéndole algo, alejándose de él. Que se iba hacia el otro hombre a su lado, aquel nombre al borde de la muerte, como lo había sido él. O lo era él. La insensibilidad de haber visto lo último que faltaba hizo que Iakov negara con la cabeza, con vehemencia difícil para un hombre como él.

- ¿Crees que podría? – respondió, con el tono de su voz grave y hasta burlón. La tortura volvió a sus huesos, como si estos realmente se hubieran separado. Se frotó los ojos, preguntándose sólo una vez el porqué: y no se lo preguntaría nunca más. – Te lo diré en un rato.

Notas de juego

El otro día efectivamente tuve que desconectar todo de semi-urgencia, y no pude volver a despedirme. Creo que voy entendiendo el asunto. Posteo esto aquí porque es evidente que los otros dos no podrán meterse en la cabeza de Iakov, y ahora pongo un post general para todos ;)

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14/06/2008, 17:05
Iakov el Ensartaojos

Iakov permaneció rígido, mudo e inmóvil, como alejado de sus pensamientos cuando Radu se inclinó sobre él a tocarle la frente. Al final, en un movimiento repentino, había inhalado tan hondo como no había podido hacerlo jamás, y había vuelto a moverse. Radu se había retirado a preguntarle algo; aquello provocò que Iakov negara con la cabeza, con vehemencia difícil para un hombre como él.

- ¿Crees que podría? – respondió, con el tono de su voz grave y hasta burlón. La tortura volvió a sus huesos, como si estos realmente se hubieran separado. Se frotó los ojos, preguntándose sólo una vez el porqué: y no se lo preguntaría nunca más. – Te lo diré en un rato.

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16/06/2008, 14:35
Knezi Radu Szantovich el Menor. - Conde de Covasna.

Notas de juego

A ver damas y caballeros, si entregaron relato al inicio de la partida disponen de una acción gratuita ahora que finaliza el año. Elegid la acción sabiamente y entre los atributos, habilidades y demás que hayáis empleado durante este largo tiempo que hemos jugado.
Posteadlo para que lo sepa Dark a ver si se le va a pasar ;).

Iakov, decide también las dos acciones estratégicas libres que te quedan (la de ser "reclutado" como siervo de Radu es la tercera), ahora que te has recuperado de tus heridas.

Dubieta, me encanta el discurso y Schaar el toque del niño es perfecto. Aunque no postee porque "no se me necesita" no significa que no os lea ;). Iakov, tu mensaje también es perfecto jeje, no vaya a ser que te enfades porque solo hablo de ellos xD.

Dark ha hecho una regla de la casa para el arcano "soltura con una habilidad" y es que hay que relacionarlo con una arma en concreto cuando afecta a armas C.C. Me imagino que querréis con la espada, pero vosotros decidís... pueden ser hachas, mazas, lanzas, dagas, porras, lo que queráis. No me elijáis un arma de la que no dispongáis xD. Tus armas y armadura Iakov las tengo guardadas así que no te preocupes ^^.

Saludos y creo que no me dejo nada en el tintero.

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16/06/2008, 14:53
Knezi Radu Szantovich el Menor. - Conde de Covasna.
Sólo para el director

Notas de juego

Resumen:
- (6 de octubre) Schaar y Dubieta viajan al pueblo buscando una solución para el desastre que ha causado el demonio iracundo. Discuten días después de sus visitas sobre qué deberían hacer y llegan a la conclusión de que Radu debe “morir”.
- Acuden a los aposentos del Knezi para informarle de su decisión. En principió el se muestra reacio creyendo que deberá dejar el cuerpo del anfitrión, más adelante cuando descubre que en el plan no es necesario empieza a mostrar interes, incluso llega a gustarle la idea (teniendo en cuenta la carnicería que seguiría al plan…). La cuenta atrás comienza, pasados dos días todo comenzará.
- (7 de octubre) Un día después Radu acude a la habitación en la que descansan las tres personas heridas, juntas. Su intención es convertir a Iakov y Varsk en sus siervos, además de tantear la situación con Braul. Después de una larga conversación, un tira y afloja que se prolonga durante varios minutos consigue el “sí” que buscaba del afamado torturador y vuelve su atención a su capitán (quien no responde nada…). Avisa a Dubieta y a Schaar de que los planes se han alterado ligeramente ahora que Iakov vivirá.
- A la hora de comer baja a las mazmorras donde Dimitri está encerrado. Quiere hacerlo uno de los suyos, pero el recaudador parece más reacio de lo normal a sus palabras. Se muerde la lengua para no responder al Knezi, cuando abre la puerta de su celda debe casi obligarlo a salir. Una vez en el exterior del castillo le muestra el lugar donde luchó contra Bran, le intenta hacer ver que distinguir entre el bien y el mal no es tan simple, que no merece rendir pleitesía alguna a Dios y blablabla… Empieza a llover y Dimitri cae inconsciente (decisión de su jugador, al igual que lo de morderse la lengua).

Eso es más o menos lo que ha sucedido, para más información leer todo :P. A partir de aquí las cosas se desarrollarían más o menos así. Ya que Iakov ahora es un siervo Radu prefiere esperar seis días, para que se recupere y divertirse un poco más con todo lo que sucederá.

Si Varsk acepta el pacto:
- Día 8 de octubre. Encargaré a Schaar que mate a su maestro en la misma cama en la que descansa. Estaré como testigo del suceso (al igual que Iakov y Varsk). Si se niega “perdonaré” su vida (yo no le mataré, pero esperaré a que Iakov se recupere para que él mismo lo haga así canalizo la rabia que pueda sentir Schaar hacia otro que no sea yo).
- Día 13 de octubre. Iakov matará a Braul si Schaar no lo hizo (yo esperaré fuera para ayudarle si le resulta difícil).
- Dubieta avisará a la población de que al mediodía del 14 de octubre el espía enviado por Bran (Bran = culpable de todos los males que asolan las tierras, incluída la enfermedad y heridas del Knezi), Dimitri, será decapitado por el Capitán de la Guardia y ejecutor de los mandatos del Knezi Radu Szantovich el Menor.
- Día 14 de octubre. El capitán Varsk ejecutará ,ante todos los campesinos reunidos, a Dimitri. Allí estará también Dubieta y Schaar. Dubieta continuará con su discurso acusando al Conde de Bran de todos sus males y avisando de que Dimitri será ejecutado por las sagradas leyes de Dios que rigen Covasna, culpable de ser el espía y causante de la epidemia. Además relata que tras la batalla con el demonio que trajo Dumastru consigo el Knezi Radu se halla gravemente herido y que por su débil estado se ha visto afectado por la enfermedad que asola las tierras de Covasna.
- Al poco tiempo Dubieta y Schaar (como su guardia y testigo de las barbaridades de Dumastru) parten hacía las tierras que gobierna su padre. Le informarán de los recientes hechos y del mal que el último de los Bran han llevado a Covasna, así como para comunicarle la situación de vida o muerte en la que se encuentra su marido y le pedirá ayuda e influencia ante el Voivoda para que el feudo de Sfantu no caiga en manos de alguien que no sea Szantovich.
- Radu permanecerá en el castillo fingiendo su enfermedad, ahora libre de huéspedes. Solo quedarán en el castillo los guardias, los milicianos Iakov y Varsk como senescal de su señor.

Enero:
- Schaar y Dubieta llegan a su destino. Durante este mes convencerán al padre de Dubieta del mal que asola sus tierras y la enfermedad y heridas que hacen peligrar la vida de Radu.
- A finales de mes parten para regresar a Covasna.

Abril:
- Schaar y Dubieta vuelven de su viaje. Mientras estaban fuera la salud del Knezi Radu Szantovich “el Menor” ha empeorado. Se encuentra entre la vida y la muerte. En cuanto llega solo le da tiempo a despedirse de todos antes de morir.
- Al día siguiente su cuerpo es incinerado (el de Braul, o el de Dimitri o el de cualquiera da igual) para que la enfermedad que le afectaba no se propague y es enterrado en su panteón.
- Tras fingir su muerte Radu saldrá de Covasna durante una o dos estaciones acompañado de Iakov.

Se supone que después de esto se debería avisar de la muerte. Los Szantovich ya habrían influido lo suficiente en el Voivoda como para que el feudo no cambie de manos. Si sigue perteneciendo a los Szantovich será entregado a Zaius quien se desposará con Dubieta y recibirá soldados y ayuda económica de su hermano (padre de Dubieta).

Durante el tiempo que Radu permanezca fuera el territorio ‘pertenecerá’ en todo a Zaius. Si los que permanecen en la escena lo creen conveniente podrán tantear la situación para hacer que Zaius ambicione más poder, o tema su mortalidad. Tras una dos o tres estaciones Radu regresará (avisará telepáticamente a quien sea menester) e intentará gobernar el cotarro con su ‘títere’ una vez convertido.

Si Varsk no acepta el pacto:
- El mismo día en el que Iakov matará a Braul (si Schaar no lo ha hecho) matará y torturará a Varsk mientras yo le miro con desaprobación y le reprocho que ha elegido mal camino. La causa de su muerte será la enfermedad.
- El que ejecutará a Dimitri será Schaar, el nuevo Capitán de la Guardia. Avisarán de que Varsk, fiel y virtuoso vasallo del Knezi, anterior Capitán murió de la misma enfermedad que aqueja ahora a Radu.
- Cuando Dubieta y Schaar se marchen, el castillo quedará en manos del enfermo Knezi postrado en su cama.

Creo que no cambia nada más, porque era en lo único en lo que intervenía el capitán de la guardia.

El tiempo ha sido calculado para que Dubieta no pase más que una estación fuera (la de invierno) y permanezca el menor tiempo posible fuera del castillo. Las acciones que he puesto a partir del mes de enero podrían cambiar en función de las circunstancias, pero creo que prevén la mayoría de las situaciones así que los cambios que se puedan hacer serán pequeños. Creo respecto a esto no olvidarme nada.

Acciones estratégicas si Varsk dice que sí:

Radu:
- Reclutar Varsk
- Reclutar Iakov.
- Subir Carisma y Manipulación.

Dubieta:
- Preparar viaje.

Schaar:
- Quizá la misma que Dubieta, aunque ignoro si es necesario que ambos gasten su acción estratégica en esta tarea. Si no empléala en lo que creas más adecuado, que la verdad estoy un poco pez en las cuestiones de acciones estratégicas, normales y demás jeje.

Iakov:
- Ser convertido en siervo.
- Las otras dos lo ignoro, lo que él quiera (al fin y a cabo es un Dhaeva)

Varsk:
- Ser reclutado.

Dimitri:
- Morir.

Braul:
- Morir.

Si Varsk dice que no cambia lo siguiente:

Radu:
- La acción que hubiese empleado en hacerlo mi siervo la empleo en pillar los arcanos que me falten (al fin y al cabo voy a pasar toda a estación encerrado en mi cuarto haciéndome el enfermo)

Varsk:

- Morir.

Acción gratuita:
Subir resolución de 6 a 7. He conseguido reclutar a Iakov al fin y al cabo ;).

Saludos Dark, y creo y espero no dejarme nada.

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17/06/2008, 19:44
Knezi Radu Szantovich el Menor. - Conde de Covasna.

Notas de juego

Bien, necesito la respuesta de una persona para poder continuar con la historia. Le he enviado un mensaje privado con la esperanza de que me responda lo antes posible, en cuanto obtenga la respuesta podremos continuar. Esperaré tan tolo dos días, si en ese periodo no tengo lo que busco las consecuencias serán desastrosas muahahaha ;). En cuanto tenga la respuesta borraré este mensaje y postearé lo que va a ocurrir en esta estación, que son muchas cosas.

Lamentablemente la facción ha llegado a una situación que, aunque a mi no me guste como jugador, como Radu debo tomar medidas drásticas si pretendo que continúe "viva".

Nada más, saludos a todos y gracias ^^.

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18/06/2008, 17:49
Capitán Varsk.

Hay voces que llegan a lo más profundo del alma, hay muertos que parecen vivos y vivos que no merecen la vida, hay tanto que hablar y mucho se calla.

Varsk entreabre los ojos, lentamente, su cuello se gira hacia la puerta de la habitacion buscando por un instante una figura conocida. Luego, sonrie y recuerda donde tiene tendidos sus huesos. Vuelve sus ojos hacia su otrora señor y de sus labios escapa su pensamiento Podrá ser eterno el olvido, podrá el tiempo borrar las huellas, podrá caer en la desgracia el nombre. Habrá tornarse la dicha en enfado, ofensa en aprecio, verguenza en honor. Pero nunca nada extinguira de mi ser mi propio juramento.

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18/06/2008, 18:21
Capitán Varsk.

Notas de juego

Apretando entre sus manos la diestra del que siempre fuera su señor. Sabedor que en nada queda la fuerza de sus dedos, Varsk intenta acercar sus labios a oidos del Conde de Covasna.

Tiene mi alma el paso negado a los cielos, pues mucho ha pecado en pocos años. Tiene barato su precio en el más grande de los infiernos, pues ni maldades encierra. Decidme entonces, mi buen señor, ¿que interes se os muestra por ella? Que robarla quereis a este pobre dueño, cuando en nada apreciasteis siquiera su vida.

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18/06/2008, 19:40
Knezi Radu Szantovich el Menor. - Conde de Covasna.

- No deseo robar nada… Precisamente es porque os aprecio a vos y agradezco el buen servicio que me habéis proporcionado por lo que deseo ofreceros lo que hace tiempo me pedisteis.- susurró en respuesta a la pregunta del capitán. - Un pequeño obsequio en comparación con el incalculable aprecio que me habéis mostrado y que os permitirá servir a vuestro señor, a vuestro padre mientras viva y a mí me permitirá subsanar errores pasados. ¿Aceptáis mis dones, mi estimado Varsk?

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18/06/2008, 23:19
Capitán Varsk.

Varsk mira fijamente a los ojos del Conde de Covasna luego los cierra lentamente y muchas imagenes afloran en su interior. Con una mueca de sonrisa entre sus labios apenas reconoce su propia voz, con sonidos de ultratumba.

Mi buen Conde Varsk hace una pausa y vuelve a abrir los ojos Habéis probado mi valía. Conocéis el valor de mis promesas. Mi espada se forja en los caprichos de vuestra voluntad. Vuestro es el reino, vuestro el poder y la gloria... permitid pues que guarde el único bien que habita en mi.

Y dicho esto su voz se acalla sus ojos vuelven a cerrarse y solo el latido pausado de su corazon llega hasta sus oidos.

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19/06/2008, 01:41
Knezi Radu Szantovich el Menor. - Conde de Covasna.

- Lo lamento, lo lamento realmente, no por mí, sino por vos…- antes de que los ojos de su leal capitán se cerrasen le había dedicado una gélida mirada, indiferente, de desprecio. - Temo que comprenderéis demasiado tarde que vuestras irreflexivas decisiones os depararán un breve futuro.- se había levantado ya de la cama apartando con desdén la mano que momentos antes había aferrado con fuerza la suya. Como antes había hecho se dirigió a la puerta, pero esta vez no esperaba una sorpresa como la que Iakov le había provocado. - Láquesis se ha cansado de tejer, vuestro hilo pende ya entre los aguzados filos de la tijera de Átropos... Atesorad vuestra maltrecha alma pues como decís es lo último que os queda. Adiós Varsk, adiós…

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19/06/2008, 16:50
Capitán Varsk.

Futuro... Y hay bellas mujeres de cabellos como la noche, labios ardientes y suaves caricias. Futuro... Y hay bebidas en la mesa y manjares nunca conocidos Tan breve como la vida Y hay batallas sin ganar, glorias por llegar, honores que rendir.

Varsk intenta incorporarse en un futil gesto de despedida Hasta pronto mi buen Conde, eterna es alma como eterno sera el castigo

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20/06/2008, 20:03
Knezi Radu Szantovich el Menor. - Conde de Covasna.

La cuenta atrás había finalizado. Hoy, el alba no solo daba comienzo a un nuevo día...

Los cuervos se arremolinaban entorno al pedestal en el que se darían el festín, el sol se elevaba lentamente sobre el horizonte acompañado por el funesto coro de graznidos, todo estaba listo ya para que se iniciase la tragedia.

Pero, detengamos un momento las arenas del tiempo y retrocedamos aproximadamente cinco días:

El ocho de octubre, Radu había acudido acompañado de Dubieta y Schaar a la amplia habitación en la que descansaban Braul, Varsk e Iakov. El Knezi y sus dos acompañantes conocían perfectamente la razón que les había llevado a allí, pues días antes habían discutido sobre el futuro de todos los habitantes del castillo.

- Adelante Schaar.- había instado al caballero que comenzase la tarea que le había encargado. El demonio no pretendía otra cosa más que su fiel siervo asesinase a quien le había instruido, durante su juventud, en el arte de la guerra. El desafortunado humano, aferrándose desesperadamente a la pequeña porción de humanidad que aun guardaba se había negado a matar a su antiguo maestro.

El demonio había observado con sorprendente indiferencia al desacato de su subordinado. - Os di la oportunidad de ser el encargado de sentenciar su destino.- dijo decepcionado. - De un modo u otro lo habéis hecho.- salió del dormitorio no sin dejar antes a dos guardias apostados en la puerta y a un tercero, curando sus heridas, en el interior.

Volvamos al presente:

Hoy, Radu, volvía a poner sus pies de nuevo en la habitación. Quería ser testigo de la recuperación milagrosa de Iakov, quería ver como la persona que había recibido el apodo de “el Ensartaojos” se erguía imponente sobre los dos desdichados que habían negado sus favores y les hacía pagar su osadía.

- ¡Tomad!- lanzó una espada, la misma que hacía meses un desconocido había llevado consigo mientras malherido se recostaba a lomos de un caballo y se aferraba al cuello del animal para no caer al suelo, la misma arma que lo había dado fama como guerrero y asesino. - Imagino que vuestras habilidades estarán oxidadas. Sois libre de practicar cuanto deseéis para recuperar la destreza pasada.- dijo satisfecho. - Cuando os aburráis, matadlos- Radu salió de la habitación dejando al torturador a solas con sus dos víctimas. - No os preocupéis por los gritos, nadie acudirá en su ayuda…- añadió desde el otro lado de la puerta, mientras esperaba con expectación el recital de gemidos y chillidos de dolor.

Mientras, en la devastada Sfantu Gheorghe, los pocos ciudadanos que quedaban vivos se reunían alrededor del pedestal donde se llevaría a cabo la ejecución. Completamente atado llevaban a rastras a Dimitri, desde las mazmorras, hasta la algarada que provocaban los vengativos villanos.

Minúsculos hilos de sangre escapaban de sus labios, su lengua abotargada por la infección prácticamente no cabía en su boca… Desde la última visita que Radu le había hecho había permanecido encerrado en las mazmorras. Por orden suya habían reducido su dieta al mínimo indispensable para que sobreviviese al día de la ejecución, además, cansado de tanta estupidez, había decidido que las heridas que el mismo se había infligido no le fuesen curadas.

Farfullaba, solo farfullaba, pues nada más podía hacer con una mordaza cubriendo su boca. - Esto evitará que blasfemes.- le había dicho el Knezi a la vez que ajustaba la mordaza poco antes de que lo dejase salir de su celda y lo llevasen ante el populacho. - Comprendedlo mi estimado Dimitri, por favor, comprendedlo. No sería adecuado que vuestras palabras impías permeasen en las maleables mentes del vulgo. ¿Verdad que entendéis mi posición? Panem et circenses y vos, mi docto amigo, sois “el circo”.- sonrió.

A la cabeza de la pequeña comitiva se encontraban Schaar, verdugo y custodio de Dubieta, que iba a su lado; a la zaga les seguían cuatro guardias sosteniendo de los hombros a la persona a la que habían encontrao culpablde espionaje y a la que ejecutarían en breve.

La hermosa ninfa declamó con vehemencia y afectación en las partes que buscaba los gritos y apoyos del pueblo, con lágrimas en sus ojos cuando necesitaba comprensión, con frialdad cuando informaba de la pena del delincuente.

Arrojaron sobre la piedra el maltrecho cuerpo del recaudador, colocaron y ataron su cabeza al pedestal, la gente escupió e insultó al culpable de sus males, Schaar alzó su espada, la espada cayó sobre el cuello de Dimitri separando el cuerpo en dos, la cabeza rodó, la sangre salpicó tiñendo el suelo de rojo, la gente prorrumpió en alabanzas por el sabio juicio de su gobernante y lanzó vítores por el acertado destino del servidor de Bran.

Mientras, en el castillo, Radu disfrutaba de los gritos que escapaban del dormitorio de sus invitados y se excitaba con las celebraciones de la ignorante plebe. – Que terrible destino el de estos tres virtuosos hombres. Que delicioso final para su dramática historia. - pensó. - Cuando la comitiva regrese deberé dar a Schaar las malas nuevas.

Radu esperó, esperó en un silencio solo roto por el sufrimiento de unos y la felicidad de otros. A partir de ahora debería fingir una enfermedad que no padecía y unas heridas que no sufría.

El día de hoy había significado el inicio de una nueva era para muchos y tan solo el final para unos pocos…

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20/06/2008, 20:20
Knezi Radu Szantovich el Menor. - Conde de Covasna.

Notas de juego

Bueno, a ver... lamento haber tenido que tomar esta decisión, pero si queríamos que la facción sobreviviese debíamos hacer esta purga de personajes, además de otros muchos cambios que se harán más adelante y que son secretos ;).

No tengo ninguna duda de que si queréis seguir jugando en los Dhaeva (eso espero), Dark os ofrecerá otro personaje para que continuéis roleando en esta grandiosa partida ^^.

A todos, ha sido un placer disfrutar con vuestras intervenciones.

A ti Zart_one, jugador que ha llevado muy bien a Dimitri y que tuvo la mala suerte de caer en mi territorio, aunque pudo vivir durante más tiempo que Andru (su jugador, Amnesix, ahora lleva a Schaar). Si bien tus intervenciones era buenas, las creo que dos o tres últimas fueron muy superiores al resto y me encantaron. AUn disfruto leyéndolas. Muy buena calidad, jeje, lástima que te esperase este futuro.

A ti, Maltesse, a quien solo he tenido unas dos semanitas (creo). Cada vez que has posteado ha sido con una increíble calidad, una forma de expresarse solo propia de un excelente escritor. No se me ocurre nada más que decir, disfrutaba y aun disfruto muchísimo leyéndote jeje. Siento envidia, pero de la buena ^^.

A tí, Shidartta, que aunque solo pude leer dos mensajes en la partida (dada la situación de Braul tampoco se podía exigir más ^^) pude disfrutar roleando contigo por IRC durante nuestro duelo jeje. Creo que al final no me heriste ¿no? jejeje. Como puedes ver no es tan bueno llevar a un demonio, por muy fuerte que sea en combate tiene otras muchas debilidades (no solo la fe y los curitas), un ejemplo de eso es que he tenido que llegar al punto de matar hasta a uno de mis lugartenientes (a quien ya había reclutado gastando px y su acción estratégica), aunque hay otros muchos otros. Eres un gran jugador ^^.

Espero con vosotros tres de nuevo en esta partida, con otros personajes, en esta facción o cualquier otra, o en otra partida en caso de decidir no seguir en los Dhaeva (no me gustaría ser el culpable de privar a esta partida de tan buenos jugadores ^^)... Estoy seguro que nuestros caminos pueden volver a cruzarse. Ha sido un placer leeros y haber roleado con vosotros.

Saludos a todos y nos leemos ^^.

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20/06/2008, 20:20
Knezi Radu Szantovich el Menor. - Conde de Covasna.

Notas de juego

Dubieta, Schaar e Iakov, si queréis podéis escribir un mensaje, una especie de flashback en el que expreséis lo que vuestros personajes sienten cuando llevan a cabo su “trabajo”.

Iakov, puedes aprovechar para describir que sientes cuando los torturas, como los torturas, como los matas, que impresión te merece mi regalo (el de las dos personas a torturar y el de los arcanos), etc. En resumen, lo que quieras ^^.

Dubieta, lo mismo. Si quieres puedes escribir que impresión te produce la decapitación de Dimitri, realizar el discurso de mi enfermedad y demás al populacho, etc.

Schaar, lo mismo (¿me repito? xD), pero en tu caso tu eres el verdugo encargado de matar a Dimitri.

Creo que si os apetece puede quedar bastante bien y completo los sucesos de la segunda semana de octubre del año 950 en el territorio de Covasna.

Creo que no me dejo nada más.

Saludos ^^.

PD: Espero que os haya gustado el mierdirelato que he hecho xDD.

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20/06/2008, 20:31
Iakov el Ensartaojos

Notas de juego

Lo estoy leyendo todo. También he leído lo que me dejaste puesto en los mensajes anteriores. Contestaré todo a más tardar hoy, dado que recién fui liberada [hasta cierto punto, claro...] de mis obligaciones. Saludos ;)

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20/06/2008, 22:10
Dimitri el Recaudador.

XD ¿Que es esto? ¿me voy de examenes y de mientras le cortas la cabeza a mi pj? Jejejeje... bueno desde la decapitación de Andru ya sabia como acabaria el probre recaudador, cualquier otra solución no seria digna de tal ambientación ^^.

A ti si que te lo tengo que agradecer, y a todos los demás jugadores, a sido un placer participar en la partida como dimitri y compartir estos ratos. Ahora mismo no voy a poder coger otro PJ por falta de tiempo, aunque espero volver a participar mas adelante.

¡Suerte y Nos Vemos!

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21/06/2008, 15:29
Caballero Schaar Dvy

Cita:

- Adelante Schaar.-

, le había dicho el Knezi.

"Pero señor, dejadme a solas con él cuando recobre la conciencia. Dadle la oportunidad que me disteis a mí y veréis como no os arrepentís", le contestó intentando evitar el destino que Radu le tenía reservado al Caballero Braul el Férreo.

Poco a poco, y no sabía como, Radu le estaba apartando de su vieja vida... ¡matando a todos por los que tenía un especial aprecio!.

"No puede ser, tiene que haber algo que pueda hacer para salvarlo. Tú no, maestro Braul", pensaba.

Cita:

- Os di la oportunidad de ser el encargado de sentenciar su destino.- dijo decepcionado. - De un modo u otro lo habéis hecho.-

, tras lo que salieron del dormitorio.

Los días posteriores, Schaar intentó velar por la vida de su maestro, intentó salvarlo, pero Radu ya lo había sentenciado, "no puede ser, tanta vigilancia..., seguro que lo matará", pensó. Pretendía quedarse a solas con Braul pero siempre había algún sirviente o guardia cerca, día y noche.

Schaar se sentía igual de controlado que su maestro, aunque aún no sabía como, por qué, ni para qué.

"Por supuesto, mi señor, su cabeza rodará bajo mi espada", había aceptado el siguiente ofrecimiento que Radu le había hecho para ajusticiar esta vez a Dimitri.

Aunque no le cayese especialmente bien, tampoco tenía nada en su contra, es más, incluso intentó ayudarle en su momento, cosa que Dimitri rehusó sin que Schaar pudiera entender por qué.

Quizás eso, junto a la necesidad de no contrariar, de nuevo, a su Señor, fue lo que le movió a aceptar gustoso su ofrecimiento.

"Prepararé mi espada para su ejecución...", finalizó retirándose de la presencia del knezi, "... y no sufrirá tanto como si lo ejecutara un verdugo con su hacha". Conocido por todos era que las ejecuciones con hacha podrían llegar a ser muy dolorosas debido a la dificultad de las mismas y la mayor destreza necesaria para una ejecución certera a la primera.

Ante él Dimitri se encontraba postrado, amordazado, con su cabeza pegada a la negra piedra, teñida así por anteriores ejecuciones. Aquel altar de sufrimiento había perdido su tono grisaceo original por el negro de la sangre seca, atestiguando que antaño fue usada más a menudo de lo que Schaar hubiera imaginado.

"¿Queréis que os vende los ojos antes de morir?", le preguntó, a lo que Dimitri asintió.

Él mismo, Schaar, se dedicó a la labor de evitar que sufriera viendo como alzaba la espada para su muerte, momento que aprovechó para decirle en un susurro imperceptible al oído, "lo siento, el monstruo ha pedido vuestra cabeza... lo mismo que reclamará mi alma. Decidle a Andru, cuando lo veáis en breve, que estamos separados para siempre, por toda la eternidad. Id con Dios, amigo", le dijo, "vos que podéis", pensó, tras lo que se llevó su mano enguantada a sus ojos para evitar que ninguna lágrima aflorara para denotar un ápice de debilidad, simulando secarse el sudor de su frente.

Notas de juego

Lo primero es desearos suerte con vuestro próximo personaje a los que vayáis a perder éste.

A mí me pasó lo mismo al principio de la aventura, habiéndome currado todo el tema de la historia, la ficha, motivaciones y demás para no durar ni un encuentro, pero con este segundo la cosa va mucho mejor... hasta que quiera Matahr XDDDDDD

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21/06/2008, 17:13
Dimitri el Recaudador.

Es curioso lo que puede depararle el destino a aquellos a quien les ha llegado su hora. ¡Ignorantes es todo el que vive cegado por su orgullo! ¡Hombres alimentados por la carroña del la plebe!, ¡son ellos mismos sus verdugos!

Si la memoria no me falla, recuerdo haber oído alguna vez que, como dicen los sabios, el moribundo, en un momento de lucidez, es quien alcanza a comprender lo que muchos pueden pasarse una vida buscando tras innumerables libros y volúmenes de historias antiguas y olvidadas. Creo que en el caso de desdichado recaudador fue así. Alguien acomodado en una vida sencilla y monótona, feliz en sus días en tierras de los Bran yacía ahora con la cabeza apoyada a en la roca, amordazado y atado de pies y manos.

A esas alturas el infeliz no recordaba ni su nombre. El tiempo que había pasado factura desde su propia contusión en la lengua. Los días se convirtieron en un abismo al vacio, hasta el día de hoy. Le miraba, y os digo que no residía en el chispa alguna de vida, que ya estaba muerto por dentro, su alma abondo su cuerpo días atrás. Sus ojos estaban vacios, y veía más valor en ellos que el de los tiranos que caminan por la tierra.

No, nos os riáis…, os digo. He visto a muchos que llegados el momento se acobardan y piden clemencia por sus miserables vidas. ¿Pero qué se yo? Me imagino que el ya había aceptado su destino, o a lo mejor es que no le quedaban fuerzas. Pero se hizo el silencio.

El silencio entre los gritos del gentío, de los pobres diablos que se tendrían que identificarse con el que está en la pica y no con sus falsos dueños. Oí decir más tarde un sinfín de injurias sobre el decapitado cadáver del joven, no creo fueran ciertas, del todo, pero eran solo una excusas para echarse la culpa de sus desgracias a otros. Pregunte por la suerte del difunto alguno de los hombres circundantes, esto último solo me trajo problemas.

Me fascino ver aquel hombre, a quien no conocía de nada, morir ante la audiencia de los presentes, y ninguno reparaba en su presencia, solo… solo… no sé como explicároslo. Me fije unos momentos antes en el ejecutor, un hombre aciago, con cuerpo de joven y alma de viejo… corroído por sus adentros, me pareció curioso que un hombre de su calaña se dedicara a ajusticiar a los sentenciados…Momentos después el filo tocaba piedras y por el suelo rodaba la cabeza del aciago.

Y lo curioso es que me recuerde de esto ahora, después de tantos años de aquella mañana. Entonces era un buscavidas cualquiera, si nombre, sin futuro… Por lo menos espero tener al día de hoy, alma de poeta, que lo que me ha deparado toda mi vida culmine hoy aquí… en este tugurio maloliente y con la compañía de tres borrachos a quienes explico mis historias…. Es la ironía más curda de la vida.

Notas de juego

Me ha venido en gana hacer una ultima colaboración, no desde el punto de vista de pobre Dimitri, sinó de un anonimo cualquiera ^^.

Ahora si que si, os deseo suerte a todos y espero que nos volvamos a ver ;-)

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24/06/2008, 06:14
Iakov el Ensartaojos

Radu había encontrado a Iakov de pie, dándole la espalda a la puerta, sin voltear a mirarlo. La espada había hecho un arco en el aire, y había sido aferrada en vilo por alguien que no estaba observando; la mano, cerrándose en torno a la vaina de la hoja, dejó ver los fuertes nudillos que habían cicatrizado sin ningún vestigio. El crujir de sus articulaciones, en el movimiento de sus manos, fue un mundo de respuestas.

- Me lo imaginaba – dijo Iakov; por primera vez en mucho tiempo, su voz sonó exactamente como era. Grave y áspera, cargada de la sensualidad de la tortura, determinante como mil misas. – Considera el espectáculo parte de la hospitalidad que te he prometido, Radu.

Una risa había respondido a la innecesaria aclaración, al otro lado de la puerta. Luego, había sido el silencio.

Iakov había dejado la espada de pie contra la pared, y se había paseado por la habitación, sólo observando. El ruido de sus pasos se asemejaba al repicar de un péndulo; su presencia comenzaba a invadir de oscuridad su camino, enalteciendo su sombra, volviéndolo inmenso. Por un instante, un momento fugaz, se preguntó por qué no continuaba en aquella cama, si había estado decidido a abandonarlo todo: luego, desechó aquella debilidad. Sus decisiones no serían ni cuestionadas por él mismo. Jamás.

- Muy bien… – dijo, una vez que hubo grabado en su cabeza cada rincón de aquel cuarto, con cada cosa en su sitio.

Su espada astilló la pata de la cama que había sido suya; un movimiento perfecto y diestro para mantener el equilibrio de aquel peso, y dejar a su alcance la madera. Iakov se irguió, manipulando entre sus dedos las largas y filosas astillas, arrojando el arma; la espada cayó como él había yacido, envuelta en las sábanas, en un estruendo de crujidos. Y allí quedó, como mártir de brazos extendidos, esperando un cielo que no iba a llegar.

Las manos de Iakov eran ásperas, pero especialmente diestras, cuando aferró al hombre que había estado a su izquierda por tanto tiempo. Aquel que no había querido ser salvado de la indignidad por su discípulo; aquel que sufriría en carne propia el egoísmo de un alma mortal, que había preferido evitar el cargo de conciencia de darle muerte, cuando llevaría a la eternidad el de saber que había muerto de la tortura.

- Ni siquiera tu propio discípulo te terminó respetando, ya viste. Menuda mierda entrenar pendejos como ese, ¿no crees?

Iakov volteó bruscamente aquel cuerpo yaciente, que aún conservaba la conciencia. Al ver que su boca se habría para decir algo, un gemido instintivo, el acto reflejo a lo que sabía que iba a llegar, Iakov pasó la uña por el filo de una de las astillas y la hundió inmediatamente en medio de su garganta. La sangre brotó a chorros rítmicos, mientras el aire se le cortaba, y de Braul el Férreo no quedaba más que un cuerpo sin aire suficiente para hablar.

- No, yo sé que no lo crees. – sonrió Iakov, girando la astilla, partiendo el cartílago.

Presionó con dos dedos aquel cuello, clavando la rodilla en la muñeca contraria, evitando cualquier movimiento reflejo que pudiera tocarlo. La sangre empezó a detenerse, y el aire a agotarse al mismo tiempo. Iakov presionó más. Rasgó la sábana bajo aquel cuerpo, y sin dejar de presionar en su cuello, maniobró para extraer una larga tira. Mientras la agitaba en el aire, su pulgar se apoyó sobre la astilla y la clavó más profundo, soltando el agarre de sus dedos, dejando a la sangre de nuevo regar todo a su alrededor.

- La herida sangra mucho – dijo, arqueando las cejas.

Iakov se movió. Anudó la tira en el hombro y jaló con fuerza. El nudo empezó a cortar la circulación de aquella arteria, y aquel corazón ya exigido y herido se agitó en el pecho del otrora caballero; saltó como un galope contra las paredes de su carne, se contrajo con furia cuando la sangre se empezó a detener en sus venas. Deteniendo el torrente por un lado y dejándolo ir por el otro. La sangre ya no sabía para dónde correr; el corazón dejó de saber cómo latir.

La taquicardia empezó a invadir a Braul, le siguió la arritmia. Iakov desató el nudo y frenó la hemorragia de su cuello cuando empezaron los gritos, desgarrando sus cuerdas vocales y su laringe ya abierta. Enredó sus dedos en su cabello, tiró forzándole el cuello en un ángulo extremo, y se detuvo a punto de partírselo; faltos de aire, los gritos cesaron para siempre.

Iakov tomó la mano que había sido la diestra de aquel caballero, su orgullo. La dobló haciendo palanca contra su pierna, que apoyó contra el borde de la cama, y tiró. La articulación se desarmó en pedazos nunca recuperables, al tiempo que los dedos de Iakov volvían a su cuello y retrasaban la hemorragia una vez más.

Los gritos volvieron. Fueron creciendo a un ritmo de vértigo cuando Iakov fue anudando miembro por miembro, apretando y desatando nudo por nudo a tiempo, destruyendo el fatigado corazón a pasos muy lentos. Todos los dedos de Braul habían perdido sensibilidad, y sus extremidades ya empezaban a acusar el que sería su destino; pero Iakov lo mantenía vivo. Lo mantuvo vivo mientras le separaba las falanges de la mano izquierda, manipulando la punta de la espada como si se tratara de un estilete, y mientras abría en dos su rodilla derecha. Clavó dos astillas en sus oídos, volviéndolo sordo a su propio dolor. Seguía teniéndolo vivo mientras los ríos de sangre desahogaron la presión de los nudos, ya varios a la vez, que se hicieron más fuertes y no dejaron pasar nada más.

Braul no pidió piedad: fue su última dignidad. A Iakov no le importaba.

Le quitó los ojos cortando con las astillas, con las uñas diestras, en el segundo final de su agonía. Las venas y arterias quedaron salidas en las macabras lagunas de sangre que acabaron siendo la cuenca de sus ojos. Braul dejó de respirar en el último tirón, cuando Iakov soltó el último agarre de su vida, y quedó desvanecido como el juguete muerto que era cuando le había sido entregado. Un milagro de su impresionante fortaleza, y de la inexplicable pericia de Iakov, que hubiera permanecido vivo tanto tiempo de tortura.

Dejando el cuerpo allí, y la cama hecha un pantano sangriento, Iakov se dirigió a la mesa donde estaba la jarra y arrojó los dos ojos dentro. Los observó flotar por un instante en aquella agua, en esa danza perversa, moviéndose al son de las ondas que había ocasionado su caída. Sacudió los dedos, manchando la pared y la mesa, y se volvió hacia la otra cama. El capitán yacía aún de espaldas, luego de la última oportunidad; muerto desde la primera vez.

- Esto es una estupidez – dijo Iakov, sacando las astillas de la carne de Braul, y observándolas a contraluz para ver cuán afiladas están.

Sus pasos eran como el oscilar del péndulo, que inclemente y sin detenerse había empezado a caer sobre Varsk desde su negativa. Cuando se detuvo a su lado, era como si una clepsidra hubiera dejado de gotear. Pero las gotas continuaban cayendo, la sangre de Braul se expandía sobre el suelo, y Iakov sólo era una figura que observaba al caído. Una sombra que recorría con los ojos el cuerpo de espaldas, las heridas que no se habían cerrado, la debilidad.

Los dedos arrancaron ropa, rompieron vendajes. Fueron las garras del águila que aferra a su presa, clavándose penetrantes en la carne abierta de las flechas que nunca había cerrado. Iakov hizo presión y hundió hasta los nudillos en su cuerpo, rotó su mano hasta dejarla girada por completo, y se inclinó hacia el hombre que yacía sin gritar.

- Las flechas son una mierda, lo sé.

La siguiente visita fueron sus dedos, cada uno aferrado a una de las largas astillas a las que servían como extensión. El pinchazo fue tremendo, y desató el infierno dentro de la carne a la mitad de la infección; la hemorragia empezó a extenderse por del capitán, inundando todo a su paso, convirtiendo al convaleciente en un mero recipiente de sangre.

Iakov se enderezó, pasó por encima del cuerpo de Varsk que estaba conciente pero mudo, y con la mano libre tomó su espada. La mantuvo en vilo mientras su mano destruía parte de los pulmones ya sin salvación. La carne se rasgaba con increíble facilidad bajo su fortaleza y pericia; pero Iakov se detuvo. Extrajo la mano empapada, quitó las astillas, las que sacudió cubriendo de sangre el rostro de Varsk. Como las lágrimas de dolor no lloradas, aquellas gotas se escurrieron al suelo desde las cuencas y sus lagrimales.

Lo jaló de la cama para tirarlo al suelo, al que cayó con la pesadez de un cadáver. Un arco de sangre acompañó el movimiento, empezando un charco a sus pies. Iakov se inclinó para aferrarle ambos antebrazos, y haciendo palanca con su cuerpo, pisándole los tobillos con todo su peso hasta destruírselos, lo fue levantando en vilo hasta hacer curvar su columna de un modo completamente anormal. Apoyó la punta de su espada contra el medio de aquel ángulo, y sonrió.

- ¿Crees que tardará mucho?

Jaló más. La punta empezó a enterrarse. La sangre regó toda la hoja, haciendo de la espalda una catarata sangrienta. Iakov se agachó, y exigió aquella columna hasta el punto de quiebre, sordo ante cualquier grito, con los ojos fijos en toda su expresión. Las vértebras crujieron, los hombros parecieron ir a desprender los brazos, y la espada fue la daga más cruel. No iba a tardar mucho; pero no iba a dejarlo morir tan fácil.

Lo soltó dejándolo caer con brusquedad al suelo. Se inclinó, e introdujo las astillas en la carne abierta, una tras otra, dejándolas mitad fuera del cuerpo. Luego, con el pie lo hizo dar vuelta, quedar de espaldas al suelo, clavando todas las agujas de golpe. La hemorragia se abrió en su interior sintiéndose como mil flechas, mientras la punta de la espada empezaba a abrir en canal desde su garganta hasta lo más bajo de su masculinidad. Iakov se inclinó, y le aferró del pelo mientras sangraba a dos caras, como una carta sin chances, alzándolo en vilo al borde de la inconsciencia.

- Y esto aún no termina.

Lo mantuvo así mientras su espalda abierta dejaba caer al suelo todo el líquido y todo su aire. Mientras estaba al borde del desvanecerse o de infartarse, Iakov torció su brazo izquierdo y tiró; la articulación se desgarró enredando la arteria, obstruyendo el único paso de sangre sin fugas. No había gritos en sus oídos; los ecos podían retumbar tranquilos entre las paredes de aquella habitación. Aquel dolor era más agudo y penetrante que aquel al que había sometido a Braul, más agónico, más cruel; Iakov no dejaba que cayera en la inconsciencia, ni cuando el umbral del dolor del férreo capitán quería sumir a su mente en los abismos de la nada.

Volvió a soltarlo. Un movimiento palanca destruyó las rodillas de aquel hombre, que no paraba de sangrar; el corazón estaba a punto de morir. Iakov se inclinó, sosteniendo la espada como un péndulo sobre su cabeza. Su otra mano volvió jirones la piel de su pecho. Su rodilla aplastó para siempre la herramienta de su lujuria. Los dedos ásperos le apretaron el cuello, mientras el fuego de la agonía ardía a punto de consumir por completo al capitán, que había resistido demasiado como Braul.

Un latido. La arritmia de la muerte.

Otro. El péndulo sobre su cabeza, apuntando su dirección.

Uno más. El dolor lacerante de pronto en los ojos, que se habían abierto por última vez.

Y el último latido, la nada, que encontró a Iakov con el ojo derecho de Varsk en la mano, la vista puesta en el ojo que quedaba, y la espada clavada a la piedra atravesando la boca del capitán.

Iakov se irguió observando su obra, haciendo girar al ojo en su mano ensangrentada. Lo balanceó un poco, sin dejar de mirar el que le faltaba extraer, y siguió manoseándolo mientras desandaba el camino hasta la jarra para tirarlo allí dentro. Tres ojos cuya última visión había sido la suya; y faltaba un cuarto, que de inmediato recogería, y que guardaría como el estandarte suyo que era, como lo que significaba.

La puerta se abriría, ante el silencio. La visión sería macabra, de aquel hombre de pie lleno de sangre, con un ojo en la mano como una calavera, y los dos cadáveres a su alrededor. Cadáveres de dos hombres fuertes, cuya fortaleza había alargado su sufrimiento hasta un límite inhumano e insoportable para un mortal. Y alguien le preguntaría por los miembros seccionados, por los instrumentos de tortura, alguien querría saber cuánto dolor le había podido causar a dos convalecientes a un pequeño paso de morir. Le preguntarían si no había entrenado demasiado poco, y si no había hecho poca gala de su recién readquirida destreza. Y Iakov sonreiría, negaría con la cabeza, llevando la ropa ensangrentada sin ningún pudor.

- Para la próxima – diría, despreocupadamente -. que no sea la espada. Prefiero mi estilete.

Notas de juego

¡Siento el atraso! Decreto las acciones en otro post, mañana.

Fue un placer, Braul, Varsk. Nos encontraremos luego, cuando este blandenque salga de Covasna ;)